Aviva Nuestros Corazones
Serie: Temas Íntimos con Linda Dillow
3/3 – Hechas para la intimidad
Nancy Leigh DeMoss
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Leslie Basham: Si eres una madre y una esposa que siempre está ocupada quizás puedas relacionarte con estos conceptos acerca de la intimidad sexual en el matrimonio.
Holly Elliff: Hay momentos en los cuales simplemente te encuentras tan exhausta físicamente que satisfacer las necesidades de tu esposo es lo último en tu lista. Tratas de escabullirte hacia la cama y oras para que él no se despierte, o para que no se sienta amoroso, ya que piensas que no puedes hacer nada más por nadie.
Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia de Saladín. Más adelante en nuestro programa Nancy nos estará hablando de una manera cándida sobre lo que nos enseña el matrimonio acerca de cultivar nuestra intimidad con Dios. Antes de entrar en el tema ella continúa con esta conversación acerca de la intimidad sexual en el matrimonio. En estos momentos les sugiero que retiren a sus hijos pequeños lejos del radio y regresen para escuchar sobre este tan importante tema. Aquí tenemos a Nancy…
Nancy Leigh DeMoss: Hemos venido hablando esta semana sobre una de las maneras más prácticas en que una mujer casada puede expresar su amor y su sumisión a Dios, y esto es a través de la relación física con su esposo.
Para ayudarnos con este tema hemos tenido con nosotras a dos mujeres: mi amiga desde hace mucho tiempo, Holly Ellif, quien ha estado casada por 30 años. Ella es madre y esposa y tiene un corazón para el Señor y para las demás mujeres. La otra es Linda Dillow, quien junto Lorraine Pintus escribió el libro “Temas de Intimidad: 21 interrogantes que las mujeres tienen sobre el sexo.” (Me hubiera gustado que Lorraine también estuviera aquí con nosotras.) Pero Linda estará aquí conversando sobre estos temas que trataron en su libro.
Linda, cuando tú y Lorraine escribieron este libro entrevistaron a miles de mujeres y les hicieron esta pregunta: ¿Si pudieras tener la respuesta a cualquier pregunta sobre las relaciones sexuales, cuál sería esa pregunta? Este libro es una respuesta bíblica a las preguntas que surgieron en esta encuesta.
Uno de los capítulos de este libro se titula: «¿Qué hacer cuando no quiero hacerlo?» Cuando una mujer se siente que ya no tiene fuerzas para más nada al tratar de balancear todos los roles en su vida, el hacer el amor puede llegar a ser una cosa más en su lista de «deberes».
Holly: Como esposa y madre de ocho hijos estoy siempre tan ocupada que puedo identificarme perfectamente con ese pensamiento. Hay momentos en que estás tan exhausta físicamente que el satisfacer las necesidades de tu esposo es algo que está de último en tu lista. Tratas de escabullirte a tu cama y oras para que él no se sienta amoroso y no se despierte porque tú no te sientes para nada amorosa, ya que piensas que no tienes las fuerzas para hacer nada más por más nadie. ¿Cómo podemos mantener el balance de satisfacer las necesidades de nuestros esposos, y dirigirnos al Señor para decirle: «Dios, dame la gracia para hacer esto»?
Linda Dillow: Igual que todo lo demás en la vida, para mí la respuesta es ir a la Palabra de Dios y decir: «Dios, yo sé cuál es mi actitud, yo sé cuál es la actitud de muchas de las mujeres; pero Señor ¿cuál es Tu actitud al respecto?» Yo encuentro que es Su disposición lo que me da la gracia y las fuerzas cuando yo me siento agotada. Veamos 1ra de Corintios 7 . . .
Nancy: Linda, al dirigirnos a este pasaje, pidamos a las mujeres que vayan a este texto, que abran sus Biblias con nosotras en este momento. Si estás manejando no lo hagas, pero si estás es un lugar donde puedes hacerlo, por favor abre tu Biblia en 1ra a los Corintios capítulo 7 porque este pasaje es uno de los más importantes en el área de la intimidad sexual en el matrimonio.
