Prohibido Preocuparse

Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo

Prohibido Preocuparse

Ps Salvador Gómez 

Salvador Gómez Dickson pertenece al Consejo de Pastores de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, donde tiene la responsabilidad de exponer la Palabra de Dios cada domingo, además de impartir clases de Escuela Dominical. Es profesor de la Academia Ministerial Logos de IBSJ, donde ha impartido clases de Hermenéutica, Exégesis Bíblica, Griego, Doctrina del Hombre, de Cristo y de la Salvación, Introducción al Nuevo Testamento, entre otras. Está casado con Johanny Pérez y juntos tienen 4 hijos.

http://www.ibsj.org

Un gesto de amor

Esclavos de Cristo

Un gesto de amor

Johanna Ramírez Suavita

Cuántas veces al abrir los ojos en la mañana nos hemos sentido abatidos, pensando en los pendientes del día, en las dificultades, en un dolor o una pérdida. Hay días en los que resulta difícil salir de la cama porque de cierta manera quisiéramos evitar hacer frente a lo que nos espera. Esto es algo normal, sin embargo, es justo en esos momentos cuando debemos recordar que para cada situación difícil, Dios nos ha provisto del Espíritu Santo como nuestro consolador (Juan 14:16). 

Pensar en que Dios es nuestro pronto auxilio no es una fórmula mágica que soluciona los problemas, pero ciertamente, es la promesa suficiente para entregar las cargas a Él y avanzar (Salmos 46:1). La vida no se trata de ir esquivando los obstáculos para decirle al mundo que tenemos una vida perfecta y parecer más piadosos, no, se trata de todo lo contrario, es reconocer que hay cosas que no quisiéramos vivir pero ahí están y que como en nuestra propia fuerza no podemos resolverlo, debemos arrojarnos a los brazos del único que puede darnos el ánimo y la fortaleza para soportar: Jesucristo. 

Sin embargo, sabemos que esta no es una lucha que únicamente nos pasa a nosotros, así que es necesario que no solo estemos dispuestos a recibir consuelo, sino también a darlo. ¿Acaso te has preguntado cuántas veces tu hermano o amigo ha necesitado una palabra de aliento de tu parte pero solo ha encontrado silencio? Esto puede pasar porque a veces creemos que para demostrar nuestro amor es necesario dar un regalo, pero obviamos que el mejor gesto de amor que podemos dar a otros es recordarles lo que Cristo hizo por nosotros: vencer al mundo.

En alguna reunión de mujeres de la iglesia donde asisto, alguien preguntó sobre cómo demostramos nuestro amor a nuestras hermanas y la respuesta común fue: orando por ellas. Así de simple y a la vez complejo. Lo que los otros esperan de nosotros no son detalles costosos y muy elaborados, lo que los demás piden y agradecen es que les recordemos en oraciones genuinas y que clamemos a Dios por paz para sus vidas. Esta es una verdadera muestra cristiana, recordarle a nuestro hermano que nosotros amamos porque el Padre nos amó primero y que Él obra cada día de nuestra vida.

Si tú que estás leyendo esto has enfrentado una situación así, donde tal vez no sabes qué decir (o no sabes qué decirte a ti mismo), recuerda que no necesitamos una nueva revelación para acercarnos a alguien porque entonces tendríamos una espera infructuosa, pues todo lo que había de revelarse ya se ha dicho. Lo que realmente debemos hacer es alimentarnos de la Palabra de Dios cada día para que podamos traer a nuestra mente esos dichos para animar a otros y abrazar corazones quebrantados. (2 Corintios 1:3).

Dios nos consuela en la angustia para que nosotros podamos hacerlo con otros, y para que con cada gesto o palabra testifiquemos al que es grande en misericordia, Aquel que sostiene nuestra vida y hasta los cabellos de nuestra cabeza tiene contados. 

