El sufrimiento que fortalece la fe

Soldados de Jesucristo

Julio 30/2021

Solid Joys en Español

El sufrimiento que fortalece la fe

John Piper

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¿Quién es Jesucristo? (1)Testimonio

Viernes 30 Julio

Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos.1 Timoteo 2:56

¿Quién es Jesucristo? (1)Testimonio

“Ese mes de septiembre de 1980 estaba de vacaciones en la casa de mi abuela. Una tarde me invitó a escuchar una predicación del Evangelio; durante dos semanas la acompañé todos los días. Yo había ido a la escuela bíblica cuando era niño, así que para mí esto no era extraño. Cada tarde, mientras caminábamos, mi abuela me recordaba la necesidad de ser salvo; yo la escuchaba con mucho respeto y cariño. Algo estaba sucediendo en mi interior desde hacía tiempo, la Palabra de Dios me había alcanzado lo suficiente para convencerme de mi triste condición de pecador perdido delante de Dios.

Cuando volví a la casa de mis padres animé a mi papá a ir también a las reuniones; solo asistimos tres noches antes de que sucediera un cambio. Yo había dicho a mi mamá que estaba pensando en la salvación, ella lo dijo a su vecina y hermana en la fe, y ambas oraron por mi salvación. El tercer día, estando con mi papá en la reunión, el predicador habló sobre el juicio del trono blanco (Apocalipsis 20:11-15); para terminar, cantaron el himno: “Cuando allá se pase lista yo estaré”. Él predicador dijo que solo los creyentes en Jesucristo podían cantar ese himno.

Miré a mi papá, y él también me miró; nos dimos cuenta de que esas palabras nos tocaban a ambos. Al finalizar la reunión, la vecina me saludó y me preguntó: Gilberto, ¿cuándo vas a ser salvo? Como no le respondí, ella me habló de la importancia de la salvación, y al ver lágrimas en mis ojos me animó a hablar con el predicador.”Gilberto(mañana continuará)

1 Crónicas 11 – Lucas 12:1-21 – Salmo 89:19-27 – Proverbios 20:14-15

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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2 – Sois la luz del mundo

Iglesia Evangélica de la Gracia

Serie: El sermón del monte

2 – Sois la luz del mundo

David Barceló

David Barceló

Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin)

David es licenciado en Psicología y graduado de los seminarios Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin). Es miembro de la NANC y graduado en Consejería Bíblica por IBCD. David ha estado sirviendo en la Iglesia Evangélica de la Gracia, desde sus inicios en mayo de 2005, siendo ordenado al ministerio pastoral en la IEG en junio de 2008.

Entrega a Cristo tu asno

Palabra de Vida Almería

Will Graham

Entrega a Cristo tu asno

‘Cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita’ (Lucas 19:33-34).

¿Por qué el Señor necesitaba un pollino? Para que se cumpliera mesiánica en Zacarías 9:9-10. El mesías tenía que entrar en la santa ciudad montado en un asno (no en un caballo de guerra).

Interesantemente, para que la Escritura se cumpliera, ciertos seguidores de Cristo le dejaron su asno. Estamos ante el misterio de siempre: la soberanía de Dios y la responsabilidad del ser humano. ¿Por qué orar si Dios siempre cumple su voluntad? Porque Él nos manda orar. ¿Por qué evangelizar si los predestinados van a ser alcanzados? Porque Él nos manda evangelizar. ¿Por qué entregar al Señor nuestro asno si Zacarías 9:9-10 se va a cumplir sí o sí? Porque Él nos manda entregarle el asno.

Todo esto me habla también sobre la generosidad. El corazón regenerado es dadivoso y generoso. El verdadero creyente se niega a sí mismo por amor al Señor. Está dispuesto a entregar su asno al Señor. ¿Quién sabe? A lo mejor los dueños del asno querían usar el animal aquel día en alguna tarea. Pero se sometieron a la voluntad del Señor.

El falso creyente, sin embargo, no es así. El hipócrita usa a Dios para sus propios fines. La cabra no sabe lo que es negarse a sí mismo. No huele a cruz. Solamente ‘sirve’ al Señor cuando no hay nada en juego. Por lo tanto, cuando surge una situación en la cual la cabra tiene que escoger entre la voluntad de Dios y la voluntad de otra persona (su jefe, algún ser querido, la sociedad, su propio ego, etc.), crucifica a Cristo haciendo caso omiso a sus mandamientos y se agrada a sí misma.

¿Cómo tienes el corazón, hermano? ¿Te da gusto obedecer los mandamientos del Señor? ¿Harás lo que sea para estar expuesto a la Palabra, a la oración y la comunión con los hermanos? ¿O andas en pos de otras voluntades que no sean aquélla de nuestro Señor?

¿Estás dando señales de oveja o de cabra?