Linda: También es uno de los pasajes que más se malinterpreta, muchas mujeres vienen donde mi diciendo: «cuando era joven siempre escuché decir que el sexo era una obligación para la esposa».
Nancy:De hecho, esa palabra aparece en alguna de las traducciones.
Linda: En la mayoría de las traducciones. De hecho, voy a leer de una traducción que utiliza la palabra deber y luego voy a explicar el porqué. 1ra de Corintios 7: 3-4:
«Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.»
Holly, ¿Qué piensas cuando lees la palabra deber?
Holly: Bueno, la palabra deber no suena nada divertido.
Linda: ¡No!
Holly: Yo lavo la ropa, cocino y friego los trastes, estos son deberes, pero no son divertidos.
Linda: No lo son, y el colocar las relaciones íntimas con nuestros maridos dentro de esa misma lista no nos hace sentir muy bien que digamos.
Holly: Definitivamente Dios debe estar tratando de comunicarnos otra cosa.
Linda: Él nos está diciendo algo distinto. Este es un uso muy pobre de esta palabra, pero no hay ninguna otra que describa la belleza del texto en el griego, en el cual fue escrito el Nuevo Testamento. En el griego esta palabra deber significa «una deuda que debemos pagar».
Ahora, Holly ¿Por qué, tanto tú como nosotras, tenemos esta deuda con nuestros maridos? Esto lo vemos en el siguiente versículo, el versículo 4. Lo que debería suceder en nuestra noche de bodas es que participemos en un intercambio de regalos donde yo debo entregarle a mi esposo la autoridad sobre mi propio cuerpo y debo entregarle mi cuerpo como un regalo, igualmente el debe entregarme la autoridad sobre su propio cuerpo y debe entregarme su cuerpo como un regalo.
Cuando yo entrego la autoridad sobre mi propio cuerpo entonces no pienso en esto como en un deber sino como una deuda, ya que es algo que entregué voluntariamente. Típicamente cuando yo le explico esto a las mujeres me miran y me dicen: “¿Cómo puede una esposa entregar la autoridad sobre su cuerpo? ¿Qué pasa si yo no entendí y no hice esto?” Lo que yo les comparto es lo mismo que mi querida amiga Kathy compartió conmigo cuando lo entendió, ella me dijo: «La semana que viene es San Valentín y voy a entregarle a mi esposo mi cuerpo como un regalo.»
Voy a leerles algunas palabras del diario que ella compartió conmigo acerca de cuáles fueron sus pensamientos cuando ella valientemente decidió que el Día de San Valentín le entregaría su cuerpo a su marido como regalo. Ella dijo,
Febrero 14: Hoy es el día en que le entregaré mi cuerpo a mi marido como un regalo. Honestamente, me siento nerviosa. Pero ¿Dios, por qué me siento nerviosa? Esto es lo que Tú deseas.
Febrero 15: Anoche fue una noche muy dulce. Cuando le entregué mi cuerpo a John le dije que yo nunca antes le había entregado la autoridad total sobre mi cuerpo cuando nos casamos, tampoco lo hice en la luna de miel. Siempre lo consideré como mi cuerpo por lo cual yo sentía que tenía todo el derecho de decidir si lo entregaba y cuándo lo entregaba. Me paré frente a él envuelta en un lazo nada más y me entregué a él. Él lloró. ¡Sí, me siento diferente! Sí, es un recordatorio constante de que mi cuerpo le pertenece a él.
Kathy y su esposo ahora son misioneros pero ella mantiene el contacto conmigo y siempre me dice que: «el hecho de haber entregado mi cuerpo en esta dulce ceremonia fue el comienzo de una relación totalmente diferente para nosotros «.
