CONTENTOS Y CONFIADOS

Noviembre 25

CONTENTOS Y CONFIADOS

Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.

(Salmo 17:5)

Los cristianos que son espiritualmente estables tienen un testimonio que honra a Cristo. Esa es la clase de testimonio que tenía el apóstol Pablo. Atado en cadenas como preso del Imperio Romano, seguía contento y confiado en el Señor (Fil. 4:11, 13). Pero muchos creyentes no están contentos hoy. En realidad, a los incrédulos les resulta difícil entender cómo un cristiano que cree en un Dios Todopoderoso puede vivir como si Dios fuera débil.

Tal vez haya ocasiones en las que usted se sienta aplastado, débil y sin poder mantenerse firme. Usted sabe lo que es perder su equilibrio espiritual. Nos enfrentamos a las tentaciones y las pruebas de esta vida. No obstante, es esencial que seamos espiritualmente estables no solo por nuestro propio bienestar, sino también por nuestro testimonio cristiano ante el mundo perdido. Así que cerciórese de que está dependiendo de Dios, no de usted mismo, para mantenerse firme.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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La ofrenda; 10 principios prácticos

Soldados de Jesucristo

La ofrenda; 10 principios prácticos

David Barceló

El tema del dinero es muy delicado, lo es más hablar de la ofrenda en el contexto de la religión. Fácilmente podemos caer en dos extremos. Por un lado, la idolatría. La Palabra de Dios nos advierte seriamente sobre el amor al dinero, que es raíz de todos los males (1 Timoteo 6:10), y sin embargo vemos en ciertos contextos —aún en ciertas iglesias— que tan solo se habla del dinero. Qué triste es comprobar que hay líderes religiosos más preocupados por lo que sus feligreses tienen en la cartera que por lo que tienen en el corazón. Debemos de tener cuidado con la avaricia, pues el amor al dinero es idolatría (Colosenses 3:5). Pero el otro extremo es igualmente triste: la negligencia. No podemos cerrar los ojos ante este tema, porque el dinero es un tema importante, y el Señor Jesús habla varias veces sobre nuestro uso de los bienes materiales. Hemos de confiar en Dios, nuestro proveedor, y hemos de ser buenos mayordomos de todo lo que Él pone en nuestras manos.

¿Cómo podemos entonces tener una visión bíblica del dinero? ¿Qué principios podemos seguir para saber cómo agradar al Señor con nuestras ofrendas? Veamos 10 principios prácticos de forma muy resumida:

1. Todo es del Señor

En ningún momento pienses que “le estás haciendo un favor a Dios” con tus ofrendas. Todo es suyo. Tu casa, tu coche, tu familia, tu dinero y tu vida. Pero Él es tan generoso, que todo lo que es suyo deja que lo llames “mío”. Cuando ofrendamos, no hacemos más que darle al Señor una pequeña parte de lo mucho que Él nos da.

2. La ofrenda es algo espiritual, no material

No se trata de ofrendar simplemente para cubrir los gastos de la iglesia. Nuestro uso del dinero expresa las prioridades de nuestro corazón. Usamos el dinero en aquello que nos interesa, aquello que amamos, o creemos que es importante. ¿En qué inviertes tu dinero? ¿Libros, pasatiempos, deporte, dulces, ropa? ¿Qué prioridad tienen las cosas del Señor en tu vida? ¿Qué importancia le das a la iglesia local y a la extensión del Reino? El presupuesto mensual es un reflejo de lo que está en nuestro corazón.

3. Ofrenda para el Señor, no para los hombres

La ofrenda es una forma más de expresar nuestra devoción hacia el Señor. En la iglesia que pastoreo en Barcelona, tenemos la costumbre de ofrendar usando un buzón en la sala de cultos, de modo que el creyente pueda ofrendar de forma privada y habiendo meditado delante de Dios. La oración, la lectura de la Palabra, o la ofrenda, son aspectos de nuestra adoración al Señor. Eso quiere decir, lamentablemente, que corremos el peligro de descuidar las ofrendas así como corremos el peligro de descuidar nuestra vida de devoción privada. Pero recordemos que el hecho de que solo Dios vea qué ofrendamos, no hace las ofrendas algo menos importante, sino todo lo contrario.

4. No ofrendes para que Dios te dé; ofrenda porque Dios te ha dado

El mal llamado “evangelio de la prosperidad” presenta el ofrendar como una forma de “negociar con Dios”. Algunos dicen “ofrenda, para que Dios te bendiga”, otros dicen “ofrenda, o Dios te castigará”, y usan algunos pasajes fuera de contexto para justificarse. Recordemos que en el Antiguo Testamento las bendiciones materiales eran sombra y figura de las bendiciones espirituales bajo el Nuevo Pacto. Hoy, Cristo es nuestra Tierra Prometida y todas las bendiciones celestiales las tenemos en Él (Efesios 1:3). No creemos que debamos ofrendar “para que Dios nos bendiga” sino al revés. Ofrendamos, porque Dios nos ha bendecido. ¿Te ha dado algo el Señor? ¿Tienes sustento y abrigo? ¿Dios provee para ti cada día? Nuestras ofrendas no son para “negociar” con Dios, sino una muestra de nuestra gratitud y devoción por su bondad y generosidad con nosotros.

5. Ofrendar es un privilegio

Hay causas muy nobles en las cuales vale la pena invertir dinero, pero no hay causa más excelente que la obra de la extensión del evangelio. No es de extrañar que haya creyentes que hayan ofrendado mucho para el avance del Reino. Vale la pena. Quien ha encontrado el tesoro escondido, ya no tiene el mismo apego a las cosas terrenales. Si Dios entregó lo más precioso, su Hijo, y el Hijo entregó lo más precioso, su vida, el cristiano es por naturaleza alguien que da generosamente porque ha sido objeto de la generosidad de Dios y desea que muchos más escuchen del camino de salvación.

6. Ofrendar es una responsabilidad

En algunos casos Dios ha usado a los incrédulos para proveer para su causa, como cuando los egipcios entregaron el oro a los hebreos. Pero en general, ese no es el caso. Los creyentes son los que con sus ofrendas envían misioneros, sostienen a sus pastores, construyen sus iglesias, etc. El apoyo de cada iglesia local es una responsabilidad de los miembros que la componen. El creyente puede ofrendar de muchas maneras, y a muchos lugares, pero nunca debiera de obviar esta responsabilidad principal con su propia iglesia.

7. Ofrenda con generosidad

No se trata de debatir si hemos de hacer el diezmo, o más, o menos. En el Antiguo Testamento el diezmo era parte de la ley, y no había uno sino varios diezmos (Deuteronomio 26:12-13). Normalmente, quien cuestiona el diezmo no es porque quiera ofrendar más. El diezmo ha quedado para nosotros como un baremo de lo que ofrendar, no una imposición. Hay momentos en los cuales no nos es posible hacer el diezmo, y otros momentos en los que el diezmo será muy poco. Cada uno ofrende “según haya prosperado” (1 Corintios 16:2). En el Nuevo Pacto la ofrenda obedece a principios espirituales, y debe ser generosa, en amor, y con gozo, porque la ofrenda brota de la actitud de adoración de un corazón agradecido, y está expresando nuestra dependencia de Dios (Lucas 21:3-4).

