No paz, sino espada

Ministerios Ligonier

El Blog de Ligonier

No paz, sino espada

Jim E. Kim

Nota del editor: Este es el duodécimo capítulo en la serie «Las duras declaraciones de Jesús», publicada por Tabletalk Magazine.

Los discípulos de Jesús, al igual que sus contemporáneos judíos, creían que cuando el Mesías viniera, Él vendría como el «Príncipe de Paz», trayendo libertad política y prosperidad material (Is 9:6-7Zac 9:10). Más aún, Jesús les enseñó que los que procuran la paz son bienaventurados en verdad (Mt 5:9) y les dijo que dieran saludos de paz cuando entraran a una casa (Mt 10:12-13). Quizá algunos estaban conscientes que Él habría de traer «paz en la tierra» (Lc 2:14). Sin embargo, Jesús también dijo: «No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada» (Mt 10:34).

El conflicto es inevitable porque junto con Jesús viene un nuevo reino.

Jesús no negó que la paz sería el resultado de Su obra. Él inauguró el gobierno y el dominio del reino de Dios, el cual se caracteriza por una paz duradera, resultando en la destrucción de los enemigos de Dios, la erradicación del pecado y sus efectos y la presencia de la salvación de Dios. Pero el camino a esta paz no está marcado por la tranquilidad. Más bien, está lleno de división y conflicto. Esto es a lo que se refiere el término «espada». El relato de Lucas hace que esto sea aún más claro cuando más adelante la palabra «espada» es reemplazada por «división» (12:51). La división es inevitable porque Jesús y Su mensaje del reino demandan una respuesta. Mientras algunos le dan la bienvenida a Jesús, muchos lo rechazan a Él y a Su mensaje, y a veces de manera apasionada. El conflicto es inevitable porque junto con Jesús viene un nuevo reino. Mientras tanto, el príncipe de este mundo no se queda de brazos cruzados.

Jesús explicó la severidad de este conflicto con una referencia a Miqueas 7:6. Una señal de la pecaminosidad en los tiempos del rey Acaz fue que el pueblo de Israel ya no confiaba el uno en el otro, ni siquiera en sus propias familias. La situación en Miqueas apuntaba a los días de Jesús cuando las familias se vieron presionadas hasta el límite a causa de Jesús y Su mensaje. Vemos esto aún hoy, ya que muchos experimentan separación y división de sus familias a causa de su fe en Jesús.

Aún así, Jesús llama a Sus discípulos a perseverar. Él los preparó para el rechazo y hostilidad inevitables. La respuesta del mundo a Jesús y Su mensaje de paz fue todo menos pacífica, y nosotros quienes hoy somos Sus discípulos, no debemos esperar algo diferente. Mientras que el camino de la cruz está lejos de ser fácil o libre de preocupación, Jesús le recuerda a Sus discípulos que al perder ellos ganan y al morir ellos vivirán.

Este artículo fue publicado originalmente en la Tabletalk Magazine.
Jim E. Kim
Jim E. Kim

El Rev. Joel E. Kim es presidente de Westminster Seminary California. Es el co editor de Always Reformed [Siempre Reformado].

La Vara

Alimentemos El Alma

Serie: Para Entrenar un Niño

La Capacitación Infantil Para El Siglo XXI

Michael y Debi Pearl

– Capitulo Cinco –

La Vara

Volviendo el corazón de los padres a los hijos

Hace tres mil años, un sabio dijo, “instruye (entrena) al niño en su camino y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él.” Un buen entrenamiento o instrucción no es solucionar crisis; por el contrario, es aquel proceso que se debe hacer antes de enfrentarlas o de tener que disciplinar a los hijos.
La mayoría de las personas asumen la paternidad por accidente, no lo hacen de manera deliberada o planeada. ¡Imagínese si se construyera una casa de esa manera!
No tenemos que reinventar la instrucción. Existen principios para instruir a los niños, y métodos que han funcionado desde la antigüedad.
Negarle la formación o entrenamiento a un hijo es abandonarlo deliberadamente y es semejante a empujarlo hacia un mar de opciones y de pasiones, sin un barco apropiado ni una brújula.

Este es un libro escrito por Michael y Debi Pearl enfocado en la crianza de los niños. En este caso nos enseñan técnicas sencillas que al ser aplicadas generan resultados inmediatos y aquellos que requieren mas tiempo los podremos apreciar de forma progresiva si estas técnicas se aplican de forma correcta. A través de todas estas ideas podremos tener niños que en un futuro sean hombres y mujeres temerosos y obedientes ante la voluntad de Dios.

Alimentemos El Alma

Jul 23 – Espera

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

Jul 23 – Espera

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/espera/

Carmen Espaillat: Esperar es una de las cosas más difíciles que se nos puede pedir. Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia de Saladín, nos explica lo que nos da el poder para hacerlo.

Nancy Leigh DeMoss: Esperamos por fe, sabiendo que en Dios, hay más para nosotras; que un día Dios nos dará cuerpos glorificados; que tendremos una eternidad sin dolor, sin pena y sin muerte. Y con ansias esperamos por esto.

Carmen: La vida a veces parece un embotellamiento de tráfico. Uno tiene grandes esperanzas e ideas, pero siempre hay algo que bloquea nuestro progreso.

Hay días en que parece que avanzamos solo pulgadas en nuestros planes, proyectos, y sueños. El profeta Habacuc entendería esto. Vamos a ver lo que él aprendió acerca de esperar mientras continuamos en nuestra serie, Habacuc: del temor a la fe .

Nancy: Al llegar al final de Habacuc —estamos en el último párrafo del capítulo 3 Habacuc está orando al Señor. Él está respondiendo a las cosas que él ha visto; las cosas de las cuales ha sido testigo; las cosas que Dios le ha revelado a él – sobre el carácter de Dios, la santidad de Dios, la gloria de Dios, sobre el plan de Dios, y los propósitos de Dios.

Él ve que se avecina un juicio. El reino de Babilonia será el instrumento utilizado por Dios para castigar al pueblo judío por sus caminos perversos. Pero, Dios va a traer también juicio al pueblo de Babilonia. Ellos van a cosechar lo que han sembrado, es como si toda la visión fuera demasiado, como para que Habacuc lo pudiera manejar. A la luz de lo que él había visto, él dice en el versículo 16:

«Oí, y se estremecieron mis entrañas; a tu voz temblaron mis labios. Entra podredumbre en mis huesos, y tiemblo donde estoy.»

Y en la última vimos que Habacuc tembló ante la revelación de la gloria de Dios -la revelación del poder de Dios, de la ira de Dios. Él tembló ante el inminente juicio y la persecución que venía. Él tembló ante el juicio que hasta los justos iban a experimentar porque vivían en una nación corrupta.

Yo pienso en el hecho de que no solo Habacuc tembló ante este pensamiento, sino también que a través de la historia del pueblo de Dios, también muchas personas de Su pueblo han sido perseguidas, incluso muchos de los justos.

Aquellos que andan por fe son perseguidos por su fe, o han tenido que sufrir junto a los injustos. Piensa en el apóstol Pablo -cuando él se convirtió, Dios dijo, «Yo le mostraré cuánto él ha de sufrir por Mi causa».

Él sabía que su vida de servicio a Cristo no sería fácil, y que conllevaría sufrimiento. Pablo dijo en Hechos capítulo 20, «El Espíritu Santo solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones (versículo 23).

¿Puedes imaginarte estar en el ministerio, y saber que esa es la única cosa que muy seguramente ocurrirá? Habrá pruebas. Habrá luchas.