Holly: Yo pienso que es un terreno de batalla para muchos matrimonios las mujeres necesitan tener la perspectiva de Dios acerca de este tema. Ha sido maravilloso para mi entender que así como le pido a Dios que me de gracia para ministrarle a mis hijos, para que me de las fuerzas físicas que necesito para satisfacer las necesidades de mi hogar, así también puedo ir delante del Señor y pedirle que me de la gracia que necesito en esta área. Entonces, cuando doy el primer paso en obediencia Dios para satisfacer las físicas necesidades de mi esposo, Él también me da el deseo para poder ser de bendición para él.
Linda: Estoy totalmente de acuerdo en que Dios nos da la gracia para cada área de nuestra vida, pero esto comienza con el compromiso de entregar la autoridad de tu propio cuerpo, porque no te pertenece, entonces podrás tener el deseo de decir: “Dios, dame de Tu gracia. Dame Tu perspectiva. Dame la energía para amar a mi esposo esta noche cuando me siento tan cansada que lo único que quiero es tirarme en la cama y que me dejen tranquila». El hecho de tomar esta decisión te dará la motivación interna necesaria.
Es posible que algunas de las mujeres que nos están escuchando piensen, «bueno, he estado casada por 20 ó 30 años y estoy muy vieja para hacer algo así». Les diré que ustedes no tienen que hacerlo envueltas en una cinta, eso fue la forma en que Kathy lo hizo, pero lo que realmente importa es la actitud de tu corazón.
Nancy: Cuando una mujer decide tomar la opción de entregarle su cuerpo, y toda ella, como un regalo a su marido, lo que está haciendo en realidad es entregándose a sí misma a Dios. Esta es una expresión de amor y de sumisión al Señor. ¿Qué significado tiene esto en la realidad diaria? El hecho de que ella se esté entregando a sí misma, que le esté entregando su cuerpo a su marido, significa que ahora él tiene la autoridad sobre su cuerpo. Este es su regalo para su esposo. Pero ¿qué significa esto en la práctica para su matrimonio?
Linda: Nancy, lo primero que yo pienso es que bíblicamente hay gozo en obedecer. Cuando somos obedientes y nos sometemos a lo que Dios nos ordena, hay gozo en hacer esto. Yo pienso que esta mujer experimentará un gran gozo en su vida. ¿Significa esto que nunca más se sentirá cansada? ¿Que nunca sentirá que ya no puede dar más, física o emocionalmente para su marido? Claro que no, pero sé por experiencia propia, y por lo que he compartido con otras mujeres que han decidido obedecer a Dios y rendir la autoridad sobre su propio cuerpo, que esto nos da el empujoncito que necesitamos para acercarnos y amar a nuestros maridos de la forma en que Dios quiere que lo hagamos.
Nancy: Lo más maravilloso es que en cada una de las áreas de nuestras vidas, incluyendo el área de las relaciones físicas con los esposos para las mujeres casadas, cuando obedecemos a Dios generalmente esto requiere que lo hagamos por fe. Obedecer no es algo que sentimos que queremos hacer, pero cuando deseamos someternos a Dios y a las circunstancias en las que Él nos ha puesto, decimos: “Dios, como una expresión de mi fe escojo obedecerte». Entonces vemos como Dios nos da las fuerzas, nos estimula, nos sostiene y nos da el deseo y el poder de obedecerle cuando nos humillarnos frente a Él. Dile: «Señor, te necesito en esta área de mi vida». Entonces Él nos dará las fuerzas para poder caminar en fe y obediencia.
Linda: Nancy, pienso que está muy bien esto que has dicho, que como esposas necesitamos traer delante del Señor el área de la intimidad física con nuestros esposos, así como lo hacemos con otros aspectos de nuestras vidas. Muchas mujeres casadas fallan en hacer esto, pero así como traemos delante del Señor la crianza de los hijos, nuestros ministerios como mujeres—y todo lo que hacemos-—del mismo modo debemos presentar esta área delante de Su trono.
