“Tradiciones”

4 FEBRERO
Génesis 37 | Marcos 7 | Job 3 | Romanos 7
Muchos protestantes recelan de las “tradiciones” y, con frecuencia, en la polémica popular, retratan a los católico-romanos como gente que abraza la Biblia más las tradiciones, mientras nosotros nos supeditamos tan solo a las Escrituras. Antes de poder ver lo que Marcos 7 dice sobre las tradiciones, hay algunos asuntos que han de ser aclarados.
La primera observación es histórica. Las pruebas demuestran que, hasta la Reforma, la Iglesia Católica no había articulado la clara distinción que prevaleció tras ella. Aunque la Iglesia Católica postulaba una doctrina bastante innovadora, intentó por todos los medios vincularla de algún modo a las Escrituras mediante una serie de inferencias. No obstante, al ser confrontadas por la sola Scriptura (“solo las Escrituras”) de la Reforma, la Iglesia Católica alegó razones a favor de un criterio de revelación que insistía en que la verdad fue un depósito dado a la iglesia misma, de la que solo una parte se halla en las santas Escrituras y el resto en otras tradiciones que esta debía conservar y transmitir. En este tipo de fórmula, la tradición se establecería, pues, en contraposición a las Escrituras como algo adicional.
Esto nos conduce a la segunda observación, que alude al texto del Nuevo Testamento. Aquí se puede encontrar la palabra tradición o tradiciones, utilizadas tanto en sentido positivo como negativo. Este término se refiere sencillamente a lo que se va transmitiendo. Cuando se trata de la enseñanza apostólica, las tradiciones son algo bueno (p. ej., 1 Co. 11:2); si nos referimos a conflictos con lo declarado por Dios, entonces son inútiles y peligrosas (como aquí, en Marcos 7).
Esta distinción entre los diferentes tipos de tradición no es la misma que, por lo general, se pueda hacer hoy día. Distinguimos tradiciones intrínsecamente neutras, aunque útiles para la edificación de las familias o las comunidades —tradiciones familiares u otras interesantes de tipo cultural o eclesiástico—, así como otras que son represivas, restrictivas o agobiantes. En resumen, hacemos la diferenciación basándonos en el efecto social de las mismas y no en su veracidad. Sin embargo, el Nuevo Testamento no las alaba o critica según su función social, sino a la luz de su conformidad o distanciamiento con la Palabra de Dios. En este caso de Marcos 7:1–13, las tradiciones que Jesús condena son las que permiten que las personas eludan lo que las Escrituras afirman con toda claridad.
En tercer lugar, debemos reconocer que los evangélicos confesos que, de nombre, evitan la tradición, a veces abrazan tradiciones que, de hecho, adaptan la Palabra de Dios. Pueden ser interpretaciones tradicionales de la Escritura o prácticas eclesiales y formas de conducta tradicionales “permitidas” en nuestros círculos, pero muy alejadas de las sagradas Escrituras. En cualquier caso, la fidelidad hacia Cristo ordena una reforma por medio de la Palabra de Dios.
Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 35). Barcelona: Publicaciones Andamio.