La vida de fe, que es de lo que estamos hablando en este libro, «El justo por la fe vivirá», es una vida que también incluye aflicción (Habacuc 2:4; Romanos 1:17).

Los problemas vienen, pero sabemos que por encima de los problemas, la salvación viene. Dios está siempre obrando para la salvación de Su pueblo. Seguimos habitando en el exilio. No hemos llegado a casa todavía. Todavía no se han cumplido todas las promesas de Dios. Se cumplirán todas, y la forma como sobrevivimos aquí es ejercitándonos en la fe, en las promesas de Dios. «El justo por la fe vivirá», aun cuando sabe que vendrán aflicciones.

Entonces, como una expresión de fe, Habacuc hace dos cosas (y vemos esto en el último párrafo del libro de Habacuc). Vamos a ver una de estas hoy. Y Veremos la otra en la próxima sesión.

Pero primero, como una expresión de fe, Habacuc dice, versículo 16, «Tiemblo. Tengo miedo, en parte, por lo que ha de suceder. Yo sé que cosas terribles vienen, y aún así esperaré tranquilamente».

Algunas de sus traducciones dicen, «Esperaré pacientemente». Esperaré tranquilamente, como una expresión de fe, a pesar de lo que sé que sucederá. Los babilonios vienen, el pueblo de Dios va a ser disciplinado, Dios va a derramar Su ira sobre esta Tierra.

Pero Habacuc dice «Todavía, yo esperaré tranquilamente. El solo pensamiento me hace temblar». No es como si él hubiera enterrado su cabeza en la arena, pretendiendo que nada ocurriría o pensando que él iba a escapar de todo esto.

«Yo sé que esto va a suceder. Yo sé que seré afectado, pero aún así yo esperaré tranquilamente». ¿Qué está esperando él? Él dice, «Tranquilo espero el día de la angustia, al pueblo que se levantará para invadirnos» (versículo 16).

«Vamos a ser invadidos, pero por encima de esto, Dios va a vindicar Su justicia; Dios se va a glorificar a sí mismo; los babilonios serán aplastados; Dios tendrá la victoria, y yo esperaré que todo esto suceda, y esperaré tranquilamente. Yo voy a esperar pacientemente».

«No voy a esforzarme o a estar tenso o alterado, frenético, diciendo, «¿Qué va a suceder?» o «¿Qué vamos a hacer? No voy a doblegarme ante esto. Sí, me hace temblar, pero voy a esperar. Voy a esperar por fe».

Solo quiero asegurarles, amigas, -los babilonios tal vez no vayan a invadir este país, pero entre nosotras y el Cielo, ustedes tendrán que caminar a través de sufrimiento y del dolor.

Tal vez sean tus hijos. Tal vez sea tu matrimonio. Algunas de ustedes están caminando a través de esto ahora. El dolor parece intolerable en algunos momentos. Caminarás a través de esto en tu trabajo; caminarás a través de esto en tu iglesia; caminarás a través de esto en tus relaciones.

Nuestra nación puede experimentar esto. Al orar por avivamiento en nuestra nación, yo pienso que no podemos esperar ver un avivamiento en esta nación que ha sido tan bendecida y prosperada, sin que haya sufrimiento; sin que haya alguna aflicción o persecución, y nos hace temblar el pensar lo que esto puede implicar, lo que esto puede conllevar. Cuando ores a Dios, «Lo que sea, Señor, que implique para que puedas alcanzar el corazón de mi hijo, de mi nieto , de mi nieta, de mi hija», eso te hace temblar el solo pensar lo que esto pueda significar, lo que pueda ser, cómo pudiera esto lucir.

Cuando ores «Señor, santifícame. Saca de mi corazón todo pecado y toda maldad», esto te hará temblar al pensar lo que puede significar, lo que puede implicar. Mas por fe, puedes decir, «Yo lo soportaré tranquilamente. Yo esperaré por el día en que Dios dirija su ira contra mis opresores, y Dios salve y redima y rescate a Su pueblo».

Isaías capítulo 64 nos dice que desde tiempos antiguos, «No habían escuchado ni dado oídos, ni ojo había visto a un Dios fuera de ti que obrara a favor del que esperaba en Él».

Esperar en el Señor en tiempos de problemas y aflicción es una expresión de fe, y ¿cómo vive el justo? «El justo por la fe vivirá» (Habacuc 2:4).

Cuando tú puedes esperar en el Señor y no vivir en un estado de mente perturbado, estás ejercitando la fe, sabiendo que Dios enderezará todo lo torcido. Que Él cumplirá Sus promesas. Espera en el Señor.

Romanos capítulo 8 nos dice que toda la creación, incluso la creación inanimada – el planeta – se retuerce de dolor ( ver versículo 22). Gime como un niño al nacer. ¿Y qué está haciendo? Está esperando que Dios redima la tierra.

Dice que aun nosotros, no solo la creación, «sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo» (versículo 23, parafraseado).

Hay gemidos saliendo de nuestra tierra. Lo podemos ver en los desastres naturales, la tierra gime y se retuerce con dolores como de parto, esperando por Dios para un Cielo nuevo y una tierra nueva.

Pero nosotros que tenemos al Espíritu en nosotras, gemimos; nos retorcemos, pero esperamos con entusiasmo que Dios termine la historia. Esperamos que Dios venga y nos reivindique. Esperamos que Dios ejecute Su justicia y Su salvación en la tierra. Esperamos que Dios nos libre de estos cuerpos débiles, demandantes y falibles. Y esto lo esperamos con ansias.

Esperamos por fe, sabiendo que Dios tiene guardado algo más para nosotras; que un día Dios nos dará cuerpos glorificados. Tendremos una eternidad sin dolor y sin quebranto y sin muerte. Y esperamos por esto con ansiedad.

Cuando tu cuerpo es sacudido por el dolor de la artritis o del cáncer, o comienzas a perder la mente por el Alzheimer’s, y ves la debilidad y fragilidad de estos cuerpos humanos, ¿acaso no esperas con ansias?

Cuando ves como le sucede esto a tus seres queridos . ¿No esperas con ansias. por el día en que todo esto quede atrás, y que todas las cosas sean hechas nuevas? Ansiosamente esperamos que esto ocurra.

Pablo sigue diciendo en Romanos 8, «Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza». (versículo 24). Si lo pudieras ver, si lo pudieras experimentar todo ahora, entonces no requeriría de la fe.

«¿Por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos» (versículo 24b-25). Pablo dice que esperamos ansiosamente, y que esperamos pacientemente. ¿Y cómo hacemos esto? Por fe. ¿Cómo vive el justo? Por fe.

Esperamos con entusiasmo. Esperamos con paciencia. Dios está en el proceso de hacer todas las cosas nuevas. ¿Entonces qué haces? Esperas en el Señor.

Ahora, no sé tú pero yo a veces, encuentro muy difícil esperar. ¿Alguna vez te has encontrado esperando para que Dios se mueva, que haga algo, o esperando que Dios obre, y tu fe como que merma, se debilita y caes en la incredulidad?

A veces incluso te encuentras diciendo, «Dios, ¡es duro esperar! Es duro cuando no puedo ver. Es duro esperar pacientemente. Todavía estoy temblando. Yo veo lo que va a suceder, y lucho con esperar. Mas yo quiero ver que suceda algo ahora!»

Yo creo que el esperar es difícil para todas nosotras. Demanda de fe, y no está en nuestra naturaleza el esperar. Es por esto que tenemos que mantener nuestros ojos puestos en el Señor y en la meta final. Yo lucho con esperar y ver cómo Dios va a resolver todas las cosas, y quiero que Dios se apresure. quiero que Él resuelva las cosas más rápido. Quiero ver el final de la historia más rápidamente.