Nancy: Hemos estado hablando acerca de asuntos íntimos en la vida de las mujeres casadas, particularmente sobre las relaciones sexuales con sus esposos. Debo confesarles que como mujer soltera que soy, a través de los años he utilizado la práctica de creer que lo mejor es que sean mujeres casadas que hablen sobre este tema en particular.
Yo no suelo leer libros acerca de las relaciones sexuales, ni sobre estos temas de intimidad física. Tampoco es un tema de conversación en el que usualmente participo ya que—y le digo esto mismo a las mujeres solteras—es importante para nosotras que guardemos nuestras mentes y nuestros pensamientos; no debemos permitir que nuestra mente vaya a lugares que…. bueno, permítanme explicarles lo que quiero decir con esto…
En el libro del Cantar de los Cantares de Salomón, las Escrituras nos dicen que no debemos despertar el amor hasta que llegue el momento apropiado. Para aquellas de nosotras que estamos aún solteras, este no es el momento apropiado de despertar este tipo de pensamientos o de discusiones acerca de los asuntos sexuales. Es por esto que he traído a Holly y a Linda quienes como dos mujeres casadas tienen autoridad para hablar sobre este tema.
Aun así, al prepararme para entrevistarlas, me he visto en la necesidad de leer grandes porciones del libro que Linda Dillow escribió junto con su amiga Lorraine Pintus acerca de la mujer y los asuntos sexuales titulado: «Temas de Intimidad”. Al leer este libro, el cual considero bastante práctico, le pedí al Señor que como mujer soltera guardara mi corazón y mi mente.
Quiero compartir con ustedes algo precioso y lleno de riqueza que el Señor hizo conmigo al leer este libro, algo acerca de mi relación personal con Él como mi Esposo celestial. A través de los años he visto como mi relación con el Señor ha cambiado, particularmente desde que empezamos el ministerio de Aviva Nuestros Corazones, pues ahora mi vida está copada y repleta de responsabilidades.
Me dí cuenta leyendo este libro acerca de las relaciones sexuales que las mujeres casadas tienen con sus esposos, que en mi relación con el Señor… he hecho lo mismo que las mujeres casadas tienden a hacer en su relación con sus esposos. Es el hecho de permitir que las ocupaciones, los niños y las demás responsabilidades llenen nuestro tiempo de tal manera que la intimidad con Aquél que amamos más comienza a sufrir las consecuencias. Al leer este libro el Señor comenzó a traer convicción a mi corazón sobre las muchas formas en las que yo he sido negligente al no cultivar una relación íntima y de amor con el Señor Jesús.
Pienso en el pasaje de Lucas capítulo 10 acerca de las dos hermanas que invitaron al Señor a su casa. María estaba sentada a los pies de Cristo escuchando Su Palabra, amándolo, relacionándose con Él, escuchándolo y acercándose más a Él. Su hermana Marta estaba ocupada haciendo algo que todas nosotras como mujeres debemos hacer, ella estaba sirviendo; sin embargo, en el proceso de servir, Marta se sintió abrumada y Jesús pasó a ser alguien distante y lejano para ella. Marta comenzó a sentirse irritada, agitada, frustrada, molesta hasta que comenzó a dar órdenes con irritación, aún al mismo Señor le dijo: «Dile a mi hermana que venga y me ayude.»
Al meditar en este pasaje y al leer el libro sobre la intimidad en el matrimonio, pensé en las muchas veces que durante mi niñez, en mis días de adolescente y aún recientemente en estos últimos años, había podido disfrutar de una relación con el Señor de una forma personal, cálida, íntima y sin obstáculos. Le he dado gracias al Señor por tiempos como esos.
Como mujer soltera tengo la conciencia de que el Señor es mi esposo y les puedo decir que ya sea que sean solteras o estén casadas, nuestra primera relación deber ser con nuestro Señor. Dios me ha bendecido a través de los años con el gozo de conocer a Cristo y de caminar con Él de una manera íntima, pero al ir envejeciendo y al estar cada vez más ocupada con el trabajo en el ministerio, se me hace cada vez más fácil el hecho de descuidar esta relación íntima y personal con el Señor mismo.