Artículo de: http://www.esclavosdecristo.com

95 – “La Alabanza»

Entendiendo los Tiempos

Primera Temporada

95 – “La Alabanza»

Surge en el 2013 como programa de radio bajo la cobertura de la emisora cristiana Radio Eternidad en la estación 990am. Las temáticas de nuestro programa son diversas y contemporáneas con las necesidades que se presentan hoy en día en la sociedad. Todo tema es llevado a la luz de la Palabra de Dios que es la única mediadora entre los hombres y la única verdad que puede hacerle libre. Tratamos diferentes temas con el propósito de entender el presente bajo una cosmovisión bíblica y actuar en base a esta. Con nuestro productor Andrés Figueroa y el equipo de Gracia TV, quienes semanalmente transmiten este programa en un formato para Radio y TV.

http://www.entendiendolostiempos.org

El temor a un mundo cambiante

Ministerios Ligonier

El Blog de Ligonier

Serie: El temor

El temor a un mundo cambiante

Por Keith A. Evans

Nota del editor: Este es el tercer capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: El temor.

Los cambios. A pocos de nosotros nos gustan; a muchos nos asustan; la mayoría tratamos de prevenirlos. Sin embargo, hay cambios en todas partes. Para reconocerlos, no hace falta que nos sentemos en una mecedora de nuestra terraza, levemente irritados y reflexionando con la mirada perdida: «Cuando tenía tu edad…». Repasamos las noticias que han salido en las últimas veinticuatro horas mientras aconsejamos frenéticamente a nuestros propios corazones para que no se turben. Hacemos una pausa para charlar con nuestros vecinos de al lado —quienes no comparten el mismo apellido— o con la pareja que vive al otro lado de la calle —cuyos nombres son Jaime y Juan— y nos preguntamos nerviosamente qué ha sucedido con la familia nuclear. Experimentamos cambios incluso en nuestros propios huesos; pasamos de un día a otro, recordando esos «buenos tiempos» en los que nuestros cuerpos no nos dolían tanto, o al menos respondían mejor a las órdenes de nuestros cerebros. Hay cambios en todas partes. No importa cuáles sean, hay algo en nosotros que grita: «¡Las cosas no deberían ser así!».

En Eclesiastés 7:10, Salomón expresa estas luchas del corazón cuando nos instruye a no preguntar: «¿Por qué fueron los días pasados mejores que estos?». Aquí Dios está identificando nuestra tendencia natural cuando vemos cambios en el mundo: somos tentados a creer que el pasado era inherentemente mejor que el futuro amenazante que se aproxima. Pero Salomón explica por qué no debemos dejar escapar tal pregunta de nuestros labios: «Pues no es sabio que preguntes sobre esto».

La libertad del miedo al cambio no resulta de la ausencia de cambio, sino de la presencia de un Dios inmutable.

El padre de Salomón lo expresó de una manera ligeramente diferente cuando observó en el Salmo 11:3: «Si los fundamentos son destruidos; ¿qué puede hacer el justo?». ¿Sientes el peso de la pregunta de David? Al mirar a tu alrededor, ¿puedes identificarte con el mismo sentimiento de que los fundamentos están siendo destruidos? David usa imágenes de su contexto para establecer la escena: «¿Cómo decís a mi alma: “Huye cual ave al monte”? Porque, he aquí, los impíos tensan el arco, preparan su saeta sobre la cuerda» (vv. 1-2). Podríamos situar la pregunta en nuestro entorno moderno de esta manera: «¿Cómo puedo consolar mi corazón cuando la sociedad se está descomponiendo a un ritmo vertiginoso? ¿Dónde está mi esperanza cuando el mal parece predominar?».

Sin embargo, tanto la razón por la que Salomón nos llama a no asumir la superioridad del pasado como la fuente de la esperanza que ofrece David tienen que ver con el lugar donde ponemos nuestra confianza. La historia no está en manos de una suerte aleatoria ni es controlada por un destino desconocido e impersonal. El Salmo 11 saca esta conclusión de manera sucinta: «El SEÑOR está en Su santo templo, el trono del SEÑOR está en los cielos» (v. 4). Hay un Supervisor completamente sabio y soberano, y todo lo que sucede es ordenado por nuestro Padre de gracia y bondad.

