EL SEÑOR ESTÁ CERCA

Noviembre 14

EL SEÑOR ESTÁ CERCA

El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos. (Filipenses 4:5-6)

El Señor Jesucristo rodea a todos los creyentes con su presencia (Sal. 119:151). Cuando usted tiene un pensamiento, el Señor está cerca para leerlo; cuando usted ora, el Señor está cerca para oír la oración; cuando necesita su fortaleza y su poder, Él está cerca para darlos. En realidad, Él vive en usted y es la fuente de su vida espiritual. El estar consciente de su presencia evitará que caiga en la ansiedad o sea inestable.

El saber que el Señor está cerca nos ayuda a no estar “afanosos” por nada, ya que sabemos que Él puede resolver todo lo que se nos presente. La inquietud y la preocupación indican falta de confianza en Dios. O usted ha creado otro dios que no puede ayudarlo, o cree que Dios pudiera ayudarlo pero no quiere, que significa que usted está poniendo en tela de juicio la integridad de Dios y de su Palabra. Así que deléitese en el Señor y medite en su Palabra (Sal. 1:2). Sepa quién es Él y cómo obra. Entonces podrá decir: “El Señor está cerca, así que no me afanaré por nada”.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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Enfermedades su origen y propósito

La Biblia Dice

logo-lbd-web-stDavid Logacho

Enfermedades su origen y propósito

¿Cómo puede uno saber si la enfermedad que alguien está padeciendo es un castigo de Dios o de Satanás?

La enfermedad es una de las muchas consecuencias del pecado en la humanidad y siempre es enviada por Dios. La Biblia no presenta ningún caso donde alguna enfermedad haya sido enviada por Satanás. Normalmente se cita el caso de Job para demostrar que Satanás puede enviar enfermedad, pero veamos como fue el asunto.

Job 2: 6-7 dice: «Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano, mas guarda su vida. Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pié hasta la coronilla de la cabeza.»

Note que fue Jehová quien literalmente entregó a Job en la mano de Satanás, para que Satanás le hiera con aquella sarna maligna. Quien envió la enfermedad fue Jehová, Satanás actuó bajo el permiso de Dios para hacer enfermar a Job. Después de todo, aunque Satanás se crea muy poderoso, no es sino un mero instrumento en manos de Dios Todopoderoso. Lo mismo podemos ver en el caso de la enfermedad del apóstol Pablo.

2ª Corintios 12: 7-9 dice: «Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.»

Aquí tenemos a Dios tratando con Pablo. Para evitar que la grandeza de las revelaciones exalte a Pablo desmedidamente, Dios le envió un aguijón en su carne. Esto es una alusión a algún tipo de enfermedad. Pablo lo define como un mensajero de Satanás que le abofetea. De esa manera, Pablo estaba forzado a mantenerse humilde. Que la enfermedad no provenía de Satanás es claro cuando Pablo dice que ha rogado tres veces al Señor que lo quite de él. Pablo sabía que la enfermedad fue enviada por Dios y por eso pide a Dios y no a Satanás, que se la quite. De modo que toda enfermedad es enviada por Dios, no por Satanás. Satanás, actúa en algunos casos, bajo permiso de Dios para traer enfermedad a una persona. Mire como confirma este asunto la palabra de Dios.

Deuteronomio 28: 59-61 dice: «Entonces Jehová aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas; y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán. Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido.»

Hablando de terribles enfermedades, la Biblia dice: «Jehová la enviará sobre ti.» Dicho esto, ahora nos corresponde dilucidar el asunto de la relación entre el pecado y la enfermedad. Ya hemos señalado que en términos generales la enfermedad es una de las muchas consecuencias del pecado. Uno de los muchos pasajes bíblicos que muestran esto se encuentra en Salmo 32:3-4.

Sal 32:3-4 dice: «Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedales de verano.»

David había cometido un grave pecado. Había cometido adulterio y en el intento de cubrir su pecado prácticamente hizo matar al esposo de la mujer con quien cometió el pecado. No se sabe exactamente cuánto tiempo ocultó este pecado. Pero mientras lo tenía oculto, notó que su espíritu, su alma y su cuerpo estaban sufriendo la consecuencia del pecado. En lo que se refiere al cuerpo, David dice que envejecieron sus huesos. Dice también que se sentía como una planta agonizante por el intenso calor del verano. David estaba enfermo. La enfermedad fue la forma de disciplina de Dios para David, a causa de su pecado. Así que, definitivamente en algunas ocasiones Dios disciplina con enfermedad el pecado de uno de sus hijos. Pero no siempre la enfermedad es a causa del pecado. El caso de Job es un excelente ejemplo en el cual la enfermedad fue una prueba y no una consecuencia de pecado.

