Un corazón agradecido

Un corazón agradecido

1/24/2018

Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros. (Filipenses 1:3)

Un corazón agradecido es esencial para el verdadero servicio espiritual. Si está tratando de servir al Señor sin gratitud en su corazón por lo que ha hecho por usted, entonces está sirviendo en la carne con motivos incorrectos. Alguien que es agradecido comprende que Dios tiene una razón para todo lo que ocurre. Alguien que sirve de forma externa, legalista o ritual no hallará muchas cosas por las cuales estar agradecido en su vida porque no es agradecido por las cosas que Dios ya ha hecho por él.

¿Tiene usted un corazón agradecido? ¿Se siente entusiasmado con acción de gracias por lo que Dios ha hecho? Si es así, entonces no sentirá amargura ni resentimiento hacia Dios ni hacia nadie más.

Hay mucho de qué estar agradecido. A menudo Satanás nos tienta diciéndonos: “Mereces algo mejor que eso. No tienes por qué estar agradecido”. Pero cuando él lo haga, cerciórese de recordar por cuántas cosas tiene que estar agradecido.

Servido al servir a otros

ENERO, 24

Servido al servir a otros

Devocional por John Piper

Dándose cuenta Jesús, les dijo: ¿Por qué discutís que no tenéis pan? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Tenéis el corazón endurecido? (Marcos 8:17)

Después de que Jesús alimentara a los 5000 y a los 4000 con solamente unos cuantos panes y pescados, los discípulos entraron al bote sin suficiente pan para ellos mismos.

Cuando empezaron a discutir el aprieto en el que se encontraban, Jesús les dijo: «¿Por qué discutís que no tenéis pan? ¿Aún no comprendéis ni entendéis?» (Marcos 8:17). ¿Por qué no entendieron?

No entendieron el significado de las sobras, a saber, que Jesús cuidará de ellos cuando ellos cuiden de otros. Jesús dice:

«Cuando partí los cinco panes entre los cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos recogisteis?», y ellos le respondieron: «Doce». «Y cuando repartí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis?» Y ellos le dijeron: «Siete». Y les dijo: «¿Aún no entendéis?».

¿Entender qué? Las sobras.

Las sobras eran para los que servían. Es más, la primera vez había doce personas sirviendo y hubo doce cestas llenas de sobras (Marcos 6:43). En la segunda ocasión, hubo siete cestas llenas de sobras, el número de la abundancia total.

¿Qué era lo que no entendían? Que Jesús cuidaría de ellos. Nosotros no podemos dar más de lo que Jesús da. Cuando demos nuestra vida a los demás, nuestras necesidades serán satisfechas.


Devocional tomado del articulo “The Loving Meaning of the Leftovers”

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Génesis 25 | Mateo 24 | Ester 1 | Hechos 24

24 ENERO

Génesis 25 | Mateo 24 | Ester 1 | Hechos 24

En el juicio de Pablo ante Félix (Hechos 24), el gobernador aparece como un hombre que ostenta la autoridad, pero que no tiene una visión moral que le autorice a emprender una acción decisiva. Es, en otras palabras, un pelele moral. También representa a las muchas personas poderosas trastornadas por el Evangelio, porque saben, en lo más profundo de sí mismos, que es la verdad, pero nunca se convierten. Nótese lo siguiente:

(1) A juzgar por su estrategia y oratoria, Tértulo es un orador educado en la tradición griega. Por tanto, está bien capacitado para representar a los líderes judíos en este escenario puramente helenístico. La acusación de profanación del templo (24:6) contra Pablo es seria, punible con la muerte. Cuando Tértulo insta a Félix a que “examine” al acusado (24:8), se refiere a algo más que una serie de preguntas. El “examen” romano de un prisionero consistía en golpear al prisionero hasta que este “confesase”. Los oficiales romanos no tenían derecho a aplicar este método a un ciudadano romano, pero un gobernador como Félix seguramente podía arreglárselas para saltarse las leyes.

(2) La respuesta de Pablo, no menos cortés que la de Tértulo, niega la acusación de profanación del templo (24:12–13, 17–18) y ofrece una explicación plausible del tumulto describiendo las acciones de “algunos judíos de la provincia de Asia” (24:19). Pablo también aprovecha la oportunidad para reconocer que es seguidor del “Camino”, una expresión maravillosa que se refiere al cristianismo del primer siglo y que conlleva, quizás, múltiples alusiones. Este es algo más que una creencia; es una forma de vida. Además, suministra un camino para Dios, para que él nos perdone y acepte. Esta Camino es el propio Jesús (como afirma explícitamente Juan 14:6).

(3) Pablo declara que cree “todo lo que enseña la ley y creo lo que está escrito en los profetas” (24:14). Esta expresión no convierte a la ley en juez definitivo, pero insiste en que “todo” lo que el apóstol cree está de acuerdo con ella. La ley es, pues, una prueba fundamental que apunta hacia el “todo” que Pablo cree, pero que no es el contenido de ello. Compárese con Mateo 5:17–20; Romanos 3:21 (véase la meditación del 31 de enero).

(4) ¿Y Félix? Gracias a su esposa judía Drusila (24:24), tiene cierta simpatía hacia el “Camino” (24:22). No obstante, aquí elude tomar una decisión entre la justicia y su deseo de calmar a los enemigos de Pablo, apelando a la necesidad de escuchar al comandante Lisias. Todo es fingido. Disfruta hablando con Pablo, e incluso tiembla ante su mensaje, pero siempre despide al apóstol en el momento clave. Durante dos años, se debate entre el arrepentimiento y el soborno. ¿Cómo valorará Félix esos dos años en la eternidad?

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 24). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Enséñame tú lo que yo no veo.

miércoles 24 enero

Enséñame tú lo que yo no veo.

Job 34:32

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio.

Salmo 51:10

Lo que me mostró la Biblia

Testimonio

«Cuando era niño vi cómo mis padres se agredían verbalmente. En la escuela vi cómo mis compañeros se peleaban por un lápiz. Cuando era joven presencié la violencia de los chicos de la calle. En el mundo del trabajo observé luchas por el poder, injusticias, promesas incumplidas, mentiras, hipocresía… En el hogar vi engaños, intolerancia y traiciones. No vi de cerca grandes actos de delincuencia, tampoco viví la guerra, pero vi imágenes de ella. En todas las esferas de la sociedad, en la familia, tanto en los contextos ricos como en los más modestos, vi en qué se convirtió el hombre abandonado a sus pasiones: orgulloso, pretencioso, mentiroso, infiel, perezoso, irascible, hipócrita, codicioso…

Luego la Biblia surgió en mi vida y me vi a mí mismo, descubrí lo que hay en mi corazón. ¡Había visto muy bien los errores de los demás, pero no los míos! La Biblia me mostró primeramente a Dios el creador. Luego me mostró a Jesús, el hombre perfecto, el Hijo de Dios. Me habló del pecado. Era un espejo en el que me vi por primera vez como un hombre desfigurado debido a las numerosas y profundas marcas del pecado. La Biblia me mostró claramente mi fealdad interior, me mostró que era incapaz de mejorarme por mí mismo. Entonces se me presentó como el único y último remedio».

Bruno

“Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1:19-21).

Génesis 27 – Mateo 15:21-39 – Salmo 16:7-11 – Proverbios 4:20-27

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