Hoy, ¿entregarás tu asno al Señor diciéndole: “Señor, no importan mis planes. Lo que cuenta es tu Palabra. Me someto a ti en cuerpo y en alma”.

No te olvides de la Palabra.

No te olvides de la oración.

No te olvides de congregarte.

Busca primeramente la voluntad del Señor. Lo demás puede tener su importancia pero lo más importante es la voluntad del Señor.

Entrega a Cristo tu asno ¿Acaso no lo merece el Salvador?

Amén y amén.

Pastor Will Graham

Casado con Ágota y padre de dos hijas, Will Graham (1985) sirve como pastor evangélico, profesor y blogger en la cuidad española de Almería (ubicada en el extremo sureste de la península).

Escribe semanalmente en sus blogs en Protestante Digital Evangelical Focus y colabora con Unión BíblicaCoalición por el Evangelio Pasión por el Evangelio.

¡Bienvenidos a su página oficial!

https://pastorwillgraham.com/

Soli Deo gloria.

¿Cuál es el propósito de la iglesia?

Got Questions

¿Cuál es el propósito de la iglesia?

Hechos 2:42 puede ser considerado como una declaración del propósito de la iglesia, “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y las oraciones”. Así que, de acuerdo a esta Escritura, el propósito o actividades de la iglesia deben ser; (1) Enseñar la doctrina bíblica, (2) proveer un lugar de compañerismo para los creyentes, (3) celebrar la Cena del Señor, y (4) orar.

La iglesia debe enseñar la doctrina Bíblica, a fin de que podamos ser arraigados en nuestra fe. Efesios 4:14 nos dice, “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagemas de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”. La iglesia está para ser un lugar de compañerismo, donde los cristianos puedan convivir fraternalmente y honrarse unos a otros (Romanos 12:10), instruirse unos a otros (Romanos 15:14), ser benignos y misericordiosos unos con otros (Efesios 4:32), animarse unos a otros (1 Tesalonicenses 5:11), y lo más importante, amarse unos a otros (1 Juan 3:11).

La iglesia debe ser un lugar donde los creyentes puedan celebrar la Cena del Señor, recordando la muerte de Cristo y Su sangre derramada por nosotros (1 Corintios 11:23-26). El concepto de “partir el pan” (Hechos 2:42) también conlleva la idea de comer juntos. Este es otro ejemplo del compañerismo promovido por la iglesia. El propósito final de la iglesia, de acuerdo a Hechos 2:42 es orar. La iglesia es un lugar que promueve la oración, enseña la oración, y practica la oración. Filipenses 4:6-7 nos anima a hacerlo, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

Otra “comisión” dada a la iglesia es el proclamar el Evangelio para la Salvación, a través de Jesucristo (Mateo 28:18-20; Hechos 1:8). La iglesia es llamada a compartir fielmente el Evangelio a través de su palabra y hechos. La iglesia está para ser un “faro de luz” en la comunidad, guiando a la gente hacia nuestro Señor y Salvador Jesucristo. La iglesia está tanto para promover el Evangelio como para preparar a sus miembros a proclamarlo (1 Pedro 3:15).

Algunos propósitos finales de la iglesia son dados en Santiago 1:27, donde leemos “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”. La iglesia está para ministrar a aquellos que están en necesidad. Esto incluye no sólo el compartir el Evangelio, sino también proveer para sus necesidades físicas (comida, ropa, hospedaje) como sea necesario y apropiado. La iglesia está también para equipar a los creyentes en Cristo con las herramientas que ellos necesitan para vencer al pecado y permanecer libres de la contaminación del mundo. Esto se logra por medio de la enseñanza bíblica y el compañerismo cristiano.

Así que, con todo lo que hemos dicho, ¿cuál es el propósito de la iglesia? Pablo da una excelente ilustración a los Corintios en 1 Corintios 12:12-27. La iglesia es el “cuerpo” de Dios – somos Sus manos, boca y pies en este mundo. Estamos para hacer las cosas que Jesucristo haría si Él estuviera aquí físicamente en el mundo. La iglesia está para ser “cristiana” — es decir, “como Cristo” — y para ser seguidores de Cristo.

La voz de los mártires

Ministerios Ligonier

El Blog de Ligonier

Serie: La historia de la Iglesia | Siglo III

La voz de los mártires

Por Chris Schlect

Nota del editor: Este es el primer capítulo en la serie especial de artículos de Tabletalk Magazine: La historia de la Iglesia | Siglo III

Entre los tomos que encontrarás en mi biblioteca hay un juego de 38 volúmenes. Cada volumen se parece a los que le quedan a ambos lados. Son libros decorativos, de esos que se ven impresionantes en la estantería y, por lo tanto, permanecen allí. Cuando mis invitados recorren mi biblioteca, no suelen seleccionar estos volúmenes, hay otros libros que son mucho más atractivos. Si alguna vez un lector minucioso serio ve más allá de su aspecto distante y toma uno de estos volúmenes, se encontrará cara a cara con dos columnas por página de tipografía densa y anticuada. A pesar de que no verá mapas, diagramas o imágenes, sí detectará algunos caracteres griegos y latinos en un tipo de letra de 6 puntos. Ante esto, todos, excepto los exploradores más valientes, cerrarán el libro suavemente, lo devolverán a su lugar de descanso y pasarán al siguiente estante.