Job 1:1 dice: «Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.»

Este es el testimonio de Dios sobre un hombre llamado Job. Dios no puede mentir. Dios no puede exagerar y Dios dice que Job era un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. ¡Quisiéramos que Dios se expresara así sobre nosotros! Sin embargo, el resto del relato muestra que por permiso de Dios, Job fue herido por Satanás con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Job no había pecado como para decir que esta enfermedad fue consecuencia de pecado. Job sufrió enfermedad para que de esa manera pueda conocer a Dios de una forma como nunca antes le había conocido. Al punto que Job mismo dio testimonio de ello.

Job 42:5 dice: «De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.»

Antes de ser probado con esta enfermedad y con todo lo demás que le sobrevino, Job conocía a Dios de oídas, de lejos, superficialmente, tibiamente, pero después de ser probado, Job llegó a conocer tanto a Dios que parecía que le estaba viendo. La enfermedad en este caso fue para que Job se eleve espiritualmente, para que Job aprenda cosas que de otra manera jamás hubiera podido aprender.

A veces, Dios puede enviar enfermedad a una persona no como disciplina por haber cometido pecado sino simplemente para ayudar a la persona a elevarse a planos superiores de experiencia espiritual. Cuando todo marcha bien a nuestro alrededor, cuando todos rebosamos de salud, tenemos la tendencia a olvidarnos de Dios. Pero cuando Dios toca nuestro cuerpo con enfermedad, cómo nos acercamos a Dios, cómo le rogamos que nos sane, cómo le buscamos para que nos traiga alivio.

La enfermedad bien puede ser usada por Dios para acercarnos más a él. Pero en ocasiones la enfermedad no es ni consecuencia de pecado, ni una prueba para acercarnos más a Dios. La enfermedad simplemente puede ser para dar una oportunidad a Dios para mostrar su poder, de modo que Dios sea glorificado en ello. Eso fue lo que sucedió con Lázaro. Cuando Jesús supo que Lázaro estaba enfermo de muerte, dijo a sus discípulos las siguientes palabras.

San Juan 11:4 dice: «Oyéndole Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»

Lázaro no estaba enfermo de muerte por haber pecado o como prueba para ser mejor espiritualmente, sino para que Dios manifieste su poder en esa enfermedad y así Jesús su Hijo sea glorificado. Interesante lo que sucedió después. Jesús, a propósito se quedó dos días más allí en el lugar donde estaba. Entre tanto, Lázaro murió y fue sepultado. Cuando Jesús finalmente llegó a donde habían sepultado a Lázaro, habían transcurrido cuatro días desde que murió. Su cadáver estaba hediendo. Pero a pesar de eso, Jesús dio la orden y Lázaro salió del sepulcro. La enfermedad que condujo a Lázaro a la muerte fue para dar la oportunidad a Dios para glorificar a su Hijo Jesucristo.

A veces nuestras enfermedades pueden ser para eso. Cuando Dios hace el milagro de sanidad, el nombre de Dios es glorificado. La enfermedad puede ser entonces por tres motivos: Consecuencia de pecado, prueba para acercarnos más a él o simplemente una oportunidad para que Dios muestre su poder de sanidad y así su nombre sea glorificado.

La gran pregunta es: ¿Cómo saber el motivo para cada enfermedad ya sea en nosotros mismo o en otros? Hasta cierto punto es sencillo discernir si nuestra propia enfermedad es consecuencia de pecado. Es cuestión de simplemente auto-examinarnos y si reconocemos que hay pecado, y estamos enfermos, es muy probable que esa enfermedad sea a causa de nuestro pecado. Lo que no podemos hacer es juzgar a otros y decir: Allí lo tiene, está enfermo, seguramente debe tener algún pecado oculto. Ese fue el error de «los amigos» de Job. Si no hay pecado entonces la enfermedad debe ser una prueba o una oportunidad para que se manifieste el poder de Dios. Una de las dos.

david-logacho-80x80David Logacho es Ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones, trabajó por años para la NASA, decidió abandonar su carrera profesional para prepararse para servir al Señor en un Instituto Bíblico en Argentina. Dirigió el Ministerio La Biblia Dice… durante más de 2 décadas hasta su retiro en 2015.

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Dios habla hoy por medio de Su Palabra escrita

Coalición por el Evangelio

Dios habla hoy por medio de Su Palabra escrita

Sugel Michelén

Fragmento de De parte de Dios y delante de Dios: Una Guía de predicación expositiva. Sugel Michelén. B&H publicaciones. Lee la reseña aquí.