8. La ofrenda es una inversión espiritual

En 2 Corintios 9 el apóstol Pablo da instrucciones sobre cómo ofrendar. En el v.6 escribe El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”. Todos queremos ver pecadores venir a Cristo, y bautismos, y nuevas iglesias, y el evangelio llegando a todas las naciones, pero para segar es necesario sembrar. Dios usa el esfuerzo, el tiempo, y las ofrendas de los creyentes para traer fruto espiritual en su tiempo. No veamos las ofrendas como dinero perdido, sino como dinero invertido en una causa con implicaciones eternas.

9. Ofrenda con gozo

Nos recuerda también 2 Corintios 9:7 que hemos de ofrendar “no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”. Recuerda, que la ofrenda es parte de tu culto al Señor. ¿Acaso cantas enfadado, y oras con fastidio? ¡Claro que no! Pues tampoco ofrendes con tristeza. Que aquello que decidas ofrendar sea con alegría y gratitud en tu corazón, porque no solo ofrendas dinero. La mejor ofrenda que los magos trajeron a Belén no fue el oro, ni el incienso, ni la mirra, sino la actitud de verdadera adoración (Mateo 5:23-24).

10. Ofrenda medidamente

De nuevo 2 Corintios 9 expresa claramente “Cada uno dé como propuso en su corazón”. La ofrenda no se debe improvisar el domingo, rascando en el bolsillo a ver qué encuentro. Cuando el dinero llegue a tus manos, ya sea el salario, o un regalo, o una herencia de tu bisabuelo, decide en oración delante del Señor qué hacer con ello. ¿Vas a ofrendar? ¿Cuánto? ¿Tienes la actitud correcta en tu corazón? Y según hayas meditado, prepara tu ofrenda para llevarla el domingo. En el caso de aquellas familias donde haya varios salarios y una sola administración, la familia debe decidir junta qué van a ofrendar. En el caso de ser el único creyente en casa, decide qué vas a ofrendar con el consentimiento de tus padres, o de tu esposo, o de tu esposa. Seamos sabios, y recordemos que todo es de Dios.

David Barceló

David es licenciado en Psicología y graduado de los seminarios Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin). Es miembro de la NANC y graduado en Consejería Bíblica por IBCD. David ha estado sirviendo en la Iglesia Evangélica de la Gracia, desde sus inicios en mayo de 2005, siendo ordenado al ministerio pastoral en la IEG en junio de 2008.

http://www.sdejesucristo.org/10-principios-practicos-sobre-la-ofrenda/

31 – Cuando las Emociones Gobiernan «La Depresión»

Entendiendo los Tiempos

Primera Temporada

31 – Cuando las Emociones Gobiernan «La Depresión»

ENTENDIENDO LOS TIEMPOS

Surge en el 2013 como programa de radio bajo la cobertura de la emisora cristiana Radio Eternidad en la estación 990am. Las temáticas de nuestro programa son diversas y contemporáneas con las necesidades que se presentan  hoy en día en la sociedad. Todo tema es llevado a la luz de la Palabra de Dios que es la única mediadora entre los hombres y la única verdad que puede hacerle libre. Tratamos diferentes temas con el propósito de entender el presente bajo una cosmovisión bíblica y actuar en base a esta. Con nuestro productor Andrés Figueroa y el equipo de Gracia TV, quienes semanalmente transmiten este programa en un formato para Radio y TV.

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El ciclo de los jueces

Ministerios Ligonier

Renovando tu Mente

El ciclo de los jueces

R.C.Sproul

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Recuerdo que cuando era un estudiante universitario, durante el verano trabajaba como consejero en un campamento de niños judíos y era muy celoso al comunicar las Escrituras a mis campistas, pero estaba también limitado por los encargados del campamento en cuánto a lo que podía decir. Así que adopté la costumbre, antes de dormir, de leer historias a mis pequeños campistas cada noche. Y su libro de historias favorito era el libro de Jueces. Ellos se ponían al borde de sus camas mientras leíamos acerca de las aventuras que se registran en ese libro.

Realmente es una secuencia de la historia judía emocionante, de ritmo acelerado que fluye con rapidez. El libro de Jueces, tan corto como es, cubre más o menos un período de 350 años; desde la muerte de Josué hasta el final del período de los jueces, el cual culmina con la vida de Samuel, cuya vida, por cierto, está registrada en 1 Samuel y no en el libro de los Jueces.

Pero cuando pienso en la condensación de la historia judía en ese pequeño libro de cerca de 350 años, me remonto a la mitad del siglo XVII en Norteamérica. Piensen en toda la historia que ha ocurrido en Estados Unidos desde un período de 125 años antes de la guerra de la independencia hasta la época actual. Si lo miramos de esa manera, vamos a tener cierta luz de la gran extensión de tiempo que se encuentra en el libro de Jueces.

El libro se llama el libro de los Jueces porque describe el período transicional en la historia judía, desde el tiempo de deambular por el desierto hasta el momento del establecimiento de la monarquía. Y a este período se le llama la anfictionía. Ahora la palabra “anfictionía” imagino que jamás la hemos escuchado en español ya que tiene su origen en la antigua Grecia. Esta palabra describía en Grecia su situación, que en vez de tener un rey sobre toda la nación, tenías un grupo federado flexible de pueblos o ciudades que estaban algo conectados por un centro religioso; Y en el período griego temprano, ese centro religioso fue el oráculo de Delphi, del que hemos oído hablar en la historia.

Y así, ese período de la civilización griega se le llamó la anfictionía y ese término han usado los académicos para volver a describir este tiempo transitorio, interino en la historia judía. Y la anfictionía es simplemente una palabra que describe una forma de gobierno donde no hay un solo centro de poder, sino que el gobierno existe sobre la base de una federación flexible de tribus y líderes tribales.

Así que, para este período de más o menos tres siglos y medio no había rey en Israel y no había un solo líder, tal como había sido el caso bajo el liderazgo de Moisés y más tarde bajo el liderazgo y la dirección de Josué; Sino más bien, el liderazgo de la nación estaba comprometido con individuos únicos que eran, en el total sentido de la palabra, líderes carismáticos. Ahora, usamos ese término “carismático” de forma un tanto vaga en nuestra cultura actual y proviene de la palabra griega que significa “don de gracia” y se refiere, en la jerga contemporánea, a aquellos que creen en ser ungidos por el poder y la influencia del Espíritu Santo.

Pues bien, en el período del Antiguo Testamento, vemos la charismata o los dones carismáticos que eran dados a individuos específicos para tareas específicas. Recordamos que los primeros carismáticos, por así decirlo, en el Antiguo Testamento fueron los responsables del diseño y de la construcción de los muebles para el Tabernáculo, para lo cual Bezaleel y Aholiab fueron ungidos por Dios Espíritu Santo y capacitados por Dios para esta tarea.

