“¿Quién, SEÑOR, puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu santo monte? Sólo el de conducta intachable, que practica la justicia y de corazón dice la verdad…” (Salmo 15:1–2) (NVI)

Cuenta la historia bíblica en el libro de Esther, que para presentarse ante el rey las jóvenes tenían que prepararse durante un año para embellecerse. Seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres. Se le daba además todo lo que ellas pedían para ataviarse; finos vestidos, preciosas sedas y joyas. Sólo entonces era presentada ante el rey.

El salmista pregunta al rey de Reyes y Señor de señores: “Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? Una pregunta que nos confronta a todas, si somos capaces de presentarnos ante su santa presencia. Así como las mujeres antiguas se ataviaban y procuraban la mejor fragancia para un rey humano, el salmista identifica los principios morales, los valores éticos, los rasgos de santidad manifiestos en las conductas y actitudes apropiadas. ¿Estás preparada para presentarte ante el rey?

El salmista describe varios niveles de comportamiento para probar nuestra integridad describiendo diez características éticas que se requieren para entrar en comunión con Dios. Examinemos las tres primeras enunciadas en afirmaciones positivas: “El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón”.

En principio se refiere a la persona íntegra, a aquella que vive según los principios de honradez. Sólo este tipo de personas pueden practicar la justicia, valorar y considerar las relaciones humanas. Todas somos responsables ante la sociedad por la justicia, empezando por nuestros propios actos. Añade el salmista quienes “hablan verdad en su corazón” es decir son sinceras, actúan sin dobleces. No utilizan su lengua para hacer mal, ni herir, ni calumniar, ofender o maltratar a los demás. Quienes a pesar de las dificultades o circunstancias, no cambian.

¿Has aquilatado estos principios en tu vida? ¿Se fundamentan tus decisiones y acciones en ellos? Procesemos esta información. No es sencillo. La vida nos confronta con situaciones donde nuestra integridad es puesta a prueba cada día. ¿Recuerdas la última vez que mentiste o callaste una verdad? ¿Cómo están tus relaciones interpersonales? ¿Eres una mujer justa? ¿Brota la verdad de tu corazón?

Oración: Señor ayúdame a examinar mi corazón y a caminar en integridad cada día preparándome para un día presentarme ante ti. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 32). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

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