Sin embargo, al seguir su camino, se pierden pasajes como este: 

Primero se apoderaron de un anciano llamado Metras y le mandaron que blasfemase. Cuando rehusó, le golpearon con mazos, le acuchillaron la cara y los ojos con cañas aguzadas, lo sacaron a los suburbios, y lo apedrearon.

¿Quién era este anciano llamado Metras? La cita anterior, que se encuentra en la Historia eclesiástica de Eusebio de Cesarea, es el único registro que tenemos de él. Este anciano pudo haber sido un obrero o un comerciante. ¿Tuvo nietos? Quizás lo más notable de él es lo poco notable, de hecho, lo ordinario que realmente fue. Sin embargo, fue uno de los innumerables hermanos y hermanas nuestros que perecieron durante las horribles persecuciones del siglo III. Haríamos bien en quitar el polvo de nuestros libros y recordar no solo la violencia de sus muertes, sino también la fidelidad de sus vidas, que los preparó para la muerte.

Metras murió por la persecución de una turba enardecida en la gran ciudad norafricana de Alejandría. Esta persecución comenzó en 249 d. C. y empeoró después de que Decio se pusiera la púrpura imperial y dictara sus crueles edictos a principios del año siguiente. Durante más de un siglo previo a este tiempo, los cristianos habían enfrentado períodos de persecución en varias localidades dentro de los vastos dominios romanos. Pero Decio fue el primer emperador en pretender un exterminio sistemático de todos los cristianos a lo largo de todo el Imperio. En un esfuerzo por erradicar a estos cristianos, decretó que se establecieran comisiones en cada comunidad de todo el Imperio. Estas comisiones se encargaron de administrar juramentos de lealtad al culto del estado y de certificar por escrito la lealtad religiosa de cada persona dentro de las fronteras de Roma. Tales juramentos eran requeridos incluso a los sacerdotes y sacerdotisas paganos.

Más de 50 de estos certificados todavía sobreviven. Un ejemplo típico es el siguiente: 

Hemos perseverado siempre en sacrificar a los dioses, y también ahora en vuestra presencia, según las órdenes publicadas hemos hecho libación y gustado las carnes del sacrificio. Os rogamos poner vuestra firma para nuestra seguridad. [Firmas] Nosotros, Aurelio Sereno y Aurelio Hermas, los vimos sacrificando. Firmado por mí, Hermas.

Sin embargo, Metras, y miles de otros con él, se negaron a participar en los cultos públicos de Roma. Él no derramaría vino como ofrenda ritual al genio de César, ni sacrificaría animales o cereal a ninguno de los dioses de Roma. Derramar vino es algo sencillo, pero Metras prefirió tener su rostro desgarrado, dejar que su cuerpo fuera golpeado y arrastrado, y ser apedreado hasta la muerte por las turbas. 

El autor de esta persecución fue, según los estándares de su época, un administrador y líder militar capaz. Decio fue un romano de Roma en una época en que el imperio se estaba desmoronando. Él lanzó esta vasta persecución en un intento desesperado por traer orden a su caótico reino. ¿Qué tan caótico fue? Entre el 235 y el 285, veintiséis emperadores, o Augustos, fueron reconocidos oficialmente por el Senado romano. Veinticinco de estos perecieron violentamente en disputas por la sucesión, y Decio estuvo entre ellos. Durante el mismo período, al menos otros 30 reclamantes fueron declarados Augustos no por el Senado, sino por sus ejércitos. Un emperador, Galieno, tuvo que destruir no menos de 18 rivales que aspiraron a la púrpura durante su reinado de 15 años (o tal vez reinó seis años; depende de si durante algunos años lo consideramos a él o a uno de sus rivales como el verdadero emperador).

Para Decio, tal turbulencia significaba que los dioses estaban enojados con Roma. Decio vio que sus predecesores habían tolerado a los cristianos, a quienes él consideraba (correctamente) como subversivos que no respetaban la religiosidad romana. Así que cuando se estableció como emperador, Decio creía sinceramente que su campaña anticristiana era una causa sagrada, necesaria para la preservación del orden romano tradicional.

