23 de octubre

«¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación».
Lucas 22:46.
¿Cuándo está más propenso el cristiano a dormir? ¿No es cuando sus recursos temporales abundan? ¿No has comprobado esto? Cuando tenías dificultades diarias que llevar al trono de la gracia, ¿no eras más vigilante de lo que eres ahora? Son los caminos llanos los que producen viajeros somnolientos. Otra ocasión en que el cristiano puede hallarse en peligro es cuando todo le va bien en los asuntos espirituales. Cristiano, explica Bunyan, no se echó a dormir cuando los leones estaban en el camino o cuando se hallaba cruzando el río o cuando luchaba contra Apolión; pero después de trepar hasta la mitad del collado Dificultad, y llegar a un agradable cenador en donde se sentó a descansar, enseguida se quedó dormido, por lo que, después, sufrió mucha tristeza y pérdida. El encantado paraje era un lugar de brisas balsámicas, cargadas de fragantes perfumes y de encantos». «Aquella glorieta se llamaba ‘El amigo de los perezosos’, y se había construido con objeto de tentar, si fuera posible, a los caminantes cansados para que en ella se entregaran al reposo». Lector, está seguro de esto: que es en los lugares cómodos en donde los hombres cierran sus ojos y vagan por la ensoñadora tierra de la negligencia. El anciano Erskine dice muy sabiamente: «Prefiero un diablo rugiente a un diablo durmiente». La tentación más peligrosa consiste en no ser probado. El alma angustiada no duerme; es, más bien, después de entrar en una situación de tranquila confianza o de absoluta seguridad, cuando el alma está en peligro de dormitar. Los discípulos se quedaron dormidos después de ver a Jesús transfigurado. Ten cuidado, cristiano gozoso, pues las situaciones favorables son causa de inmediata tentación. Vive alegre cuanto quieras, pero no dejes de velar.
Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 307). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.