Pero Dios dice, «No. Aprende a esperar». Espera en el Señor. Hace un tiempo encontré un poema, escrito por un hombre que ya está en la presencia del Señor.

Tuve el privilegio de sentarme bajo las enseñanzas de su ministerio en San Antonio, hace unos años. Su nombre era Russell Kelfer, y escribió un poema acerca de esperar. Este poema ha sido publicado en un librito hermoso como parte de un diario.

Déjenme leerles este poema, porque describe el proceso por el que Dios nos lleva mientras aprendemos a esperar en Él.

El poema de la espera

Desesperadamente, impotentemente, y con nostalgia, grité; Tranquilamente, pacientemente, amorosamente, Dios respondió. Demandé y clamé por una pista de mi destino…Y el Maestro tiernamente dijo, «Espera».

«¿Espera? ¿Tú dices espera?» Respondí indignada, «Señor, yo necesito respuestas, yo necesito saber por qué!» ¿Se ha acortado Tu mano? ¿O no has escuchado? Por fe he pedido, y reclamo Tu Palabra.

Mi futuro y todo lo que se relaciona conmigo, pende de un hilo, ¿y Tú me pides que espere?» Estoy necesitando un «sí», una luz verde. O incluso un «no» al cual me resignaré.

Tu prometiste amado Señor, que si creemos, nosotros solo tenemos que pedir, y se nos dará. Señor, he estado pidiendo, y este es mi clamor: ¡Estoy cansada de pedir! Necesito una respuesta.

Entonces, tranquilamente, suavemente, supe sobre mi destino, cuando mi Maestro respondió otra vez, «Espera». Entonces me desplomé en mi silla, derrotada y consumida. Y me quejé a Dios, «Entonces, estoy esperando… ¿pero qué espero?»

Parecía como si Él se arrodillara y Sus ojos se encontraran con los míos… Y el tiernamente me dijo, «Yo puedo darte una señal. Yo pudiera batir el cielo y oscurecer el sol. Yo pudiera levantar a los muertos y hacer que las montañas corran.

Yo pudiera darte todo lo que buscas y satisfecha estarías. Tú tendrías lo que quieres, pero no me conocerías a Mí. No conocerías la profundidad de Mi amor por cada santo. No sabrías sobre el poder que le doy al débil.

No aprenderías a ver a través de las nubes de la desesperación. No aprenderías a confiar con el solo saber que Yo estoy ahí. Tú no conocerías el gozo de descansar en Mí, cuando la oscuridad y el silencio es todo lo que puedes ver.

Tú nunca conocerías la plenitud del amor, cuando la paz de Mi espíritu descienda como una paloma. Tú sabrías que Yo doy, que salvo, pero no conocerías la profundidad del latido de Mi corazón.

El brillo de Mi consuelo en las madrugadas… La fe que te doy cuando caminas sin ver. La profundidad que existe más allá de simplemente recibir lo que pides de un Dios infinito que hace que lo que tienes perdure.

Tú nunca sabrías, si tu dolor rápidamente desaparece, lo que significa que Mi gracia te baste. Sí, tus más preciados sueños se harían realidad de un día a otro, pero oh, ¡qué lamentable sería el perder de vista lo que Yo estoy haciendo en ti!

Entonces, haz silencio hija mía , y con el tiempo verás, que el mayor de los regalos es realmente conocerme a Mí. Y aunque mis respuestas parezcan llegar muy tarde, mi respuesta más dulce sigue siendo «ESPERA».

Espera. Espera en el Señor. Aquellos que esperan en el Señor nunca serán decepcionados.

Carmen: Dios te llevará a pensarlo dos veces antes de quejarte, cuando tengas que hacer algo que conlleve esperar, así nos lo recordaba Nancy Leigh DeMoss en esta sesión.

Cuando finalmente llega el tiempo en que un bebé deja de usar un pacificador, la primera noche sin este puede ser un tiempo de prueba. Es un tiempo de sufrimiento que es bueno -enseñándole al niño que es tiempo de dejar cosas que él o ella no necesita más. El sufrimiento quita también de nosotros algunos de nuestros «pacificadores» o muletas. Para terminar la sesión de hoy aquí está Nancy.

Nancy: ¿Hay impaciencia en sus corazones porque quieren que se Dios mueva, que Dios obre? ¿Has sido impaciente con Él, diciéndole, «¡Señor, pero hazlo ahora! Arréglalo ahora. ¡Cámbialo ahora!»

¿Has estado presionando y demandando? ¿Has acusado a Dios de ser indiferente? Dios dice, «Yo tengo un tesoro que quiero darte. Quiero que me conozcas, pero tendrás que esperar».

Si tu corazón ha estado impaciente o enojado con Dios porque Él no se ha movido ante la situación tan rápido o en la forma que pensabas que debería – aunque sea solo en este momento- confiesa esto al Señor.

Arrepiéntete. Levanta tus ojos al Señor, y con fe dile, «Señor, por Tu gracia, yo esperaré tranquilamente. Yo esperaré pacientemente para que Tú hagas lo que vayas a hacer. Yo esperaré pacientemente para que Tu propósito sea cumplido. Yo sé que este no es el último capítulo. Yo sé que este no es el final de la historia, y yo sé que vale la pena esperar por el final de esta historia».

Y para terminar nuestro programa de hoy, me gustaría que escucháramos una porción de una entrevista que hicimos a Bety Velázquez de Berrido porque aunque Bety está sufriendo de un cáncer que podría terminar con su vida a menos que Dios intervengan, Bety tiene la perspectiva correcta acerca de su situación , desde hace aproximadamente 10 años esta mujer ha estado enfrentando, tribulaciones y aflicciones que tiene que ver con su salud y pensamos que era bueno y provechoso dejar registrada esa entrevista con Bety porque ella mostró y muestra el gozo del Señor en medio de las aflicciones( el justo por la fe vivirá)

Y una de las preguntas que le hicimos a Bety si ella había pensado acerca de la muerte antes de que Dios trajera toda esta aflicción a su vida, escuchemos lo que Bety tiene qué decirnos.

Bety: Bueno de verdad que no había pensado en la muerte, de verdad que no pero en este proceso que estoy ahora mismo desde hace dos meses que he sentido mucho dolor en mi cuerpo, en diferentes lugares y de verdad que ha sido tan constante esos dolores que me han puesto muy chiquitita, «muy chiquitita».

Aunque me repito que estoy derribada pero no destruida, que estoy pasando por tribulación pero no angustiada, es decir sigo hablándole a mi alma, para que mi alma no me esté… Es decir para no sentirme enferma sino que ¡oye! son cosas que están pasando y Dios tiene el control y están los calmantes.

¡Qué bueno que están los calmantes! Qué bueno que está el dinero para comprarlos y entonces en eso estoy trabajando pero en este proceso de hacen dos semanas para acá. Si he pensado en eso, en ese momento y de verdad que me gustaría que el Señor me encontrara, cuando llegue ese momento, de verdad que me diga, «Buen siervo fiel en lo poco fuiste fiel , en lo mucho te pondré».

Eso es lo que yo quiero oír, «entra en el gozo de tu Señor» , ya ahí no voy a llorar, no voy a sentir dolor, los tumores no van a estar, la pierna voy a caminar derechita, es decir que de verdad he pensado en eso pero mi mayor anhelo es que el Señor me encuentre fiel.

Nancy: Bety cuéntanos un poco dónde y cómo, comenzó todo este proceso, todas estas aflicciones a través de las cuales el Señor los ha estado guiando.