“ La Biblia fue escrita por hombres”. No sé cuántas veces escuché esta frase a lo largo de mi vida cristiana, como un argumento en contra de nuestra fe. La realidad es que es un argumento a favor. El cristianismo no se basa en la suposición de tener un libro que cayó del cielo, sino en que tenemos en nuestras manos una revelación de Dios escrita por hombres bajo la inspiración del Espíritu Santo. Más de 40 escritores humanos escribieron un libro de coherencia perfecta, sin error, tratando temas que suelen ser muy conflictivos, ¡en un lapso de tiempo de más de 1500 años! La próxima vez que alguien te desafíe a probarle que la Biblia es la Palabra de Dios, trata con este argumento: “Pruébame que no lo es”.

Por lo tanto, la Biblia fue escrita por hombres, pero estos fueron guiados de tal modo por el Espíritu de Dios que los escritos que salieron de su pluma pueden ser llamados con toda propiedad la Palabra de Dios (2 Tim. 3: 16-172 Ped. 1: 19-21). Aunque la inspiración no anula la paternidad literaria ni el estilo de los escritores humanos, la paternidad literaria no altera en nada la perfección de lo que escribieron. De esta manera, la Biblia es la Palabra de Dios escrita por hombres.

Imagina a un músico experto, capaz de tocar a la perfección todos los instrumentos de viento que existen, interpretando en cada uno de ellos la misma melodía. La ejecución es impecable, pero el sonido que produce cada instrumento es distinto de los demás. Eso es lo que ocurre cuando Dios “exhala” Sus propias palabras a través de instrumentos humanos.[1] Percibimos la diferencia en el sonido, pero la ejecución evidencia la maestría inigualable del Artista.

Inspiración, no fosilización

No todas las palabras de Dios quedaron registradas en las Escrituras, sino únicamente aquellas que Él quería preservar para las generaciones futuras. De esta manera, cuando Dios dijo lo que está registrado en la Biblia, “Él tenía dos auditorios en mente, la generación que estaba presente allí y las futuras generaciones” (traducido por el autor)[2] que vendrían después (comp. Rom. 15:42 Tim. 3:16-17)[…] La inspiración hace posible que las palabras vivas de Dios sigan hablando y obrando a través de todas las épocas, más allá del marco histórico en que fueron pronunciadas originalmente.

Por lo tanto, en las Escrituras no solo tenemos un registro de lo que Dios habló hace miles de años, sino de lo que Dios sigue hablando. El hecho de poner por escrito la Palabra del Dios vivo no fosiliza la Palabra. Es la Palabra de Dios escrita la que “es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos” (Heb. 4: 12). John Stott dice al respecto: “Las Escrituras son mucho más que una colección de documentos antiguos en que se preservan las palabras de Dios. No se trata de un museo en que la Palabra de Dios se exhibe tras un vidrio, como un fósil o una reliquia. Por el contrario, es una Palabra viva, dirigida a personas vivas, que proviene del Dios vivo”.[3]

“Si oyereis hoy su voz…”

En los capítulos 3 y 4 de la Carta a los Hebreos, encontramos un ejemplo impresionante de esta permanencia viva de las palabras de Dios. Aquellos creyentes de trasfondo judío corrían peligro de ceder ante la presión de sus hermanos de raza y volverse al judaísmo. De ahí la advertencia del autor a partir de 3: 7:

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado (Heb. 3:7-13).

La escena histórica que se describe en este pasaje ocurrió en la época de Moisés, poco tiempo después de cruzar el mar Rojo (Ex. 17:1-7) […] Muchos años después el salmista trae a colación este incidente para hacerle una advertencia al pueblo de Israel de su propia generación (Sal. 95: 7b-8). El peligro de apartarse de Dios continuaba siendo una amenaza para el pueblo en los días del salmista, y este incidente histórico debía hacerlos recapacitar. Pero ahora el autor de la Carta a los hebreos cita el Salmo 95 para advertirles a los israelitas de su propia generación que profesaban creer en Cristo, afirmando que el Espíritu Santo continuaba haciendo la misma advertencia que había hecho cientos de años antes, en los días del salmista: “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Heb. 3: 7-8a, énfasis agregado). ¡El Espíritu Santo continuaba hablando a través de las palabras del salmista!

