La presión del ministerio

La presión del ministerio

1/29/2018

El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. (2 Timoteo 2:6)

Una persona que sirve de todo corazón estará contenta solamente con el fruto espiritual. Pero algunas solo estarán contentas con prestigio, aceptación o dinero.

En el pasado, Satanás ha tratado de poner ese pensamiento en mi mente. A veces ha tratado de ponerme a dudar de por qué me interesan las personas a quienes sirvo. Su propósito es asegurarme en el conocimiento de que soy salvo y voy al cielo, que se me paga bien en un buen trabajo con mucha seguridad. Pero esa es una mentira de Satanás.

Es fácil dejar que Satanás lo presione a uno hasta conformarse con menos de lo mejor de Dios. Cuando Satanás pone pensamientos como esos en mi cabeza, mi reacción es: No estoy contento con que se me tome en cuenta o se me aprecie. Lo que importa es llevar fruto. Haga del fruto espiritual el enfoque de su ministerio.

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Incitados a volver

ENERO, 29

Incitados a volver

Devocional por John Piper

Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos. (Lamentaciones 5:21)

No hay esperanza para el pueblo de Dios a no ser que él lo incite a volver del deslizamiento y salto al pecado y la incredulidad.

El libro de Lamentaciones es el libro más sombrío de la Biblia. Dios mismo ha diezmado a la niña de sus ojos.

  • «El Señor ha cumplido su furor, ha derramado su ardiente ira; y ha encendido un fuego en Sion que ha consumido sus cimientos» (4:11);
  • «Y ha matado todo lo que era agradable a la vista» (2:4);
  • «El Señor la ha afligido por la multitud de sus transgresiones» (1:5).

¿Cómo termina el libro?

Termina con la única esperanza que existe:

Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos.

Esa es mi única esperanza y la única esperanza para ustedes.

Jesús le dijo a Pedro: «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos» (Lucas 22:31-32).

No dice si regresas, sino cuando hayas regresado.

Cristo Jesús es el que… está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros (Romanos 8:34).

Él hará que volvamos. Por tanto: «a aquel que es poderoso para guardaros sin caída… sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos» (Judas 1:24-25).


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Devocional tomado del articulo “He Will Cause Us to Return”

 

Génesis 30 | Marcos 1 | Ester 6 | Romanos 1

29 ENERO

Génesis 30 | Marcos 1 | Ester 6 | Romanos 1

“Aquella noche el rey no podía dormir” (Ester 6:1). ¡Qué línea más elocuente! ¿Acaso pensamos que fue por accidente?

Tanto la Biblia como la historia ofrecen innumerables “coincidencias” surgidas de la providencia de Dios, cuya importancia solo se disciernen a posteriori. Incluso en este capítulo, Amán elige esta mañana en particular para presentarse temprano en la corte, a fin de obtener permiso para ejecutar a Mardoqueo, lo que provoca que se sea el hombre a quien el rey hace su fatídica pregunta (6:4–6). En la meditación del 25 de enero, observamos que el momento determinado en que se produjo la visita de Agripa II a Porcio Festo obligó a Pablo a apelar a César, algo que le llevó a Roma. Igualmente, en la providencia de Dios, Augusto César, más de medio siglo antes, había decretado que el mundo romano efectuase un censo que, siguiendo las normas locales, llevó a José y María a Belén justo en el momento del nacimiento de Jesús, cumpliéndose así la profecía bíblica que anunció la venida al mundo del Mesías en Belén (Miqueas 5:2).

La historia ajena al canon muestra numerosas circunstancias en que el más mínimo cambio pudo haber alterado el curso de los acontecimientos. Si Gran Bretaña no hubiese descubierto y descifrado los códigos de las máquinas “Enigma”, ¿habría acabado de forma diferente la batalla de Inglaterra e incluso la Segunda Guerra Mundial? Supongamos que Hitler no hubiese contenido sus panzers en Dunkirk, enviando a sus aviones en su lugar. ¿Habrían muerto o capturado 150000 soldados británicos, cambiando de nuevo el signo de la guerra? ¿No es destacable que la persecución de los judíos por parte de Hitler llevase a algunas de las mejores mentes científicas de Alemania a los Estados Unidos? De no haberlo hecho, es muy posible que hubiese dispuesto de la bomba atómica antes que los estadounidenses. ¿Cómo hubiese sido entonces la historia de los pasados cincuenta años? Supongamos que Kruschev se hubiese mantenido firme en la crisis de los misiles de Cuba y se hubiese producido una guerra nuclear. ¿Cuál sería el estado actual del mundo? ¿Y si la bala disparada a Kennedy, a Martin Luther King o al archiduque Francisco Fernando en Sarajevo no hubiese llegado a su destino? Los cristianos sabemos con certeza que cualquiera de estos acontecimientos y millones de ellos más, pequeños y grandes, han estado sometidos al control de Dios.

Así pues, el primer versículo de Ester 6 prepara al lector para el espectacular desarrollo de los hechos en el capítulo, sumergiéndonos en muchas reflexiones útiles relativas a la sabiduría sin igual y la particular providencia de Dios. Después, el final del mismo no es menos elocuente: “Mientras todavía estaban hablando con Amán, llegaron los eunucos del rey y lo llevaron de prisa al banquete ofrecido por Ester” (6:14). ¿Qué beneficio encontrará el lector al reflexionar acerca de este punto de inflexión?

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 29). Barcelona: Publicaciones Andamio.

No hay hombre que no peque.

lunes 29 enero

No hay hombre que no peque.

2 Crónicas 6:36

Después de esto (de la muerte) el juicio.

Hebreos 9:27

Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.

Hechos 16:31

Todos y cada uno de nosotros

En varias ocasiones la Biblia afirma que todos los hombres actuaron mal con respecto a Dios: “Todos se desviaron, a una se han corrompido” (Salmo 14:3). “No hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:22-23). Como Dios tiene que castigar el pecado, el juicio divino es una consecuencia inevitable para cada uno de nosotros. Todos necesitamos, pues, que nuestros pecados sean perdonados, de otra manera no podremos presentarnos ante un Dios totalmente justo. Nuestra culpabilidad tiene que ser borrada, anulada, para que no seamos condenados. La muerte de Jesucristo, el Hijo de Dios, quien vino a la tierra como un hombre, responde totalmente a esta necesidad. Su muerte es el único medio de expiación que puede satisfacer las justas exigencias de Dios. Así, para ser salvo, es necesario que cada uno acepte, por medio de una fe personal, a Jesucristo como su Salvador.

Si usted todavía no lo ha aceptado, es el momento de hacerlo; para ello, y sin tardar:

–Invoque el nombre del Señor orando a Dios, dirigiéndose a él como a una Persona que quiere y puede perdonarle.

–Confiésele sinceramente sus pecados, sabiendo que usted merece su juicio.

–Crea que, para expiar sus pecados, Jesucristo sufrió en la cruz el castigo que ellos merecían, y que sobre este fundamento de un amor infinito, Dios le perdona y le recibe como hijo suyo.

Génesis 32 – Mateo 18:15-35 – Salmo 18:7-15 – Proverbios 6:1-5