Tesis #34 – Cada uno considere al otro como superior a él mismo

Ministerios Integridad & Sabiduría

Tesis # 34

Cada uno considere al otro como superior a él mismo

95 Tesis para la iglesia evangélica de hoy

Miguel Nuñez

Miguel Núñez

Es miembro del concilio de Coalición por el Evangelio. Es el pastor de predicación y visión de la Iglesia Bautista Internacional, y presidente de Ministerios Integridad y Sabiduría. El Dr. Núñez y su ministerio es responsable de las conferencias Por Su Causa, que procuran atraer a los latinoamericanos a las verdades del cristianismo histórico. Puede encontrarlo en Twitter.

Una producción de Ministerios Integridad & Sabiduría

¿Por qué hay tantas denominaciones cristianas?

Got Questions

¿Por qué hay tantas denominaciones cristianas?

Para responder a esta pregunta, primeramente, debemos diferenciar entre (1) denominaciones dentro del cuerpo de Cristo, y (2) sectas y falsas religiones no-cristianas. Los Presbiterianos y Luteranos son denominaciones cristianas; los Mormones y Testigos de Jehová son sectas (grupos que aseguran ser cristianos, pero niegan uno o más de los puntos esenciales de la fe cristiana); el Islam y el Budismo son religiones enteramente separadas.

El surgimiento de las denominaciones dentro de la fe cristiana, tiene su origen en la Reforma Protestante. El movimiento de “Reforma” de la Iglesia Católica Romana durante el siglo XVI, dio surgimiento a las cuatro divisiones o tradiciones mayores del protestantismo: Luterana, Reformada, Anabaptista, y Anglicana. A través de los siglos, de estas cuatro ramas, surgieron otras denominaciones.

La denominación Luterana fue nombrada así por Martín Lutero y estaba basada en sus enseñanzas. Los Metodistas tomaron el nombre de su fundador, John Wesley, quien era famoso por elaborar “métodos” para el crecimiento espiritual. Los Presbiterianos fueron llamados así por su visión sobre el liderazgo de la iglesia – la palabra griega para anciano es presbyteros. Los Bautistas tomaron su nombre, porque ellos siempre enfatizaron la importancia del bautismo. Cada denominación tiene algunos énfasis o diferencias doctrinales una de la otra, tales como: el método del bautismo; la disponibilidad de la cena del Señor para todos o sólo para aquellos cuyos testimonios puedan ser verificados por los líderes de la iglesia; la soberanía de Dios vs. el libre albedrío en lo referente a la salvación; el futuro de Israel y la iglesia; el arrebatamiento pre-tribulacionista vs. el post-tribulacionista; la existencia de dones de “milagros” en la era moderna, y la lista puede seguir y seguir. El punto de estas divisiones nunca es Jesucristo como Señor y Salvador, sino más bien, honestas diferencias de opinión de gente piadosa, aunque imperfecta, que busca honrar a Dios y retener la pureza doctrinal de acuerdo a sus conciencias y su comprensión de la Palabra.

En la actualidad, las denominaciones son muchas y variadas. Las principales denominaciones originales arriba mencionadas, han producido numerosas ramas como las Asambleas de Dios, Alianza Cristiana y Misionera, los Nazarenos, Evangélicos Liberales, iglesias Bíblicas independientes y otras. Algunas denominaciones enfatizan ligeras diferencias doctrinales, pero con más frecuencia simplemente ofrecen estilos diferentes de adoración, adecuados a los diferentes gustos y preferencias de los cristianos. Pero no nos equivoquemos; nosotros, como creyentes, debemos ser de una mente en cuanto a las bases de la fe, pero más allá de eso, hay mucha libertad en la forma en que los cristianos deben adorar en una congregación. Esta libertad es lo que causa los muchos diferentes “sabores” de la cristiandad. La iglesia Presbiteriana en Uganda, tiene un estilo de adoración muy diferente de la Iglesia Presbiteriana de Denver, pero su base doctrinal es la misma. La diversidad es algo bueno, pero no la desunión. Si dos iglesias difieren doctrinalmente, puede convocarse a un debate y diálogo sobre la Palabra. Esta acción de “hierro con hierro se aguza…” (Proverbios 27:17) es beneficiosa para todos. Sin embargo, si hay un desacuerdo sobre estilo y forma, está bien que permanezcan separadas. Aunque esta separación, no exime la responsabilidad que tienen los cristianos de amarse unos a otros (1 Juan 4:11-12) y finalmente permanecer unidos como uno en Cristo (Juan 17:21-22).

