La Gloria Eterna Del Verbo Divino

por John MacArthur 

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1:1-5).

La sección de apertura del Evangelio de Juan expresa la verdad más profunda del universo en los términos más claros. Aunque un niño podría entenderla fácilmente, las palabras de Juan inspiradas por el Espíritu comunican una verdad imposible de comprender incluso para las mentes más brillantes: el Dios infinito y eterno se hizo hombre en la persona del Señor Jesucristo. La verdad incontrovertible y gloriosa de que en Jesús el Verbo divino «fue hecho carne» (1:14) es el tema del Evangelio de Juan.

La deidad del Señor Jesucristo es un principio esencial y no negociable de la fe cristiana. Varias líneas de la evidencia bíblica se unen para probar de manera concluyente que Él es Dios.

Primero, las declaraciones directas de las Escrituras afirman que Jesús es Dios. Juan registra varias de esas declaraciones para mantener el énfasis en la deidad de Cristo. El versículo inicial de su Evangelio declara “el Verbo [Jesús] era Dios”. En el Evangelio de Juan, Jesús asumió en repetidas ocasiones el nombre divino “Yo soy” (cp. 4:26; 8:24, 28, 58; 13:19; 18:5, 6, 8). En Juan 10:30, Él afirmó ser uno en naturaleza y esencia con el Padre (dada la reacción de los judíos incrédulos en el v.33 [compárese con 5:18], ellos reconocieron que esta era una afirmación de deidad). Tampoco corrigió Jesús a Tomás cuando él le dijo: “¡Señor mío, y Dios mío!” (20:28); de hecho, lo alabó por su fe (v.29). La reacción de Jesús es inexplicable de no haber sido Dios.

Pablo escribió a los filipenses que Jesús existía “en forma de Dios” y era “igual a Dios” (Fil. 2:6). En Colosenses 2:9, declaró: “Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Romanos 9:5 se refiere a Cristo como «Dios… bendito por los siglos». Tito 2:13 y 2 Pedro 1:1 lo llaman «nuestro Dios y Salvador». Dios Padre se dirige al Hijo como Dios en Hebreos 1:8: » Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu Reino». Juan se refiere a Jesucristo en su primera epístola como «el verdadero Dios» (1 Jn. 5:20).

Segundo, Jesucristo recibe títulos que se dan a Dios en otras partes de las Escrituras. Como ya se dijo anteriormente, Jesús tomó para sí el nombre divino «Yo soy». Juan 12:40 cita Isaías 6:10, un pasaje que hace referencia a Dios en la visión del profeta (cp. Is. 6:5). Aun así, Juan declaró en el versículo 41: «Isaías dijo esto cuando vio su gloria [la de Cristo; compárese con los vv. 36, 37, 42], y habló acerca de Él». Jeremías profetizó que el Mesías sería llamado «[El Señor], justicia nuestra» (Jer. 23:6).

Tanto a Dios como a Jesús se les llama Pastor (Sal. 23:1 [Dios]—Jn. 10:14 [Jesús]), Juez (Gn. 18:252 Ti. 4:18), Santo (Is. 10:20Sal. 16:10Hch. 2:273:14), el Primero y el Postrero (o último) (Is. 44:648:12Ap. 1:1722:13), Luz (Sal. 27:1Jn.8:12), Señor del día de reposo (Éx. 16:2329Lv. 19:3Mt. 12:8), Salvador (Is. 43:11Hch. 4:12Tit. 2:13), el Traspasado (Zac.12:10Jn. 19:37), Dios fuerte (Is. 10:21Is. 9:6), Señor de señores (Dt. 10:17Ap. 17:14), Señor de la gloria (Sal. 24:101 Co. 2:8) y Redentor (Is. 41:1448:1763:16Ef. 1:7He. 9:12). En el último libro de la Biblia, ambos son llamados el Alfa y la Omega (Ap. 1:8Ap. 22:13), esto es, el principio y el fin.

