DÍA 39

Salmo 24
Dosis: Señorío y Autoridad
El Dios de la creación
“Del SEÑOR es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan; porque él la afirmó sobre los mares, la estableció sobre los ríos.” (Salmo 24:1–2) (NVI)
No sé si alguna vez te avergonzaste al confesar que eres una mujer de fe y la gente te miró como a una extraterrestre. Mencionaste la palabra “Dios” y añadiste algo acerca de tu relación personal con Él y fuiste catalogada como dogmática. A mí me ha sucedido. En un tiempo de pluralismo, con un mercado religioso variado y atractivo, no siempre será bien comprendida una confesión de fe radical en un único Dios Creador y personal que tiene injerencia en nuestra vida.
Sin embargo, este salmo en un tono triunfal, nos anima a reconocer y seguir confesando a un Dios Creador, que tiene dominio sobre la naturaleza y la humanidad: “Del SEÑOR es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan” dice el salmista reconociendo a Dios como el dueño y Señor del mundo y sus habitantes. Me bendice pensar que creo en un Dios que tiene: dominio, señorío, autoridad y poder. Que es mi Creador y Señor.
Pero teológicamente, el salmista da un paso más, e indirectamente va a contrastar la grandeza de nuestro Dios con la finitud e ineficacia de los dioses paganos. En el tiempo en que se escribió este salmo, en la antigua mitología cananea, el mar y los ríos eran considerados dioses: Yam (mar), y Nahar (ríos). Ambos representaban una amenaza en el cosmos, y estaban en constante lucha con el dios Baal. La cosmología suponía también inestabilidad ya que se creía que la tierra estaba sobre las aguas, sostenida por pilares que eran las montañas. Sólo Baal al vencer a los dioses de las aguas y establecer su reino les daba cierta seguridad.
El salmista nos asegura: que nuestro Dios Creador fue quien “afirmó la tierra sobre los mares, la estableció sobre los ríos”. Así el poeta rebaja el carácter mítico de las divinidades cananeas y las pone en el plano de la naturaleza que ha sido creada por Dios. Y nos recuerda que tenemos un mundo seguro que Dios creó para nosotros con sabiduría e inteligencia.
¿Es lógico avergonzarnos de un Dios con tremenda capacidad creadora? Al examinarnos reconocemos nuestra finitud y pequeñez y al mismo tiempo nuestro asombro y perplejidad frente a un Dios todopoderoso que sigue teniendo el dominio sobre el mundo y la humanidad que él creó.
Oración: Señor enséñame a darte siempre la alabanza y la gloria que mereces y que jamás me avergüence de ti. Amén.
De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 54). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.