Amados, Dios no se pasa el día viendo las mismas noticias ni se queda perplejo ante lo que ocurre en el mundo. Nuestro trino Señor no se llena de pánico al asomarse y ver cómo la cizaña va creciendo en medio del trigo. El Dios que nos llama a no preocuparnos por el mañana y a no estar ansiosos es el Dios que nunca está ansioso ni se preocupa.

De hecho, el Salmo 46 pinta un cuadro aún más sombrío que el Salmo 11. El Salmo 46:2 nos dice que los montes inamovibles se mueven y una tierra imperturbable es sacudida: «Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares». Por otro lado, las potencias mundiales se levantan contra el Reino de Dios: «Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos» (v. 6). Pero en medio de todo esto, Dios está en control. Él habla y el mal es desarmado por la fuerza: «Hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; quiebra el arco, parte la lanza, y quema los carros en el fuego» (v. 9). Él truena: «Estad quietos, y sabed que Yo soy Dios», y el reino de la maldad tiene que obedecer (v. 10). Él proclama: «Exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra» (v. 10), y todo lo que se opone a Él no tiene más remedio que obedecer.

La solución a un mundo cambiante no es tratar desesperadamente de estabilizar un mundo inestable (v. 11). La cura para el pánico por los vientos y los torrentes que arremeten constantemente contra la casa no es reforzar las ventanas con tablas (Mt 7:258:27). La libertad del miedo al cambio no resulta de la ausencia de cambio, sino de la presencia de un Dios inmutable (Mal 3:6). Cuando seas tentado a creer que tu Padre solo te está dando piedras y serpientes en este mundo cuando estás pidiéndole pan (Mt 7:9-11), solo recuerda que la sabiduría no se pregunta con temor: «¿Por qué fueron los días pasados mejores que estos?» (Ec 7:10). La sabiduría espera en Aquel que está en control (Pr 9:10).

Este artículo fue publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Keith A. Evans
Keith A. Evans

Keith A. Evans es profesor de Consejería Bíblica y director del Biblical Counseling Institute en el Presbyterian Theological Seminary de Pittsburgh.

Vivimos por Fe

Soldados de Jesucristo

Junio 07/2021

Solid Joys en Español

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John Piper

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Una mano disponible

Lunes 7 Junio

No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho el Señor. Zacarías 4:6

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. 2 Corintios 12:9

Una mano disponible

Desde la cumbre de la montaña sigo con mis ojos a un joven que trata de subir la cuesta en bicicleta. Debe recorrer muchas curvas para llegar a la cima. Por momentos pedalea claramente contra el viento que sopla fuerte. ¡No quisiera estar en su lugar! Pero de repente lo alcanza lentamente un vehículo lleno de gente y mercancía. En el momento en que llega a la altura del ciclista y lo adelanta, un pasajero que viaja en la parte trasera del vehículo le tiende la mano. A partir de entonces, la subida se hace más fácil; por fin llega a la cumbre y continúa alegremente su camino.

A veces estoy como ese joven en su bicicleta, cansado y agobiado. Mi vida, llena de dificultades, se parece a ese camino empinado, al viento contrario; a menudo estoy al límite del agotamiento. Pero a mi alcance tengo una mano poderosa disponible: la de Jesús.

Me basta acercarme a él y mantener ese vínculo de confianza con él, aunque solo sea con un “dedito” de fe. Eso bastará para que su fuerza se convierta en la mía. Esta ayuda poderosa y llena de sabiduría está a mi alcance todos los días y en cada situación. Está ahí, inagotable y siempre necesaria.

Me acompaña especialmente cuando hago algo para el Señor, algo que me parece demasiado difícil. Si confío en él, recibo la ayuda necesaria y le oigo decir: “Mi poder se perfecciona en la debilidad”.

“Clamó Asa al Señor su Dios, y dijo: ¡Oh Señor, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos” (2 Crónicas 14:11).

2 Reyes 8 – Romanos 13 – Salmo 68:21-27 – Proverbios 16:29-30

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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