Cuando leemos que al anciano Metras «le mandaron que blasfemase», vemos, probablemente, una referencia al juramento de lealtad de Decio. Esto nos recuerda que los romanos persiguieron a los cristianos no porque adoraban a Jesucristo, sino porque se negaban a adorar a otros dioses. De hecho, a lo largo de su historia, los romanos toleraron y en ocasiones incluso adoptaron a los dioses de otras culturas. Su multiculturalismo religioso permitió que diferentes culturas coexistieran dentro del mismo imperio, siempre que se respetara la ley de Roma y se pagaran impuestos a la persona que encarnaba esta ley: el emperador. Para los politeístas paganos, incluso los de diferentes culturas, no representaba un gran problema agregar al César a su lista de deidades. Pero los cristianos eran leales a un solo Dios y solo a uno. Por lo tanto, no se inclinarían ante ningún otro y por esto fueron castigados. Fueron castigados por su ateísmo.

Volviendo al libro antiguo, seguimos leyendo: 

Luego llevaron a una mujer creyente llamada Quinta al templo de los ídolos, e intentaron obligarla a adorar. Cuando ella se apartó horrorizada, la ataron de los pies y la arrastraron por la ciudad sobre el áspero pavimento, azotándola a la vez que estaba siendo golpeada por los grandes adoquines, y en aquel lugar la apedrearon hasta morir.

Como el de Metras, el relato de Quinta es decepcionantemente breve. No tenemos información sobre las obras de caridad que ella había realizado, sobre cómo su negativa a claudicar pudo haber brillado en otras ocasiones, sobre los seres queridos que le sobrevivieron, ni aun sobre sus últimas palabras cuando se enfrentaba a una muerte horrible.

Así es para otra mártir de las persecuciones decianas, una anciana soltera llamada Apolonia. Después de golpear su mandíbula hasta que le rompieron todos los dientes, los romanos encendieron un fuego y amenazaron con arrojarla en este si se negaba a blasfemar. Cuando aflojaron un poco su agarre, ella se arrojó libremente al fuego. También leemos de dos madres, Mercuria y Donisia, cada una de las cuales «no amaba a sus propios hijos por encima del Señor». De sus fracasos anteriores, el mandatario había aprendido que las mujeres cristianas maduras no se rendían ante la tortura; Lo habían hecho quedar mal. Por lo tanto, «al ser derrotado siempre por mujeres», el juez simplemente ordenó que Mercuria y Donisia fueran atravesadas por espadas, sin molestarse en sus acostumbrados intentos de obligarlas a jurar lealtad mediante la tortura. Tales eran los mártires, miles de ellos, de los cuales el mundo no era digno.

Durante el breve reinado de Decio, los cristianos lloraron a sus muertos en todo el mundo mediterráneo. Los miles que fueron martirizados eran vecinos y parientes estimados, personas con quienes los sobrevivientes habían cantado, orado y partido el pan. Las persecuciones sin duda trajeron dolor e incertidumbre.

Sin embargo, y peor aún, trajeron controversia. ¿Cómo iba la Iglesia a considerar a los que eran débiles, aquellos que participaban en los ritos paganos para salvar sus propias vidas? Cuando la persecución pasara y estos claudicantes buscaran ser readmitidos a la comunión, ¿debían ser admitidos? Un teólogo muy capaz llamado Novaciano, anciano en Roma, creía que no. Cuando más tarde se pidió a algunos líderes de la Iglesia que habían claudicado frente a la persecución que regresaran al liderazgo, Novaciano no quería tener nada que ver con ellos. Incluso ayudó a establecer oficiales opuestos para impugnarlos.

La controversia provocó tal conmoción entre los fieles que se convocó un concilio para abordar el asunto. Al menos 60 obispos descendieron a Roma, junto con muchos otros presbíteros y diáconos. (El día en que tales preguntas simplemente se harían al obispo de Roma —el papa— para su respuesta autoritaria no sería sino hasta mil años más tarde). El sínodo determinó, correctamente, que «las medicinas del arrepentimiento» deberían cubrir su pecado y que en verdad en la Iglesia había lugar para los hermanos más débiles. La restauración, luego de la concesión, probó más tarde ser poderosa: muchos de los hermanos que habían sido débiles en las persecuciones decianas se mantuvieron firmes, incluso hasta la muerte, cuando las persecuciones regresaron.

La Iglesia de hoy necesita levantar una nueva generación de lectores que amen abrir libros viejos y polvorientos y ser instruidos por ellos. En estos libros descubrimos una gran nube de testigos que nos dan testimonio y nos encargan que peleemos la buena batalla de la fe. Estos son los santos con quienes nos reuniremos en el cielo en el día del Señor. Los lectores que conocen a estos santos, que mantienen viva su memoria, pueden ser usados ​​para fortalecer a aquellos que son perseguidos en nuestros días. Y si, en la providencia de Dios, las persecuciones vienen a nosotros, el testimonio de nuestros antepasados ​​sufrientes puede ser usado por Dios para ayudarnos a permanecer firmes.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Chris Schlect
Chris Schlect

El Dr. Chris Schlect es profesor de historia en New Saint Andrews College y anciano en Christ Church en Moscow, Idaho.

