El temor del Señor

Isha – Salmos

DÍA 148 – Salmo 111 & 112

Dosis: Reverencia

El temor del Señor

“El principio de la sabiduría es el temor del Señor, buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos…” “Dichoso el que teme al Señor, el que halla gran deleite en sus mandamientos.” (Salmo 111:10, 112:1) (NVI)

Tanto en Proverbios como en Salmos leemos esta declaración: el principio de la sabiduría es el temor del Señor. Así que estamos delante de un principio, una constante que haríamos bien en escuchar. Existe un temor incorrecto, humano, mundano. Es la ansiedad por el futuro y la falta de control. Este miedo debilita, paraliza y mina nuestra fe. Este temor no tiene cabida en el reino de Dios, y no es al que se refieren estos salmos. ¿Entonces cómo debemos temer a Dios? Pensemos en dos aspectos.

Temer el juicio de Dios sobre el pecado porque él es santo es bueno. Este es el tipo de temor que nos llevará a confesar nuestros pecados y dolernos porque le fallamos. Este temor nos guía a vivir como Dios quiere, nos pide que seamos honestas en nuestro diario andar y nos conduce a una conducta recta. Durante la adolescencia, me preguntaba por qué no podía hacer ciertas cosas. Quería probar experiencias y diversiones. Pero la mayoría de las veces me detuve por temor. ¿Temor a qué o a quién? Temor a ofender a mis padres, a mis abuelos, a Dios. No podía concebir que ellos se avergonzaran por mi conducta. Del mismo modo, existe un temor natural que impide que conduzcamos a exceso de velocidad o nos crucemos un alto. Este es el tipo de temor al que nos referimos. Para evitar consecuencias negativas, este temor nos detiene.

El segundo aspecto del temor a Dios es un asombro reverente que nos hace temblar frente a su majestad. Recuerdo cuando en cierta ocasión alguien me dijo que el rector de la universidad quería hablar conmigo. No sentí el primer tipo de temor, pues no había hecho nada malo. Sin embargo, mis piernas temblaban. Es el temor que surge de enfrentarnos con alguien de rango superior. Nuestra fe en Cristo es consistente con este temor reverente que nos hace postrarnos al tratar de entender la profundidad de su amor y todo lo que tuvo que padecer por salvarnos. Como bien dice un antiguo himno: “¿Te imaginas en la cruz a mi Señor? Al recordar la cruz yo tiemblo, tiemblo, tiemblo”. ¡Cómo no vamos a temblar ante un Dios tan grande y verdadero!

Cultivemos este temor espiritual pues como dice el salmo, seremos dichosas si lo hacemos. Habrá bendición en nuestros hogares, nuestros corazones estarán firmes y nuestro carácter será purificado, pero sobre todo, hallaremos la sabiduría. ¡Cuánto hace falta la sabiduría en estos días! ¿Cómo empezar a conseguirla? Temiendo al Señor. Y como dice el salmista hallaremos deleite en cumplir sus mandamientos.

Oración: Señor, quiero ser sabia. Enséñame a temerte y a obedecerte con reverencia y gozo. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 164). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 


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