La Biblia habla de usted y de mí (2)

Lunes 14 Febrero

Alégrate con la mujer de tu juventud… Y en su amor recréate siempre.

Proverbios 5:18-19

Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. Porque el Señor… aborrece el repudio.

Malaquías 2:1516

La Biblia habla de usted y de mí (2)

En general, el sueño de toda persona es encontrar el gran amor y conservarlo. La Biblia, de manera ilustrada, consagra todo un libro a este tema: El Cantar de los Cantares, escrito por Salomón.

¿Es una utopía buscar un amor que no sea pasajero, sino que dure toda la vida? ¿Un amor que crezca y madure con los años en la vida de pareja?

Esta visión del amor entre un hombre y una mujer es la visión bíblica del matrimonio. ¡Y la Biblia afirma que es posible! No queremos causar pena a quienes no lo han experimentado, sino justificar a Dios quien creó ese vínculo del matrimonio para la verdadera felicidad de la pareja. El amor del que habla la Biblia nunca induce a la infidelidad, cuyo resultado es tristeza y desdicha. El amor conyugal no solo se basa en los sentimientos. Debemos contar con Dios, quien instituyó el matrimonio para el bien de sus criaturas. Si esperamos en él, Dios renovará y cultivará ese amor. Dicho de otro modo, orémosle con confianza y leamos juntos su Palabra.

Cristo nos amó hasta el punto de dar su vida por nosotros. Cada marido es invitado a hacer lo mismo con su esposa: amarla como a sí mismo (Efesios 5:25-29). Esforcémonos, sea cual fuere nuestra situación actual, en tomar la Biblia al pie de la letra y volver a sus enseñanzas, confiados en Dios para que nos ayude.

(continuará el próximo lunes)

Génesis 48 – Mateo 27:32-66 – Salmo 22:16-21 – Proverbios 9:7-9

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

¿Qué es un medio de gracia?

Ministerios Ligonier

El Blog de Ligonier

Serie: Los medios ordinarios de gracia

¿Qué es un medio de gracia?
Por Nicholas T. Batzig

Nota del editor: Este es el segundo capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Los medios ordinarios de gracia

n pequeño análisis de los cincuenta libros cristianos más vendidos revela cuáles son los temas de mayor y menor interés para la mayoría de quienes profesan ser cristianos. Los libros que predominan en la lista tienen que ver con propósito, las finanzas, la personalidad, la autoestima, los lenguajes del amor y los límites relacionales. Lamentablemente, los libros sobre el Dios triuno, Cristo, el pecado, el evangelio, la Escritura, la predicación, los sacramentos, la oración, la disciplina eclesiástica y la iglesia local brillan por su ausencia. Ya que Jesucristo y Su obra salvadora son el fundamento de nuestra fe (1 Co 2:23:11), lo que más debería preocuparnos es saber cómo crecer en la gracia y el conocimiento de Cristo (2 Pe 3:18). Nuestro crecimiento en la gracia de Cristo será proporcional a nuestro uso de los medios ordenados por Dios. Los teólogos se refieren a ellos como los «medios de gracia» (media gratia).

Los medios de gracia son los instrumentos ordenados por Dios que el Espíritu Santo usa a fin de capacitar a los creyentes para recibir a Cristo y los beneficios de la redención. Aunque Él pudo haber decidido revelarle a Cristo de forma inmediata a Su pueblo, Dios determinó hacerlo a través de ciertos medios. Designó la Palabra, los sacramentos y la oración como los medios principales que Él usa para comunicar a Cristo y Sus beneficios a los creyentes.