El plan de Dios para los mártires

Soldados de Jesucristo

Julio 29/2021

Solid Joys en Español

El plan de Dios para los mártires

John Piper

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Conocer la voluntad de Dios (6): Te enseñaré el camino

Jueves 29 Julio

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti.Salmo 32:8-9

Conocer la voluntad de Dios (6): Te enseñaré el camino

¡Qué bella promesa! “Te haré entender, y te enseñaré el camino…”. El Señor desea guiarnos en el camino de la vida, cuando todo parece oscuro, pero también cuando todo nos parece fácil.

Dios fija su mirada de bondad sobre nosotros: nos conoce, nos dirige, también nos corrige y nos advierte: “No seáis como el caballo, o como el mulo…”. En efecto, podríamos desviarnos del camino que Dios quiere que sigamos, mostrándonos impulsivos como el caballo, al cual hay que detener, u obstinados como el mulo, al cual es necesario aguijonear para que avance. ¡Cuánta energía se derrocha, a veces, en cosas inútiles! Entonces Dios, con sabiduría, actúa por medio de circunstancias difíciles, como el “cabestro” o el “freno”, para refrenar nuestra precipitación o para hacer ceder nuestra obstinación: ¡Nos cuesta tanto obedecer! De esta manera busca traernos nuevamente a él cuando nos alejamos. Desea que permanezcamos a su lado, para nuestro bien.

Somos sus hijos, él se ocupa de nosotros a fin de formarnos “para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad” (Hebreos 12:10).

Dios no nos olvida; mantiene sus ojos fijos en nosotros. Es el Maestro atento que nos enseña por medio de su Palabra, para conducirnos según su voluntad al objetivo que se propuso. Leamos la Biblia atentamente y pidámosle, como el autor del salmo: “Enséñame, Señor, tu camino, y guíame” (Salmo 27:11).

1 Crónicas 10 – Lucas 11:29-54 – Salmo 89:15-18 – Proverbios 20:12-13

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Entendiendo el concepto de la libertad cristiana

Ministerios Integridad & Sabiduría

Entendiendo el concepto de la libertad cristiana

Miguel Nuñez

En un primer artículo sobre la libertad cristiana estuvimos hablando acerca de las llamadas áreas grises, y dijimos que estas existen en la mente humana dada nuestras limitaciones; pero no en la mente del “único y sabio Dios”. Este artículo siguiente lo dedicaremos de manera más específica a analizar de qué manera es interpretado comúnmente este concepto. 

Muchos creyentes entienden la libertad cristiana de tal forma que piensan tener libertad de hacer aquellas cosas que la Biblia no prohíbe directamente, según el dictamen de nuestra conciencia. Sin embargo, este es un concepto incompleto, que surge de una mala aplicación de pasajes como el de 1 Corintios 8, donde el apóstol Pablo da libertad para comer o no comer carne sacrificada a los ídolos, y de pasajes como el de Romanos 14, donde Pablo habla, entre otras cosas, de que unos consideraban un día como sagrado y para otros todos los días eran iguales.

Otros miran esta frase que aparece en Romanos 14:5b “…cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir” (o mente, en RV 1960), para apoyar la idea de que en las cosas que la Biblia no prohíbe directamente, yo tengo completa libertad de actuar. Si esta fuera la única instrucción del apóstol, entonces quedaría abundantemente claro en qué consiste la libertad cristiana; pero este versículo tiene un contexto claramente definido, en relación a cómo guardar el día de reposo. Es de vital importancia que yo entienda que mi conciencia por si sola no es suficiente para determinar qué hacer en todas las “áreas grises”, por varias razones. En primer lugar, la conciencia puede ser educada con el conocimiento de la Palabra, y hasta que esto no ocurra, esa conciencia pudiera traicionarme llevándome a pensar que algo está bien, cuando en realidad no lo está. Además, la conciencia es iluminada por el Espíritu Santo, según la llenura concedida a cada quien. En parte es por eso que la Palabra insiste en que hay sabiduría en la multitud de consejeros (Prov. 11:14). No solo el conocimiento bíblico ilumina la conciencia, sino que la conciencia es iluminada también según el grado de sabiduría concedido por Dios, y recordemos que la sabiduría es un don (1 Cor. 12:8).

Entendiendo la libertad cristiana en relación a los demás.

