Que fluya el amor

Noviembre 14

Que fluya el amor

Lectura bíblica: 1 Juan 3:14–17

Pero el que tiene bienes de este mundo y ve que su hermano padece necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo morará el amor de Dios en él? 1 Juan 3:17

a1A los pocos días que la mamá de Amanda volviera a casa después de haber estado internada por una grave operación, ésta empezó a darse cuenta de que ahora las cosas serían distintas. Mientras su mamá se iba recuperando en los próximos dos meses, las cosas en su departamento no se iban a hacer por arte de magia. Así que Amanda se puso a ayudar, e hizo de cocinar y limpiar parte de su rutina cotidiana.

La noche antes de volver a trabajar, la mamá llevó a Amanda a comer afuera.

—No me las hubiera podido arreglar sin ti después de mi operación —dijo—. Aquí te tengo un regalito que espero siempre te recuerde lo bien que nos cuidaste a las dos.
La mamá le hizo cerrar los ojos y extender las manos. Cuando Amanda abrió los ojos se encontró con un delicado collar de oro.

En ese momento, Amanda empezó a darse cuenta de otra cosa. Comprendió de pronto qué bueno era ayudar realmente a otros; no para que le dieran un regalo, sino para ver el impacto de su ayuda. ¡Y empezó a darse cuenta de que muchas personas podían beneficiarse con su ayuda!

Tema para comentar: Supongamos que estás descubriendo cómo amarte a ti mismo y también a tu familia. Y ahora, ¿qué?

Amar a los demás es como apuntarle a un blanco grande. El círculo interior es amarte a ti mismo y amar a tu familia. Aquí va el próximo círculo: amar a otros creyentes.

Quizá no hayas pensando en tus amigos cristianos como personas que necesitan tu atención especial. Pablo instó: “Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10, énfasis agregado). Dios quiere que ames a los creyentes con los que compartes el tiempo adorando, aprendiendo, sirviendo y teniendo comunión fraternal. Tu amor puede extenderse a misioneros y aun a creyentes que quizá ni alcances a conocer, creyentes en otras iglesias, ciudades y países.

Pero hay un círculo más para tomar en cuenta: son todos esos prójimos que debes amar como a ti mismo. Este círculo enorme incluye a todos, desde tus vecinos de al lado a tus compañeros de escuela hasta las tribus en países lejanos cuyos nombres ni sabes. Quienesquiera que sean y dondequiera que estén, debes amarlos.

Como una piedra arrojada en el agua, el mayor impacto de tu amor es sobre el centro mismo donde cayó, sobre los que tienes más cerca, tu familia y hermanos creyentes. Pero a medida que amas más, las ondas se extienden hacia afuera a los no creyentes a todo tu alrededor que te necesitan.

PARA DIALOGAR
¿De qué manera tu amor por los demás se extiende a los tres círculos?

PARA ORAR
Señor, muéstranos cómo podemos extender tu amor a cada persona con que entramos en contacto.

PARA HACER
Como familia, tracen un plan para mostrar el amor de Dios en el círculo de más afuera.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Menú 24. Ser como Jesús

Menú 24. Ser como Jesús

a1Sí, se nos llena la boca con esta expresión, ¡Hay que ser como Jesús! O el famoso: “What Would Jesus Do?” (¿Qué haría Jesús?)

El primer problema que encontramos es de qué Jesús estamos hablando. Porque a veces tenemos una imagen de Jesús equivocada. Algunos han visto a un Jesús rico, un Jesús comunista, un simple maestro (recuerda el capítulo 20).

Nunca tendremos aquí en la tierra una imagen exacta de Jesús, siempre estaremos persiguiéndolo, siguiéndolo, descubriendo nuevos aspectos de su carácter, amor y perfección. Pero eso no debe impedir que busquemos, con todas nuestras fuerzas, parecernos cada día más a Él.

Te podría enseñar el siguiente método: cuando te encuentres en una situación pregúntate qué haría Jesús. Pero seamos honestos ¿Quién hace eso? Primero, si no pasamos tiempo con Jesús a solas, si no nos acordamos de Él, a veces ni en la iglesia, ¿Cómo pretendemos acordarnos de Él en situaciones cotidianas donde la tentación nos puede estar asediando?

