Las paradojas de la cruz

Isha – Salmos

DÍA 122 – Salmo 85

Dosis: Verdad y Amor

Las paradojas de la cruz

“El amor y la verdad se encontrarán; se besarán la paz y la justicia. De la tierra brotará la verdad, y desde el cielo se asomará la justicia.” (Salmo 85:10–11) (NTV)

Una paradoja es una verdad en supuesta contradicción. Santa Teresa de Jesús dijo: “Vivo sin vivir en mí”. Uno pensaría: ¿cómo puedes vivir sin vivir en ti? Pero cada una de estas frases encierra una profunda enseñanza que es cierta. Solo basta comprenderlas. El texto de hoy encierra la paradoja más grande de la vida: ¿puede la justicia reconciliarse con el amor? ¿Puede la verdad encontrar la paz?

Este versículo logró hacerse realidad en la cruz. La misericordia venía de la promesa que Dios dio al hombre de una reconciliación con él. La verdad se dio cuando Jesús murió en la cruz para cumplir esa promesa. En la cruz la misericordia y la verdad se encontraron. La justicia fue la manera de dar cumplimiento a lo que Dios advirtió desde el principio. En la cruz, esa justicia se llevó a cabo y trajo como resultado la paz para la humanidad. La paz y la justicia se besaron.

Como hijas de Dios, debemos lograr que estas cuatro virtudes se fundan en un abrazo fraternal. Pero a veces elegimos el amor por encima de la verdad. “Si le digo lo que siento, va a dejar de amarme”. En ocasiones elegimos la justicia a la paz. “Se lo merece. No debió haberlo hecho. Ya no le volveré a hablar”. Ninguna religión ofrece el abrazo de la misericordia y la verdad salvo el verdadero cristianismo.

Una amiga mía, a quien llamaré Sandra, luchaba con un pecado que la avergonzaba. Por diversas situaciones en su niñez, comenzó a sentirse atraída por otras mujeres. Temía confesar sus batallas, pero sobre todo no sabía a quién acudir. Algunas filosofías le decían: “Vive como quieras y sé feliz”, pero negaban la verdad: su vergüenza profunda conducida por su conciencia. Vivía sin paz. Hasta que un día conoció a Jesús como su Salvador personal, pudo enfrentar su pecado y confesarlo, luego hallar la misericordia en el abrazo del Padre. Hoy es aceptada y se siente amada. Como ella muchas de nosotras hemos experimentado el perdón y la bondad de Dios cumpliéndose en nuestras vidas lo que dice este precioso salmo: “El SEÑOR mismo nos dará bienestar, y nuestra tierra rendirá su fruto. La justicia será su heraldo y le preparará el camino. Seamos verdaderas hijas de Dios que mostremos que la justicia y la paz se pueden lograr, que la misericordia y la verdad se funden en la cruz de Cristo. Y que esa gracia nos alcanza.

Oración: Señor, gracias porque tu amor y tu verdad se han encontrado, porque la justicia y la paz se han besado, y por ello, hoy puedo ser tu hija. Enséñame a mostrar estas virtudes en mi vida.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 138). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

 

 


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