Sabemos que el Espíritu del Señor vino sobre Moisés y le permitió realizar las proezas que realizó. Recordamos en Números 11, donde después de que Moisés fue reprendido por su suegro por asumir toda la responsabilidad de todos los detalles de la organización, administración, gobierno y ser el líder espiritual de la nación, su suegro Jetro le dijo: “Las cosas que estás haciendo, no están bien”.

Y Dios ordenó a Moisés a que reúna 70 hombres, a quienes él conociera como ancianos sobre el pueblo, y Dios dijo que tomaría el espíritu que estaba en Moisés y lo pondría sobre los 70 ancianos. Y cuando Dios hizo eso, tal como está registrado en Números 11, empezaron a profetizar, indicando que habían sido objeto de esta influencia directa e inmediata del Espíritu Santo. Además, en el Antiguo Testamento, los profetas eran ungidos por el Espíritu Santo de una forma carismática y les daba poder para ser portavoces de Dios.

La unción de los reyes más adelante, cuando fueron ungidos con aceite, esta ceremonia de la unción simbolizaba la venida del Espíritu Santo sobre el rey para dotarlo para la misión particular a la que Dios le había asignado. Entonces, lo que tenemos ahora durante este período de federación tribal en el libro de Jueces es el registro de individuos excepcionales que, en tiempos de crisis, son levantados por Dios y facultados por el Espíritu santo para realizar las grandes hazañas y tareas que llevaron a cabo.

Pensamos, por ejemplo, que quizás el más famoso de los jueces en términos de ser carismáticamente dotado por Dios para grandes hazañas, fue Sansón. Pensamos en Sansón y su pelo y la historia con Dalila y todo eso, y su fuerza Hercúlea con la que derribó el templo filisteo y mató a todas estas personas con la quijada de un asno y estas hazañas que no tenían paralelo en la historia judía. Pero lo hizo bajo el poder del Espíritu Santo.

Ahora bien, hay un patrón que se nos presenta en el libro de los Jueces que creo que es muy importante que lo comprendamos y porque es muy ilustrativo e instructivo. No sólo de este período de la historia judía, sino de toda la historia del Antiguo Testamento e incluso, podríamos decir, de toda la historia de la redención. Y ese patrón se observa en un estribillo que aparece una y otra y otra vez en el libro de Jueces, y empieza así: “Entonces los israelitas hicieron lo malo ante los ojos del Señor”. Y después de leer este nefasto prefacio, vemos que Dios levantaría a los enemigos de Israel y los usaría como una herramienta de castigo contra su propio pueblo.

Dios levantaría a los madianitas o a los filisteos o a los amalecitas o quien sea, y estas naciones, estos pueblo paganos vendrían y oprimirían a los judíos, y cuando el pueblo estuviera bajo opresión, clamarían a Dios por socorro y liberación, y ellos se arrepentirían de sus pecados. Y era solo después de que se arrepentían, que Dios levantaba a uno de los jueces, como Otoniel o Aod, el juez zurdo que mató al rey Eglón y que tomó su espada y se la hundió en su gran barriga hasta que la gordura cubrió la empuñadura de la espada.

Pensamos en las proezas de Débora y de Barak y de Gedeón, a quien veremos en un momento, y de Sansón y de Jefté y de otros después, terminando con Elí y finalmente Samuel. Pues bien, estos individuos, bajo el poder del Espíritu Santo, vencían a los enemigos del pueblo judío y traían liberación. De hecho, a veces los jueces eran llamados por el nombre moshiam que significa “libertadores”. Pienso en Moshi Diane, quien fue el general heroico de la guerra de los Seis Días en 1967, que tenía el nombre que a menudo era usado por estos pueblos en el Antiguo Testamento a quienes Dios usó como libertadores o salvadores de la nación.

William Hendricksen usa un poco la aliteración para describir este ciclo repetitivo en el libro de los Jueces y usa esta aliteración con cuatro palabras con el sonido de “RR”. La primera es para REcaída, la segunda es para REtribución, la tercera para, aRREpentimiento y la cuarta es para REscate. Este es el patrón cíclico que leemos una y otra y otra vez en el libro de los Jueces. En primer lugar, el pueblo comete apostasía y en su apostasía, la palabra “apostasía” significa que se alejan de su fidelidad a Dios y empiezan a adorar a los dioses de las naciones extranjeras y a entregarse a la idolatría.

Y eso es lo que quiere decir cuando dice: “E Israel hizo lo malo ante los ojos del Señor”. Y lo que sigue a cada recaída, según está registrado en el libro de Jueces, es la justicia retributiva de Dios por medio de la cual viene el derramamiento del juicio y la ira de Dios contra su propio pueblo. Y bajo el peso de la justicia retributiva de Dios, el pueblo es llevado a un estado de arrepentimiento en el que lamentan su situación y esperan su rescate cuando Dios es movido a redimirlos a través de la intervención de los jueces.

Veamos uno de esos ejemplos, lo encontramos en el segundo capítulo del libro de Jueces empezando en el verso 11. ‘Entonces los Israelitas hicieron lo malo ante los ojos del Señor y sirvieron a los Baales; ellos abandonaron al Señor, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto y siguieron a otros dioses de entre los dioses de los pueblos que estaban a su alrededor y se postraron ante ellos y provocaron la ira del Señor’. “Dejaron al Señor y sirvieron a Baal y a Astarot.”

Permítanme una pausa en este punto. Esta es una recapitulación sombría, sombría de la historia de este pueblo. Recuerdas al final del libro de Josué cuando Josué reunió al pueblo para para renovar el pacto y les dijo: “pero yo y mi casa, serviremos al Señor.” Y llamó al pueblo de Israel a renovar su promesa de obediencia al pacto que tenían con Dios. Y el pueblo se comprometió a dos cosas: una positiva y otra negativa.

Prometieron obedecer a Dios (esa es la positiva) y prometieron que no lo abandonarían. Pero no pasó mucho tiempo antes que la nación empezara a olvidar al Señor. Y esto es importante, porque si recuerdas la promesa que Dios hace una y otra vez a los patriarcas, cuando Dios promete su compromiso para con su pueblo, Él dice: ‘Nunca te dejaré y nunca te abandonaré’. Eso inmediatamente nos señala a la cruz donde Cristo grita en la agonía de su pasión: “Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?”

Y algunos han sentido que esta es la angustia de la pasión de Jesús en la cual se sentía simplemente tan solo, tan desolado, que tenía la sensación de haber sido abandonado. Pero, por supuesto, Dios realmente no lo abandonó. Pero amados, él sí lo abandonó porque ese era el castigo por el pecado: ser abandonado por Dios. Y para que seamos redimidos, debemos ser librados del abandono divino, y para que eso suceda, Cristo tuvo que asumir sobre sí el verdadero abandono. Ahora, finalmente Él no fue abandonado porque Dios lo levantó de los muertos y como dice el libro de Hechos: era imposible que la muerte lo retuviera porque era imposible que el Padre abandonara a su Hijo por mucho tiempo; Pero toda la idea del abandono es un tema muy importante en la Escritura: que la promesa del pacto de Dios para aquellos que están en una relación con él es “Nunca te dejaré y nunca te abandonaré”. Y el libro de Jueces da testimonio de que aunque Dios castiga a su pueblo, está castigando a sus hijos, a quienes ama.