De esta manera, el “hoy” del Salmo 95 y el “hoy” del autor de la Carta a los Hebreos están conectados con el “hoy” de la experiencia de Israel en el desierto. Han pasado casi 2000 años desde que la Carta a los Hebreos fue escrita y más de 3500 años del incidente original en el desierto, pero Dios sigue advirtiéndonos a través de Su Palabra inspirada para que no nos apartemos de Él. Es por esto que John Stott afirma que “la Biblia es Dios predicando”.[4]

“La Biblia es Dios predicando”

La inspiración no fosiliza la Palabra de Dios, como decía hace un momento, sino que la preserva para que Dios continúe hablando hoy a través de ella. Si no tenemos esa convicción, ¿qué sentido tendría que nosotros la prediquemos? Predicamos porque creemos que lo que Dios quiere decirnos hoy nos lo dice a través de Su Palabra escrita, que es infalible, inerrante y suficiente. Ese es el instrumento que Dios ha usado, sigue usando y usará para obrar en Su Iglesia y en el mundo hasta la segunda venida en gloria de nuestro Señor Jesucristo. Si lo crees, permite que el texto bíblico hable porque la Biblia es Dios predicando, y Él actúa por medio de Su Palabra.

Piensa en los símiles que la Biblia usa para referirse a sí misma. Ella es como un martillo que parte los corazones de piedra (Jer. 23: 29), como un fuego que quema la basura de nuestro interior (Jer. 5: 14), como una espada aguda que traspasa nuestras conciencias (Heb. 4: 12), como una lámpara que ilumina nuestro camino (Sal. 119: 105), como un espejo que nos muestra lo que realmente somos (Sant. 1: 23), como una semilla que produce el nuevo nacimiento (Luc. 8: 111 Ped. 1: 23), como la leche que sirve de alimento espiritual (1 Ped. 2: 2), como la miel que nos endulza (Sal. 19: 10119: 103), como el oro que posee un valor incalculable y que enriquece nuestra vida espiritual (Sal. 19: 10119: 72,127).

La Biblia es todo eso y mucho más porque es la Palabra viva y eficaz del Dios vivo y todopoderoso. “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isa. 55: 10-11).

Dios ha hablado y Él continúa hablando a través de Su Palabra escrita. Estas dos convicciones deben atar nuestras conciencias para resistir a la presión “antisermónica” de nuestra generación.


[1] La palabra que se traduce como “inspirada” en 2 Timoteo 3:16 significa literalmente ‘exhalada por Dios’ o ‘espirada por Dios’.

[2] Peter Adam, Speaking God’s Words (Vancouber, Canada: Regent College Publishing, 2004), 27.

[3] John Stott, La predicación (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2000), 96.

[4] John Stott, La predicación (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2000), 98.

Sugel Michelén (MTS) es miembro del concilio de Coalición por el Evangelio. Ha sido por más 30 años uno de los pastores de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, en República Dominicana, donde tiene la responsabilidad de predicar regularmente la Palabra de Dios en el día del Señor. Es autor de Palabras al Cansado, Hacia una Educación Auténticamente Cristiana y un libro ilustrado para niños titulado La más Extraordinaria Historia Jamás Contada. El pastor Michelén y su esposa Gloria tienen 3 hijos y 4 nietos. Puedes encontrarlo en twitter.

Aarón y el sacerdocio

Ministerios Ligonier

Renovando tu Mente

Aarón y el sacerdocio

R.C.Sproul

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He mencionado que he conocido a varias personas que prometieron leer la Biblia completa desde Génesis hasta Apocalipsis y que comenzaron con una gran resolución y leyeron el libro de Génesis, luego pasaron por el libro de Éxodo, pero una vez que llegaron al libro de Levítico, empezaron a perder algo de su celo por leer toda la Biblia, y muchos desertaron a la mitad del libro de Levítico.

Algunos soportan Levítico y llegan al libro de Números, pero luego cogen su mochila y se van a casa. Son pocos los que leen todo el Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.. Y la razón de esto es simple, se debe a que en Génesis y Éxodo tenemos material histórico con el cual estamos, al menos, algo familiarizados y hay mucha acción e interés en la información que se encuentra allí; pero tan pronto como llegamos a Levítico, encontramos información y material en la Biblia que, en muchos aspectos, es completamente ajeno a nosotros porque el libro de Levítico contiene discusiones largas y detalladas de reglas específicas y regulaciones para el comportamiento del pueblo que celebra la religión en Israel.

Hay descripciones detalladas de cómo una persona puede discernir la diferencia entre una erupción cutánea normal inofensiva versus el reconocimiento de la lepra; y la gente queda estancada con esto porque es algo extraño. Es por eso que a menudo recomiendo a los que están en su viaje inaugural por las Escrituras, a que primero lean un resumen breve de los libros históricos y luego regresen y llenen los vacíos con estas piezas de literatura más difíciles.

Y eso es lo que estamos tratando de hacer en este panorama introductorio del Antiguo Testamento, a fin de proporcionar una visión general de un marco, o la estructura de toda las Escrituras; Y luego, esperamos que regreses y leas los capítulos individuales y los versículos de cada libro de la Biblia.

