Reconoced que yo soy Dios

3 MAYO

Reconoced que yo soy Dios

Números 10 | Salmos 46–47 | Cantar de los Cantares 8 | Hebreos 8

Un tema común de los Salmos 46 y 47 es la autoridad soberana de Dios sobre todas las naciones. No se trata de una mera divinidad tribal. Es el “Altísimo” (46:4). Puede que las naciones estén revueltas; los reinos suben, y luego se desploman. Pero Dios sólo necesita levantar su voz, y la tierra se derrumba (46:6). Por su autoridad la desolación constituye su juicio catastrófico; por su autoridad cesan las guerras (46:8–9). El Señor Altísimo es “Rey de toda la tierra” (47:2, 7). “Dios reina sobre las naciones; Dios está sentado en su santo trono.” (47:8).

Esto garantiza la seguridad de la comunidad del pacto. Los naciones paganas alrededor pueden amenazar, pero si Dios es quien tiene el timón, el pueblo del pacto puede proclamar: “El Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob” (46:7). “Sometió a nuestro dominio las naciones; puso a los pueblos bajo nuestros pies” (47:3). De hecho, en cuanto a Jerusalén, la morada del Altísimo: “Dios está en ella, la ciudad no caerá; al rayar el alba Dios le brindará su ayuda” (46:5).

El salmista aun ve al menos dos implicaciones más. En primer lugar, tarde o temprano Dios será: “exaltado entre las naciones” (46:10). Pues Dios “es el Rey de toda la tierra” (47:7). Estas últimas referencias se podrían leer como una amenaza en lugar de una promesa de bendición: Dios será enaltecido entre las naciones paganas de exactamente la misma manera como lo estuvo al destruir el ejército egipcio en el Mar Rojo. Pero a la luz de Salmo 46:9 y 10 sería imprudente insistir en una lectura tan negativa: “Los nobles de los pueblos se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham, pues de Dios son los imperios de la tierra. ¡Él es grandemente enaltecido!” En otras palabras, una de las implicaciones del monoteísmo es que Dios es el Dios de todos, aunque no esté reconocido como tal. Y vendrá un día cuando será reconocido como tal por todos; en algunos casos este reconocimiento será acompañado por la adoración y la alabanza, como los nobles de las naciones que se congregan delante de Dios exactamente de la misma manera que el pueblo del Dios de Abraham. Echando mano del esquema paulino, podríamos decir que aquí se profetiza la inclusión de los gentiles como hijos de Abraham (ver Romanos 4:11; Gálatas 3:7–9). “Quedaos quietos, reconoced que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!” (46:10).

La segunda implicación es la alabanza. “Venid y ved los portentos del Señor” (46:8). “Aplaudid, pueblos todos; aclamad a Dios con gritos de alegría. ¡Cuán imponente es el Señor Altísimo, el gran rey de toda la tierra!” (47:1–2). “Cantad salmos a Dios, cantadle salmos; cantad, cantadle salmos a nuestro rey.” (47:6).

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 123). Barcelona: Publicaciones Andamio.


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