Bety: Todo comenzó en el año 2005, una camioneta nos dio por detrás e hizo que mi esposo perdiera el control y nos estrelláramos contra el muro que está en el medio, tanto mis hijos como mi esposo quedaron inconscientes. Hubo que llevarme de una vez a cirugía.

Nancy: Tú duraste muchos años en sillas de ruedas.

Bety: Sí, aproximadamente yo duré año y medio, luego me pusieron en andador, porque a todo esto duré año y medio en terapia y tuve también terapia ocupacional es decir que a los dos meses volví a trabajar, en mi silla de ruedas, en el colegio dando clases, eso fue una linda experiencia, para ellos y para mí.

Nancy: ¿Y tus hijos y René se recuperaron completamente?

Bety: Sí, Ana Patricia cayó en coma y a los dos días volvió en sí, pero esa noche hubo algo tremendo porque hubo junta de médicos, unos neurólogos querían abrir, otros que no y de una vez los hermanos se pusieron a orar que el Señor les diera la sabiduría y gracias al Señor no la abrieron.

Lo que hicieron fue que le pusieron unos tubitos para que la sangre pudiera salir y el domingo cuando ella despertó porque se temía que pudiera perder la memoria, porque el cerebro estaba muy hinchado, pero gracias a Dios cuando ella despertó que abrió los ojos de una vez encontró una enfermera y preguntó por mí.

Nancy: El Señor afligió pero permitió que todos salieran, vamos a decir con vida. Y entonces en medio de todo esto Bety, ¿cuando es que tu recibes la noticia de que hay otro proceso caminando en tu cuerpo que entonces era cáncer?

Bety: ¡Sí! Bueno, en el 2013 después de mi última operación de ortopedia que fue en el 2010, de sacarme todos los hierros que tenía en la pierna izquierda y en el 2013, me siento una pelotera en el abdomen, voy al médico y era un tumorcito, se veía pequeño en la sonografía pero los análisis detectaron que era algo más grande porque me bajó mucho la hemoglobina y hubo que operar casi de emergencias y efectivamente era un tumor súper grande y gracias al Señor lo pudieron sacar entonces ahí estaba el dilema de si era negativo o positivo, hubo que hacer biopsia.

A todo esto yo me mantuve muy tranquila porque el Señor en esos 7 años que tuvimos en el proceso del accidente el Señor había trabajado mucho con mi corazón, con mi fortaleza. Es decir la palabra de Dios se volvió operativa en mi vida, muy operativa, yo estaba con mucha paz, estaba tranquila.

Bueno mi esposo me decía, «¡ay pero a ti si te gusta que te operen!» Porque casi todos los años había que hacerme una operación de ortopedia y yo le decía, «¡No! Pero si hay que hacerla y tenemos el seguro, ¿para qué retardar más la situación?» Y gracias al Señor Él me dio esa tranquilidad y esa seguridad de que Él iba a cuidar de mí.

Nancy: Amén.

Bety: Cada vez que entraba a cirugía era con esa confianza.

Nancy: Cuando tu dices «operativa»… ¿Qué en realidad tú quieres decir? ¿Como que se hacía real, que tú la orabas? ¿Como se hacía operativa?

Bety: Bueno, operativa, que yo cada vez que oraba, cada vez que leía de sus promesas, yo las entraba en mi corazón es decir yo las hacía mías.

Nancy: Era para Bety.

Bety: ¡Era para Bety! Bueno, en mi Biblia hay varias promesas que dicen Bety y de verdad que yo las cogía para mí y sí eso es Palabra de Dios, palabra viva. Oye, Él lo estaba haciendo en mi vida porque Él me dio mucha paz en medio de la tormenta, cuando hablan de cáncer es como si tú tuvieras una sentencia de muerte pero la sentencia de muerte la tenemos todos, entonces yo dije no, esa sentencia solamente Dios la tiene en Sus manos; Él es el que sabe el día y la hora .

¡Pero eso sí! Yo quiero dejarle un legado a mis hijos, un legado de que el Dios que ellos conocen desde que estaban en mi vientre, desde pequeñitos, es un Dios creíble, es un Dios verdadero, ese Dios que está en la Biblia es UN DIOS REAL.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance Life Action Ministries

Todas Las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas a menos que se indique otra fuente.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Un cristianismo envidiable

Viernes 30 Octubre

Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Hechos 16:31

Yo y mi casa serviremos al Señor. Josué 24:15

Un cristianismo envidiable

Llega una nueva generación: jóvenes, adolescentes, niños y bebés. Llegan a un universo que poco a poco se ha alejado de Dios y de los valores que Cristo enseñó. El egoísmo, la inmoralidad, la mentira, el odio y la violencia reinan en una sociedad donde cohabitan el desempleo, la pobreza, la locura de todo tipo de placeres y las grandes desigualdades. Todo esto sucede porque los hombres abandonan cada vez más el respeto que deben a Dios y a las enseñanzas de la Biblia. ¿Hay que desesperarse? ¡No! Dios es paciente y aún hoy presenta a cada uno de estos jóvenes su plan de salvación; él libera y protege también a los que desean vivir con él. Nosotros como adultos o padres, ¿cómo podemos ayudarles?

–Examinemos nuestras propias vidas. ¿Tenemos riquezas espirituales para compartir? Si la Palabra de Dios inspira nuestros pensamientos, el amor de Cristo y la verdad dirigirán nuestras acciones. Nuestra vida será un ejemplo para los más jóvenes; les producirá el deseo de conocer la Biblia y seguir a Jesús, el buen Pastor.

–Demos a Jesús el primer lugar en nuestros hogares para que sean lugares acogedores donde su autoridad sea reconocida y su Palabra leída y vivida diariamente.

–Vivamos en un clima de oración. Hablar del Señor a nuestros hijos está bien, pero hablar al Señor de nuestros hijos es igual de necesario.

–Demos también el primer lugar al Señor el domingo para reunirnos en torno a él.

–Cultivemos el amor hacia el prójimo, hagamos todo para que nuestros hijos hallen la ocasión de servir al Señor.

Deuteronomio 24 – Juan 14 – Salmo 119:81-88 – Proverbios 26:15-16© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

Requisitos para ser Pastores & Ancianos

Grace en Español

Requisitos para ser Pastores & Ancianos

Josías Grauman

Josías Grauman

Josías es licenciado en idiomas bíblicos por The Master’s University y con Maestría en Divinidad por The Master’s Seminary. Sirvió durante cinco años como capellán del Hospital General de Los Angeles (California), y sirvió como misionero por dos años en la Ciudad de México. En la actualidad , está encomendado como anciano de la iglesia Grace Community Church donde sirviendo en el ministerio hispano. Josías y su esposa Cristal tienen tres hijos.

http://www.gracechurch.org/espanol

Enfermedad, pecado o sabotaje

Soldados de Jesucristo

Octubre 29

Solid Joys en Español

Enfermedad, pecado o sabotaje

John Piper

Encuentra más devocionales de John Piper en Español
en nuestro sitio web:
https://devocionalsolidjoys.com/

Encuentra más recursos gratuitos en: http://sdejesucristo.org
Síguenos en Facebook: https://www.facebook.com/SoldadosDeJe…
Síguenos en Instagram: https://www.instagram.com/SoldadosDeJ…
Síguenos en Twitter: https://twitter.com/sdJesucristo

¿Qué LIBROS debo LEER?

Teología Express

¿Qué LIBROS debo LEER?

Giancarlo Montemayor

🎥 Vídeo: ¿Qué libros debo leer?
👤 Hermano: Giancarlo Montemayor
⚠️ ¡SUSCRÍBETE Y ACTIVA LAS NOTIFICACIONES PARA NO PERDERTE NADA!