Además, no debemos buscar ser como Jesús porque nos convenga solamente. En primer lugar, debe movernos el amor que le tenemos y la admiración que nos causa su persona. ¿Realmente queremos ser como Él en todo? ¿Estamos dispuestos a eso? Mira hasta que punto llega Pablo:

“Quiero conocerlo aél y el poder de su resurrección, y participar de sus padecimientos hasta llegar a ser semejante a Él en su muerte”. Filipenses 3:10.

¿Es eso algo digno de imitar? ¿Lo creemos? ¿Sigues queriendo ser como Jesús?

Yo me lo pensaría dos veces antes de pedirle a Dios algunas cosas, y esta es una de ellas. Ser como Jesús es querer compartir nuestro destino con el suyo, nuestro camino con el suyo, identificarnos con Él en todos los sentidos. Dejar de vivir la vida de Alex y vivir la vida de Jesús. Negarme a mí mismo para que Jesús viva en mí.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mi; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó así mismo por mí”. Gálatas 2:20.

Porque no es solamente ser COMO Jesús, sino que, en un sentido, que aún no comprendo del todo, es SER Jesús por SU Espíritu que vive en mí.

Jesús ya está en nosotros, y nosotros somos colaboradores suyos en nuestra propia vida. No podemos querer ser como Jesús dentro de nuestros planes. Ser como Jesús incluye vivir para los propósitos de Jesús. Ser como Jesús es tener como prioridad las prioridades de Jesús, su mente y corazón.

Porque lo quiera o no, si soy un hijo de Dios, cada cosa que haga con mi vida representa a Dios, representa al que me salvó.

Y sí, la gente toma decisiones respecto a Jesús en gran medida por lo que ve hacer a sus seguidores.

Sobre nosotros recae una gran responsabilidad y un gran desafío.

Deja de vivir por tu propio nombre y

vive en el nombre de Jesús. Hay muchas cosas en juego.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 125–127). Álex Sampedro.

QUÉ SIGNIFICA DECIR QUE LA BIBLIA ES INSPIRADA?

Autor: Norman Geisler & Ravi Zacharias

QUÉ SIGNIFICA DECIR QUE LA BIBLIA ES INSPIRADA?

a1En 2 Timoteo 3:16 se afirma que la Biblia es inspirada por Dios: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia». Jesús dijo: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4, é.a). Si combinamos esta verdad con 2 Pedro 1:20-21, que afirma que las Escrituras no se originaron en los hombres sino en «los profetas (que) hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo» (é.a), vemos que la inspiración en general es el proceso por el cual los escritores, impulsados por el Espíritu, produjeron escrituras inspiradas por Dios.

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Empieza con tu familia

Noviembre 13

Empieza con tu familia

Lectura bíblica: 1 Timoteo 5:3–8

Si alguien no tiene cuidado de los suyos… ha negado la fe y es peor que un incrédulo. 1 Timoteo 5:8

a1—Oye, Alfredo —dijo Ricardo cuando una vez más caminaban a casa desde la escuela—. ¿Se te ha ocurrido que el mandato de Jesús de amar a tu prójimo significa en realidad amar a todo el mundo, no sólo a tus vecinos de al lado?
—¿Qué barbaridad! —exclamó Alfredo—. Supongo que no puedo ir al cine contigo esta noche.
—¿Por qué no?
—Tengo que irme a la cama temprano —explicó Alfredo— ¡porque tengo que levantarme temprano para empezar a amar a seis mil millones de prójimos!

Alfredo está captando la cuestión, pero sigue confundido.

Sí, Jesús quiere que ames a todos, pero no puedes demostrarlo específicamente a todos. No tienes bastante tiempo, energía o recursos para cuidar de cada una de las personas en el planeta. Por eso tienes que averiguar por dónde empezar.

Tema para comentar: Cuando tu meta es amar, ¿por dónde empiezas?