Jesús enseña que las Escrituras son el medio de salvación principal e indispensable (Lc 16:3124:2744-45). La predicación de la Palabra de Dios era central en el ministerio de los apóstoles (Hch 2:22414:45:206:712:2415:7323616:1419:2020:32). Pablo explica en Romanos 10:17: «La fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo». Los apóstoles le dieron suma importancia a la Palabra de Dios como el medio de la salvación y la santificación de los creyentes (Col 3:16Heb 5:14Stg 1:1821251 Pe 2:2).

La Escritura también enseña que Dios instituyó los sacramentos como medios de gracia. Pablo vincula el bautismo con la gracia de la salvación cuando escribe: «[Dios] nos salvó… por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo» (Tit 3:5). Habla de la «copa de bendición» (1 Co 10:16) cuando se refiere a la Cena del Señor. La gracia salvadora de Cristo es comunicada espiritualmente a los creyentes cuando ellos participan de la Cena por fe. Por el contrario, los que participan «indignamente» (es decir, en incredulidad) pueden ser objetos del juicio de Dios (11:27-32).

La oración también es un medio de gracia según la Escritura. Dios ha prometido redimir a todos los que lo invocan en verdad. El día de Pentecostés, Pedro afirmó: «Y SUCEDERÁ QUE TODO AQUEL QUE INVOQUE EL NOMBRE DEL SEÑOR SERÁ SALVO» (Hch 2:21).

Encontramos una definición histórica útil de los medios de gracia en el Catecismo Menor de Westminster, donde leemos: «Los medios externos y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención son, Sus ordenanzas, y especialmente la Palabra, los sacramentos y la oración; todos los cuales son hechos eficaces para aquellos que han sido elegidos para la salvación» (Catecismo Menor de Westminster, pregunta 88).

¿Cómo es que los medios de gracia son hechos eficaces? ¿Cómo operan? No operan por sí mismos (ex opere operato), como insiste la Iglesia católica romana. Más bien, operan a través del Espíritu de Dios en el corazón de los elegidos por medio de la fe. Como lo explica la pregunta 91 del Catecismo Menor de Westminster:

Los sacramentos llegan a ser medios eficaces de salvación, no porque haya alguna virtud en ellos, o en el que los administra; sino solamente por la bendición de Cristo, y la obra de Su Espíritu en los que por fe los reciben.

Sin embargo, los miembros de la asamblea de Westminster no creían que todos los medios de gracia son igualmente eficaces: «El Espíritu de Dios hace que la lectura, y, más especialmente, la predicación de la Palabra, sean medios eficaces de convencer y de convertir a los pecadores, y de edificarlos en santidad y consuelo, por medio de la fe, para la salvación» (Catecismo Menor de Westminster, pregunta 89). El teólogo reformado Geerhardus Vos dio un motivo para priorizar la Palabra por sobre los sacramentos cuando escribió:

De ser necesario, podemos pensar en la Palabra como un medio de gracia sin los sacramentos, pero es imposible pensar en los sacramentos como medios de gracia sin la Palabra. Los sacramentos dependen de la Escritura, y la verdad de la Escritura habla en ellos y a través de ellos.

De igual forma, la oración se transforma en un medio de gracia solo cuando está moldeada por la verdad de la Escritura. El Espíritu Santo toma la Palabra y permite que los creyentes oren en armonía con la voluntad de Dios.

Si vamos a crecer en la gracia, debemos reconocer que Dios ha instituido ciertos medios para ese crecimiento. Debemos acercarnos a esos medios con ávida expectación y una confianza como de niño en Aquel que les añade Su bendición. Además, debemos reposar contentos en el uso correcto de esos medios, sabiendo que Dios ha prometido bendecirlos cuando los usamos con corazones de arrepentimiento y fe.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Nicholas T. Batzig
Nicholas T. Batzig

El Rev. Nicholas T. Batzig es editor asociado de Ligonier Ministries. Escribe en su blog Feeding on Christ.