La libertad cristiana se ve limitada por varias ideas expresadas en la Palabra que tienen que ver con mi amor por el hermano por quien Cristo murió. En relación a si comer o no carne sacrificada los ídolos, el apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 8:9-13 “Mas tened cuidado, no sea que esta vuestra libertad de alguna manera se convierta en piedra de tropiezo para el débil. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no será estimulada su conciencia, si él es débil, a comer lo sacrificado a los ídolos? Y por tu conocimiento se perderá el que es débil, el hermano por quien Cristo murió. Y así, al pecar contra los hermanos y herir su conciencia cuando ésta es débil, pecáis contra Cristo. Por consiguiente, si la comida hace que mi hermano tropiece, no comeré carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano”.

En los versículos anteriores hemos resaltado varias frases que nos hablan de la limitación de mi libertad; de cómo el ejercicio de mi libertad me puede llevar a pecar no contra el hermano, sino contra Cristo, según el texto revisado. Como podemos ver, ciertamente hay diferentes “niveles”, “grados”, o “madurez” de conciencia, ya que algunos tienen una conciencia débil y otros no. En otros casos podemos hablar de una conciencia educada por la Palabra o iluminada por el Espíritu, mientras que otros carecen de esa cualidad. Podemos observar entonces la disposición de Pablo de sacrificarse de por vida (“no comeré carne jamás”) por amor a su hermano. En realidad, es el amor hacia nosotros mismos que muchas veces no nos deja ver la necesidad de limitar nuestra libertad.

Otra idea errada que está en la mente de muchos cristianos, en cuanto a la libertad cristiana, es que se puede hacer todo lo que sea moralmente lícito. Observemos las claras palabras de Pablo en 1 Corintios 10:23“Todo es lícito, pero no todo es de provecho. Todo es lícito, pero no todo edifica”. Con esto Pablo nos aclara que aun aquellas cosas que son lícitas tienen sus limitaciones. ¿Qué pudiera limitar el que yo haga algunas de esas cosas lícitas? El próximo versículo comienza a darnos una idea: “Nadie busque su propio bien, sino el de su prójimo”, (1 Cor. 10:24) y más abajo agrega “No seáis motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios, así como también yo procuro agradar a todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos (1 Cor. 10:32-33). Usualmente el egocentrismo con el que vivimos nos impide ver los límites de nuestra libertad cristiana.

Algunos preguntarán, ¿hasta dónde voy a permitir que el hermano débil me esclavice no permitiéndome hacer de nada? Recuerde que la motivación para no hacer aquello que ofende a tu hermano de conciencia débil es tu amor incondicional por él, y nada que sea hecho por amor al otro puede esclavizarme. La esclavitud es algo que otro me impone a la fuerza, y de la cual yo quisiera salir. Cuando Pablo dice: “si la comida hace que mi hermano tropiece, no comeré carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano”, eso es algo auto-impuesto y representa una situación de la cual él no está buscando salir.

Finalmente, pensemos en esto y decidamos después:

  1. Usualmente, las decisiones que usted toma revelan los deseos de su corazón.
  2. El corazón es engañoso y por tanto no es confiable (Jeremías 17:9).
  3. La decisión final dependerá de a quién yo decida complacer: al Yo o a Dios. Siempre la decisión se reduce a mi voluntad o la suya.
  4. Nadie está tan avanzado en la vida cristiana como para no preguntar a otros cuando las situaciones no están claras. 1 Corintios 8:2 nos recuerda: “Si alguno cree que sabe algo, no ha aprendido todavía como lo debe saber”.
  5. Dios bendecirá decisiones:

Miguel Núñez

El Dr. Miguel Núñez sirve como Pastor Titular de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo y es el presidente y fundador del Ministerio Integridad & Sabiduría, que tiene como visión impactar la generación de hoy con la revelación de Dios en el mundo hispano-parlante.

¿Qué es el bautismo del Espíritu Santo?

Soldados de Jesucristo Blog

¿Qué es el bautismo del Espíritu Santo?

Por John Piper

John Piper me acompaña hoy en el teléfono para esta importante pregunta. ¿Qué debemos entender por el bautismo del Espíritu Santo? La frase parece significar cosas diferentes en la Biblia; de seguro significa cosas muy diferentes para distintas denominaciones y prácticas eclesiásticas. Aquí está la pregunta de hoy, enviada a nosotros de manera anónima desde Berlín, Alemania.

“¡Hola, Pastor John! He luchado para entender y para abrazar el ‘bautismo del Espíritu Santo’, en especial si se manifiesta con alguien que se ríe a carcajadas y da vueltas en el suelo o incluso que se desmaya durante treinta minutos o más. He visto iglesias que hacen esto y que colocan un gran enfoque en estas experiencias y eso me pone muy incómodo. ¿Puede explicar qué quiere decir la Biblia con el ‘bautismo del Espíritu’ con respecto a estas dos cosas: (1) nuestra experiencia inicial de salvación y, luego, (2) si hemos o no de esperar bautismos subsecuentes del Espíritu en nuestra vida cristiana?”.