Tercero, Jesucristo pose los atributos incomunicables de Dios, aquellos únicos a Él. Las Escrituras revelan que Cristo es eterno (Mi. 5:2Is. 9:6), omnipresente (Mt. 18:2028:20), omnisciente (Mt. 11:27Jn. 16:3021:17), omnipotente (Fil. 3:21), inmutable (He. 13:8), soberano (Mt. 28:18) y glorioso (Jn. 17:51 Co. 2:8; cp. Is. 42:848:11, donde Dios declara que no le dará a otro su gloria).

Cuarto, Jesucristo hace obras que solo Dios puede hacer. Él creó todas las cosas (Jn. 1:3Col. 1:16), sostiene la creación (Col. 1:17He. 1:3), resucita a los muertos (Jn. 5:2111:25-44), perdona el pecado (Mr. 2:10; cp. v. 7) y sus palabras permanecen para siempre (Mt. 24:35; cp. Is. 40:8).

Quinto, Jesucristo recibió adoración (Mt. 14:3328:9Jn. 9:38Fil. 2:10He. 1:6), aun cuando enseñaba que solo Dios debe ser adorado (Mt. 4:10). Las Escrituras también nos dicen que los hombres santos (Hch. 10:25-26) y los santos ángeles (Ap. 22:8-9) rehúsan la adoración.

Finalmente, Jesucristo recibió oración, la cual solo se debe dirigir a Dios (Jn. 14:13-14Hch. 7:59-601 Jn. 5:13-15).

Los versículos 1-18, el prólogo a la presentación de Juan sobre la deidad de Cristo, son una sinopsis o descripción de todo el libro. En 20:31, Juan definió claramente su propósito al escribir su Evangelio: que sus lectores «crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, al creer en su nombre, tengan vida» (NVI). Juan reveló a Jesucristo como «el Hijo de Dios», la eterna segunda persona de la Trinidad. Se hizo hombre, el «Cristo» (Mesías), y se ofreció como sacrificio por los pecados. Quienes ponen su fe en Él tendrán vida en su nombre, pero quienes lo rechazan, serán juzgados y sentenciados al castigo eterno.

La realidad de que Jesús es Dios, presentada en el prólogo, se expone a lo largo de todo el libro con la cuidadosa selección de Juan de afirmaciones y milagros que sellan el caso. Los versículos 1-3 del prólogo enseñan que Jesús es co-igual y coeterno con el Padre; los versículos 4-5 se relacionan con la salvación que Él trajo, la cual anunció Juan el Bautista, su heraldo (vv. 6-8); los versículos 9-13 describen la reacción de la raza humana ante Él, ya sea de rechazo (vv. 10-11) o aceptación (vv. 12-13); los versículos 14-18 resumen todo el prólogo.

En estos primeros cinco versículos del prólogo del Evangelio de Juan hay tres evidencias de la deidad de Jesucristo, el Verbo encarnado: su preexistencia, su poder creativo y su existencia propia. Estas evidencias serán los temas de los próximos blogs.

(Adaptado de La Deidad de Cristo)

Jesús de Nazaret (3)

Sábado 24 Septiembre
(Jesús dijo:) Yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
Juan 10:17-18
Jesús de Nazaret (3)
 – ¡Resucitó! “A este Jesús resucitó Dios… nosotros somos testigos”, afirmaron Pedro y los otros apóstoles (Hechos 2:32).

Tres días después de su muerte, varias personas constataron que su tumba estaba vacía. Muchos testigos vieron y reconocieron a Jesús durante 40 días: María Magdalena y otras mujeres, los apóstoles, ¡y en una sola ocasión más de 500 personas vieron a Jesús resucitado!

 – Alzado al cielo. Mientras sus discípulos lo contemplaban, “le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:9-11).

La resurrección nos muestra quién es Jesucristo: “Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (1 Juan 5:20). Él es Dios, el Todopoderoso, vencedor de la muerte y autor de la vida.

Su ascensión nos muestra que un hombre resucitado, Jesús, el Hijo de Dios, está hoy en el cielo. Se halla sentado a la diestra de Dios en su trono. “Habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3).

La Biblia nos dice: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9).