He podido ver a Dios hablándome sobre el hecho de haber perdido esta pasión y este fervor del primer amor en mi relación con el Señor Jesucristo. Me ha pasado por la mente el pensamiento de que si estuviera casada y hubiese tratado a mi esposo de la misma forma en la que usualmente he tratado al Señor en los últimos meses, probablemente ya hubiera destruido mi matrimonio. Ahora, gracias le doy al Señor de que Su amor por nosotros es incondicional y que Él siempre está ahí, siempre cercano y siempre disponible.
Al leer este libro acerca de las relaciones sexuales de la mujer con su esposo noté algunos paralelismos importantes en mi relación con el Señor. Permítanme compartir con ustedes algunos de estos paralelismos. Me pude dar cuenta de que mantener una relación íntima requiere tiempo, atención y esfuerzo. Debemos hacer de esto una prioridad, pues no es algo que ocurre por sí solo. Lo mismo es cierto en nuestra relación con el Señor, esto debe ser algo que hacemos a conciencia, intencionalmente —y debe ser el foco central de nuestras vidas.
En las relaciones físicas entre un hombre y una mujer existe lo que Linda describe en su libro como un «quicky» un encuentro rápido en las relaciones íntimas. Esto no es malo en sí, pero nunca podrá ser el sostén de una relación íntima. Debe existir un tiempo especial donde el hombre y la mujer puedan expresar de una manera más extendida su amor físico el uno al otro. Así en nuestra relación con el Señor debemos separar un tiempo donde podamos tener una comunicación más extensa, prolongada e intensa con el Señor como nuestro amante.
Comúnmente, la intimidad física dentro del matrimonio y el proporcionarle placer a nuestra pareja requiere que la esposa actúe por fe y no en base a sus sentimientos. Sucede lo mismo en nuestra relación con el Señor, necesitamos hacer aquellas cosas que sabemos le traen placer a Dios, independientemente de si nos sentimos o no con ganas de hacerlo y sin importar en qué circunstancias nos encontramos. Al hacer esto nuestro amor crecerá y madurará.
El Señor también me mostró que así como la esposa es llamada a entregarse a su esposo sin reservas y a disfrutar del éxtasis de la intimidad, el Señor quiere que esta relación sea un reflejo de nuestra relación personal con Él, y que debe existir una llenura, intimidad y sobre abundancia de expresión en nuestra relación con Él. No es solo entregarle al Señor lo superficial, sino que es tomar el tiempo necesario para esperar en Él, estar quietas, de deleitarnos en Él y de entregarnos a Él completamente.
Debo confesar que en muchas ocasiones cuando estoy delante de la presencia del Señor me sobresalto para contestar un correo electrónico, para responder una llamada telefónica o para abrir la puerta y permito que cualquier otra cosa quite la prioridad de pasar este tiempo íntimo con el Señor.
El Señor trajo convicción a mi corazón y me dijo: «Debes recordar lo que significaba para ti cuando disfrutabas de una relación más íntima conmigo». Mi corazón debe arrepentirse y debo restaurar este tipo de expresiones de amor al Señor Jesucristo que he experimentado en el pasado.
Muchas veces para que una pareja pueda tener relaciones sexuales íntimas se requiere que organicen sus calendarios y se programen para sacar un tiempo aparte. Un tiempo para poder compartir y estar juntos. También es importante que organicemos nuestro calendario y dispongamos de un tiempo aparte con el Señor, donde si es posible, podamos estar tranquilas y sin interrupciones.
Una pareja debe hacer todas las preparaciones físicas necesarias a lo largo del día, preparar el ambiente y prepararse a sí mismos físicamente. Así también debo yo prepararme para disfrutar y experimentar este momento íntimo con el Señor.
También debemos ser creativas y aprender a expresar nuestro amor por Él de nuevas formas, formas que quizás no sean tan cómodas para nosotras; hacerlo de formas diferentes para no caer presas de la misma rutina predecible y de la misma forma de siempre.
