Isha – Salmos

DÍA 114 – Salmo 77
Dosis: Alabanza
Rebobinando la mente
“A Dios elevo mi voz suplicante; a Dios elevo mi voz para que me escuche. Cuando estoy angustiado, recurro al Señor; sin cesar elevo mis manos por las noches, pero me niego a recibir consuelo. Me acuerdo de Dios, y me lamento; medito en él, y desfallezco. No me dejas conciliar el sueño; tan turbado estoy que ni hablar puedo.” (Salmo 77:1–4)) (NVI)
¡Qué sinceridad de este hombre! Asaf no podía orar por las noches. Tan mal estaba que sufría de insomnios, y su angustia le impedía elevar su oración a Dios. ¿Te ha sucedido? La importancia de la oración es fundamental en nuestras vidas. Aún en las noches más oscuras, orar nos trae de nuevo a Dios y a su propósito. Es así que en medio de esta crisis emocional Asaf descubre cuál es la clave, en tiempos malos, recordar las bondades y los hechos poderosos de Dios a favor de su pueblo: “Prefiero recordar las hazañas del Señor, traer a la memoria sus milagros de antaño. Meditaré en todas tus proezas; evocaré tus obras poderosas.”
Los grandes estudiosos de la historia de la iglesia nos dicen que Lutero, Calvino, Brainerd, Hudson, Wesley, tantos nombres y muchos más, no pertenecían a las mismas denominaciones, ni vivieron las mismas circunstancias, ni eran de clases sociales similares, ni compartieron opinión en muchos puntos de práctica y doctrina, pero una cosa tuvieron en común: fueron hombres y mujeres de oración.
¿Cuánto tiempo apartamos para orar cada día? Debo confesar que en ocasiones lucho por tener un tiempo para orar. Con un niño de un año, los deberes de la casa, las exigencias del ministerio, no logro encontrar el tiempo. Sin embargo, no seré la mejor madre si no soy la mejor hija del Padre, ni seré eficaz en mi servicio para el Reino si primero no paso tiempo con el Rey.
Los salmos nos enseñan que por sobre todas las cosas debemos comenzar alabando a Dios. Alabar viene de la palabra francesa: “premiar”. Alabar es darle el lugar y el valor que Dios merece. Alabar es “besar la mano” de alguien que reconocemos superior. ¿Y qué podemos alabar de Dios? Su nombre, su carácter, su creación, pero en este salmo aprendemos que Asaf lo alabó por sus milagros de antaño. Y al hacerlo, su tristeza se desvaneció.
Traigamos a nuestra mente los milagros que Dios ha hecho en nuestra vida y alabémosle. Traigamos a nuestra mente los milagros que Dios ha hecho en nuestra familia, en nuestra iglesia, en nuestra ciudad, en su pueblo Israel, en el mundo, y alabemos a Dios con todo el corazón. Bien dice el catequismo de Westminster: “El fin principal y más noble del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de él para siempre”.
Oración: Señor, te alabo por los milagros que has hecho en mi vida, por cada ocasión en que respondiste mis plegarias, porque no me falta la luz del sol ni el canto de las aves. Amén.
De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 130). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.