Y tengo que decir esto: por más que podamos luchar al inicio con libros como Levítico, Números y Deuteronomio, esos tres libros del Pentateuco son un virtual depósito de riqueza de información detallada que tiene un significado profundo para nuestra comprensión del Nuevo Testamento, Y a menudo nos perderemos la primera vez ya que no tenemos esa estructura básica en la cual colocar los detalles de esos libros.

Pero el libro de Levítico se llama Levítico, en la historia de la iglesia, porque da todas las reglas y regulaciones para las actividades de la tribu de Leví. Era de la tribu de Leví de donde se estableció el sacerdocio en el Antiguo Testamento.

Aarón y sus descendientes fueron llamados a servir en lo que llamamos el culto de Israel. Ahora, casi me aterra el usar esa palabra en las clases de esta serie, porque tan pronto como escuchamos esa palabra “cultus”, evoca en nuestras mentes la idea de algo terrible, es decir, un culto.

Vinculamos los cultos con estas sectas marginales radicales y extremas que están involucradas en cosas como las de Jonestown y otras, pero este es realmente un término técnico que describe la vida y la actividad de cualquier comunidad religiosa, e Israel tiene un culto elaborado establecido ya que es una comunidad religiosa y no tiene la connotación negativa que la palabra ‘culto’ tiene. Pero el libro de Levítico está muy interesado en los principios levíticos y en lo que llamamos la “ley ritual”.

Y debido a que los rituales del Antiguo Testamento son tan extraños e inusuales, a veces nos aburrimos o nos intimidamos con el material que se encuentra en el libro de Levítico, pero si nos detenemos por un momento y recordamos que cada ritual, es decir todo rito que Dios instituyó entre su pueblo en el Antiguo Testamento, tuvo un significado que apunta más allá de sí mismo, hacia el cumplimiento de la redención que se produce en la persona y obra de Cristo.

Entonces, al observar cuidadosa y meticulosamente algunos de estos rituales detallados del Antiguo Testamento, hay un sentido en el que simplemente abre nuestro entendimiento de la profundidad y las riquezas de lo que encontramos en el Nuevo Testamento.

El libro de Números se llama así porque básicamente se refiere a la numeración de las tribus, su ubicación y al reparto de los diversos lugares que ocuparían en la tierra prometida. Y el libro de Deuteronomio, el prefijo “deutero” significa “segundo”, y la palabra griega “nomos” significa “ley”, por lo que el libro de Deuteronomio simplemente se refiere al segundo libro de la Ley, que en cierto sentido es una recapitulación de toda la ley que encontramos, particularmente en Éxodo, y más tarde en los otros libros del Pentateuco.

Pero lo que vamos a hacer hoy es ver principalmente el significado del libro de Levítico para el sacerdocio del Antiguo Testamento. Si hay un tema general que encontramos en Levítico, es el tema de la santidad.

Es el tema de la santidad de Dios tal como se manifiesta en los rituales y en los patrones de comportamiento de las personas que Él ha llamado a sí mismo y les dice: “Sed santos, porque Yo soy santo”. Así que todos estos ritos y leyes que gobiernan la vida cúltica de Israel están abocados a mantener la santidad de la nación y esto empieza, en realidad, temprano en Éxodo con la institución y ordenación del sacerdocio porque, en primera instancia, el propósito fundamental del sacerdote en el Antiguo Testamento era ser el ministro de Dios de lo santo.

Ahora, uno de mis pasajes favoritos que lo ilustra en el Antiguo Testamento se encuentra en el capítulo 10 del libro de Levítico. Es uno de esos incidentes dramáticos que se registran allí, pero que arroja una luz enorme sobre el significado y el papel del sacerdocio levítico. Cuenta de la historia de Nadab y Abiú, los hijos de Aarón. El capítulo 10 de Levítico empieza así: “Nadab y Abiú,” en hebreo algunos lo llamam “Abijú”, yo lo voy a llamar Abiú. “Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del Señor fuego extraño, que Él no les había ordenado. Y de la presencia del Señor salió fuego que los consumió, y murieron delante del Señor”.

Ahora, estos dos versículos nos dan una pequeña y breve descripción de lo que sucede. Es decir, esto es muy característico del Antiguo Testamento, el sobrepasar ligeramente eventos importantes y profundos y casi hacerlos parecer como posdata de la historia del Antiguo Testamento, pero, ciertamente para Aarón, este fue un momento dramático en su vida ya que sus dos hijos, quienes seguían sus pasos, quienes habían sido ordenados y consagrados al sacerdocio, se presentaron ante el altar y ofrecieron lo que la Biblia llama “fuego extraño”.

Es decir, estos sacerdotes jóvenes estaban experimentando con ciertas innovaciones en el proceso de adoración que no habían sido consagradas o prescritas por Dios. A simple vista parece algo simplemente inofensivo, pero la respuesta de Dios a su innovación y al cambio del modo de adoración divinamente estipulado, fue su muerte instantánea.

Ahora vamos a leer lo que sucede como resultado: “Entonces Moisés dijo a Aarón: ‘Esto es lo que el Señor habló, diciendo: Como santo seré tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado.’ Y Aarón guardó silencio.” Permítanme aquí la libertad y licencia por un momento, para leer entre líneas.

Cuando Aarón descubre que sus hijos han sido matados instantáneamente por el Dios que los consagró para servir, el Dios a quien Aarón está dedicando su vida; no solo debió haber quedado profundamente afligido por la muerte de sus hijos, sino que debió haber quedado totalmente desconcertado y molesto de que Dios hiciera esto. Y muchos de nosotros hoy en día, cuando leemos historias como esta en el Antiguo Testamento, nos ofenden.

“¿Qué clase de Dios ejecutaría arbitrariamente sacerdotes por lo que parece ser una cosa tan pequeña e insignificante?” Y puedo oír a Aarón corriendo hacia la tienda de Moisés porque, después de todo, Aarón, a pesar de que está consagrado como sumo sacerdote y como sacerdote principal de Israel, todavía no es el líder de Israel.

El líder de Israel en ese momento de la historia sigue siendo Moisés. Él es el mediador del antiguo pacto y la autoridad de liderazgo ha sido investida en Él. Entonces Aarón va directo a Moisés y asumo que lo que hace es decir: “¿Qué está haciendo Dios aquí? Moisés, tienes que hablar con Dios. Protesta esta manifestación injusta de Su ira”.

Y Moisés, aparentemente, trata de calmar a Aarón. Moisés no tiene que ir a la montaña y preguntar a Dios del por qué ocurriría tal cosa. Él le dice a Aarón: “Aarón, Aarón: esto es lo que el Señor dice. ¿No te acuerdas? Cuando estableció el sacerdocio y le dio a los sacerdotes su verdadero propósito de ser, dijo: “Por aquellos que se acercan a mí, debo ser tratado santo y ante toda la gente, debo ser glorificado.”

Ahora, en esta respuesta sucinta que Moisés le da a Aarón, creo que encontramos el motivo principal de todo el libro de Levítico, y de hecho la cristalización cardinal de la esencia de la adoración para todo el pueblo de Dios de todos los tiempos.

Desde la primera ofrenda que fue dada por Abel en los primeros días del Génesis, hasta la adoración que se ofrece en el cielo por los ángeles, tal como está registrado en el libro de Apocalipsis, Dios, en el centro de la adoración, debe ser considerado santo, y el punto central de toda adoración y de toda vida religiosa es la gloria de Dios.

Es por eso que vimos con el Tabernáculo que solo el sacerdote podía entrar en el lugar santo, y los levitas estaban situados alrededor del Tabernáculo para asegurar que toda la actividad que rodeaba la adoración del pueblo de Dios, manifestara su Santidad y declarara Su gloria. Entonces, creo que esa es la clave para entender el libro de Levítico y todo el sacerdocio del Antiguo Testamento.

A lo que estos rituales, que regían las leyes que se exponen en Levítico, se refieren, es a la eliminación de la impureza o la eliminación de lo profano de aquello que es sagrado, Y esa es la tarea del sacerdocio: mantener ante el pueblo su vocación santa, su llamado a evidenciar y reflejar el carácter de Dios en toda su vida de pacto.

Así que tenemos estas listas, aparentemente interminables, de rituales de purificación y limpieza, llegando directamente hasta el punto de qué alimentos podía comer el pueblo de Israel. Vemos las leyes dietéticas de Israel y se permite que ciertos animales se consuman como alimento y otros están prohibidos. Del mismo modo, ciertas formas de producción que cultivan los agricultores de la época podían consumirse mientras que otras no.

Ahora, muchísima gente mira esas leyes dietéticas de Israel en el Antiguo Testamento y asume que la única preocupación que Dios tiene en esta legislación de dieta, es medicinal o terapéutica, porque incluso desde el punto de vista actual, miramos hacia atrás y vemos que ciertos alimentos que fueron prohibidos en la mesa de Israel, son alimentos que aún en nuestros días son capaces de transmitir enfermedades.

Aún somos muy cuidadosos, así que no comemos, por regla general, animales carroñeros que se banquetean de cadáveres y pueden ser fácilmente huéspedes de parásitos y transmitir enfermedades graves. Y ciertamente, había una dimensión terapéutica. La prohibición de comer carne de cerdo, por ejemplo, en el Antiguo Testamento, probablemente esté relacionada con la facilidad con que la carne de cerdo puede contaminarse con triquinosis y cosas así.

Pero si miramos un poco más profundo en las regulaciones del Antiguo Testamento con respecto a la dieta y a la comida, vemos que no solo es terapéutico o medicinal porque algunos de los alimentos que están prohibidos a Israel en el Antiguo Testamento, más tarde obtiene su aprobación en el Nuevo Pacto, donde todavía eran una cultura antigua que no contaba con las medidas sanitarias disponibles que tenemos hoy en nuestra cultura.

Pero, más importante aún, se hizo una distinción entre lo que estaba limpio y lo que estaba inmundo y esa es la distinción fundamental. No solo limpio con respecto a la limpieza medicinal, sino limpio con respecto a los tipos de animales que estuvieron involucrados.

Por ejemplo, a los israelitas se les restringió, en su dieta alimenticia, a comer solo animales domesticados, no animales salvajes. Y los granos y las sustancias alimenticias de los productos que formaban parte de la dieta permitida señalaban, en su mayor parte, aquellos alimentos que eran resultado directo de la cosecha de las personas.

Y, por lo tanto, a las personas de les permitía, en cierto sentido, comer del fruto de su trabajo, pero tenían que tener cuidado de comer cosas extrañas y raras fuera del campamento. Es decir, aún hasta estos puntos, aparentemente inofensivos de la consideración dietética, está este deseo de evitar la contaminación del pecado.

Son simbólicos en su dimensión para decir que Dios ordenó a esta nación, la llamó a estar separada y consagrada, ser diferente de todas las otras naciones, porque Dios mismo es Santo. Dios mismo, es otro. Dios mismo es distinto a nosotros. Y la diferencia fundamental entre Dios y su pueblo es la diferencia entre el que es absolutamente puro y santo y sus criaturas que se han vuelto pecadores.

Ahora, todo el mundo se ha sumido en el pecado, pero Dios, en sus propósitos de redención, para redimir a su pueblo del pecado, crea una nación y dice: “voy a hacerte diferente. Te voy a hacer mi representante. Serán santos, así como Yo soy santo. Y hasta el último detalle, voy a legislar una visión no conformista para que la gente te mire y vea que tú eres diferente”.

Y esto se convirtió en un asunto de gran compromiso moral para el pueblo escogido de Israel, de modo que cuando fueron llevados en cautiverio y se les ordenó comer de la comida de las naciones extranjeras, ellos se negaron a hacerlo porque no querían violar estas leyes y contaminarse ante la presencia de Dios. Así el tema de la santidad de Dios y la pecaminosidad del ser humano se repite a lo largo del libro de Levítico.

Ahora, los sacerdotes, además de ser responsables de todas estas leyes rituales, eran también responsables, hasta cierto punto, de ser administradores civiles; tenían el papel que más tarde se les otorgaría a los jueces y eran los médicos de la época. Mencioné esa larga sección en el Antiguo Testamento donde la gente tiene que pasar por esta lista detallada de chequeos con el propósito de diagnóstico, para ver si es una erupción cutánea inofensiva o para ver si es lepra,

Y fueron los sacerdotes los responsables de hacer el diagnóstico final en casos como esos. Recuerdas en el Nuevo Testamento que cuando Jesús sanó a los leprosos, cuando terminó de sanarlos les dijo: “Id y mostraos a los sacerdotes”.

Es como decir: “Ahora acude a tu médico y haz que el médico confirme que en verdad estás curado de esta horrible enfermedad”. Uno de los aspectos importantes del sacerdocio en el Antiguo Testamento es el cuidado con que Dios designa y diseña sus vestimentas.

Eso lo encontramos a principios del libro de Éxodo, en Éxodo 28. Éxodo 28 empieza con estas palabras, Dios está hablando y Él dice: “Entonces harás que se acerque a ti, de entre los hijos de Israel, tu hermano Aarón, y con él sus hijos, para que me sirvan como sacerdotes: Aarón, con Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón. Y harás vestiduras sagradas para tu hermano Aarón, para gloria y para hermosura.

Y luego lo que sigue es una detallada descripción del diseño del efod, el pectoral y el manto y los nombres que están inscritos en las túnicas de los sacerdotes, ya que ellos han de ser santos para el Señor. Pero nos preguntamos por qué este detalle en las túnicas y vestiduras de los sacerdotes.