Al venir delante de la presencia del Señor todos estos días y pensar que las relaciones matrimoniales deben ser una ilustración—una ilustración terrenal—de nuestra relación con nuestro Esposo celestial, el Señor Jesús, tengo que compartirles que el Señor ha tocado las fibras más íntimas de mi corazón y ha renovado en mi un nuevo deseo y una pasión ferviente por Él.
Me encuentro a mí misma hablando más con el Señor y con más libertad; y a veces me levanto a media noche, o temprano en la mañana, o tarde en la noche y me pongo a cantar y a conversar con Él. No me siento que lo ignoro como si Él solo fuera omnipresente y sin que existiera ninguna conexión entre nosotros, sino que siento que puedo conectarme con Él de una manera refrescante y renovada.
Leslie: Nancy Leigh DeMoss no ha concluído todavía, en un minuto escucharemos lo que escribió en su diario después de sentir la convicción de que debía desarrollar una mayor intimidad con el Señor.
Estaremos transmitiendo estos comentarios para concluir nuestra serie, Temas Intimos, con Linda Dillow y Holly Elliff. Si se perdieron alguno de estos estudios espero que puedan escucharlos visitando AvivaNuestrosCorazones.com. Esta serie está repleta de sabiduría práctica para las esposas.
En nuestra página de internet también podrán encontrar un reto. Como resultado de este reto muchas mujeres han cambiado, muchos esposos han cambiado y muchos matrimonios también han experimentado una transformación. Descubre cómo un simple reto puede tener un gran efecto cuando decides a ponerlo en práctica. Visita AvivaNuestrosCorazones.com y únete al gran número de mujeres que ya han probado este reto y que nos han escrito para dejarnos saber cómo Dios lo ha usado en sus matrimonios.
Preparar este programa sobre la intimidad en el matrimonio trajo al corazón de Nancy una convicción sobre su relación personal con el Señor. Aquí la tenemos otra vez compartiendo algunos de estos pensamientos sobre el tema.
Nancy: Solo quiero compartirles una pequeña oración que escribí en mi diario hace unos días. Esta fue la forma en la que pude expresar al Señor todo lo que estaba en mi corazón.
Oh Señor Jesús,
Tú me has amado con un amor apasionado, intenso, fiero e inquebrantable. Te entregaste a mí por completo. Siempre encuentras maneras nuevas de expresar Tu amor por mí. Siempre estás disponible para mí—nunca te encuentras muy cansado, o preocupado. Yo confieso y te pido perdón porque no te he amado de la manera que te mereces.
Señor, por favor perdóname por las veces que te expresado mi amor de una manera apresurada, distraída y limitada.
Señor, Tú eres Quien ama mi alma y eres el Señor de los Señores. Señor, solo puedo expresarte estas palabras ahora. Tú eres mi pan, mi agua, mi mayor bien, mi gozo y mi satisfacción. Fui creada para Ti y quiero entregarme a Ti por completo, amarte sin reservas, sin vergüenza, apasionadamente y de una forma suprema. Quiero recrearme en Ti con todo mi cuerpo, con toda mi alma y con todo mi espíritu. Y, Señor, te ofrezco esta oración de una manera renovada.
Gracias por la obra de Tu gracia en mi corazón de una manera renovada en estos últimos días. Oro por todas mis hermanas que están escuchando hoy este programa, que cada una de ellas pueda tener un avivamiento personal en su corazón en cuanto a su relación contigo; ya sea que estén casadas o que sean solteras, que puedan sentir la maravilla de lo que significa ser amadas por Ti y amarte a Ti, trayendo deleite a tu corazón porque para esto fuimos creadas. Que esto sea una realidad en nosotras. Oro en el nombre de Jesús, Amén.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Ven Amada Mía, Hermana Glenda.
Voces adicionales:
– Linda Dillow, en la voz de Cornelia Hernández.
– Holly Elliff, en la voz de Mildred Pérez de Jiménez.