Derrotas y Victorias

Isha – Salmos

DÍA 69 – Salmo 44

Dosis: Poder

Derrotas y Victorias

“Oh Dios, nuestros oídos han oído y nuestros padres nos han contado las proezas que realizaste en sus días, en aquellos tiempos pasados: Con tu mano echaste fuera a las naciones y en su lugar estableciste a nuestros padres; aplastaste a aquellos pueblos, y a nuestros padres los hiciste prosperar. Porque no fue su espada la que conquistó la tierra, ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.” (Salmo 44:1–3) (NVI)

Este Salmo describe una de las derrotas del pueblo de Israel. Alguna calamidad había acontecido, se cree que fue escrito en el tiempo de la invasión Asiria cuando reinaba Ezequías. Frente a esto el salmista primero exhorta a Israel a reconocer con gratitud las buenas obras de Dios a favor de su pueblo, luego expone la situación de crisis que atraviesa y termina pidiendo la gracia y el socorro de Dios afirmando su integridad.

¿Eres capaz de reconocer todo lo bueno que hizo Dios cuando estás en crisis? ¿Cómo reaccionas frente a la frustración y la derrota? ¿Reconoces la gracia de Dios en tu vida? ¿Tu familia la reconoce? ¿Has enseñado a tus hijos a tener un corazón agradecido? Cuéntales a tus hijos las evidencias de su gracia y su misericordia en tu vida personal y en tu familia. Cosas que puedes registrar con gratitud en sus memorias.

Aquí se recuerda la victoria de Israel sobre sus enemigos, las grandes proezas que Dios hizo a su favor: “Sólo tú eres mi rey y mi Dios. ¡Decreta las victorias de Jacob! Por ti derrotamos a nuestros enemigos; en tu nombre aplastamos a nuestros agresores. Yo no confío en mi arco, ni puede mi espada darme la victoria; tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos, y dejas en vergüenza a nuestros adversarios.” El sentido de gratitud es tan grande que el salmista añade: “¡Por siempre nos gloriaremos en Dios! ¡Por siempre alabaremos tu nombre!”171

Pero el tono del salmo cambia inmediatamente y el pueblo se queja ante Dios de la condición en que viven oprimidos por sus enemigos; de las declaraciones de fe se pasan a declaraciones de vergüenza: “Pero ahora nos has rechazado y humillado; ya no sales con nuestros ejércitos. Nos hiciste retroceder ante el enemigo; nos han saqueado nuestros adversarios. Cual si fuéramos ovejas, nos has entregado para que nos devoren, nos has dispersado entre las naciones.”

El salmista prepara el corazón del pueblo y su propio corazón para seguir apelando a la misericordia de Dios que se manifestó tan efectivamente en el pasado, para presentarle su lamento. ¡Qué interesante que en medio de la derrota se recuerden las victorias pasadas! Esto debería animarnos a seguir confiando en un Dios Todopoderoso en nuestras pruebas presentes. Esperando en fe que Él vuelva a darnos la victoria.

Oración: Señor enséñame a tener presente las evidencias de tu gracia y tu poder en mi vida y en la de mi familia. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 84). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

Jesús es mi Salvador

Lunes 4 Noviembre

Vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Gálatas 2:20

Jesús es mi Salvador

Testimonio

http://labuenasemilla.net/20191104

«A la edad de 17 años asistí por primera vez a una reunión cristiana. Allí oí hablar de Dios, de su amor, de su poder, de su misericordia. Nunca me había interesado en Dios, pero las palabras que escuché resonaban fuertemente en mi corazón. Se aplicaban exactamente a mi caso, aunque el que hablaba no me conocía, y yo tampoco lo conocía a él. Ese día me convencí de la existencia de Dios. Desde ese momento decidí obedecerle. Confesé a Dios mi vida pasada, y supe que a pesar de todos mis pecados y debilidades, Dios acababa de perdonarme por medio de Jesucristo. Sabía que me ayudaría a hacer su voluntad. Enseguida experimenté el amor, la bondad, el poder y la paciencia de Dios para conmigo.

Atravesé múltiples pruebas y muchos problemas de salud, sin embargo mi fe creció. Las dificultades no faltaron durante todos esos años, pero las pruebas que Dios permite nos forman, cuando las atravesamos con Jesucristo.

Ahora tengo casi 60 años y estoy tranquilo, porque Jesús es mi Salvador, mi amigo de cada día, y diariamente le confío mi vida.

Usted que lee estas líneas, sepa que Dios es un Dios de amor que lo ama. Él dio a Jesucristo, su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16)».

A. P.

Para esa persona se verifica el texto de Salmo 37:25: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”.

Ester 9-10 – Juan 18:19-40 – Salmo 119:121-128 – Proverbios 26:25-26

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