Oídos purificados | Charles Spurgeon

5 de febrero
«En aquel tiempo, respondiendo Jesús…».
Mateo 11:25

Es este un modo singular de comenzar un versículo: «En aquel tiempo, respondiendo Jesús…». Si observas el contexto, no podrás ver señales de que alguna persona le haya preguntado algo o que él haya estado conversando con alguien. No obstante, está escrito: «Respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre…». Cuando un hombre responde, responde a una persona que ha estado hablando. ¿Quién, pues, ha hablado a Cristo? ¿Su Padre? No obstante, no hay indicio de ello. Esto debiera enseñarnos que Jesús tuvo siempre constante comunión con su Padre, y que Dios hablaba a su corazón tan frecuentemente que la presente no era una circunstancia tan extraordinaria como para ser consignada. Conversar con Dios constituía el hábito y la vida de Jesús.

Como Jesús era en este mundo, así somos nosotros. Aprendamos, pues, la lección que esta simple declaración acerca de él nos enseña. Tengamos, además, silencioso compañerismo con el Padre, de manera que podamos responderle frecuentemente y, aunque el mundo no sepa con quién hablamos, podamos nosotros responder a aquella voz secreta, desconocida sí para otros oídos, mas no para los nuestros, los cuales, abiertos por el Espíritu de Dios, la reconocen con gozo. Dios nos ha hablado; hablémosle nosotros a él, ya para certificar que Dios es veraz y fiel a sus promesas, ya para confesar el pecado del que el Espíritu Santo nos ha convencido, ya para reconocer el perdón que nos ha dado o para expresar nuestro asentimiento a las grandes verdades que el Espíritu Santo ha declarado a nuestro entendimiento. ¡Qué privilegio es tener íntima comunión con el Padre de nuestros espíritus! Es este un secreto oculto para el mundo, un gozo en el cual ni aun los más íntimos amigos se inmiscuyen.

Si deseamos oír los susurros del amor de Dios, nuestros oídos deben estar purificados y dispuestos a escuchar su voz. Que en esta misma tarde nuestros corazones puedan hallarse en tal condición que, cuando Dios nos hable, nosotros, a semejanza de Jesús, podamos estar preparados para responderle enseguida.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar (S. D. Daglio, Trad.; 4a edición, p. 44). Editorial Peregrino.


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s