💻 Web: http://www.teologiaexpress.jimdo.com
📲 Instagram: http://www.instagram.com/teologia_express/
🔵 Facebook: http://www.facebook.com/teologiaexpress/
✉️ Email: teologiaexpress@gmail.com
🎶 Música: Samuel Barceló – Vida Eterna (CD Vida Eterna)

¿Qué LIBROS debo LEER?, Lectura biblica, Libros biblicos
Dios les bendiga. Soli Deo Gloria

En los peligros o aflicción

Ministerios Ligonier

El Blog de Ligonier

En los peligros o aflicción

Burk Parsons

Nota del editor: Esta es la segunda parte de la serie de articulos de Tabletalk Magazine referente al tema de la controversia.

John Newton (1725-1807) es quizás mejor conocido por su himno «Sublime gracia», pero lo que muchos no saben es que Newton también fue un fiel ministro que sirvió como pastor en Inglaterra desde 1764 hasta un mes antes de morir en 1807. Su madre murió cuando él tenía siete años y, al volver a casarse su padre, el joven John fue enviado a la escuela. En 1795, Newton reflexionó sobre su relación con su padre: «Estoy convencido de que él me amaba, pero parecía no querer que yo lo supiera. Me encontraba con él en un clima de miedo y esclavitud».

A los once años, Newton se convirtió en marinero a bordo del barco de su padre. Luego, en 1743, bajo coacción, Newton se convirtió en guardiamarina de la Marina Real y, más tarde, fue canjeado por bienes y pasó a ser propiedad de la esposa de un comerciante de esclavos que abusó de él y lo trató como si fuera uno de sus esclavos, que solo comían las sobras de su mesa. Después de ser liberado, el propio Newton se convirtió en un reconocido traficante de esclavos africanos. Él mismo admitió ser un pecador miserable que vivía una vida desenfrenada, y se describió a sí mismo diciendo: «Yo era muy malvado y, por lo tanto, muy necio; y, siendo mi propio enemigo, parecía estar decidido a que nadie fuera mi amigo». El 10 de marzo de 1748, Newton, de veintidós años, se convirtió a Cristo mientras hacía un viaje entre Inglaterra y Sierra Leona.

A causa de su valiente postura contra la esclavitud, y a causa de su profundo calvinismo, Newton se familiarizó con las formas correctas e incorrectas de involucrarse en una controversia.

Años después de su conversión, se unió a su amigo William Wilberforce y se convirtió en uno de los abolicionistas más enérgicos de Inglaterra. A causa de su valiente postura contra la esclavitud, y a causa de su profundo calvinismo, Newton se familiarizó con las formas correctas e incorrectas de involucrarse en una controversia. En 1771, se le pidió que escribiera un artículo para la revista británica Gospel Magazine con el fin de proporcionar consejo pastoral sobre la controversia existente entre calvinistas y arminianos. Desde su publicación bajo el título «On Controversy” [Sobre la controversia], el artículo de Newton se ha convertido en uno de los escritos más conocidos y queridos de la iglesia sobre las polémicas cristianas.

La carta de Newton establece maravillosamente una muy bien fundamentada ética cristiana para participar en la controversia. Desde el principio, explica por qué existe la controversia y por qué nosotros, como cristianos, debemos amar y luchar fervientemente por la verdad. Luego ofrece tres reglas de juego que haríamos bien en considerar antes de entrar en una controversia: considerar a nuestro oponente, considerar a nuestra audiencia y considerarnos a nosotros mismos.

En la conclusión de su escrito, Newton nos manda a poner nuestros ojos en el reino de Dios y la gloria de Dios como el fin último de cualquier controversia en la que debamos involucrarnos.  Es con ese fin que hemos publicado esta serie de artículos de Tabletalk, para que cuando encontremos que sea necesario entrar en controversia, lo hagamos con humildad, caridad y gracia como miserables que han sido convertidos por la sublime gracia de Dios.

Este articulo fue publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Burk Parsons
Burk Parsons

El Dr. Burk Parsons es pastor principal de Saint Andrew’s Chapel [Capilla de San Andrés] en Sanford, Florida, director de publicaciones de Ligonier Ministries, editor de Tabletalk magazine, y maestro de la Confraternidad de Enseñanza de Ligonier Ministries. Él es un ministro ordenado en la Iglesia Presbiteriana en América y director de Church Planting Fellowship. Es autor de Why Do We Have Creeds?, editor de Assured by God y John Calvin: A Heart for Devotion, Doctrine, and Doxology, y co-traductor y co-editor de ¿Cómo debe vivir el cristiano? de Juan Calvino.

Trenzando Hilos

Alimentemos El Alma

Serie: Para Entrenar un Niño

La Capacitación Infantil Para El Siglo XXI

Michael y Debi Pearl

– Capitulo Cuatro –

Trenzando Hilos

Volviendo el corazón de los padres a los hijos

Hace tres mil años, un sabio dijo, “instruye (entrena) al niño en su camino y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él.” Un buen entrenamiento o instrucción no es solucionar crisis; por el contrario, es aquel proceso que se debe hacer antes de enfrentarlas o de tener que disciplinar a los hijos.
La mayoría de las personas asumen la paternidad por accidente, no lo hacen de manera deliberada o planeada. ¡Imagínese si se construyera una casa de esa manera!
No tenemos que reinventar la instrucción. Existen principios para instruir a los niños, y métodos que han funcionado desde la antigüedad.
Negarle la formación o entrenamiento a un hijo es abandonarlo deliberadamente y es semejante a empujarlo hacia un mar de opciones y de pasiones, sin un barco apropiado ni una brújula.

Este es un libro escrito por Michael y Debi Pearl enfocado en la crianza de los niños. En este caso nos enseñan técnicas sencillas que al ser aplicadas generan resultados inmediatos y aquellos que requieren mas tiempo los podremos apreciar de forma progresiva si estas técnicas se aplican de forma correcta. A través de todas estas ideas podremos tener niños que en un futuro sean hombres y mujeres temerosos y obedientes ante la voluntad de Dios.

Alimentemos El Alma

Jul 22 – Temor y temblor

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

Jul 22 – Temor y temblor

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/temor-y-temblor/

Carmen Espaillat: La Biblia nos dice que Dios siempre está trabajando. En el día de hoy Nancy Leigh DeMoss nos explica cómo.

Nancy Leigh DeMoss: La Biblia no nos dice que Dios siempre está trabajando para cumplir los deseos de Su pueblo, sino que Dios siempre está trabajando para la salvación de Su pueblo. Y esta salvación no es solamente una salvación de tiempo pasado. No se limita solo a la justificación. Dios siempre está trabajando para nuestra santificación y para nuestra futura glorificación.

Carmen: Está escuchando Aviva Nuestros Corazones en la voz de Patricia de Saladín.

Hay algunas canciones populares dentro de las iglesias de hoy día que claman a Dios para que envíe Su Gloria o muestre Su Gloria. La próxima vez que te encuentres cantando una de ellas piensa en esto: La Biblia está llena de historias donde las personas caen aterradas cuando ven a Dios. Es necesario tener la perspectiva correcta de la presencia de Dios; puede causar tanto terror como consuelo. Continuamos hoy con la serie titulada Habacuc: del temor a la fe .

Nancy: Si todo lo que has escuchado a través del programa Aviva Nuestros Corazones han sido los programas de esta serie de Habacuc, debes estar pensando: «Esta mujer es realmente negativa. Se concentra solo en cosas negativas». Bien, lo que tratamos de hacer en Aviva Nuestros Corazones es enseñar todo el consejo de Dios para exaltar Su carácter tal cual es revelado en las Escrituras.