Anhelar experimentar el Espíritu

El pentecostalismo usualmente se define como un movimiento en el cristianismo que piensa que el bautismo del Espíritu Santo es una segunda experiencia, normalmente después de la conversión, marcada por hablar en lenguas. Ese es el estereotipo, al menos, de lo que significa el pentecostalismo. Esa en realidad es una simplificación excesiva.

Recién terminé un libro de Allan Heaton Anderson titulado To the Ends of the Earth: Pentecostalism and the Transformation of World Christianity [Hasta lo último de la Tierra: El pentecostalismo y la transformación del cristianismo mundial]. Él muestra que existen entendimientos mucho más diversos del Espíritu Santo y de Su trabajo entre el pentecostalismo global de lo que pensábamos. Lo común entre muchas ramas del pentecostalismo no es una única visión del bautismo en el Espírito, sino un fuerte énfasis en la naturaleza experiencial del Espíritu en la vida del creyente.

Creo que este énfasis en la naturaleza experiencial del Espíritu es precisamente la razón por la que el movimiento ha sido tan dinámico y efectivo en el mundo entero. Las personas de todos lados están hambrientas de realidad experiencial, no solo de hechos doctrinales ni históricos que deben ser afirmados con la mente.

Esa es la manera estereotípica de pensar sobre el cristianismo occidental. Tenemos una lista de doctrinas; tenemos una lista de comportamientos. Creemos las doctrinas, actuamos los comportamientos e inferimos que le pertenecemos a Dios y que algo sobrenatural está sucediendo, pero nadie experimenta nada. Por eso, el pentecostalismo tiene el éxito que tiene, porque están en lo correcto en este punto. Están en lo correcto al decir que tener al Espíritu Santo es tener una realidad que uno experimenta.

Dos usos distintos

Es importante que aclaremos el significado bíblico de términos como “bautismo en (o con) el Espíritu Santo”, porque es un término bíblico. Es parte de la experiencia cristiana.

Lo que voy a sugerir es que la manera en la que Pablo utiliza la frase en 1 Corintios 12:13 no es la misma que la manera en la que Lucas la utiliza (o Jesús como lo reporta Lucas) en Hechos 1:5. Esa es mi premisa básica y evitaríamos mucha confusión si las personas la entendieran. Puedes revisarla por ti mismo.

Esto quiere decir que, cuando preguntamos: “¿Qué significa la frase ‘bautismo en (o bautismo con) el Espíritu Santo?”, tenemos que preguntar: “¿Estás hablando del uso que le da Pablo o del uso que le da Lucas cuando cita a Jesús?”. No son contradictorias. No estoy argumentando que existe un conflicto. Estoy diciendo que utilizan las mismas palabras en dos maneras diferentes. Utilizan la misma frase de dos maneras distintas. Permíteme aclarar cada una.

Recibir el Espíritu en la conversión

En 1 Corintios 12:12-13, Pablo dice:

“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero, todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres. A todos se nos dio a beber del mismo Espíritu”.

Ahora, creo que casi todos estamos de acuerdo en que el entendimiento de Pablo aquí del bautismo del Espíritu es el acto por medio del cual el Espíritu nos une a Jesucristo y a Su cuerpo, la iglesia. En otras palabras, es la conversión. Es volverse cristiano. Eso es lo que significa ser cristiano: ser movidos por el Espíritu Santo de tal manera que somos llevados a la fe y unidos con Jesús.

Llenos del poder del Espíritu

Ahora, no creo que esa sea la forma en la que Jesús y Lucas utilizan esta frase similar en Hechos 1:4-5. Aquí, Jesús dice (y Lucas lo cita):

“Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: ‘La cual’, les dijo, ‘oyeron de Mí; porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días’”.

Está citando a Juan el Bautista en Lucas 3:16, cuando dice: “Yo los bautizo con agua; pero viene Uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar la correa de Sus sandalias. Él [Jesús] los bautizará con el Espíritu Santo y fuego”.

Ahora, no creo que Jesús quisiera decir que sus discípulos se convertirían de incrédulos a creyentes en este bautismo que debían esperar en Jerusalén. Creo que Lucas ve a los apóstoles como creyentes genuinos vueltos a nacer antes del bautismo prometido.

Lucas termina su Evangelio con una descripción de los apóstoles antes de la experiencia que debían esperar llamada el bautismo del Espíritu. Dice en Lucas 24:52-53: “Ellos, después de adorar a Jesús, regresaron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el templo alabando a Dios”. Aquí está un grupo de varones adorando a Jesús. Con gran gozo. Están experimentando a Dios a través de Jesús en el templo. Estos no son discípulos no regenerados esperando volver a nacer con la llegada del Espíritu Santo.