Y aunque se sientan abandonados por un tiempo, Dios no los abandona a ellos. Sin embargo, el registro es que el pueblo sí lo abandonó; esa es la gran diferencia entre el Dios de Israel y el Dios del pacto y su pueblo. Dios no nos abandona, pero estamos inclinados a abandonarlo. Y otra vez, lo que provoca aquí el abandono de Dios en este libro es el gran deseo del pueblo judío de ser como sus vecinos. Dios los había llamado a no conformarse. Dios los había llamado a ser una nación santa. Dios los había llamado a ser santos y a huir de la idolatría, pero eso era impopular en esos días. Y es impopular hoy también.

Sin embargo vemos este ciclo que se produce cuando el pueblo hacía lo correcto antes sus propios ojos, abandonaron la ley de Dios y comenzaron a imitar las prácticas de sus vecinos paganos; Y ese ciclo no dura simplemente 350 años. Ese es el ciclo que el pueblo de Dios ha vuelto ha vivir una y otra vez a través de la historia de la iglesia. Leemos, entonces, en el versículo 14 que “Se encendió la ira del Señor contra Israel”. Y los entregó en manos de los saqueadores que los despojaron; los vendió en manos de sus enemigos por todas partes, de modo que ya no pudieran enfrentarse a sus enemigos.

Y cada vez que salían, la mano del Señor estaba contra ellos para mal, tal como el Señor había dicho y como el Señor les había jurado a ellos. Y se angustiaron en gran manera. El Dios de Israel es un Dios que promete tanto bendiciones como maldiciones, tanto prosperidad como calamidad. Y los juicios de Dios sobre los rebeldes son calamitosos. Tenemos la tendencia a tener una Biblia expurgada en la vida de la iglesia hoy en día, donde queremos eliminar estas cosas que son un patrón recurrente de las acciones de Dios y que Dios traerá calamidad sobre una nación y sobre un pueblo que lo abandona.

Sin embargo, leemos en el versículo 16: “Entonces el Señor levantó jueces que los libraron de la mano de los que los saqueaban.” Pero no escucharon a sus jueces, sino que se prostituyeron con otros dioses y se inclinaron ante ellos. Se apartaron pronto del camino en que sus padres habían andado en obediencia a los mandamientos del Señor. No hicieron como sus padres. Y cuando el Señor les levantó jueces, el Señor estaba con el juez y los libraba de manos de sus enemigos todos los días del juez; porque el Señor se compadecía por el gemido a causa de los que los oprimían y afligían. Pero este pasaje que acabo de leer se repite tantas veces como el estribillo de una canción en este libro. De nuevo: REcaída, REtribución, aRREpentimiento y REscate.

Ahora, el carácter y el perfil de cada uno de los jueces que se describen aquí en este libro es un estudio fascinante de individuos piadosos, pero en el breve tiempo que nos queda, quiero que presten atención a uno de ellos que creo que es particularmente excepcional y uno de mis favoritos: Gedeón. Nos encontramos con Gedeón en el capítulo seis de Jueces y el sexto capítulo empieza con estas palabras: “Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del Señor, y el Señor los entregó en manos de Madían”.

Luego en el verso once: El ángel del Señor vino a Gedeón, “y el ángel del Señor se le apareció, y le dijo: El Señor está contigo, valiente guerrero”. Imagina eso como un saludo, como el ángel que fue enviado a María posteriormente con este saludo. Aquí el saludo de Gedeón, quien es simplemente un agricultor, no es un soldado y Dios le habla a través de este ángel y le llama valiente guerrero. Lo distingue como un hombre de extraordinaria valentía. Ahora, creo que Gedeón estaba un poco confundido por este saludo.

Sospecho que miró a su alrededor para ver a quién hablaba el ángel, y él respondió: “Ah señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha ocurrido todo esto?” ¿Cuántas veces los cristianos hacen esta pregunta? “¿Y dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado, diciendo: “¿No nos hizo el Señor subir de Egipto? Pero ahora el Señor nos ha abandonado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y el Señor lo miró, y dijo: Ve con esta fuerza, y libra a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te he enviado yo?” Él dijo: “Ah Señor, ¿cómo libraré a Israel? He aquí que mi familia es la más pobre en Manasés” y yo soy el menor de mis hombres.

Y aún así, Dios solo le dijo que fuera en su fuerza y que lo usaría a él y a su valor para librarlos. ¿Cómo lo puedo hacer? Soy el más débil de mi familia. Y es como si Dios estuviera diciendo a Gedeón: ‘¡Precisamente!’ Gedeón está tan aterrado por este encargo que no puede creer que Dios le está hablando a él. Por eso leemos la historia del vellón de lana y la confirmación milagrosa de Dios de su llamado a él.

Y así, Gedeón es obediente y reúne un ejército para enfrentarse a los madianitas y tiene 32,000 soldados a su cargo; y Dios se acerca a él y le dice: “Tienes demasiados”. Y él dijo: “Mira quien tiene miedo entre ellos y envíalos a casa.” Y Gedeón dijo: “Cualquier persona que tenga miedo de este conflicto, se puede ir a su casa”. Y 22,000 se fueron a casa. 22,000 abandonaron, pasaron la colina, dejándolo a él con un ejército de 10,000; un núcleo de élite de soldados que se enfrentarán a toda la nación de los madianitas.

Y entonces Gedeón dijo: “Está bien, estoy listo”. Dios mira a su ejército y dijo: “Es demasiado Gedeón, porque si pongo la victoria en tus manos con este tamaño de ejército, vas a pensar que lo hiciste con tu propia fuerza”. Y luego esa historia extraordinaria de cómo Gedeón reduce su ejército a solo 300 hombres y luego con 300 hombres Gedeón logra derrotar a todo el ejército madianita durante la batalla nocturna.

Y esa historia de la redención de Dios ilustra nuevamente el punto que leemos una y otra vez en el Antiguo Testamento: la salvación es del Señor.

 

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

http://www.ligonier.es

5/5 – Preparada para una crisis

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Un Corazón de Quietud

5/5 – Preparada para una crisis

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/preparada-para-una-crisis/

Leslie Basham: Aquí está Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: Si siempre vives la vida de prisa, si tu vida está siempre rodeada de ruido y de desorden, entonces tiendes a entrar en pánico en medio de la crisis. Pero si tú has almacenado una reserva, un depósito de plenitud obtenido de pasar tiempo a solas con la Palabra,  encontrarás que tienes un pozo profundo para socorrerte cuando estás en medio de la crisis. Tú tienes un lugar a donde ir.

