«El conoce el camino por donde voy: cuando me haya probado saldré como el oro.» Job 23:10

Manantiales en el Desierto

Lettie B. Cowman

Abril 22

«El conoce el camino por donde voy: cuando me haya probado saldré como el oro.» (Job 23:10, Versión Moderna.)

Creyente, ¡Qué seguridad tan gloriosa! Tu camino, aunque sea un camino torcido, misterioso, embrollado, de pruebas y lágrimas,-«El lo conoce.» El horno que fué calentado por siete veces, El lo encendió. Hay un guía Omnipotente que conoce y guía nuestros pasos, bien hacia el estanque de Marah, o al gozo y refrigerio de Elim.

Aquel camino oscuro para los Egipcios, posee su columna de nube y fuego para Su propio Israel. El horno está ardiendo, pero no solamente podemos confiar en la mano del que lo enciende, sino que tenemos la seguridad de que el fuego no está encendido para consumir, sino para refinar; y una vez que se ha terminado el proceso de refinamiento, El saca a los Suyos puros y limpios como el oro.

Cuando ellos piensan que Se encuentra más retirado, a menudo El está más cerca. «Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, Tú conociste mi senda.» (Salmo 142: 3.)

¿Conocemos a Uno que brilla más que la luz del sol y visita nuestra cámara cuando aparecen los primeros rayos vespertinos? ¿Hemos apreciado esta mirada de ternura y compasión infinita que nos sigue durante el día y sabe el camino que tomamos?

El mundo, en la hora de la adversidad habla de la «Providencia» ,»La voluntad de la Providencia,» «Los golpes de la Providencia.» ¿Qué es eso?

¿Por qué destronar a un Dios vivo que dirige, de la soberanía de Su propia tierra? ¿Por qué substituir una abstracción inanimada y como muerta, por un Jehová personal que actúa controla?

De que manera tan prodigiosa se nos sacaría el aguijón aún la mayor prueba, si solamente viésemos como vio Job, ninguna otra mano, sino la mano Divina. El vio aquella mano detrás de las espadas relucientes de los Sabéos; la vio detrás de la luz del rayo; la vio dando vuelos a la tempestad; la vio en el terrible silencio de su casa saqueada.

«Jehová dió, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.» (Job 1:21.)

Viendo de esta manera a Dios en todas partes, su fé alcanzó su clímax cuando sentado sobre su lecho de cenizas podía decir, Aunque me matare, no obstante confiaré en El.» (Job 13 :15, Versión Inglesa.)-Macduff.


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