“El que así actúa no caerá jamás.” (Salmo 15:5) (NVI)

Pero además el libro de Esther nos cuenta que había una ley en Persia muy temida. Consistía en que nadie podía presentarse en el patio interior ante la presencia del rey sin ser llamado pues corría el riesgo de morir, salvo que el rey le extendiese su cetro de oro en señal de gracia. Así fue como ella arriesgó su vida.

Si bien es cierto esta ley habla de la prepotencia y el poder de un rey humano, ilustra muy bien la gracia de Dios, quien nos extiende su cetro de gracia a pesar que no somos dignas de presentarnos ante un Dios santo.

¿Quién será capaz de presentarse ante Dios? Parece ser que a través de este Salmo los israelitas probaban su corazón antes de acercarse al tabernáculo o al Templo. ¡Eran tan conscientes de la presencia de Dios! Por eso el salmista describe ocho características más: “que no calumnia con la lengua, que no le hace mal a su prójimo ni le acarrea desgracias a su vecino; que desprecia al que Dios reprueba, pero honra al que teme al SEÑOR.”

Sigue el énfasis en las personas que fundamentan sus vidas en la verdad, que no calumnian ni mienten, ni hacen mal a su prójimo. Que ni siquiera permiten reproches o habladurías, respetando la dignidad de los demás. Este tipo de personas rechazan a aquellos que actúan fundamentados en la maldad y se junta con aquellos que sí temen a Dios y son justos, fieles y humildes. Pues sabe que con ellos sí puede compartir los principios morales que emanan de la palabra del Señor.

“Que cumple lo prometido aunque salga perjudicado…” Estas palabras describen a personas honestas, serias y responsables de sus juramentos, que valoran la verdad por sobre todo. No cambian por conveniencia ni negocian sus principios. El salmista añade: “que presta dinero sin ánimo de lucro, y no acepta sobornos que afecten al inocente.”⁵⁵ Tampoco negocian por ambición ni para perjudicar al pobre, sino por el contrario son generosas. Y jamás se corrompen.

Concluye el salmista: “El que hace estas cosas no resbalará jamás”. Quien vive bajo estos principios y enfrenta la vida con integridad no resbalará, aún en medio de las crisis de la vida, porque Dios lo sostendrá y un día podrá presentarse ante la presencia misma de Dios y Él les extenderá su cetro de gracia.

Oración: Señor ayúdame a ser consciente de tu presencia cada día a hablar la verdad y vivir conforme a los estándares de tu ley para no resbalar. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 33). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

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