DÍA 23

Salmo 18
Dosis: Omnipotencia
Victoria y Poder
“La tierra tembló, se estremeció; se sacudieron los cimientos de los montes; ¡retemblaron a causa de su enojo! Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos! Rasgando el cielo, descendió, pisando sobre oscuros nubarrones. Montando sobre un querubín, surcó los cielos y se remontó sobre las alas del viento.” (Salmo 18:7–10) (NVI)
La victoria de Dios siempre es maravillosa y sobrenatural. David la describe en los siguientes versículos ¡como un gran terremoto!, como una conmoción de la naturaleza a favor suyo. David se sentía inmensamente dichoso por la liberación que Dios le había dado, así que describe con magnificencia su poder y como éste interviene y afecta aún la naturaleza. Leamos este precioso poema que describe la grandeza de nuestro Dios:
“Hizo de las tinieblas su escondite, de los oscuros y cargados nubarrones un pabellón que lo rodeaba. De su radiante presencia brotaron nubes, granizos y carbones encendidos. En el cielo, entre granizos y carbones encendidos, se oyó el trueno del SEÑOR, resonó la voz del Altísimo. Lanzó sus flechas, sus grandes centellas; dispersó a mis enemigos y los puso en fuga. A causa de tu reprensión, oh SEÑOR, y por el resoplido de tu enojo, las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra!
Estas son expresiones simbólicas de una actuación poderosa de Dios. En el antiguo testamento hay varias situaciones donde Dios interviene así de una manera sobrenatural, conmoviendo a la naturaleza para darle victoria a su pueblo Israel en las grandes batallas que libraron contra sus enemigos. Pero David elige estas bellas imágenes para expresar el obrar de Dios en su propia vida. La ira de Dios era tan ardiente que salía humo de su nariz y fuego de su boca. Los “carbones” expresan los relámpagos salidos de una densa nube.
Cuando dice: “Dios inclinó los cielos” nos recuerda que Dios abre las ventanas de los cielos para derramar sus bendiciones sobre nosotras. Sabemos que en su gloria, Jehová está sentado entre querubines, pero aquí aparecen en movimiento: “Cabalgando en un querubín vemos a Dios volando sobre las alas del viento”. Aquí David dice que Dios no envió a un ángel, sino como en la redención, vino él mismo en persona a liberarlo. Todas estas imágenes intentan describir la disposición de Dios de defender la causa de los suyos y llevarlos a la victoria y la liberación. Dios se dispone a defender a los suyos y hace brillar la luz de su salvación.
David describe que Dios es capaz de lanzar contra sus enemigos todo el aparato de una tormenta eléctrica. El escenario es parecido al que contempló Moisés en el Sinaí. Un cuadro poderoso, sobrenatural que produce temor y reverencia. ¿Cómo describes tú el obrar de Dios en tu vida? ¿Te identificas con esta liberación maravillosa? Si es así vuele a leer el Salmo 18 con una actitud de oración y gratitud.
Oración: Señor enséñame a reconocer tu poder y alabarte por tu majestad. Amén.
De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 38). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.