Dios quiere que empieces por las personas que tienes más cerca. De allí te puedes ir extendiendo a todo el mundo “mientras tengamos oportunidad” (Gálatas 6:10).
Aquí van dos sugerencias grandes:
Empieza por ti mismo. Creélo o no, tu primera obligación de amar es amarte a ti mismo. Si no atiendes tus necesidades básicas y te proteges de influencias dañinas, no tendrás mucho amor para brindar a otros. Sin el amor propio correcto —cuidar tu desarrollo mental, emocional, espiritual y social— se te acabará el combustible cuando trates de amar a otros como Dios te ha llamado a amar.

Luego, tu familia. Después de amarte a ti mismo, tu tarea más grande es amar a tu propia familia. Pablo escribió: “Si alguien no tiene cuidado de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5:8). Todos necesitan recibir ayuda, aliento, oración y consuelo. Dios dice que tu energía para satisfacer esas necesidades debe centrarse primero en tus padres, tus hermanos y tus hermanas. Enseguida está amar a tus demás familiares, tales como abuelos, tías y tíos (ver 1 Timoteo 5:16).

¿Alguna vez te preguntas qué quiere decir Dios cuando manda “Ama a tu prójimo como a ti mismo”? El propósito de Dios es que tu primer compromiso de amor sea hacia los que tienes más cerca —los que te necesitan— y esos son tus familiares. Dios quiere que ames a todos. ¡Pero amar a todos empieza por casa!

PARA DIALOGAR
¿Te parece que el mandato divino de amar a todos es más de lo que puedes abarcar? ¿Qué cosas puedes empezar a hacer para amar a los que tienes más cerca?

PARA ORAR
Señor, queremos que la gente te vea a ti en nosotros. Enséñanos a amar a los que tenemos más cerca de nosotros.

PARA HACER
Realiza hoy algo gigantescamente cariñoso por alguien en tu familia. ¡Que sea una sorpresa!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Menú 23. ¿Quién soy?

Menú 23. ¿Quién soy?

a1Graba esto en tu mente: Lo que eres determina lo que haces. Jesús constantemente insistía en decirnos lo que somos, antes que decirnos que debemos hacer:

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”. Mateo 5:13, 14.

Y Pedro nos recuerda:

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9.

Insistimos a la gente diciéndoles lo que tienen que hacer, una y otra vez. Trabajamos la parte externa del ser humano, su conducta. Lo que vemos de ellos. Pero si no cambiamos su identidad, su corazón, acabará haciendo lo que él es en su interior, en su mente.

Por eso Jesús insiste en redefinir nuestra identidad. Por eso el Señor nos dice que al nacer de nuevo somos nuevas criaturas.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 corintios 5:17

Si de verdad entiendo que:

He nacido de nuevo, soy un hijo de Dios, adoptado por él, soy un rey, un sacerdote

Ese fuego interno de la identidad hará que termine haciendo lo que soy.

Por eso, antes de hacer cualquier cosa, debo parar y meditar acerca de mí mismo y preguntarme ¿quién soy? ¿Qué es lo que hay en lo más profundo de mi ser? ¿Realmente sé que soy un hijo de Dios y quiero agradarlo? ¿Está mi mente ocupada en sus cosas o en las mías? No podemos forzarnos a hacer lo que no somos. Jesús habló sobre este tema a sus oyentes.

“Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais”. Juan 8:39.

Las obras no nos salvan, nos salva Jesús haciéndonos nacer de nuevo, pero

las obras demuestran lo que somos

Si la locomotora de la fe está ardiendo con fuego y con pasión por Dios en nuestro corazón, es imposible que los vagones de las obras no se muevan. Jesús lo sabía y por eso nos ayudó a redefinirnos.

Para ser un cristiano “fast food” no es necesario ese profundo cambio.

Puedes estar una y otra vez en la iglesia y seguir haciendo lo que tú consideras de vez en cuando, aunque si no cambias esa identidad profunda te ocurrirá como dicen los ancianos de los pueblos: “La cabra siempre tira pa’l monte”. Por mucho que intentes domarla, si no cambia de naturaleza siempre volverá a hacer lo que estaba acostumbrada a hacer. Los mismos vicios, invertir tu tiempo en lo mismo, sin cambiar de rumbo tu vida.

