Menú 25. Adoración en “Fast” y en “food”
Menú 25. Adoración en “Fast” y en “food”
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”. Juan 4:23.
Nuestra cultura está impregnada de música. Los cristianos tenemos también “nuestra música”. Que refleja a veces lo que somos. ¿Habrá entre nosotros una alabanza “Fast food”?
Normalmente, cuando nos juntamos unos cuantos, no puede faltar la música. La usamos en reuniones para expresar nuestra fe a Dios, a una sola voz. Y eso me parece genial. No hay nada más emocionante que ver a mucha gente cantando a Dios por lo que Él es e hizo por nosotros. Personas que han sido perdonadas por Dios que, en agradecimiento, viven para él y también se expresan con el arte de la música, y crean la banda sonora de sus vidas.
Cantar es un regalo. Me encanta emocionar a mi mujer cuando le canto. Y a ella le gusta, no porque cante mejor o peor, sino porque le canto sinceramente. Chicas, ¿No es encantador que un chico os cante, aunque su voz se parezca más a la de un sapo que a la de un príncipe? Además siempre queda la esperanza de que se convierta en algo mejor si lo besas, al menos eso dicen ellos;) No les hagas ni caso.
Pero ¿Qué pensaría mi mujer si no fuera consecuente con lo que le canto? ¿Si le digo que sólo tengo ojos para ella, pero me paso mirando a otras constantemente? ¿No sería mejor no cantar? ¿No es un poco cínico cantar en esa situación? Por mucho que lo adorne, estaría fatal. De hecho, cuanto más lo adornara sería peor.
¿Qué pensará Dios con todo lo que hemos montado alrededor de la música en nuestra liturgia? ¿Por qué lo hemos hecho?
La alegría se demuestra de muchas maneras, pero cantar es una de las mejores.
No tengo nada en contra de cantar, pero a veces pienso que parte de nuestra cultura evangélica depende demasiado de esa pequeña parte de nuestra adoración, que incluye instrumentos, altavoces, micrófonos, plataforma, ingenieros de sonido…
Creo que hemos confundido el tiempo de expresión musical con la verdadera adoración. Sí, lo dicen todos los buenos libros que hablan acerca del tema: la adoración no es música, pero ¿quién me puede negar que cuando hablamos de adoración automáticamente viene a nuestra mente algo que tiene que ver con música, cantar, levantar las manos, canciones lentas, un momento de intimidad, romántico, de contemplación con piano de fondo, o algo así?
Debemos hacer un esfuerzo consciente para recuperar la perla de la verdadera adoración. La primera vez que aparece en la Biblia es esta:
“Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tuúnico. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo”. Génesis 22:2–13
Abraham iba a entregar lo que más quería a Dios, por obediencia. En una situación terrible, difícil y dura. ¿Cómo fue capaz de adorar hasta ese punto?
Porque conocía a Dios, sabía que si Dios quería podía resucitar a su Hijo. La fe de Abraham estaba basada en el Dios que conocía.
“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir”. Hebreos 11:17–19.
Y ahí, por la fe, dijo: “Adoraremos y volveremos”. Nada de música, no era un momento romántico. Solo había obediencia por la fe a un Dios que conocía.
Demasiados conceptos juntos que en esta sociedad no están de moda:
Obediencia absoluta+Fe+Dios+conocer en profundidad= Adoración en Espíritu y en verdad
Ahora la adoración la convertimos en música bonita que me emociona y me hace sentir bien, porque Dios me quiere aunque no lo conozco demasiado. Incluso si lo adoro bien, casi me debe un favor. Conceptos más de moda y muy peligrosos.
Música bonita+emociones+yo+desconocimiento= Adoración “Fast food”
¿Nuestros momentos juntos reflejan el amor que le tenemos a Dios? o ¿Nos engañamos con formalismos y supuestos “sacrificios de alabanza” los domingos, y no vivimos un evangelio real durante la semana?
“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”. 1 Samuel 15:22.
“Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de míno es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”. Isaías 29:13.
A pesar de esto, creo que debemos expresar nuestra fe a través de las artes, tener tiempos de alabanza expresa en comunidad. Me da miedo ver una generación que ya no valora esos momentos, quizás quemados por la falsa religiosidad y el emocionalismo que han visto. Por temor a tropezar en la misma piedra se vuelven inexpresivos y, ni adoran con el corazón, ni con los labios.
Pero el temor y lo que han hecho los demás no son buenas guías para vivir.
Ni siquiera decidir hacer lo contrario de algo es una brújula sabia para vivir nuestra vida cristiana. Quizás tú que lees esto no estás acostumbrado a hacerlo. Te doy un consejo, hazlo primero tú solo.
Ten una vida devocional llena de arte y expresión, de fruto de labios que confiesan su nombre (Hebreos 13:15), tú y Dios. Y lo que ocurra en comunidad será el reflejo de vidas comprometidas con Dios desde la intimidad hacia fuera, empapando nuestras “iglesias” y a los demás. Y no te pongas límites, exprésate como tú eres, con tu estilo de música u otro arte, tu manera de decir las cosas. Pero también recuerda que formas parte de algo, que no estás tú solo, y a veces hacer las cosas juntos, aunque no estemos del todo de acuerdo o no sea nuestro estilo, es mejor que no hacer nada. Recuerda que lo importante es adorar en espíritu y en verdad. Sé sincero, conoce al Dios que adoras, y adórale.
Lo quieras o no, formas parte de la orquesta, si tú no suenas, habrá un vacío, porque el director Dios te dio la partitura y los demás cuentan con que hagas sonar la música de tu vida con ellos.
Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 130–134). Álex Sampedro.
