
Manantiales en el Desierto
Lettie B. Cowman
Abril 23
«Si anduviere YO en medio de la angustia, tú me vivificarás.» (Salmo 138:7.)
El significado en hebreo de este versículo es, «marcha al centro de la tribulación.» iQué palabras tan significativas! Hemos acudido a Dios en el día de la tribulación; hemos rogado por Su promesa de rescate y no hemos recibido libramiento alguno; el enemigo ha continuado oprimiéndonos hasta que estábamos en lo peor de la lucha, en el centro de la tribulación. Entonces, ¿Por qué importunar al Maestro más?
Cuando Marta dijo, «Señor, si Tú hubieses estado aquí mi hermano no hubiese muerto,» nuestro Señor llenó su falta de fé con esta otra promesa, «Tu hermano resucitará otra vez.» Y, cuando andamos «en el centro de la tribulación» y somos tentados a pensar como Marta que ya ha pasado el tiempo de poder ser libertados, El también nos alienta con una promesa de Su palabra. «Aunque anduviere en medio de la tribulación, Tú me vivificarás.»
Aunque haya tardado tanto Su respuesta, aunque aún podamos «continuar» en medio de la tribulación, «el centro de la aflicción» es el lugar donde Él vivifica, y no el sitio donde Él nos falta.
En el mismo lugar y momento de la desesperación es cuando Él extenderá Su mano contra la ira de nuestros enemigos y perfeccionará lo que se refiere a nosotros, en ese mismo momento es cuando Él hará que el ataque cese, fracase y termine.
¿Para qué desfallecer entonces?-Aphra White.
Alma mía, no delires,
Ni suspires de dolor,
Que posées en el cielo,
Tu consuelo, Tu Señor.
Jesucristo, del pecado
Te ha librado en la cruz;
y derrama sobre el alma
Gozo, calma, Paz y luz.
El conoce tu conciencia,
Tu dolencia y frenesí,
y con ansia te bendice
y te dice: «Ven a Mí,»
No más llanto, no más penas,
Tus cadenas romperás,
y en el seno de tu Dueño
Dulce sueño dormirás.