IDEOLOGÍA DE GENERÓ

Agustín Laje
Nació en la ciudad de Córdoba (Argentina) el 16 de enero de 1989. Desde muy joven comenzó a interesarse por las ideas políticas, convirtiéndose en columnista de importantes medios nacionales con solo 18 años. Es autor de los libros Losmitos setentistas (2011), Cuando el relato es una Farsa (2013) y su último trabajo se llama El libro negro de la Nueva Izquierda (2016), en coautoría con Nicolás Márquez. Es Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Católica de Córdoba. Además, estudió contraterrorismo y combate contra el crimen organizado en el Center of Hemispheric Defense Studies, de la National Defense University en Washington DC. En 2020, se tituló como Máster en filosofía por la Universidad de Navarra. Ha sido premiado tanto en Argentina como en el extranjero numerosas veces.

Actualmente dirige el think tank «Fundación LIBRE». Sus columnas han sido publicadas en medios locales, nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de La Gaceta de la Iberósfera, El American, PanamPost, AltMedia y El Liberal de España. Sus ensayos de filosofía política han sido premiados cinco años consecutivos en México por Caminos de la Libertad. Ha brindado conferencias en distintos países, tales como Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Paraguay, Ecuador, Bolivia, México, El Salvador, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Puerto Rico, Estados Unidos y España.

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¿Quién fundó la iglesia de Cristo? ¿Jesucristo o los apóstoles?

Por: David Logacho

La palabra “iglesia” es la traducción de la palabra griega “ekklesía”, la cual significa “llamado afuera”. El significado de este término, tal como se utiliza en el Nuevo Testamento es doble. Se refiere a aquellos que son llamados afuera de entre las naciones como un pueblo para su nombre, los cuales constituyen “la iglesia” el cuerpo de Cristo.

En este sentido, es un organismo. También se refiere a aquellos que son llamados afuera de alguna determinada comunidad. Para poner en práctica los principios y preceptos de Cristo que aparecen en el Nuevo Testamento. Como un cuerpo de cristianos, en este sentido es una organización.

En cuanto a la iglesia como organismo, se le conoce como el cuerpo místico de Cristo. Del cual Él es la cabeza viviente y los creyentes regenerados son los miembros. El Nuevo Testamento describe a este cuerpo místico de Cristo a través de siete figuras, una de las cuales tiene que ver con lo que fue motivo de su consulta.

La figura del templo de Dios. Hablando de todos los creyentes, note lo que dice Efesios 2:20-22. “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas. siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”

Según este pasaje bíblico, la iglesia de Cristo se describe como un templo para Dios. Este templo fué edificado sobre el fundamento de los apóstoles y profetas. Esto se refiere a los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento, no se puede referir a los profetas del Antiguo Testamento. Porque a ellos no se les reveló absolutamente nada sobre la iglesia de Cristo. El texto no está diciendo que el fundamento de ese templo para Dios son los apóstoles y profetas. Lo que los apóstoles y profetas hicieron fue solamente poner el fundamento del templo para Dios.

El fundamento del templo para Dios es Jesucristo. Note lo que dice Pablo en 1 Corintios 3:11 hablando de los creyentes como templo o edificio para Dios. “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”. Los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento pusieron el fundamento que es Jesucristo por medio de enseñar sobre la persona y obra de Jesucristo.

Cuando Pedro confesó que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Jesús anunció que su iglesia se edificaría sobre esa roca, es decir sobre la solemne verdad que Jesús es el ungido de Dios y el único Hijo de Dios. El fundamento de todo edificio se pone una sola vez. Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto por los apóstoles y profetas, el cual es Jesucristo. Pero Jesucristo no sólo es el fundamento de este templo para Dios que es la iglesia de Cristo, Sino que también él es la principal piedra del ángulo.

Esto significa que Jesucristo ocupa el lugar de preeminencia en todo lo que es la iglesia de Cristo. Por el hecho que toda la estructura del edificio usa esta piedra como referencia, esta piedra reviste capital importancia para el edificio. Viene a ser así una figura apropiada de lo que es Jesucristo para su iglesia.

De modo que, el fundador y el fundamento de la iglesia de Cristo es Cristo mismo. Los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento fueron los encargados de colocar este fundamento y una vez colocado nadie puede cambiarlo.

¡Tú no eres mi jefe!

Sábado 17 Septiembre
No sois vuestros… Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.
1 Corintios 6:19-20
(El siervo hebreo dice:) Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre.
Éxodo 21:5
¡Tú no eres mi jefe!
¿Ha oído a un adolescente decir: Tú no eres mi jefe? ¡No solo los adolescentes detestan que les den órdenes! En algunas ocasiones esta reacción es sana porque siempre existe el riesgo de inclinarse servilmente delante de los que quieren dominar. Pero a menudo ella traduce el rechazo a la autoridad, y este es uno de los defectos del corazón orgulloso del hombre, desde la transgresión del mandato de Dios en el huerto del Edén.

“Tú no eres mi jefe”. Sin formularlo explícitamente, ¿no es, en el fondo, lo que decimos al Señor Jesús cuando lo excluimos de ciertas esferas de nuestra vida? Sin embargo, él es nuestro Señor, el Señor de toda nuestra vida.

La actitud del siervo en el libro del Éxodo (versículo citado en el encabezamiento) nos muestra cómo la sumisión y la libertad pueden ir a la par en la vida del creyente: “Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre”. ¿Qué hace libre al esclavo? El amor por su señor y por los suyos. Esta es exactamente la situación del creyente en sus relaciones con Dios y con Jesús, su Señor.

Cuanto más confiemos en Jesús, en su amor, en su perdón, más desearemos abrirle la puerta de nuestra vida. “Habéis obedecido de corazón”, escribió el apóstol Pablo a los romanos (Romanos 6:17). Su obediencia no era solo exterior, como cuando nos sometemos al Código civil, sino la respuesta de su corazón a Jesucristo, la respuesta de la fe. La verdadera obediencia cristiana es la libertad, ella trae reposo al alma.

Jeremías 49:1-22 – 2 Corintios 6 – Salmo 106:6-12 – Proverbios 23:17-18

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