Y les confieso que me encanta la historia, las enseñanzas y todo el contenido del Antiguo Testamento. Hoy en día no se escucha mucha enseñanza sobre el Antiguo Testamento y considero que es una lástima que esto suceda. Es lamentable porque las riquezas y los tesoros del Nuevo Testamento no lucirían tan hermosos si no son vistos en el contexto del Antiguo Testamento. Esto no significa que Dios ha cambiado. Es el mismo Dios. ¡Pero gracias a Dios, este Dios de ira y de juicio ha hecho provisión para que los pecadores puedan ser salvados!

Una persona me estuvo diciendo durante el receso justo antes de esta sesión que había escuchado a un predicador decir esta semana: «Son las malas noticias que hacen que las buenas noticias sean tan buenas». Y esa es la verdad. Nosotras tenemos el Evangelio, Las Buenas Nuevas. Pero son las malas noticias de nuestro pecado, de nuestra depravación, y el convencimiento de que somos merecedoras del juicio de Dios, que hacen que Evangelio de la misericordia y gracia de Dios sean tan buenas noticias.

Y hoy nos encontramos en Habacuc capítulo 3. Habacuc está orando al Señor, y en este texto exalta el carácter de Dios. Él reconoce la obra redentora de Dios en favor de Su pueblo durante el pasado. A medida que ve lo que Dios ha hecho en el pasado -en el Monte Sinaí, cuando sacó a Su pueblo de Egipto, llevándolos a cruzar el Mar Rojo y luego llevándoles a través del desierto acompañados de Su Gloria Shekinah- durante todos esos años de deambular por el desierto.

Habacuc ve el poder, el poderío y la majestad de Dios, y él está asombrado de lo que Dios ha hecho -del poder de Dios. Al ver la obra que Dios ha realizado en el pasado, su fe se fortalece y lo lleva a creer que Dios puede hacer lo que sea necesario en sus días. Entonces, el libro de Habacuc, nos permite dar un vistazo de las cosas por venir. Y en el capítulo 2, versículo 14 podemos leer: «Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar».

Vemos como Dios se manifiestó en el Mar Rojo, tragándose por completo al ejército egipcio, y permitiendo que Su pueblo atravesara por tierra seca. Y entonces podemos decir: «Sí, eso me da la fe para creer que un día por venir acontecerá que el conocimiento de la Gloria del Señor llenará la tierra así como las aguas cubren el mar». De manera que en esta oración de Habacuc en el capítulo 3 vemos una realidad pasada, una realidad presente y una realidad futura.

Hoy nos dirigimos al versículo 13 de Habacuc capítulo 3, que se ha convertido en uno de mis versículos favoritos de este libro a medida que lo he estado estudiando durante estos meses recientes. Habacuc 3, versículo 13: «Saliste -dice Habacuc a Dios en su oración- para salvar a Tu pueblo, para salvar a Tu ungido».

Y permítanme detenerme aquí solo por un momento. Llegaremos al resto del versículo en unos momentos. Pero quiero que recordemos el capítulo 1, donde Habacuc le dice a Dios: «¿Hasta cuándo, oh Señor, pediré ayuda, y no escucharás, clamaré a ti: ¡violencia! ¿Y no salvarás? (v. 2) A él no le parecía que realmente Dios era un Dios salvador ya que no parecía estar librándolos de sus circunstancias. No parecía que Dios estaba obrando ni trabajando con un propósito.

Pero ahora se da cuenta de que Dios siempre está obrando. «Porque haré una obra en vuestros días» dice Dios a Habacuc en el verso 1:5. Dios te diría eso a ti también cada vez que pienses: «Dios, no estás salvando. No estás salvando a mi esposo. No estás salvando a mis hijos. No me estás guiando en esta situación». Dios te dice: «Estoy hacienda una obra en tu día. Yo estoy obrando».

Entonces ahora Habacuc nos dice por fe: «El justo por su fe vivirá» (2:4). Esta es una oración de fe. Habacuc se ha dado cuenta de que Dios siempre está en búsqueda de la salvación de Su pueblo.

Él mira hacia el pasado y dice «Dios, Tú hiciste todo lo que había que hacer para la salvación de Tu pueblo. Cuando enviaste plagas y cosas terribles, Tú lo hiciste para juzgar a los impíos. Pero también lo hiciste para salvar a Tu pueblo. Tú lo hiciste todo para la salvación de Tu pueblo.

Y estos eventos históricos nos anuncian y revelan el futuro. Él mira hacia atrás al cruce del Mar Rojo, pero también mira hacia adelante hacia la cruz y hacia nuestra liberación final de la presencia misma del pecado. Dios lo dio todo por la salvación de Su pueblo. Permítanme recordarles que incluso en medio de la corrupción, del pecado y del juicio; en medio de todo lo que vemos que está sucediendo en nuestro mundo hoy en día, Dios está obrando para la salvación de Su pueblo.

Y particularmente, me encanta este versículo. «Saliste para salvar a Tu pueblo» (3:13). No nos dice: «Dios salió para la comodidad de Su Pueblo». Tampoco se nos dice que: «Dios siempre está obrando para hacer realidad los deseos de Su pueblo». Sino que Dios siempre está obrando para la salvación de Su pueblo.

Esta salvación no es solo una salvación en tiempo pasado. No se trata solo de la justificación del pueblo de Dios. Dios está obrando para nuestra santificación y para nuestra glorificación final. Él nos ha salvado; Él nos está salvando y Él nos salvará. Existe un tiempo pasado, un tiempo presente y un tiempo futuro en nuestra salvación.

Así que sea lo que sea que esté sucediendo en tu vida -lo que sea que esté ocurriendo en tu hogar, en tu matrimonio, en tu lugar de trabajo, con las personas que vienen contigo, en tu escuela —Dios siempre está trabajando para la salvación de Su pueblo.

Dios siempre está salvando a Su pueblo.

En la segunda mitad de este versículo 13, se nos presenta el otro lado de la moneda. Recuerda que dijimos en la última sesión que el juicio y la salvación siempre caminan de la mano en las Escrituras. Podrás comenzar a ver estas líneas paralelas en la medida que lees ambos testamentos. Hay juicio y hay salvación.

La primera parte del versículo 13 se refiere a la salvación de Dios. Pero hay juicio en la segunda mitad: «Destrozaste la cabeza de la casa del impío, descubriéndolo de arriba abajo. Selah». Detengámonos por un momento y pensemos en este versículo. En este preciso momento Dios está salvando a Su Pueblo, pero Dios también está juzgando a los malos: «Destrozaste la cabeza de la casa del impío, descubriéndolo de arriba abajo».

En el contexto inmediato, a medida que Habacuc reflexiona sobre la historia de redención de los judíos, él está pensando cómo Dios libertó a los judíos sacándolos de Egipto. Dios destruyó el ejército del Faraón: «Tú destrozaste la cabeza de la casa del impío».

Dios trató con Faraón. Faraón perdió su hijo primogénito, su familia, y todos los egipcios experimentaron las consecuencias terribles de las plagas que Dios envió a su nación. Dios aplastó ese poder mundial tan increíble. Él lo puso al descubierto. Él lo despojó de su poder.

Pero no creo que eso es lo único a lo que Habacuc se está refiriendo aquí. Entiendo que también él está mirando con los ojos de la fe –el justo por su fe vivirá- Habacuc está deseando que llegue aquel día en que Dios herirá el poder de los babilonios que aún deberán conquistar al pueblo judío. Ellos castigarán a los judíos. Ellos son instrumentos en las manos de Dios.

