12 MAYO

“Levantado”
Números 21 | Salmos 60–61 | Isaías 10:5–34 | Santiago 4
El breve relato del serpiente de bronce (Números 21:4–9) es probablemente el mejor conocido de todos los relatos de semejante brevedad de todo el Antiguo Testamento, debido al hecho de que Jesús mismo se refiere a él en Juan 3:14–15: “Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.” ¿Qué significa este paralelismo que Jesús señala aquí?
En el relato de Números, se nos dice que mientras el pueblo continúa su itinerario, trazado por Dios, a través del desierto, se volvieron “En el camino se impacientaron y comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés” (21:4–5). Incluso llegan a quejarse por los alimentos que Dios les ha estado dando, la provisión diaria de maná: “¡Ya estamos hartos de esta pésima comida!” (21:5). Como consecuencia, el Señor envía un castigo en forma de serpientes venenosas. Mucha gente muere. Bajo este terrible latigazo, el pueblo confiese su pecado ante Moisés: “Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti.” (21:7). Suplican a Moisés que interceda a Dios. Dios instruye a Moisés que haga un serpiente de bronce y que la coloque sobre un poste; “todos los que sean mordidos y la miren, vivirán.” (21:8). Por tanto Moisés forja una serpiente de bronce, la coloca sobre un poste, y el resultado es justo el que Dios había ordenado.
Así que tenemos delante a un pueblo ingrato, emitiendo juicios contra Dios por cómo les ha tratado, y cuestionando a su líder. Se enfrentan al juicio de Dios, y la única manera de librarse del juicio es el remedio ordenado por Dios mismo, del cual se benefician simplemente al mirar a la serpiente de bronce.
La situación en la que se encuentra Nicodemo en Juan 3 no es tan diferente. Sus primeras palabras dan a entender que se ve autorizado a emitir juicios sobre Jesús (Juan 3:1–2), mientras de hecho demuestra muy poca compresión de lo que Jesús dice (3:4, 10). El mundo está condenado y perece. Su única esperanza estriba en la provisión que Dios ha hecho – en otra cosa que ha sido levantada encima de un poste, o mejor dicho en otra persona que ha sido levantada en una cruz. Esta es el primer uso del vocablo “levantado” en el evangelio de Juan. A medida que los capítulos del libro se desarrollan, se convierte casi en una expresión técnica de la crucifixión de Jesús. El único remedio, la única salida, de la ira de Dios consiste en mirar la provisión de Dios: Debemos creer en el Hijo del Hombre quien ha sido “levantado”, si vamos a tener vida eterna.
Esta palabra sigue dirigiéndose a nosotros. La murmuración masiva es señal de la incredulidad. Tarde o temprano Dios nos pedirá cuentas. Nuestra única esperanza es mirar a Aquel que fue levantado en un madero.
Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 132). Barcelona: Publicaciones Andamio.