Leslie: Estás escuchando  Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy: Bueno, hemos llegado al final de nuestra serie sobre cómo tener un corazón en calma, basado en el Salmo 131, pero espero que sea solo el comienzo de tu aprendizaje de cómo caminar en silencio, en sencillez y en humildad delante del Señor.

Mientras veíamos este pasaje, he estado pensando en el himno de Francis Havergal, que se titula,  “Cual la mar hermosa”. Ese coro ha estado pasando por mi mente:

Cual la mar hermosa es la paz de Dios, fuerte y gloriosa, es eterna paz, grande y perfecta, premio de la cruz, fruto del Calvario, obra de Jesús.

En el gran refugio de la paz de Dios, nunca hay molestias, es perfecta paz, nunca negra duda pena ni pesar vejaciones crueles pueden acosar.

Ahora, eso no es solo un himno antiguo. Esa es la realidad actual. Cuando nuestros corazones están fijos mirando a Cristo, fijos en Cristo, podemos tener la tranquilidad y el descanso perfecto como dice el Salmo 131.  Lo cito de nuevo:

“Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; Ni anduve en grandezas, Ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma. Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma. Espera, oh Israel, en Jehová, Desde ahora y para siempre.” (RV60)

Quiero que nos enfoquemos en la última pequeña frase. Esa pequeña frase. Las diferentes traducciones lo expresan de diferentes maneras. La Reina Valera del 60 lo dice así, «desde ahora y para siempre», a partir de ahora y para siempre. ¿Sabes lo que me dice? Nunca hay una buena razón—no ahora, no mañana, no el próximo mes, no el próximo año, no cuarenta años a partir de hoy, no hay y nunca habrá una buena razón para que los hijos de Dios se preocupen, se enfurezcan, y se inquieten, o se turben y teman.  Nunca.

El reto no es cuando estamos todas sentadas aquí escuchando la Palabra de Dios con nuestras Biblias abiertas y tomando notas. El verdadero problema es cuando te metes en tu vehículo y te ubicas en el mundo real, algo que proporcionará una gran cantidad de oportunidades para que te preocupes, te turbes, te irrites, y temas. Ahí es cuando tenemos que aconsejar a nuestros corazones y decirles:   “Confía en el Señor desde ahora y para siempre”.

Quiero concluir esta serie dándote varias sugerencias prácticas sobre cómo cultivar corazón en calma y confiado. Estas son solo algunas de las cosas que han sido de gran ayuda para mí. La número uno es la importancia de un tiempo de devoción diario y tiempos sabáticos regulares—un tiempo de quietud diario acompañado de sabáticos regulares. Con esto quiero decir que tomes tiempo de manera regular para centrar tu corazón en el Señor.

Isaías capítulo 26 versículo 3 dice: «[Tú] guardarás en completa paz a aquél cuyo pensamiento en ti persevera» (RV).  Fija tu mente en el Señor. Tomando esos momentos de tranquilidad cuando estás sola, cuando estás lejos de la multitud, cuando estás fuera de tu trabajo, cuando estás lejos de otras responsabilidades, apaga la radio, apaga el televisor—toma tiempo para simplemente estar a solas con el Señor en Su Palabra y esto te preparará para tiempos de crisis.

Esto también te provee de un depósito de dónde puedes extraer. Si tu vida siempre la vives a la carrera, si tu vida está siempre rodeada de ruido y de desorden, entonces tiendes a entrar en pánico en medio de la crisis. Pero si tú has almacenado una reserva, un depósito de plenitud obtenido de pasar tiempo a solas en la Palabra, te encontrarás que tienes un pozo profundo para socorrerte cuando estás en medio de una crisis. Tú tienes un lugar a donde ir.

Algunas de ustedes que son madres, tal vez están pensando: «¿Cuándo podré conseguir un tiempo de silencio?» Escucha, te diré algo, si tomas los momentos, los minutos que tengas, yo creo que Dios te bendecirá y multiplicará esos minutos. Dale lo que tienes, cuando tienes solo unos minutos, cuando los niños van a dormir la siesta por ejemplo, antes de que se levanten. Y tú dices, «¡Cada vez que me levanto, mis hijos se levantan!»

Tus hijos deben llegar a esa edad bien temprano en sus vidas en las que pueden aprender a estar callados y quietos por un periodo de tiempo. Necesitan aprender a tener un corazón tranquilo. Así que tus hijos, desde pequeñitos, pueden aprender, incluso si es solo por unos minutos, 15 minutos, que tienen que estar en su habitación jugando tranquilamente, y mami se va a tomar el tiempo para pasar tiempo a solas con el Señor .

Puedes hacerlo también mientras estás amamantando al bebé. Hay maneras de encontrar esos momentos. Puede ser en una sala de espera en el consultorio de un médico. Yo guardo en mi bolso un nuevo testamento pequeño que siempre puedo sacar. Cada vez que tengo unos minutos puedo leerlo, y llenar mi mente y corazón con la Palabra de Dios.

En segundo lugar debemos eliminar el desorden innecesario en nuestras vidas. Si quieres tener un corazón tranquilo, elimina lo innecesario. . . Ahora, esa palabra es importante: el desorden innecesario de nuestras vidas. Por lo que yo no recomendaría salir de aquí e ir a vender a tus hijos. Pero si te puedo decir, que todas tenemos  desorden innecesario en nuestras vidas.

Veo a algunas mujeres hoy en día, y me veo a mi misma a veces cuando me miro en el espejo y veo en los ojos de la gente este aspecto de estar estresado. Veo a las mujeres corriendo de un lado a otro como sin rumbo, y pienso: «Yo no te puedo decir qué cosas eliminar de tu vida, pero ahí tiene que haber algo que produce un desorden innecesario».

Examina tu calendario para esta etapa de la vida. Analiza, «¿Hay algunas cosas que no necesitan estar en mi vida en este momento específico?» Y eso significa que a veces (y cuando estás haciendo un programa de radio cristiano odias decirle esto a la gente), pero a veces eso significa que va a ser necesario alejarte de tu radio.

No entres en tu casa y automáticamente enciendas el televisor o enciendas la radio. Estamos tan acostumbradas a tener ruido a nuestro alrededor todo el tiempo. No se puede tener un corazón en calma si siempre hay un entretenimiento sonando en tus oídos y delante de tus ojos.

Por cierto, tus hijos necesitan aprender esto también.  El hecho de que ellos siempre estén en frente de una pantalla de computadora o con videojuegos, no los va a inclinar a tener un corazón en quietud. De nuevo, elimina el desorden innecesario de tu vida.

Y luego, cuando vengan las presiones, las interrupciones, las distracciones, firmemente rehúsa agitarte, enfurecerte o irritarte. Disciplina tu alma. Disciplina tu corazón. Di: «No voy a dejar que esto me agite, que esto me encienda o me moleste.» Eso no quiere decir que nunca pasará, pero proponte en tu corazón que cuando estas cosas lleguen a tu vida, mantendrás un corazón calmado.