Jeremías 52:17-34 – 2 Corintios 12 – Salmo 107:1-9 – Proverbios 24:1-2

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Grandes mujeres de la Biblia

La Biblia tiene varios ejemplos de mujeres temerosas de Dios que marcaron la diferencia en su momento. Esas mujeres se destacaron en un mundo dominado por los hombres, y demostraron que Dios nos usa a todos para cumplir sus propósitos. Estas son 9 mujeres que se destacaron, pero no son las únicas…

  1. Sara, aunque ya estaba entrada en años, abandonó todo para vivir el resto de su vida en tiendas de campaña. Ella permaneció siempre al lado de su esposo, Abraham, apoyándolo. Sara creyó a Dios, y con 90 años, vio realizado su sueño de tener un hijo. Dios llenó su corazón de alegría. Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo se reirán conmigo.» Génesis 21:6
  2. Miriam nació y creció como esclava en Egipto. Cuidó de su hermano Moisés cuando él era un bebé. Ese es el mismo Moisés a quien Dios usó para liberar al pueblo de la esclavitud. Además de ser líder de alabanza, Miriam era profetisa y era muy respetada por el pueblo hebreo. Miriam les cantaba así: Canten al Señor, que se ha coronado de triunfo arrojando al mar caballos y jinetes. Éxodo 15:21
  3. Rajab era una prostituta de Jericó que salvó la vida de dos espías hebreos. Esa fue la razón por la que su familia se salvó cuando los hebreos atacaron Jericó. Gracias a su fe esta mujer despreciada se ganó un lugar entre el pueblo de Israel, llegó a ser uno de los antepasados de Jesús y obtuvo un puesto entre los héroes de la fe. Por la fe la prostituta Rajab no murió junto con los desobedientes,
    pues había recibido en paz a los espías.
    Hebreos 11:31
  4. Débora era una profetisa y jueza que lideraba a Israel cuando no había rey. Ella convocó el ejército y animó a los guerreros a derrotar a los opresores. Bajo el liderazgo de Débora, Israel tuvo paz durante 40 años. Los guerreros de Israel desaparecieron; desaparecieron hasta que yo me levanté. ¡Yo, Débora, me levanté como una madre en Israel! Jueces 5:7
  5. Rut no era israelita, pero se ganó un lugar entre el pueblo de Dios por su dedicación a Dios y por el amor a su suegra. Ella abandonó su casa y su familia para servir a Dios. Rut era trabajadora y respetuosa. Conquistó el corazón de Booz y fue la bisabuela del rey David. Pero Rut respondió:
    ―¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti!
    Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas.
    Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Rut 1:16
  6. Ana no podía tener hijos, pero confiaba en Dios y oró con fe por uno. Cuando Dios se lo dio, ella se lo dedicó como muestra de agradecimiento. Samuel se crió en el templo y llegó a ser un gran profeta. Ana elevó esta oración:
    Mi corazón se alegra en el Señor;
    en él radica mi poder.
    Puedo celebrar su salvación
    y burlarme de mis enemigos. 1 Samuel 2:1
  7. Ester era una chica israelita que ganó el concurso de belleza más importante de su tiempo y se convirtió en la reina de Persia. Ella fue muy valiente y arriesgó su vida para salvar a su pueblo de una gran masacre. Dios le dio belleza, gracia e inteligencia a Ester para que ella pudiera proteger a su pueblo. Al rey le gustó Ester más que todas las demás mujeres, y ella se ganó su aprobación y simpatía más que todas las otras vírgenes. Así que él le ciñó la corona real y la proclamó reina en lugar de Vasti. Ester 2:17
  8. María era una joven sencilla que fue escogida para una gran misión: ser la madre de Jesús. Ella no rechazó esa misión sino que la aceptó con fe. Con seguridad y aplomo María ayudó a educar a Jesús y, años más tarde, lo vio resucitado en gloria. ―Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho. Lucas 1:38
  9. Priscila es un ejemplo del trabajo en equipo. Ella trabajaba con su marido, Aquila, difundiendo la palabra de Dios. Ellos eran amigos de Pablo y fundaron una iglesia en su casa. Priscila y Aquila también enseñaron y prepararon a un hombre llamado Apolos para la obra de Dios. Saluden a Priscila y a Aquila, mis compañeros de trabajo en Cristo Jesús. Por salvarme la vida, ellos arriesgaron la suya. Tanto yo como todas las iglesias de los gentiles les estamos agradecidos.
    Romanos 16:3-4