Pero él se da cuenta de que los babilonios recibirán lo que se merecen. Dios los va a aplastar. A Nabucodonosor -a ese rey orgulloso y arrogante-Dios destrozará la cabeza de la casa del impío y lo dejará al descubierto.

Pero considero que Habacuc, con ojos de fe, está mirando aún más lejos-más allá de Egipto y de Babilonia y de otras potencias mundiales que han venido y se han ido. Creo que la cabeza de la casa, en última instancia, de la casa del impío no es otro sino el mismo Satanás. Él es el hombre fuerte acerca de quien leemos en el Nuevo Testamento, quien cree que tiene su casa bajo su control.

Y en el versículo 15 del capítulo 2, leemos cómo, esta cabeza de la casa, este hombre fuerte, hace que otros se embriaguen para exponer su desnudez. Él avergonzó a otros. Pero ahora Habacuc dice: «Tu tiempo para ser descubierto, Satanás, ha llegado». Y este es un cuadro sobre el final, cuando Satanás será derrotado -Él será traspasado; quedará impotente y desprovisto de poder. «Tu destrozaste la cabeza de la casa del impío, descubriéndolo de arriba a abajo».

A medida que leo este versículo, mi corazón dice, «¡Sí!» ¡¡Conocemos el final de la historia!! Ahora bien, no me alegro por el juicio de Dios, pero sí me alegra pensar en el final de Satanás?¿No te alegras tú?

¡Qué grande e inmenso es nuestro Dios! Él vino para la salvación de Su pueblo -de nosotros quienes merecíamos la ira de Dios y Su juicio. Pero, «Tú has tenido misericordia de nosotros. Nos has prometido, y lo has ilustrado en el pasado, que Tú puedes hacerlo -que destrozarás la cabeza de la casa del impío, descubriéndolo de arriba a abajo».

Esto fue lo que Dios prometió de una forma velada en Génesis 3, ofreciéndonos solo un vistazo de esa promesa, cuando la maldición fue puesta sobre la tierra y las consecuencias de la caída fueron dadas. A la mujer, al hombre y a la serpiente se les dijo cuáles serían las consecuencias. Y luego en el versículo 15, Dios dijo «Él» -es decir, la descendencia de la mujer, Cristo— «Él te herirá en la cabeza, Satán. Él te asestará un golpe fatal. Y tú -la serpiente, Satanás- le herirás en el calcañal» (parafraseado).

¿No se cumplió esto en el Calvario? La serpiente hirió el talón del Salvador ocasionándole sufrimiento. Pero, ¿quién sufrió el golpe final? Jesús fue quien le dio el golpe final y decisivo a la serpiente. Y, como leemos en Romanos 16, «Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros pies. «La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros» (versículo 20).

¡Qué bendición! ¡Qué bendición! Vivimos en este mundo corrupto y caído, y libramos una guerra espiritual. Libramos una guerra, no contra carne y sangre, sino contra principados y potestades y contra la maldad y la oscuridad de regiones celestiales (Efesios 6:12 parafraseado). Uno puede experimentar esto en la medida que enfrenta la tentación y el pecado.

Lo puedes experimentar en tu matrimonio cuando tienes dos personas egoístas que están siendo santificadas, y pueden en algún momento sacar lo peor el uno del otro. Tenemos que lidiar con esto al criar a nuestros hijos; luego crecen y quizás ni presten atención a las cosas que les enseñaste. Uno puede ver las obras de las tinieblas; los esfuerzos del maligno. Podemos ver naciones del mundo furiosas contra Dios. Y uno puede hasta llegar a deprimirse a menos que mantengamos nuestros ojos en el final de la historia.

El Dios de paz -es nuestro Dios guerrero; Él es nuestro Dios de paz -pronto aplastará a Satanás bajo sus pies. Te preguntarás: bueno, ¿y qué tan pronto es pronto? No parece ser muy pronto, No parece estar sucediendo ahora. Quiero decirte que, en el Calvario, esa victoria ya fue lograda.

La serpiente antigua todavía se retuerce y actúa como si tuviera algún poder, pero ha sido derrotada. Y pronto, en el tiempo de Dios, a Su manera, Él aplastará a Satanás bajo nuestros pies. Nosotras tenemos la victoria. Vivimos, caminamos, servimos, amamos y adoramos a Dios, y vivimos en este planeta en una posición victoriosa sobre el mal. Nosotros tenemos la victoria sobre el mal porque Dios vino para la salvación de Su pueblo y porque nos ha prometido aplastar la cabeza de la casa del impío. Te digo, ¡Esas sí que son buenas nuevas! Ese es el Evangelio.

El versículo 14 continúa: «Traspasaste con sus propios dardos la cabeza de sus guerreros». Dios no solamente enfrenta a Satanás, sino que también enfrenta a sus emisarios» -a sus soldados, sus demonios y toda la gente que se encuentra en esta tierra siendo instrumento de Satanás…

«Traspasaste con sus propios dardos la cabeza de sus guerreros». Dios usa las mismas armas que Satanás usa, y las usa en su contra. «Traspasaste con sus propios dardos la cabeza de sus guerreros, que irrumpieron para dispersarnos, su regocijo fue como el de los que devoran en secreto a los oprimidos».

Versículo 15: «Marchaste por el mar con tus caballos, en el oleaje de las inmensas aguas». Dios le da a Habacuc este increíble cuadro. Y Habacuc lo recuerda a medida que él reflexiona y repasa lo sucedido. ¿Cómo es Dios? ¿Qué hizo Dios? ¿Cómo fue que Dios mostró Su poder? ¿Cómo mostró Su majestad? ¿Cómo hizo Dios para dar salvación a Su pueblo? ¿Cómo es eso de que Dios ha aplastado a Sus enemigos? Habacuc ha estado, durante esta oración, reflexionando sobre todas estas cosas.

Y Habacuc, quien ha estado orando a través de todo esto que ha estado recordando, ahora, en el versículo 16, responde a todas las cosas asombrosas que ha visto, que ha experimentado y que ha oído. Es una respuesta que no vemos muy frecuentemente hoy en dia. Él nos dice en el versículo 16: «Oí, y se estremecieron mis entrañas, a Tu voz temblaron mis labios, entra podredumbre en mis huesos, y tiemblo donde estoy».

Ahora bien, ¿qué es lo que provoca que Habacuc tiemble? Considero que esto le ocurre por varias razones. En primer lugar, pienso que esto es por la revelación del asombroso poder y gloria de Dios, como cuando uno mira directamente al sol y su brillantez. Eso estremece tu mundo. Ver a Dios, cambiará toda tu perspectiva acerca de todas las cosas. Él es tan maravilloso, tan santo, tan grandioso. No tengo palabras para describir cómo es Dios.

Cuando uno ha podido empezar a contemplar quién es Dios, cuando uno ve Su poder y Su gloria… ¡de seguro que tiembla! Así que creo que en Habacuc hay un sentido de asombro, temor y también de debilidad. Él sencillamente está tambaleándose. Él está temblando como una hoja ante el poder de Dios.

Hemos visto a personas a quienes les ocurre esto. Uno escucha sobre huracanes, terremotos y tornados, y la gente tiembla. Quiero recordarte que esos fenómenos no son nada frente a Dios. Si alguna vez pudiéramos ver y conocer a Dios de la manera que Él es, sabríamos verdaderamente lo que significa temblar.

Habacuc tiembla ante la ira de Dios, y ante el juicio inminente y la persecución que Dios enviará sobre la tierra. Dios le ha dicho a Habacuc que en esta situación inmediata, los babilonios están llegando. Ellos van a barrer la tierra. Ellos arrasarán con todo y van a conquistar a Judá.

