Mira nuestro video Lee la Biblia sobre 1era de Pedro, que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. Pedro ofrece esperanza a los cristianos perseguidos y les guía con instrucciones prácticas para vivir una vida coherente con la decisión de seguir a Jesús.
Odiado por los judíos y amado por los romanos. Para algunos, uno de los gobernantes más exitosos de su era; para otros, un gobernante tirano y déspota.
Comprender su vida y el mundo en el que vivió y gobernó es clave para comprender mucho del contexto del Nuevo Testamento.
Episodio 58 – ¿Cómo hablo con mis hijos sobre el coronavirus?
John Piper
Es el fundador y escritor principal de DesiringGod.com y es presidente de Bethlehem College & Seminary. Durante 33 años Piper ha servido como pastor de Bethlehem Baptis Church. Ha escrito más de 50 libros, entre ellos Cinco puntos y Viviendo en la luz: dinero, sexo & poder.
Es uno de los escritores cristianos más reconocidos de las últimas décadas. Su escritura es caracterizada por un corazón pastoral y un estilo confrontador, pero también alentador. Sus más de 30 años de ministerio están recopilados gratuitamente en artículos y vídeos. Los puedes encontrar en: DesiringGod.org.
El pastor John Piper vive en la ciudad de Minneapolis, Estados Unidos con su esposa Noel. Tiene cinco hijos y catorce nietos.
“En plena pandemia del coronavirus, cumplí con la cita médica programada para un control del marcapasos que me fue instalado hace dos años.
Cuando llegué al hospital, hombres vestidos con trajes especiales me interpelaron:
– ¿Qué desea?
– Tengo una cita con el cardiólogo.
– Primero vaya a esa gran carpa.
Seguí el camino indicado en el suelo.
– ¿Qué desea?, preguntó una enfermera.
– Tengo cita con el cardiólogo a las 11:30.
– Vaya a esa cabina.
Allí me atendió otra enfermera ubicada detrás de un plástico protector.
– ¿Tiene una confirmación de la cita?
– Sí señora, aquí está. Después de mirar detenidamente la orden, me entregó un papel verde.
– Con esto lo dejarán entrar en el hospital.
Para ingresar a la enorme carpa, tuve que lavarme las manos; al salir de allí, tuve que lavármelas por segunda vez; al entrar al hospital, me exigieron lavarme las manos; antes de sentarme en la sala de espera, me lavé las manos por cuarta vez; después de que el médico revisó el marcapasos, me las lavé otra vez, antes de salir del hospital. Cuando por fin terminé este largo recorrido, pensé jocosamente: ¿a qué viniste al hospital? ¿Estás tan sucio que debes lavarte las manos cada rato?
Meditando un poco en esto, recordé la primera vez que entré en una sala donde se predicaba el Evangelio. ¡Cuán grande ha sido mi Señor!”.