“lo que sea, será”

“lo que sea, será”

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7 FEBRERO

Génesis 40 | Marcos 10 | Job 6 | Romanos 10

Confiar en la providencia de Dios no debería confundirse con sucumbir a una actitud fatalista. No tiene nada que ver con el suspiro resignado de “lo que sea, será”. Esto José lo comprendía muy bien (Génesis 40).

En el relato del copero y del panadero del faraón no se nos explica quién era culpable de que, si es que alguno de ellos lo era, sino sólo a quién mandó ejecutar el faraón. Tampoco se nos dice nada sobre la naturaleza del crimen. El énfasis cae más bien en sus respectivos sueños, y en el hecho de que, de todos los que estaban en la cárcel, sólo José es capaz de interpretar los sueños. Las interpretaciones son tan dramáticas, y se cumplen con tanta precisión, que su veracidad no se puede poner en tela de juicio.

José mismo no tiene la menor duda en cuanto al origen de sus poderes. “¿Acaso no es Dios quien da la interpretación?”, pregunta (40:8). Incluso ante el faraón, cuando quizá se podía esperar que hubiese moldeado algo sus explicaciones a fin de embellecer un poco su propia reputación, José insistirá aun con mayor énfasis que él no sabe interpretar los sueños; sólo Dios lo puede hacer (41:16, 25).

No obstante, a pesar de esta lealtad inflexible hacia Dios, de su cándida confesión de sus propias limitaciones, de la pura tenacidad e integridad de su conducta bajo un sufrimiento injusto, José no confunde la providencia de Dios con el fatalismo. Esto se demuestra en este capítulo de dos maneras.

En primer lugar, José está más que dispuesto a explicar su situación al copero (el siervo que será puesto en libertad al cabo de tres días y restaurado a su puesto en la Corte) con la esperanza de que tal vez será liberado (40:14–15). La fe que José ha depositado en Dios no significa que se vuelva pasivo. Toma amplias medidas para lograr mejorar sus circunstancias, con la premisa de que estas medidas deben ser compatibles con la integridad.

En segundo lugar, al describir brevemente las circunstancias que lo condujeron a la cárcel, José no oculta en absoluto la malevolencia de la que ha sido víctima. Insiste en que fue sacado “por la fuerza” del país de los hebreos (40:15). Este punto es importante, puesto que la mayoría de los esclavos llegaron a serlo por circunstancias económicas. Por ejemplo, cuando alguien resultaba insolvente, se vendía a sí mismo como esclavo. Pero este no fue su caso, y quería que Faraón lo supiese. Era una víctima. Además, incluso durante su vida como esclavo en Egipto no había hecho nada por lo que mereciese que se le metiera en la cárcel – lo cual significa que había sido encarcelado injustamente. Por tanto, José no confunde el reino providencial de Dios con la aprobación moral de Dios hacia lo que ocurra.

El fatalismo y el panteísmo carecen de argumentos para distinguir entre lo que es y lo que debería ser. El teísmo bíblico es robusto en cuanto que nos manda confiar en la bondad de Dios mientras que también nos ayuda a confrontar y a oponernos a la maldad que caracteriza a este mundo caído.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 38). Barcelona: Publicaciones Andamio.


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