Por eso

¿Cómo puedo trabajar mi identidad?

En primer lugar, ¿sabes quién eres ahora? Tú no eres lo que eres delante de los demás, no eres lo que los demás piensan de ti, no eres lo que proyectas hacia fuera… Tú eres lo que eres en tu interior, en tu secreto. Cómo dice Alejandro Sanz: “cuando nadie me ve, puedo ser o no ser”.

Ahí es donde tú realmente eres tú. Lo que pasa por tu mente, lo que te obsesiona, donde inviertes tu tiempo, tus deseos, tus sueños, de lo que siempre acabas hablando, lo que mueve todo lo que haces… Todo eso, y más, eres tú. Algo bastante complicado, la verdad.

Porque tú eres complicado

Pero en medio de eso hay algo que puede definirte mejor que nada, hay alguien que te conoce mejor que tú, que conoce mejor que nadie lo que haces “cuando nadie te ve” lo que eres en realidad.

Dios es el único que puede definirte en realidad. ¿Qué dice Dios de ti? ¿Te interesa saber lo que piensa Dios de ti? Eso es lo realmente importante. Si de verdad te interesa pregúntale a Él quien eres. Puedes hacerlo ahora si quieres, y averiguar qué dice la Biblia acerca de lo que piensa Dios de ti. Podrías orar un poco, en serio, podrías.

En segundo lugar, tu identidad también tiene que ver en parte con las personas que te rodean. Eres hijo de… Hermano de… Amigo de… Formas parte del club de… Tienes creencias parecidas a… Pasas tiempo con…

En un sentido, estás definido por la gente de la que te rodeas, por gente que decides que te influyan y te ayuden a definirte. Hay un dicho popular muy cierto:

“Dime con quien andas y te diré quién eres”.

Y también un versículo:

“No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”. 1 Corintios 15:33.

Por eso, si quieres tener cada vez más claro quién eres, debes pasar tiempo con Jesús. Parece que está más o menos asumido por los cristianos que nuestro llamado es ser como Él. Pero es imposible ser como Él si no estamos con Él, y con hermanos tuyos que quieren ser como Él:

“…Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Efesios 4:13.

Si pasamos tiempo con Él, podremos ser como Él. Si lo conocemos, podremos imitarlo.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 122–123). Álex Sampedro.

¿CUÁL ES EL ALCANCE DE ESTA AUTORIDAD DIVINA?

Autor: Norman Geisler & Ravi Zacharias

¿CUÁL ES EL ALCANCE DE ESTA AUTORIDAD DIVINA?

a1La autoridad divina se extiende hasta incluir todo lo que está escrito (cf. 2 Timoteo 3:16), las palabras mismas (cf. Mateo 22:43; 1 Corintios 2:13), los trazos más pequeños de las palabras (cf. Mateo 5:17-18), y los tiempos verbales (cf.Mateo 22:32). Aunque la Biblia no fue dictada verbalmente por Dios a los humanos, el resultado es tan perfecto como si así hubiese sido; porque los autores bíblicos afirman que él es el origen de las palabras mismas de las Escrituras, porque de manera sobrenatural controló el proceso mediante el cual escribían, con su vocabulario y estilo, registrando su mensaje (cf. 2Pedro 1:20-21).

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Qué tal, vecino

Noviembre 12

Qué tal, vecino

Lectura bíblica: Lucas 10:25–37

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Lucas 10:27

a1Casi todos los días, Alfredo y Ricardo caminaban juntos a casa después de clase, haciendo una parada en un quiosco para comprarse un refresco. Cuando Alfredo terminaba de tomárselo, por lo general tiraba el envase vacío en el patio de la casa por donde estuvieran pasando, excepto el de la familia Carmona. Ricardo no se podía imaginar por qué Alfredo no lo hacía. Por fin le preguntó:

—¿Por qué nunca tiras ningún envase en el patio de la familia Carmona?
—Porque —contestó Alfredo— tenemos que amar a nuestros prójimos, y ellos son mis vecinos de al lado. Los otros no son mis vecinos, así que no importa si arrojo basura en el patio de ellos.

¡¿Qué?!

Parece que Alfredo está bastante confundido. Al darte el mandato de amar a tu prójimo, Jesús fue muy claro en explicar que no se trata únicamente de tus vecinos de al lado. Dios quiere que ames a todos tus prójimos porque él los ama.

Cuando le preguntaron a Jesús: “¿Quién es mi prójimo?” contó la parábola del Buen Samaritano, quien demostró amor hacia un hombre atacado por ladrones (ver Lucas 10:29–37). El relato demuestra que prójimos no son únicamente los que tienen la misma educación, posición económica, que son de la misma raza o que viven en tu vecindario.

Prójimos son personas necesitadas, quienes sean que fueren y dondequiera que estén. Prójimos son los seres humanos en todas partes, porque todos necesitan ser amados.
El mandato de Jesús de amar a todos no es nuevo. Mucho antes, Moisés incluyó en las leyes en el Antiguo Testamento estas palabras de Dios: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18). Dios ordenó al pueblo de Israel que demostraran un interés afectivo no sólo por sus compatriotas, sino también por los pobres y extranjeros (Levítico 19:9, 10). La invitación de Dios continúa a lo largo del Antiguo Testamento: “Ama a las personas —a todas las personas— como las amo yo”.

En el Nuevo Testamento, Dios ofrece su amor a todos los pueblos. Cristo murió por todo el mundo (ver Juan 3:16), y Dios tiene planeado que contemos las buenas nuevas de salvación a “todas las naciones” (Mateo 28:19). Nos manda: “Hagamos el bien a todos” (Gálatas 6:10).

Entonces, si quieres amar como ama Dios, no limites tu cariño a las personas parecidas a ti, o a las personas que te caen simpáticas. Jesús no excluyó a nadie en su mandato de amar. Enseñó: “Amad a vuestros enemigos y haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen y orad por los que os maltratan” (Lucas 6:27, 28).

Puedes amar a todos como los ama Jesús, ¡porque todos son tus prójimos!

PARA DIALOGAR
¿Hasta dónde abarca el amor de Dios? ¿De qué manera puedes aumentar tu amor?

PARA ORAR
Señor, enséñanos a amar a todos, no sólo a los que viven al lado.

PARA HACER
Traza un plan para demostrar hoy amor por alguien que no te resulta simpático.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Menú 22. De lo dicho al hecho…

Menú 22. De lo dicho al hecho…

a1Ninguno piensa que es un cristiano “fast food” y se queda como está. A nadie en su sano juicio se le ocurriría decir que vive un evangelio “light”. O que su iglesia es una igleburger. Todos pensamos tener el mensaje correcto, “el equilibrio” como nos gusta decir. Hablamos un mismo idioma, decimos las mismas palabras, pero le damos significados diferentes. He descubierto que en casi todas las iglesias se habla más o menos de lo mismo cuando mencionamos temas como el compromiso, el Reino, la entrega y el amor. Todos decimos seguir a Cristo, no defendemos la teología de la pseudoprosperidad de manera consciente (me refiero a verdaderos hermanos, claro), tenemos temor de Dios y respetamos su Palabra, y estamos dispuestos a obedecerla. Decimos ser gente íntegra que aborrece el trío de las efes: fama, faldas y finanzas. Y se nos llena la boca diciendo que nosotros sí entendemos lo que Jesús exige. Y todos, insisto, decimos lo mismo,

una y otra vez

La diferencia, por lo tanto, no está en lo que decimos, que es más o menos igual, sino en lo que hacemos.

Porque, al final, lo que hacemos es un reflejo de lo que somos, lo que hay en lo más profundo de nuestro ser, nuestros valores y deseos.

“¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” Santiago 2:20.