Pide un nuevo bautismo

Bueno, ¿qué quiere decir Jesús en Hechos 1:5 y en Lucas 3? Creo que, cuando dice que serán bautizados por el Espíritu Santo, quiere decir que recibirán poder extraordinario para un ministerio que exalta a Cristo. Esto es lo que pienso que significa. Recibirán poder extraordinario para un ministerio que exalta a Cristo.

Ahora, esa experiencia puede venir en una experiencia inusual y decisiva después de la conversión (un día, una semana, un año o un minuto), seguido de subsecuentes derramamientos o llenuras o bautismos del Espíritu periódicamente durante la vida. O esa experiencia puede venir en el momento mismo de la conversión seguido de subsecuentes experiencias durante toda la vida del poder del Espíritu Santo. Puede venir de varias maneras y llenuras y bendiciones durante una vida entera que pueden ser impredecibles y variadas.

Creo que sería un error limitar el bautismo en, o por, o con el Espíritu Santo a un segundo evento después de la conversión. Aunque pudieras experimentar uno, eso no significa que es la manera normativa en que este bautismo debe ser entendido. Creo que el tipo de llenura y poder que recibimos en esas experiencias se necesitan una y otra y otra y otra vez en la vida cristiana. No son las mismas consistentemente en cada temporada de la vida cristiana.

Es correcto, creo yo, pedir un nuevo bautismo. Ese es el lenguaje de los puritanos. Ese es lenguaje de Martyn Lloyd-Jones. Ese es mi lenguaje una y otra vez cuando me acerco al púlpito y busco predicar. Digo: “Oh, Dios, necesito un nuevo bautismo. Necesito una nueva unción. Necesito una nueva llenura. Necesito un nuevo derramamiento del Espíritu Santo”.

Lleno y rebosando de poder

Creo que el lenguaje es diverso en el libro de los Hechos para este tipo de cosas que no son continuas. Tenemos a Pablo en Chipre y está por hablar. Él dice ser lleno del Espíritu Santo y luego él tiene un poder extraordinario para lidiar con este mago en esa isla (Hechos 13:8-12). Eso es precisamente a lo que pienso que Jesús se refería: “Quiero que conozcan experiencia al salir a evangelizar el mundo”. Permíteme dar cuatro rápidas razones por las que pienso que Lucas y Jesús utilizaron el término de esa manera.

En primer lugar, Lucas describe el primer bautismo del Espíritu como “ser lleno”. Él utiliza el lenguaje de llenura en Hechos 2:4. Él dice: “Esperen este bautismo” (ver Hechos 1:4-5), y luego cuando lo describe en el 2:4, dice: “fueron llenos del Espíritu Santo”. Para él, estas eran realidades que se traslapaban, llenura y bautismo. Luego, durante el libro de los Hechos, el término “llenos del Espíritu Santo” es una experiencia recurrente en la vida del creyente, no una experiencia única.

En segundo lugar, Lucas dice que ser bautizado con el Espíritu es el cumplimiento de la promesa de Joel 2 (“Esperen la promesa”). Entonces, la promesa de Joel se cumple y se explica a partir de Hechos 2:16. La promesa de Joel 2 no es la promesa del nuevo pacto del nuevo nacimiento. Es la promesa del pacto de poder profético: hablarán con poder extraordinario.

En tercer lugar, Lucas describe ser bautizado con el Espíritu como recibir poder para ser testigos (Hechos 1:8). Él dice: “Cuando reciban al Espíritu Santo, tendrán poder para ser mis testigos hasta lo último de la tierra”. Esa es la descripción inmediata de lo que sucederá si esperas el bautismo. Así que es el poder para una efectividad global que exalta a Cristo.

En cuarto lugar, Lucas dice que ser bautizado en el Espíritu es ser investido de poder de lo alto para que el mensaje de Cristo pueda ser llevado con efectividad a todo el mundo. Ese es el lenguaje de Lucas 24:49, donde Él les dice: “Permanezcan en [Jerusalén] hasta que sean investidos con poder de lo alto”.

¿Qué hay de las lenguas?

Mi entendimiento del bautismo del Espíritu Santo es que Pablo utiliza una forma de esta frase para referirse a lo que sucede en el nuevo nacimiento. Lucas utiliza una forma de esta frase, cuando cita a Jesús, para el poder del Espíritu.

Para responder esta pregunta sobre señales particulares, puede o no incluir diferentes señales como las lenguas u otras manifestaciones inusuales. Creo que cada cristiano debe buscar un nuevo bautismo en este sentido una y otra y otra vez para tener un ministerio efectivo.

John Piper
http://desiringgod.org
John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota.