Pidió misericordia

Noviembre 21

Pidió misericordia

Lectura bíblica: Marcos 10:46–52

¿Qué quieres que te haga? Marcos 10:51

a1Aquí está el informe de lo que pasó cierto día en Jericó, según lo describe la Biblia. (Nosotros agregamos la parte del alcalde).

Los líderes de la ciudad y un gran gentío escuchan al alcalde de Jericó mientras se empujan unos a otros por la puerta del camino a Jerusalén:
—Y queremos expresarle nuestra gratitud a usted, Jesús, por su breve visita…

Una voz que viene de atrás del gentío interrumpe al orador:
—Jesús, Hijo de David —grita un hombre—, ¡ten misericordia de mí!
—Cállate, ciego tonto —le gruñe uno de los hombres importantes.

El alcalde mira a Jesús nerviosamente y sigue:
—Queremos agradecerle…
—¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!

Esta vez la voz que viene de afuera del círculo es más fuerte y exigente.
—¡Cállate, viejo mendigo! —dicen varios duramente. Pero Jesús está visiblemente conmovido por el ruego. Llama al mendigo ciego llamado Bartimeo para que se acerque, y lo cura.

¿Qué causó que Jesús distrajera su atención del gentío y la enfocara en un mendigo ciego? Quizá fue su grito pidiendo misericordia. “Misericordia” es la compasión que causa que uno brinde alivio a otro que sufre. Una persona “misericordiosa” es la que siente el dolor de los demás y los alivia.

Los grupos como la Cruz Roja demuestran misericordia con sus programas extensos y organizados. Pero nosotros podemos mostrar misericordia por medio de acciones sencillas como consolar a un hermanito o hermanita y vendarle la rodilla que se raspó. O escuchar los problemas de un amigo. O ayudar a papá o mamá cuando su carga es demasiado pesada.

Dios dijo acerca de sí mismo: “¡Jehovah, Jehovah, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad…!” (Éxodo 34:6). Y Moisés dijo acerca de Dios: “Porque Jehovah tu Dios es Dios misericordioso” (Deuteronomio 4:31). Dado que Jesús era Dios en un cuerpo humano, no nos extraña que la misericordia era una de las características principales de su ministerio terrenal. Su corazón misericordioso se conmovía ante el sufrimiento ajeno, y su poder le permitía sanar y librar a las personas de sus dolores.

No hay dolor, temor ni soledad que Jesús no comprenda. Cuando acudes a él clamando: “Señor, necesito ayuda” Cristo te responde con compasión. A veces detectas sus acciones bondadosas cuando cura milagrosamente el cuerpo de alguien, como en el caso de Bartimeo. Otras veces lo detectas a través de algún amigo cristiano que se preocupa por ti. Jesús sentía mucha misericordia por el pobre Bartimeo, y Dios tiene la misma gran misericordia reservada para ti cuando acudes a él para que te ayude.

PARA DIALOGAR
¿En qué aspecto de tu vida necesitas la misericordia de Dios? ¿Has clamado a él pidiendo su ayuda?

PARA ORAR
Cuéntale hoy a Dios tus necesidades más profundas, y confía que las satisfará.

PARA HACER
Imita hoy a Jesús. ¡Muéstrale a un amigo o familiar mucha misericordia celestial!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Menú 31. El evangelio de oferta

Menú 31. El evangelio de oferta

a1La mentalidad igleburger se podría resumir en tres frases:

Lo quiero ahora, lo quiero para mí y quiero que me cueste lo más barato posible

No queremos pasar por procesos que nos hagan madurar, ni recorrer desiertos que nos hagan depender de Dios. Queremos que el Salvador nos solucione el problema y que nos sirva un manjar de frutos cuanto antes. Sin embargo, recibimos semillas que debemos sembrar, regar, cuidar y podar. Y eso quizás nos decepciona.

Además, cuando nos acercamos a Dios, tendemos a pensar en nosotros: Es para mí, yo soy el mayor necesitado, dame esto, facilítame aquello y nos convertimos en los grandes protagonistas del cosmos.

Y encima, queremos que no nos cueste nada. Cuanto más económico, mejor. Si puedo ahorrarme algo de mi vida que no tenga que entregar, muchísimo mejor, como si Dios entrará en esos negocios.

“Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones”. Mateo 19:16–22.

Dios amó a este joven. Él quería algo: heredar la vida eterna. Como aquel hijo pródigo que le pidió la herencia a su Padre aún vivo. Quería una solución ahora. Jesús le respondió que cumpliera los mandamientos, y este joven afirmó que los cumplía todos y cada uno de ellos. Pero entonces, Jesús le respondió que tenía que cambiar su perspectiva, entregar toda su vida a Él, vivir para los demás y que le siguiera. Le pidió lo que quizás más le costaba, en este caso, sus riquezas, y no quiso pagar el precio, mucho menos para que lo disfrutaran otros. Así que se fue triste.

La oportunidad que se nos ofrece es un regalo, y si Dios realmente trabaja en nuestras vidas podremos cambiar nuestra mentalidad de igleburger y tendremos la capacidad de tomar la decisión correcta y no irnos tristes.

Dios quiere que seamos pacientes, que sepamos esperar y entrar en sus procesos. El tiene su tiempo y debemos aprender a seguir viviendo en la esperanza.

Dios quiere que cambiemos nuestra vida de enfoque y vivamos para los demás, porque Él es suficiente.

Dios quiere que estemos dispuestos a pagar el precio, porque sabe que vale la pena.

Ahora…….Paciencia proceso
Para mí….Para los demás
Barato……Pagando el precio

Además, no puedo evitar pensar que, detrás de lo que Dios quiere que hagamos, siempre hay recompensa, de algún tipo. Quizás no es la que imaginamos, quizás no en el tiempo que la imaginamos, quizás no en esta vida o quizás sí, pero no es lo importante. Sí, hay recompensa, una recompensa que no podemos ni imaginar, y otras que sí. Lo que sé seguro, es que el es galardonador de los que le buscan (busca la palabra galardonador en el diccionario). Hebreos 11:6.

Esto, sí lo vivimos juntos, hará la diferencia entre una comunidad y una comodidad. Se parecen, pero no tienen nada que ver. Hablemos de la iglesia.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 161–163). Álex Sampedro.

¿HAY ERRORES EN LA BIBLIA?

Autor: Norman Geisler

¿HAY ERRORES EN LA BIBLIA?

a1El texto original de la Biblia no enseña nada erróneo. La lógica de la ausencia de errores es directa: (1) Dios no puede cometer errores (cf. Tito 1:2, Hebreos 6:18); (2) la Biblia es la Palabra de Dios (cf. Juan (3) por lo tanto, la Biblia no contiene errores. Dado que las Escrituras son inspiradas por Dios (cf. 2 Timoteo 3: 17) y Dios no puede inspirar falsedades, la Biblia no puede contener ninguna falsedad.

¿HAY ERRORES EN LOS MANUSCRITOS DE LA BIBLIA Y EN LAS TRADUCCIONES?

Hay algunos errores insignificantes cometidos por los copistas. Podrían mencionarse un par de ejemplos. El texto masorético de 2 Crónicas 22:2 dice que Ocozías tenía cuarenta y dos años, mientras que 2 Reyes 8:26 afirma que tenía veintiún años. El no podría haber tenido cuarenta y dos años (error introducido por el copista), a no ser que fuera mayor que su padre. Además, en 2 Crónicas 9:25 se afirma que Salomón tenía cuatro mil establos, mientras que en el texto masorético de 1 Reyes 4:26 dice que tenía cuarenta mil establos, lo que serían muchos más que los necesarios para los doce mil jinetes que tenía.

Es importa tener las siguientes cosas en mente con respecto a los errores de estos copistas:

• No se ha encontrado un manuscrito original con errores.
• Son relativamente escasos.
• En la mayoría de los casos, sabemos cuál es el texto erróneo por el contexto o por el material encontrado en los pasajes paralelos.
• No afectan en ningún caso la doctrina de las Escrituras.
• Son una confirmación de lo preciso que era el proceso de copiado, ya que los escribas que lo hacían, aun sabiendo que el manuscrito contenía errores, tenían la obligación de copiar exactamente lo que decía el texto.
• No afectan el mensaje central de la Biblia.

Alguien podría, de hecho, recibir un mensaje con errores y, sin embargo, aceptar con claridad el mensaje en su totalidad. Por ejemplo, supongamos que recibe un mensaje de Westem Union que dice: «Usted ha ganado 20 millones de dólares».

Sin duda que gustosamente pasará a recoger el dinero. Y si el texto del telegrama fuera cualquiera de las siguientes opciones, tampoco tendría ninguna duda:

• Ustéd ha ganado 20 millones de dólares.
• Usted #a ganado 20 millones de dólares.
• Usted h# ganado 20 millones de dólares.

¿Por qué estaríamos seguros cuántos más errores aparecieran? Porque los errores están en diferente lugar, y eso nos permite confirmar cada una de las palabras del mensaje original.

Es importante tener en cuenta tres factores. Primero, aun en el caso de una sola línea, con errores y todo, es posible descifrar todo el mensaje. Segundo, cuantas más líneas, más errores; pero cuantos más errores, más seguridad tenemos del mensaje originario. Finalmente, hay cien veces más manuscritos bíblicos que las líneas del ejemplo anterior. Y hay mayor porcentaje de error en el ejemplo del telegrama que en todos los manuscritos bíblicos recopilados.

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Escalando posiciones

Noviembre 20

Escalando posiciones

Lectura bíblica: Marcos 10:32–45

Cualquiera que anhele hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor. Marcos 10:43

a1Al estar caminando Jesús con sus discípulos rumbo a Jerusalén, dos de ellos —Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo— dejaron volar su imaginación. Jesús había explicado claramente lo que le esperaba en Jerusalén: rechazo, tortura y muerte. Pero Jacobo y Juan creían que Jesús de una manera sobrenatural sacaría a los romanos de Jerusalén. En la mente de ellos, Jesús y sus seguidores pronto gobernarían Israel.

Los hermanos Zebedeos estaban tan seguros de que su fantasía se convertiría en realidad que decidieron solicitar temprano los dos puestos más altos en el nuevo gobierno de Jesús. “Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda” (Marcos 10:37). Ellos no habían captado para nada la predicción de Jesús de su inminente sufrimiento.

Jesús más o menos les preguntó: “¿Están listos para pasar por todo lo que voy a pasar yo?” (ver el versículo 38). Estaba pensando en su juicio, los azotes y la muerte en la cruz que le esperaba.

—Oh, sí —respondieron muy seguros de sí mismos.

Luego Jesús pudo ver lo que sucedería años después y les dijo que sufrirían de la manera que él iba a sufrir (ver el versículo 39). El Maestro sabía que Jacobo sería rechazado y muerto por afirmar que era discípulo de Cristo (ver Hechos 12:2) y que Juan sería rechazado y enviado al exilio a una isla (ver Apocalipsis 1:9). Cada uno realmente pasaría por un sufrimiento similar al que Jesús pronto enfrentaría.

Al igual que Jacobo y Juan, algunos cristianos tienen un concepto equivocado de lo que significa seguir a Jesús. “¿Cómo me voy a beneficiar por ser creyente?” preguntan ansiosos. Les resulta difícil aceptar el mensaje de que la vida cristiana no siempre es un viaje al cielo en una alfombra mágica, libre de problemas. No van a vivir como reyes, por lo menos aquí en la Tierra.

Si alguien debió haber vivido como un rey en la Tierra, debió haber sido Jesús. Pero vivimos la vida de siervos, como lo hizo Jesús. Por eso, no preguntamos qué podemos obtener por ser creyentes, aunque la Biblia nos promete que las recompensas y bendiciones por seguir a Cristo no tienen fin. Esta es la pregunta que debemos hacer: “¿Qué puedo dar como siervo de Dios y de mis prójimos?”.

Jacobo y Juan Zebedeo llegaron a ser grandes no por los altos puestos en un gobierno establecido por Jesús, sino por servir con altruismo a él y su iglesia. Finalmente se dieron cuenta de que dar —no recibir— ¡es el corazón de la vida cristiana!

PARA DIALOGAR
¿Qué tipo de grandeza esperas en el reino de Dios?

PARA ORAR
Señor Jesús, hoy queremos servirte en forma desinteresada.

PARA HACER
Imita hoy a tu Salvador. ¡Realiza un acto de servicio inesperado!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Menú 30. Las manchas de grasa…

Menú 30. Las manchas de grasa…

a1“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;

Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

Lávame más y más de mi maldad,

Y límpiame de mi pecado.

Porque yo reconozco mis rebeliones,

Y mi pecado est á siempre delante de mí.

Contra ti, contra ti solo he pecado,

Y he hecho lo malo delante de tus ojos;

Para que seas reconocido justo en tu palabra,

Y tenido por puro en tu juicio.

He aquí, en maldad he sido formado,

Y en pecado me concibió mi madre.

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,

Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Purifícame con hisopo, y seré limpio;

Lávame, y seré más blanco que la nieve.

Hazme oír gozo y alegría,

Y se recrearán los huesos que has abatido.

Esconde tu rostro de mis pecados,

Y borra todas mis maldades.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

No me eches de delante de ti,

Y no quites de mí tu santo Espíritu.

Vuélveme el gozo de tu salvación,

Y esp íritu noble me sustente.

Entonces ense ñaré a los transgresores tus caminos,

Y los pecadores se convertirán a ti.

Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;

Cantará mi lengua tu justicia. Señor, abre mis labios,

Y publicará mi boca tu alabanza.

Porque no quieres sacrifi cio, que yo lo daría;

No quieres holocausto.

Los sacrifi cios de Dios son el espíritu quebrantado;

Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifi ca los muros de Jerusalén.

Entonces te agradarán los sacrifi cios de justicia,

el holocausto u ofrenda del todo quemada;

Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar”.

Salmo 51.

¿Te has sentido culpable de una manera tan profunda que te has considerado el pecador número uno? ¿Te has avergonzado de ti mismo? ¿Hay cosas que has hecho que crees que jamás contarías a nadie? A mí me ha pasado.

A pesar de que me había educado en un ambiente evangélico (alguno puede preguntarse ¿Qué diantre es un “ambiente evangélico”? En fin…) cuando era adolescente tenía mucha culpa encima. Me di cuenta de lo pecador que era. Y no solo por lo que los malpensados que estáis leyendo creéis, cuestiones referentes al sexo, Que obviamente sí:) sino porque me di cuenta de que en mis relaciones era muy egoísta, orgulloso, interesado. Además tenía un montón de complejos, de demasiado gracioso, de gordito, demasiado serio, demasiado “friki”, de pesado, complejo de que las chicas no me hacían caso (el típico: te quiero como amigo, ¡uff!) ¡qué sé yo! Y a todo esto súmale el acné.

Aunque en realidad, en lo más profundo de mi ser, lo que me preocupaba, lo que realmente me entristecía era, ¿qué pensará Dios de mí?

¿Te ha pasado alguna vez?

En aquella época decidí leer la Biblia de principio a fin, buscar a Dios y preguntarle cosas. Además empecé a leer muchos libros que hablaban de Dios. En realidad buscaba respuestas acerca de mí. Quería estar limpio, para siempre. Quería ser lo que Dios quisiera, y no sabía cómo. Pero, poco a poco, Dios me enseñó cosas y empezó a limpiarme. Una vez estaba leyendo un Salmo. Y Dios me habló, o sea, no es que viera a Jesús, ni nada de eso, pero cuando leí ese Salmo supe que había sido escrito hace miles de años, y que había estado esperándome con paciencia en todas las Biblias de la historia. Porque realmente ese Salmo fue escrito para mí.

Era el salmo 119, puedes leerlo si quieres, es el capítulo más largo de la Biblia.

Después de eso tuve muchas experiencias que me ayudaron a acercarme más a lo que Dios espera de mí y a liberarme de mis errores.

En otra ocasión, un buen amigo hizo de sus oídos un bálsamo para mi vida. Le pude confesar todo lo que era y lo que había hecho en el pasado, y te puedo asegurar que me sentí más limpio que nunca.

Sé que Dios me perdona todos mis pecados, pero hablar de uno mismo al descubierto a un amigo es realmente sanador.

Si no lo has probado te lo recomiendo encarecidamente.

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:16.

Desde entonces he dejado que Dios me siga sanando a través de esta práctica que me mantiene unido a la gente, en paz, y me ayuda a avanzar para ser cada vez más como Jesús.

Y he experimentado lo que el salmista dice en el salmo 51.

Sí, esa es la experiencia de todos los que se han acercado a Jesús y han dejado que Él les limpie de todo error, de todo pecado. Y no hay mayor sensación que sentirte amado por Dios y libre de las manchas de grasa que he producido con mis actos, con mi mente e intenciones, con mi corazón y mi intelecto. Porque Jesús, entre otras cosas, es un Dios que limpia a sus hijos:

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. 1 Juan 1:8, 9.

No te preocupes del que dirán, a Dios no le asusta ni le sorprende nada de lo que hayas hecho, sé valiente y acércate al trono del regalo del perdón para el oportuno socorro. No te arrepentirás.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 155–159). Álex Sampedro.

¿ACASO NO ES LA BIBLIA TAMBIÉN UN LIBRO HUMANO?

Autor: Norman Geisler & Ravi Zacharias

¿ACASO NO ES LA BIBLIA TAMBIÉN UN LIBRO HUMANO?

a1Efectivamente, es cien por ciento humana. Fue escrita por autores humanos (como Moisés, Josué, Samuel, David, Isaías, Jeremías; Ezequiel, y varios profetas como Esdras, Nehemías, Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Pedro y otros). La Biblia se redactó en lenguas humanas (hebreo para los textos del Antiguo Testamento y griego para los del Nuevo). La Biblia se expresa en estilos literarios humanos (como son la poesía de exaltación de Isaías, las lamentaciones de congoja de Jeremías, las parábolas de Jesús registradas en los Evangelios y las presentaciones didácticas de Pablo). La Biblia usa diferentes formas literarias humanas, como las crónicas de Samuel y Reyes, la poesía de Job y de Salmos, las parábolas de los Evangelios sinópticos, algunas alegorías como en Gálatas 4, el uso de símbolos como en Apocalipsis, las metáforas y las comparaciones de Santiago, la sátira (cf. Mateo 19:24) y las hipérboles (cf. Salmo 6:6, Lucas 14:26). Como cualquier escrito humano, la Biblia usa una amplia gama de formas literarias para transmitir su significado. La Biblia refleja diferentes perspectivas humanas. Incluye la de un pastor (cf. Salmo 23 de David), un punto de vista profético privilegiado en Reyes, una perspectiva sacerdotal en Crónicas, un interés histórico en Lucas y Hechos (cf. Lucas 1:1-4; Hechos 1:1) y las preocupaciones pastorales de Pablo (cf. 1 y 2 Timoteo y Tito). A diferencia de cualquier libro moderno de astronomía, los escritores bíblicos escriben desde la perspectiva del observador cuando dicen que el Sol sale o se pone (cf. Josué 1:15; 10:13). La Biblia refleja diferentes patrones humanos de pensamiento.

Encontramos patrones de pensamiento finitos en casi todas sus dimensiones, desde un riguroso tratamiento lógico en Romanos, al estilo contrastivo de Gálatas, a la expresión de una breve laguna de memoria en 1 Corintios 1:14-16. La Biblia revela diferentes emociones humanas. El apóstol Pablo dice que lo invade una gran tristeza por Israel (cf. Romanos 9:2), se enoja por la insensatez de los gálatas (cf. Gálatas 3: 1), siente melancolía y soledad por estar privado de la libertad (cf. 2 Timoteo 4:9-16), está deprimido por las aflicciones (cf. 2 Corintios 1:8), henchido de gozo por las victorias (cf. Filipenses 1:4) y muchos ejemplos más. La Biblia manifiesta intereses específicamente humanos. Lucas tenía un interés médico, como es evidente en el uso que hace de esos términos. Oseas tenía un interés particularmente rural, al igual que Amón, el pastor de Tecoa (cf. Amós 1:1). Resulta claro de sus escritos, el interés de Santiago por la naturaleza (cf. Santiago 1:6, 10-11). Los intereses de los pastores (cf. Juan 10:1-16), los atletas (cf. 1 Corintios 9:24-27) y los campesinos (cf. Mateo 13:1-43) también están reflejados en la Biblia. La Biblia expresa la cultura humana. Al tratarse de un libro semítico, la Biblia está llena de expresiones y prácticas propias de su cultura hebrea, como la costumbre común de besarse cuando se saludaban (cf. 1 Tesalonicenses 5:26) y el uso del velo por parte de las mujeres como señal de respeto hacia el esposo (cf. 1 Corintios 11:5). El lavarse los pies al entrar en una casa (cf. Juan 13) o sacudírselos como señal de condenación (cf. Lucas 10:11), reclinarse en vez de sentarse para comer (cf. Juan 13:23), son solo unos pocos ejemplos de la diversidad de costumbres de la cultura humana.

La Biblia usa otras fuentes escritas humanas. El libro de Jaser (cf. Josué 10:13) y los libros de las guerras del Señor (cf. Números 21:14) son un par de ejemplos. En esta categoría también se podría incluir «las crónicas del vidente Samuel, del profeta Natán y del vidente Gad» (cf. 1 Crónicas 29:29). Lucas se refirió a otras fuentes escritas acerca de la vida de Jesús que tuvo a su disposición (cf. Lucas 1:1-4). Pablo citó a poetas no cristianos en tres oportunidades (cf. Hechos 17:28; 1 Corintios 15:33; Tito 1:12). Judas citó material de los libros apócrifos del Testamento de Moisés y del libro de Enoc (cf. Judas 9,14). Estas citas no garantizan la veracidad de toda la fuente sino solo de lo que se cita. Por supuesto, en última instancia, toda la verdad viene de Dios, cualquiera sea la fuente inmediata.

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Cada uno es un tesoro incalculable

Noviembre 19

Cada uno es un tesoro incalculable

Lectura bíblica: Romanos 8:15–17

El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Romanos 8:16

a1Imagínate que tienes un montón de amigos de escasos recursos. Ahora imagínate que eres tan rico que le puedes abrir a cada uno una cuenta de banco con dinero que les hace más fácil la vida.

Puedes o no tener amigos cuyas familias son de escasos recursos. Pero sí tienes a tu alrededor personas que no sienten que pertenecen a nadie. No tienen nada que les diga que ellos cuentan para algo, y sienten que no tienen nada para ofrecer a nadie. Tú tienes dentro de ti el poder de darles algo que les transformará la vida. No les estarás dando el tipo de tesoro que hace ruido de monedas o billetes. Pero sí puedes darles algo mucho más valioso. Puedes contarles la verdad de quiénes son como criaturas de Dios.

Puedes brindarle a tus amigos tres verdades bíblicas de valor incalculable:
Dios dice que eres digno de ser amado. Al igual que todos, tus amigos necesitan saber que pertenecen a alguien. Juan 1:12 nos dice que cuando recibimos a Cristo, pasamos a ser hijos de Dios. Entonces, ¿cómo se lo puedes decir a un amigo? Prueba decir: “Dios te ama tanto que te aceptó como su hija [o hijo]”. O “Los dos pertenecemos a la familia de Dios. Por Jesús, eres mi hermana [o hermano] para siempre”.

Dios dice que eres valioso. Dios nos amó “siendo aún pecadores” (Romanos 5:8). Tus amigos pueden cuestionar cuánto valen como personas. La prueba de lo que valen es que nuestro Dios amante dejó que Jesucristo, su Hijo sin pecado, muriera por nuestros pecados. Podrías decir: “Aunque fueras la única persona sobre la tierra, Dios hubiera enviado a su Hijo para morir por ti”.

Dios quiere que sepas que eres útil. Pablo no estaba jactándose cuando dijo: “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” (Filipenses 4:13). Vio en sí mismo lo que Dios ve en todos nosotros: tenía el poder del Espíritu Santo para servir a Dios y sus prójimos. Le podrías decir a tu amigo: “Dios te dio la habilidad de _________________ . Eso es magnífico”.

A veces es más fácil decir estas cosas por escrito que verbalmente. Pero, ¿comprendes la importancia de ayudar a tus amigos a verse a través de los ojos de Dios?

Cuanto más se den cuenta tus amigos que son dignos de ser amados, valiosos y capaces, más rica será la vida que vivan, ¡todo porque les diste los grandes regalos que son las verdades bíblicas!

PARA DIALOGAR
¿Cómo se beneficiarán tus amigos al oír estas verdades?

PARA ORAR
Pídele a Dios que te indique maneras apropiadas de comunicar estas verdades a algún amigo que está pasando por un mal momento.

PARA HACER
¿Con quién quieres compartir estas verdades bíblicas? ¿Qué le vas a decir?

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Menú 29. El precio: la diferencia entre una hamburguesa y un bistec

Menú 29. El precio: la diferencia entre una hamburguesa y un bistec

a1¿Estás dispuesto a pagar el precio? Sí, hay un precio que pagar. Aunque Jesús nos salvó por gracia, seguirlo cuesta y cuesta mucho. El nos lo dijo así:

“Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. Lucas 14:27.

“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”. Romanos 8:17.

Jesús lo tenía todo, era el Hijo de Dios. Podía haberse hecho el rey del mundo sin necesidad de sufrir, pero eso no nos hubiera salvado. Tuvo que pagar un precio, pero no por Él, sino por los demás. Por eso la pregunta es ¿estoy dispuesto a pagar el precio por los otros?

Todos, si somos más o menos inteligentes, estamos dispuestos a sacrificar algo de nosotros por un bien mayor para nosotros. Por ejemplo, aunque me apetezca mucho salir esta noche con mis amigos, me sacrifico, me quedo a estudiar, sabiendo que mañana en el examen lo podré hacer bien, aprobaré y tendré la recompensa de mi terrible sacrificio. Es algo que hago por mí. Pero, ¿Me quedaría, no para aprobar yo, sino para que aprobara otro? ¿Estaría dispuesto a pagar el precio si la recompensa fuera para un tercero?

Pues ese es el llamado de Dios. El Señor nos ha llamado para servirlo, pero ¡no se puede servir a Dios directamente! Él no necesita nada de mí, lo tiene todo, sólo puedo servir a Dios a través de servir a los demás.

Yes que mi vida, después de la conversión, cambia de enfoque. Y aunque debo seguir esforzándome para ser cada vez mejor hijo de Dios, para buscar su voluntad, estar con Él, formarme como Dios quiere, etc. debo enfocarme en lo que puedo hacer por los demás: cómo buscar nuevos hijos de Dios, buscar su voluntad en otros, ayudar a otros a estar con Él, formarlos como Dios quiere, y traer su Reino a esta tierra.

Y entonces, lo que hago ya no me tiene a mí como protagonista, sino a Dios y a los demás.

“Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. Lucas 10:27.

Estos son los mandamientos que Jesús nos enseñó como los más importantes. Y alguno podría decir: Entiendo que tengo que amar al Señor, y también lo haré con mi prójimo, pero ¿Qué hay de mí?

El Señor sabe que somos capaces de hacer muchas cosas para nosotros. ¿Somos capaces de hacer lo mismo por Dios y por los demás? Ese es el precio a pagar al que nos llama el Señor.

Dios ya ha hecho todo lo necesario por nosotros, ya pagó el precio que hacía falta para rescatarnos, ahora es nuestro turno. Y en realidad, pagar el precio, trae consigo una vida cristiana plena, justicia, paz y gozo. En el fondo, ésta es la verdadera felicidad, lo que realmente alimentará tu alma. No hay mayor alegría que cumplir con estos dos mandamientos.

Por eso debes escoger entre vivir con la mentalidad de igleburger y disfrutar del evangelio solo para ti, o decidir probar el bistec de vivir para Dios y para los demás.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (p. 151-154). Álex Sampedro.

¿CÓMO SABEMOS QUE ESTAS MAL INTERPRETACIONES NO ESTÁN CUBIERTAS POR LA INSPIRACIÓN?

Autor: Norman Geisler & Ravi Zacharias

¿CÓMO SABEMOS QUE ESTAS MAL INTERPRETACIONES NO ESTÁN CUBIERTAS POR LA INSPIRACIÓN?

a1Lo que la Biblia dice debe entenderse a la luz de lo que esta muestra. Lo que anuncia debe leerse a la luz de lo que practica. La doctrina de las Escrituras debe entenderse a la luz de toda la información contenida en estas. Todas las malinterpretaciones mencionadas en la pregunta anterior son parte de la información aportada por las Escrituras. Por ejemplo, la Biblia redondea las cantidades. Por lo tanto, cuando dice ser la verdad, esto no significa que se excluya el uso de números redondos (cf. 2 Crónicas 4). Lo mismo es cierto en el caso de las hipérboles, figuras retóricas, lenguaje observacional y género literario (como la poesía, las parábolas y otras formas semejantes). En suma, todo lo que la Biblia afirma es verdad, pero lo que se comprenda por verdad deberá entenderse a la luz de los fenómenos o datos presentados en esta.

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

A espantar los nubarrones oscuros

Noviembre 18

A espantar los nubarrones oscuros

Lectura bíblica: 1 Tesalonicenses 3:1–8

Y enviamos a Timoteo, nuestro hermano y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, para afirmaros y animaros en vuestra fe; para que nadie sea turbado en medio de estas tribulaciones. 1 Tesalonicenses 3:2, 3

a1Tuviste un día horrible. Estás completamente deprimido. Te fue mal en el examen, te tropezaste en el pasillo y tus libros, cuadernos y útiles escolares salieron volando en todas las direcciones, y te olvidaste que mañana tienes que entregar el resumen de un libro que ni comenzaste a leer. Te gustaría que te tragara la tierra.

En un caso así ¿qué preferirías que hicieran tus amigos?

(a) Que te despidieran con un “¡Hasta mañana, payaso ridículo!” al salir de la escuela.
(b) Que te prometieran escuchar tu triste historia el mes que viene cuando no están tan ocupados.
(c) Llamar a la puerta de tu casa para recordarte lo tonto que eres.

Con más ganas querrías que te tragara la tierra si tus amigos intentaran una de esas tácticas contigo. Por eso, toda vez que notes que un amigo está deprimido, tienes la oportunidad de actuar de una manera mejor. Puedes tratarlo de la manera como te gustaría que te trataran a ti bajo esas mismas circunstancias. Haz la prueba con estas ideas:

Demuestra interés. Luis descubrió que el primer paso para ayudar a su amigo que sufría era hacer suyo el sufrimiento de él. Sentir lo que su amigo sentía lo impulsó a entrar en acción.

Ponte a disposición de tu amigo. Marcos descubrió que más que cualquier otra cosa su amigo herido necesitaba su T–I–E–M–P–O.

Da el primer paso. Rita descubrió que llamar por teléfono a su amiga —para saludarla aunque no estuvieran planeando hacer nada— la hacía sentir querida.
Ora. Alberto se arriesgó bastante al preguntarle a su amigo si podía orar por él. Además de recurrir a la ayuda de Dios, Alberto le hizo ver con esto que le importaba lo que le estaba sucediendo.

Recuérdale a tu amigo que Dios se interesa por él. Aurora notó que su amiga estaba olvidando cuánto valía para Dios. Así que le hizo acordar que Dios piensa que es digna de ser amada, valiosa y capaz. Aun los no creyentes fueron creados a la imagen de Dios, y son personas por las que murió Jesús.

Escucha a tu amigo. Muchos chicos que se sienten tristes o deprimidos dicen que no pueden hablar con sus padres acerca de sus problemas, sufrimientos y decisiones. Carlos escucha a su amigo cuando le habla de sus problemas. Pero también lo invitó a su casa para que pudiera conversar con sus padres si quería hacerlo.

Cuando alguien que quieres se siente triste o deprimido, lo más importante que puedes dar es darte a ti mismo. Toma estas sugerencias, aprovéchalas. ¡Verás que te ayudan a fomentar una relación cariñosa para que tu amigo no se sienta tan solo!

PARA DIALOGAR
¿Qué es lo mejor que le puedes ofrecer a un amigo que está triste o deprimido?

PARA ORAR
Señor, ayúdanos a cada uno a ser un amigo cariñoso y sensible hacia los que sufren a nuestro alrededor.

PARA HACER
Piensa en un amigo que está pasando por un mal momento. Piensa en un plan para ayudarle a no sentirse tan solo.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.