Aquí hay otra sugerencia. No trates de adormecer y medicar el dolor o la presión de las dificultades en tu vida con algún método que no sea Dios: como ir de compras, la comida, el entretenimiento, la TV, la música, el alcohol, las drogas, etc. Estas cosas pueden hacer que te sientas mejor y más tranquila durante unos minutos, pero el efecto pronto se va. Son de corta duración. Espera en el Señor.

Luego, ora por todoAsegúrate de que sea el primer recurso y no el último. Di: «Señor, ¿qué debo hacer?» Hay tantos ejemplos de esto en las Escrituras.

Pienso en el rey Josafat, cuando los moabitas y los amonitas vinieron contra la nación de Judá. Josafat  inmediatamente salió afuera a clamar al Señor, y le dijo: «Señor, no podemos hacer nada contra esta gran multitud que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer, pero nuestros ojos están sobre ti. »

Haz de esto tu primer recurso. Recibes una carta con esa noticia. Tómala, y ​​ponla delante de Jehová, y dile: «Señor, ¿qué debo hacer?»

Entonces recuerda esto: Cuando se trata de mantener un corazón tranquilo, hay que seguir haciéndolo. Tienes que seguir haciendo lo mismo.

El otro día tuve una serie de llamadas telefónicas en el transcurso de un día, y al final del día (era un viernes) recuerdo sólo una multitud de pensamientos dentro de mi corazón. Sentía una pesadez en el pecho. Esto era más de lo que yo podía soportar.

Y dije: «Voy a dar un paseo.» Me levanté de la silla y salí afuera. Tenía el Salmo 131 en mi cabeza y en mi corazón, y yo empecé a citarlo, a recitarlo. Solo comencé palabra por palabra, frase por frase, a caminar a través del Salmo 131. Yo estaba meditando sobre esa Palabra.

Yo decía una frase, y luego oraba. Después cantaba un himno o una canción. Y dije en mi corazón: “Voy a caminar, voy orar, voy a citar y a cantar hasta que esta pesadez sea levantada y mi corazón esté tranquilo otra vez”.

Y todo esto me tomó cerca de una hora, seguí caminando, diciendo: «Señor, Tú tómalo. Yo confío en Ti. » Y pude empezar a sentir esta carga como se levantaba. Pero tienes que seguir haciéndolo, y hacerlo siempre.

Eric Liddell fue famoso por los Juegos Olímpicos del 1924, cuando él se negó a correr el domingo. ¿Te acuerdas que su historia fue mencionada en la película “Carros de fuego”?. Esa película no mencionó lo que creo que es la parte más importante de su vida, ya que el al final de su vida se convirtió en un misionero en China y fue encarcelado durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras Eric estaba en esa prisión, desarrolló un tumor cerebral y de hecho murió del tumor en el campo de prisioneros.

Cuando estaba en el hospital penitenciario, había un grupo de prisioneros con instrumentos musicales que iban por el campo tocando canciones e himnos. Cuando llegaron cerca del hospital donde Eric yacía moribundo de este tumor en el cerebro, el escribió una nota, se la entregó a una enfermera, y le pidió que lo entregara al líder de la banda.

La nota solicitaba que le  tocaran uno de los himnos favoritos de Eric Liddell. Y lo hicieron fuera de su ventana. Tú probablemente estás familiarizada con el himno.  la letra dice:

¡Calma mi alma! Contigo está El Señor; soporta con paciencia tu dolor. Deja al Señor que obre que lo veas en cada prueba. Él siempre será fiel.

Calma mi alma , tu amigo eterno es, te guiará a un lugar feliz,  calma mi alma, que Dios te guiará, en el futuro como en el ayer, fe y esperanza no debes perder, todo misterio al fin claro será. Calma mi alma, las olas,  los vientos Él rige con Su voz y Su poder. Calma mi  alma,   la hora  está  llegando  de  estar  por  siempre al lado del Señor, cesó el dolor las penas ya se han ido y Cristo reina con Su gran poder.  Calma mi alma, ya todo está en paz, ¡oh que gran gozo es vernos al final!

Así que díselo a tu alma, descansa en Él “Estate quieta, alma mía. Espera en el Señor desde ahora y para siempre”.

A medida que se inclinen nuestros corazones delante del Señor, ¿podríamos decirle a nuestra alma: “Estate quieta”?

Señor, oro para que cuando la gente mire nuestras vidas vean una paz, una tranquilidad, un descanso que el mundo no pueda entender y que no pueda experimentar, ya que no tienen el espíritu de Cristo que mora en nosotras. Creo que esta es una de las mejores maneras, Señor, que nuestra vida pueda ser una luz y un ejemplo y una bendición para el mundo agitado que nos rodea.

Creo que es una de las cosas más grandes y que pudiera atraer a más personas a Cristo. En un mundo lleno de terror, miedo y confusión, que puedan mirarnos y ver que hay paz en nuestras almas, y no porque no tenemos problemas, no porque no tenemos circunstancias difíciles, sino porque Te tenemos a Ti Señor. Tú eres suficiente para todas nuestras necesidades presentes y eternas.

Gracias, Señor, por hablar a nuestros corazones. Continúa haciéndolo y calmando nuestros corazones a través de Tu Palabra y por medio del poder de Tu Espíritu. Te lo pedimos en el nombre de Jesús,  Amén.

Leslie: Nancy Leigh DeMoss ha estado ofreciendo una perspectiva práctica para ayudarnos a cultivar un corazón en quietud. Ella regresa en un momento con la segunda mitad del programa de hoy.

Hoy concluimos con la serie, Un corazón en quietud. Si deseas que tu espíritu sea gobernado por la tranquilidad y la calma, espero que escuches toda la serie. La puedes escuchar en línea en www.AvivaNuestrosCorazones.com.

Hoy Nancy te mostró cómo tener un corazón tranquilo, incluso cuando estás estresada por temas como las finanzas. Estamos a punto de escuchar un ejemplo de una mujer que ha modelado lo que es tener un corazón en quietud durante décadas.

Jean Murphy asistió recientemente a una sesión de grabación de Aviva Nuestros Corazones, a sus 91 años. Su esposo Lloyd se fue con el Señor hace unos años. Esta pareja tomó la decisión  de invertir sus vidas en el ministerio, incluso cuando no estaba claro cómo lo harían económicamente.

Nancy habló con la señora Murphy acerca de la provisión de Dios.

Nancy: Jean, tú y Lloyd han visto como el Señor les proveyó de una manera sorprendente en los últimos años. ¿Puedes contarnos? porque hay mucha incertidumbre económica actualmente, y la gente está preocupada por cómo van a cumplir con sus compromisos financieros. Solo quiero que animes a las mujeres que nos escuchan acerca de cómo Dios ha suplido para tus necesidades a través de los años.

Jean Murphy: La verdad Nancy es que nunca hemos tenido un deseo o una necesidad que Dios no haya suplido. Claro no siempre ha sido lo que hemos pedido, pero siempre ha sido lo que hemos necesitado.