Y, efectivamente, así lo hicieron, 15 años después de la experiencia de Habacuc con el Señor. Él sabe que viene un juicio inminente. Él sabe que una devastación inminente viene y esto lo hace temblar.

Tú también temblarías si supieras lo que Dios hará en este mundo para juzgar a las naciones. Esto puede ocurrir en 15 años, o quizás en 15 minutos. No sabemos. Pudiera ser 1,500 años. No sabemos. Pero cuando uno sabe qué ocurrirá y reflexiona sobre ello, uno tiembla.

Pienso que Habacuc se estremece y tiembla porque él sabe que todo el mundo sufrirá -incluyendo los justos, incluyéndolo a él mismo, el hombre de Dios. Él sabe que se avecina sufrimiento. Y Habacuc experimenta los efectos físicos y psicológicos de este conocimiento, en su cuerpo, en sus emociones y en su mente, todo esto por la revelación que ha visto por parte de Dios y que está por venir.

El encuentro de Habacuc con Dios es transformador. Él tiembla. Ahora bien, ese temblor -como lo veremos antes de finalizar esta serie- en última instancia se convierte en alabanza. Se convierte en la proclamación de la grandeza y las obras de Dios.

Pero en este momento, esto es como si Habacuc pudiera oler la carne chamuscada de aquellos que están bajo el juicio de Dios. Él sabe que incluso los justos van a experimentar algo de esa ira. Si eres una persona justa, y vives en una nación impía, y Dios juzga a esa nación -tú también sentirás ese calor. Y él empieza a temblar.

A medida que vamos a través de las Escrituras, vemos personas que conocieron a Dios y que realmente vieron Sus propósitos y planes, y temblaron. Dije al principio de esta serie, y lo repito. Me confunde la forma en que en la actualidad se puede ser tan frívola, tan trivial, tan casual, en la presencia de un Dios santo.

Hace años, el pastor de mi iglesia predicó acerca del libro de Habacuc. Y recuerdo perfectamente que predicó un sermón bastante poderoso acerca del capítulo 2, versículo 20: «El Señor está en Su santo templo, calle delante de Él toda la tierra».

A medida que meditaba en ese texto durante el sermón, sentía la presencia pesada de Dios revelándome la verdad de cuán poderoso Él es, cuán Santo Él es, y cuán majestuoso es. Al final del mensaje, casi no podía respirar y sentí un justo temor de Dios -no un miedo inapropiado, sino un asombroso temor ante la presencia de Dios.

Y al poco rato, no te imaginas lo rápido que salimos de ese momento, tan pronto se pronunció el último amén. La música empieza a tocar y nosotros empezamos a hablar acerca de todo, excepto de Dios y Su grandeza. La gente solo hablaba y charlaba. No estoy criticando con esto; simplemente estoy diciendo que no conocemos a Dios. En realidad no estamos viendo a Dios.

Ahora, no estoy diciendo que cada vez que venimos a la iglesia debemos hablar en susurros, o que nadie debe hablar de cosas como el estado del tiempo o los deportes o lo que sea. Pero hay algo cuando realmente estás en la presencia de Dios que es asombroso; que te hace temblar.

Esto lo podemos ver en las Escrituras cuando la gente contemplaba a Dios. Lo vemos en libro de Daniel cuando le fue dada una visión del Cristo pre-encarnado. Lo que los teólogos llaman una «Cristofanía o Teofonía». Él realmente vio a Cristo. Él se quedó solo, y vio esta gran visión. Y dijo: «No me quedaron fuerzas, y mi rostro demudó» (Daniel 10:8). En el lenguaje original se lee: «mi esplendor fue cambiado en ruina».

Hay algo devastador acerca de poder ver a Cristo como Él es. Daniel dice: «Sin retener yo fuerza alguna». Él dijo que ni fuerza ni aliento alguno quedó en él. Se sentía sin aliento, no podía respirar, no tenía fuerzas.

Y eso fue lo que Habacuc experimentó. Fue lo que experimientó Daniel. Esa fue la experiencia de Pedro cuando vio el poder de Dios -cuando Cristo hizo ese milagro, y atraparon todos esos peces. Pedro pudo ver que no era un hombre ordinario quien hizo que eso sucediera. Él sabía que estaba ante la presencia de alguien majestuoso y divino.

Y las Escrituras nos dicen en Lucas 5: «Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador» (versículo 8). El tembló ante la presencia del Dios Santo, de un Dios poderoso.

Habacuc vio esto. Daniel lo vio. Pedro también lo vio. El apóstol Juan también lo vio en el libro de Apocalipsis, capítulo 1. Nosotros tenemos la hermosa, poderosa e increíble descripción de Cristo -del Cristo glorificado de Apocalipsis capítulo 1, cuyos pies, cabeza y sus cabellos resplandecen. Él luce glorioso. ¿Y que le sucedió cuando Juan tuvo esta visión? Él no se fue corriendo a jugar, ni a charlar con sus amigos sobre cosas intrascendentes. Él dijo: «Cuando le vi, caí como muerto a sus pies». (versículo 17)

La majestad de Dios. El poder de Dios. El juicio de Dios. La ira de Dios. ¿Qué sucederá cuando veamos todo esto? Cuando te encuentres con el Señor, cuando lo escuches, ¿cómo puedes simplemente salir corriendo a tu rutina; a continuar con tu día como si nada?

De los avivamientos del pasado se dice que una de las señales o muestras más consistentes era que las personas eran inundadas con un sentido asombroso de la presencia de Dios; con un sentido de la eternidad. Era como si ellos no pudieran pensar o hablar de ninguna otra cosa. Se dice que en alguno de esos grandes avivamientos, uno podía caminar por cualquier calle -en lo que anteriormente habían sido ambientes muy seculares- y se encontraba personas en todos los sitios hablando de Dios y de la condición de sus almas.

¿Cuándo fue la última vez que temblaste ante la presencia de Dios? ¿Alguna vez el conocimiento de Dios y Su poderoso obrar te han paralizado? ¿Con qué frecuencia, cuando tengo mi tiempo a solas con Dios, cuando abro la Biblia, cuando leo lo que Dios me tiene que decir, y luego rápidamente, simplemente cierro la Biblia y paso a lo próximo que tengo que hacer? Sigo hacia mi computadora, hacia mi laptop, a una reunión, a una llamada telefónica. ¿Realmente me acabo de encontrar con Dios?

Ahora, no estoy diciendo que no debamos tener momentos normales de vida, o que Dios nunca se divierte o que no podemos disfrutar de nada jamás. Esa es una dimensión de la vida cristiana que también es muy real. ¿Pero por qué estamos perdiendo de vista la dimensión de temblar ante la presencia de Dios? Considero que la respuesta es porque no estamos viendo a Dios como Él es en realidad.

De manera que a medida que profundices en la Palabra de Dios, a medida que vayas a la iglesia, que compartas con el pueblo de Dios, pídele a Dios que te ayude a verlo, a temblar ante la realidad de saber quién es Él realmente.

Carmen: Podemos volvernos tan casuales acerca de Dios. Nancy Leigh DeMoss nos ha estado recordando cuán grande e imponente es Dios en realidad. Este mensaje es parte de la serie titulada: Habacuc: del temor a la fe .

¿Alguna vez has sentido que la vida es como un gigantesco tapón de tráfico y que lo que haces es esperar y esperar sin hacer nada? Averigua en una próxima entrega de Aviva Nuestros Corazones lo que el profeta Habacuc aprendió acerca de esperar por fe.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de Life Action Ministries.

Todas Las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas a menos que se indique otra fuente.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com