Y Dios da la respuesta. Él dice: “Yo quiero que estos sacerdotes sean distintos. Quiero que estén apartados y que las vestiduras que usen sean para gloria y para hermosura.” A menudo, esto es pasado por alto: que en el diseño del Tabernáculo, en el diseño del sacerdocio, la gloria de Dios está en el centro del interés, y el vínculo que se encuentra aquí entre la gloria y la hermosura divinas.

A menudo obviamos eso y esa belleza en sí misma llama la atención sobre la naturaleza y el carácter de Dios. Es por eso que, en resumen, podemos decir que estas instrucciones para la adoración en el Pentateuco son para adorar a Dios en la belleza de la santidad.

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

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Brillando a la sombra de su gloria

Isha – Salmos

DÍA 77 – Salmo 45

Dosis: Majestad

Brillando a la sombra de su gloria

“Cetro de justicia es el cetro de tu reino; has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros. Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos, desde palacios de marfil te recrean”. (Salmo 45:6b–8)

Qué hermosa descripción nos da este Salmo de la justicia de Cristo como un cetro. Todo lo que este rey hace es justo y está de acuerdo con el designio eterno y la voluntad de Dios, que son la norma y razón eternas del bien y del mal. Jesús sufrió por causa de la justicia y la destrucción del pecado “el justo por los injustos”.

Pero en este pasaje se nos habla también del ungimiento del rey. Se dice que sus vestidos estaban impregnados de perfume. En cuanto a los elementos que se mencionan, la mirra es una resina aromática que con frecuencia se elabora en forma de polvo. Los magos se la llevaron de regalo a Jesús y las mujeres la compraron para ungir el cuerpo muerto del Señor. La canela se elaboraba de las flores secas. El áloe es una madera aromática originaria de La India. La presencia de este rey exhalaba un exquisito aroma.

Se dice también que sus palacios son de marfil, que eran los más magníficos de ese entonces. ¿Te imaginas cómo serán las calles del cielo? Tal vez aquí vivas en un lugar muy humilde, pero las mansiones celestiales son mejores que los palacios de marfil. Aquí se compara por su pureza, al oro de Ofir, que era el más refinado y costoso.

En este contexto aparece la reina: “Está la reina a tu diestra con oro de Ofir”. En el Nuevo Testamento es la iglesia la esposa del cordero, cuya belleza y gracia son sus ornamentos que se comparan al lino fino y resplandeciente de Apocalipsis 19:8: “Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”. ¿Están procurando vestirte de este lino fino? Como novias debemos exhalar también un exquisito perfume, un carácter santificado, una fragancia de amor por nuestro Salvador.

Solo podemos ser novias regias y gloriosas a su sombra, porque él comparte con nosotras su santidad, él nos limpia, nos lava, nos viste, nos adorna. Para que un día contemplemos su majestad.

Oración: Señor enséñame a deleitarme en tu hermosura y a santificar mi vida bajo tu sombra. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 92). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

Diferencia radical

Jueves 14 Noviembre

(Jesús dijo:) El que cree en mí, tiene vida eterna.

Juan 6:47

Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen.

Juan 6:63-64

Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

Juan 6:68

Diferencia radical

Pensamientos de J. F. Jobin

http://labuenasemilla.net/20191114

«Existe una diferencia radical, una oposición fundamental entre la fe cristiana, resultado de la vida de Dios en un creyente, y la observancia de ritos religiosos con el fin de alcanzar a Dios. Si la religión conduce al fiel a hacer esfuerzos para ir a Dios y serle agradable, inversamente, la revelación cristiana nos enseña que Dios viene al encuentro del hombre y lo busca donde él está…

Igualmente, la filosofía es la búsqueda de la verdad, mientras Jesús se presenta diciendo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). No se trata de una verdad que tendríamos que buscar y comprender, sino de una verdad que se revela y nos ilumina. No se trata solamente de seguir un enfoque intelectual, sino de responder a Dios quien nos llama…

La salvación está en una fe viva en el Hijo de Dios; ahora bien, a menudo nosotros estamos encerrados en las ideologías que nos han seducido. Necesitamos que esos cerrojos de nuestros razonamientos se rompan…

En cuanto a mí, cuando fui confrontado clara y evidentemente con mis limitaciones y mis fracasos, pude responder al llamado de Dios. Entonces encontré a otros creyentes que, de diferentes maneras, llegaron a la misma verdad. Tantos caminos individuales que convergen hacia la misma persona, la del Hijo de Dios. Y los que creen en él comprenden que no han tenido ningún mérito para llegar a él. Jesús mismo vino a su encuentro».

Job 15 – Hebreos 6 – Salmo 123 – Proverbios 27:17-18

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