Recuerdo cuando el gobierno inició la Seguridad Social, y la entidad a la que Lloyd y yo pertenecíamos nos sugirió que nos uniéramos a esto. Eso representaba un costo de $300, y nosotros no teníamos ni siquiera  $100. Así que nos arrodillamos. Lloyd oró primero, y luego lo hice yo, y qué crees que ocurrió, mientras orábamos, el timbre del teléfono sonó.

Escuchamos al otro lado de la línea una voz que decía: «Queremos establecer una oficina allí en Goshen, en la sede, y nos hemos estado preguntando si Jean Murphy pudiera hacerlo, estamos dispuestos a pagarle $300».

Leslie: Se trataba de una iglesia en la que pastoreaba Lloyd. . .

Jean:  Sí, claro, allí estuvimos alrededor de cinco o seis años.

Leslie: Esta pareja solo devengaba un pequeño sueldo y nunca recibió un aumento.

Jean: Vivimos con ese mismo sueldo desde que llegamos hasta que nos fuimos de allí, pero Dios suplió todas nuestras necesidades, como siempre lo ha hecho y estoy convencida de que continuará haciéndolo.

Mi misión era la enseñanza de la Biblia, y mi gran satisfacción es que pude enseñar a  muchas mujeres y muchos jóvenes cuando llegamos allí, antes de irme al hogar de ancianos, imagínate que los jóvenes se me acercaban para preguntarme si podían tener conmigo un estudio de la Biblia, y sabes cúal era mi respuesta siempre: «No hay nada mejor que yo pudiera hacer que tener un estudio de la Biblia».

Nancy: ¿Y estabas dando esta enseñanza en tus 80´s?

Jean: Sí, sí.  Yo estaba en mis 80 años. Pero lo extraordinario era que ellos disfrutaban escuchar a esta pobre vieja enseñándoles.

¿Sabes algo Nancy? Guardo muchas cartas en mi archivo que dicen, «Querida señora Murphy… Y a veces me pregunto»¿Por qué será que me han amado tanto, nunca lo sabré, pero Dios lo sabe, Dios no solo suplió mis necesidades, sino que me dio sabiduría aun en mis años de vejez para que yo pudiera enseñar, y todo para Su honra y Su gloria.

Nancy: ¿Cuánto tiempo estuviste casada con Lloyd?

Jean: Estuvimos casados sesenta y seis años y medio. Y mis últimas palabras para éñ fueron: «Sabes Lloyd que te quiero mucho.» ¿Y sabes lo que el me contesto? «Pero yo te quiero más.»  «¿Por qué lo dices le pregunté?» Él me dijo: «Porque hay más amor de mí para ti.»

Nancy: ¿Cómo hacer Jean que un matrimonio dure tanto tiempo?

Jean: Bueno en nuestra segunda cita le advertí que yo le había hecho una promesa al Señor de no salir con nadie con quien no pudiera orar. Y ¿sabes lo que me contesto?:  “Yo no voy a orar solo porque quieres que lo haga”. Entonces yo dije:  “Bueno, eso dependerá de ti”. Pues sabe que para mi sorpresa en nuestra próxima cita, él inclinó su cabeza sobre el volante, y empezó a orar y eso fue antes de que nosotros empezáramos la relación, luego a través del tiempo,  hemos orado siempre juntos a lo largo de nuestro matrimonio.

Me gustaría dar un consejo.  Aprende a orar con tu marido. Eso tiene un gran significado ante Dios. Lloyd y yo Oramos durante todo nuestro matrimonio. Una de las últimas cosas que me dijo antes de morir fue: «Cariño, ¿quieres orar conmigo?» eso me dio mucha paz y pude superar muy pronto mi soledad .Yo lo amaba mucho, muchísimo.

Nancy: Y ahora que has estado sin él tres años. ¿Cómo ha suplido  el Señor tus necesidades ahora como viuda?

Jean: Bueno, no tengo dinero, tú lo sabes, tampoco tengo ahorros pero la realidad es que no los he necesitado. Dios prometió que Él supliría todas mis necesidades. Nunca me ha fallado, y tengo muchos, muchos amigos que están orando por mí. Eso es muy importante, Dios ha provisto, he recibido bendición tras bendición tras bendición de parte de Dios. Solo le pido que hasta el último día de mi vida yo pudiera continuar sintiendome sostenida por Él.

Leslie: Jean Murphy no solo invirtió en una multitud de mujeres en su rol de esposa de pastor y profesora de estudios bíblicos. Ella también ha invertido en ti.  Ella ha apoyado fielmente Aviva Nuestros Corazones a través de los años por medio de dar sacrificialmente.  Más importante aún, ella ha orado constantemente por este ministerio.

Dios toma las oraciones y las ofrendas de nuestros oyentes y los multiplica en las vidas de las mujeres que necesitan escuchar Su Verdad.  Nancy nos da un ejemplo: Janiece de San Antonio, Texas.

Nancy:  Ella dijo:

Escribí a Aviva Nuestros Corazones hace unos años. Yo estaba luchando terriblemente. Yo estaba en una relación inmoral y me sentí demasiado atada, adicta, para salir de ella. Tengo 22 años de edad.  [Esta mujer nos escribió hace un año, cuando tenía 21 años.]

Soy soltera y hay tantas cosas que no sé. Pero Aviva Nuestros Corazones ha sido una de las principales herramientas que Dios ha usado para enseñarme.

Cuando escribí hace un año, no pensé que obtendría una respuesta, pero la tuve, una respuesta llena de gracia que incluso incluyó recursos para ayudarme.  ¡Muchas gracias!

Yo solo quería escribir para informarle al ministerio que Dios realmente me ha respondido.  Mi corazón ha sido cautivado por mi Rey con «R»mayúscula.  Vengo de padres incrédulos, de un pasado horrible, la gente me clasificaría como una niña urbana, creo.

Pero Dios en su misericordia ha cautivado mi corazón y mi alma. Yo camino en una nueva vida con un corazón totalmente sometido a mi Rey. Mis pensamientos, mi corazón, mis deseos, mis metas y mis ambiciones han cambiado milagrosamente. ¡Gracias, Jesús!

Solo quería escribir y decir: «¡Gracias, gracias, muchas gracias!» Estoy orando  y pensando en convertirme en una colaboradora del ministerio. No estoy segura exactamente cómo, pero voy a explorar la página para informarme.

Nancy:  Gracias, hermanas, de verdad gracia y paz.

¿No es esto una bendición? El poder del Evangelio para cambiar vidas. Cuando empezamos este ministerio, una de las cosas que dije hace diez años, ya que íbamos a estar en al aire fue: «Señor, ya hay demasiados—sin duda suficientes, quizás demasiados— libros, programas de televisión, programas de radio, no necesitamos otro. Pero si Tú eres el que nos está guiando a comenzar este programa para las mujeres en la radio, ¿Podrías ungir nuestros esfuerzos para que se produzcan frutos sobrenaturales y vidas transformadas?

Ha sido tan valioso ver cómo, durante estos años, el Señor ha contestado esa oración. Los correos electrónicos que recibimos de la gente que dice, “tuve que detener mi coche a un lado de la carretera, porque estaba llorando y fue tan difícil escuchar esto” o “me arrodillé en el piso de mi cocina y me arrepentí por lo que Dios me había mostrado que le había dicho a mi esposo esa mañana”. O simplemente ver cómo el Señor las detiene y les hace dar media vuelta de sus caminos.

Estoy  muy agradecida por el poder del Espíritu Santo y por las personas de nuestro equipo y por nuestras colaboradores y por mujeres que apoyan este ministerio.

No hay manera de que yo pueda llegarle a una niña urbana. Yo no hablo el mismo idioma. No tengo ese tipo de experiencia o de trasfondo o el conocimiento de cómo son ellas. Pero verdad que eso no es lo que le llega a la gente.  Es el poder del Espíritu Santo , es el poder de la Verdad lo que los hace libres.

Las animamos a escribirnos con sus propias historias de cómo Dios ha usado este ministerio para bendecirlas. Visita AvivaNuestrosCorazones.com y contáctanos por esa vía.

Leslie: Nancy Leigh DeMoss ha estado compartiendo su agradecimiento a Dios por cómo ha usado Aviva Nuestros Corazones para cambiar las vidas de las mujeres.

Te animamos a orar por el ministerio y a compartir el mensaje con otras mujeres en tu círculo de influencia.  Agradecemos tu ayuda en la divulgación del mensaje de este ministerio.

Te esperamos la próxima semana con una nueva entrega de Aviva Nuestros Corazones.

 

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Like a River Glorious, Bronn Journey, Earth Song ℗ 2000 Phileo Music.

Voz adicional: Jean Murphy, en la voz de Viola Núñez de López.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

La temporalidad de las riquezas

Isha – Salmos

DÍA 84 – Salmo 49

Dosis: Eternidad

La temporalidad de las riquezas

“Oigan esto, pueblos todos; escuchen, habitantes todos del mundo, tanto débiles como poderosos, lo mismo los ricos que los pobres. Mi boca hablará con sabiduría; mi corazón se expresará con inteligencia. Inclinaré mi oído a los proverbios; propondré mi enigma al son del arpa.” (Salmo 49:1–4) (NVI).

El tono de este Salmo me recuerda un poco al libro de Eclesiastés ya que articula un tema intelectual y filosófico dando una respuesta teológica. Es un Salmo sapiencial y didáctico que afirma que todos los seres humanos moriremos un día sin importar nuestra condición socio económica. Contrasta así el verdadero sentido de la vida y da una perspectiva ética y moral resaltando los verdaderos valores con los cuales debemos conducirnos.

El salmista tiene una profunda convicción teológica por eso dice: “¿Por qué he de temer en tiempos de desgracia, cuando me rodeen inicuos detractores? ¿Temeré a los que confían en sus riquezas y se jactan de sus muchas posesiones? Nadie puede salvar a nadie, ni pagarle a Dios rescate por la vida. Aquí expresa claramente que las riquezas tienen sus limitaciones en esta vida.

¡Qué importante reflexión para este tiempo donde el consumismo impera y la vida se vive a crédito! Nos hace evaluar dónde está nuestro corazón y si nos hemos preocupado de “hacer tesoros en el cielo.” La administración sabia y mesurada de los bienes materiales es una cualidad que se encuentra en pocas personas en esta generación. La Biblia nos insta a tener una actitud diferente frente a las riquezas y posesiones, a ser generosos, a utilizar el dinero para hacer el bien y ayudar a otros, y no tener el corazón apegado a las cosas materiales. ¿Tienes esta cualidad? ¿La estás enseñando a tus hijos?

En el salmo hay también implícito un mensaje de humildad. No podemos llevar a la otra vida ni riquezas, ni honores, ni glorias: “Nadie vive para siempre sin llegar a ver la fosa. Nadie puede negar que todos mueren, que sabios e insensatos perecen por igual, y que sus riquezas se quedan para otros. Aunque tuvieron tierras a su nombre, sus tumbas serán su hogar eterno, su morada por todas las generaciones. A pesar de sus riquezas, no perduran los mortales; al igual que las bestias, perecen. Tal es el destino de los que confían en sí mismos; el final de los que se envanecen.

El salmista explica que las riquezas no pueden salvar de la muerte ni asegurar la dicha en este mundo, ni en la vida futura. Pareciera un mensaje deprimente pues compara la muerte de los seres humanos con la muerte de las bestias: “A pesar de sus riquezas, no perduran los mortales; al igual que las bestias, perecen.” Sin embargo el salmista tiene esperanza, pues concluye: “Pero Dios me rescatará de las garras del sepulcro y con él me llevará.”227 Aquí está implícita la esperanza de la resurrección y la vida eterna, de la cual nosotras ya tenemos la seguridad; ¡Porque Cristo pagó en la cruz nuestro rescate!

Oración: Señor, dame sabiduría para administrar mis bienes materiales y enséñame a confiar en que tú me protegerás y en la esperanza de la vida eterna. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 99). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

Siempre listo para escucharnos

Lunes 25 Noviembre

Inclina, oh Señor, tu oído, y escúchame, porque estoy afligido y menesteroso.

Salmo 86:1

Esperé al Señor, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

Salmo 40:1

Siempre listo para escucharnos

http://labuenasemilla.net/20191125

Todos estábamos a la mesa esa noche, felices de volver a encontrarnos. Pero de repente nuestra pequeña Camila necesitó decir algo a su papá. Haló suavemente la manga de su camisa; él se inclinó para ponerse a su nivel. Ella puso su mano ahuecada en su boca y susurró algunas palabras al oído de su padre. Él escuchó con atención y luego le murmuró algo al oído. Este intercambio discreto entre padre e hija no distrajo a nadie y pasó desapercibido. ¡Camila está tan feliz de tener un padre siempre dispuesto a escucharla!

La actitud natural de ese padre, inclinándose hacia su hija para escuchar lo que ella quería decirle, ilustra la expresión “inclina, oh Señor, tu oído”, que a menudo se repite en la Biblia. Dios escucha, oye incluso un suspiro o el gemido de un enfermo, de un prisionero. Cuando Jesús estaba en la tierra dijo a su Padre: “Yo sabía que siempre me oyes” (Juan 11:42).

Creyentes, Dios es nuestro Padre. Él nos escucha. Clamemos a él, al gran Dios de los cielos, y contémosle nuestras preocupaciones cotidianas. No temamos hablarle de nuestros «pequeños asuntos». Y después de haber expresado ante él lo que nos preocupa, prestemos oído para escuchar su respuesta. Esta puede ser inmediata, concreta, dada mediante una intervención de Dios en las circunstancias de nuestra vida. Pero también podrá ser aplazada, porque Dios sabe exactamente qué necesitamos y cuándo lo necesitamos. Podemos encontrarla en un texto de su Palabra que se impondrá a nuestro espíritu. Dios responderá, de una manera u otra, y nosotros seremos colmados.

Job 31 – Hebreos 12:12-29 – Salmo 132:13-18 – Proverbios 28:15-16

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