Porque realmente tú no crees lo que dices que crees, tú crees lo que haces

Y si no somos consecuentes con lo que decimos, de poco nos sirven las palabras. Si dices que no crees en la teología de la prosperidad pero te preocupan los números, las personas que van a tu iglesia simplemente por sus carteras, crees que puedes negociar con Dios a través de lo que le das, como si Él te debiera algo. Entonces crees en la teología de la prosperidad. Si sabes que debes entregar tu vida a Jesús, y dices que lo haces, pero en verdad vives para ti, por el afán de este siglo y con la mentalidad de la sociedad de bienestar de la clase media, entonces no crees que entregar tu vida Jesús es lo mejor. Si crees que es importante que tus amigos conozcan a Jesús, pero no le hablas de Jesús a nadie, entonces no crees que sea importante que tus amigos conozcan a Jesús.

Muchas veces nos engañamos a nosotros mismos, pensando que lo que decimos es lo que creemos. Por eso hay tanta gente sincera que llena las iglesias, que dice creer aunque sus vidas están muy lejos de deMOSTRAR esa fe.

Gente que escucha la Palabra, la habla, pero no la hace:

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”. Santiago 1:22–25

Estos versículos me asusta un poco, porque lo que Santiago dice es que

si escuchamos la Palabra, y no la practicamos, es peor que no haberla escuchado

Si “vas a la iglesia” domingo tras domingo y escuchas los que Dios quiere que hagas, habla acerca de quien eres a la luz de su santidad y te da consejos prácticos sobre cómo cambiar, y no lo pones por obra, acabas engañándote a ti mismo. Y creyendo que el escuchar la Palabra te hace bienaventurado, te conviertes en un evangélico nominal que tiene una cultura religiosa, pero que no es bienaventurado y, engañado por esa mentira, vives una vida de cristianismo “Fast food”.

Por eso Jacobo nos invita a actuar:

“Acercaos a Dios, yél se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”. Santiago 4:8–10.

Acercarnos a Dios de nuevo, y limpiar nuestras manos, es decir, limpiar nuestros hechos, lo que hacemos y, si realmente somos sus hijos, vivir como tales.

Estar dispuestos a corregir nuestros pensamientos, conocer a Dios más de cerca, quitándonos prejuicios aprendidos y vivir y hacer lo que creemos.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 101–103). Álex Sampedro.

¿PRECONIZA LA BIBLIA QUE TIENE AUTORIDAD DIVINA?

Autor: Norman Geisler & Ravi Zacharias

¿PRECONIZA LA BIBLIA QUE TIENE AUTORIDAD DIVINA?

a1La Biblia usa muchas otras palabras o frases para describirse a sí y validar su autoridad divina. Jesús dijo que la Biblia era indestructible: «Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido» (Mateo 5:18); infalible (completamente digna de confianza y con autoridad) o «inquebrantable» (cf. Juan 10:35); que tenía autoridad final y decisiva (cf. Mateo 4:4,7,10) y suficiente para la fe y la práctica. Jesús habló..de la suficiencia de las Escrituras judías: «Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos» (Lucas 16:31). Pablo agregó: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra» (2 Timoteo 3:16-17).

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

 

Sí, puedes

Noviembre 11

Sí, puedes

Lectura bíblica: Oseas 2:20

Yo te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehovah. Oseas 2:20

¿Te acuerdas de Sandra? Es la chica que se veía como un gusano. (Ver 8 de noviembre).

a1Cuando comprendemos la formación de Sandra, no nos sorprendemos de que se sienta como si arruinara todo lo que trata de hacer. El padrastro de Sandra era muy trabajador y presionaba a Sandra para que fuera excelente en todo lo que hacía. Su modo favorito de empujar a Sandra era humillándola. Si Sandra no se esforzaba al máximo, se burlaba de ella. A lo largo de los años, le puso sobrenombres como Boba, Tonta, Torpe, Mofletuda y Cabezahueca. Cuanto más la hostigaba, más confundida se sentía ella y más errores cometía.

Con todos estas impresiones feas grabadas en su mente, Sandra creció con la actitud de no–puedo–hacer–nada–bien. Presionada para triunfar, no pudo conservar su primer trabajo. Ahora hace diez años que tiene un trabajo poco exigente y mal pagado, pero su desempeño todavía deja mucho que desear. No puede verse a sí misma por quien realmente es, una persona amada por Dios no importa lo que logre.

Tema para comentar: ¿Qué cosas provocan que alguien acabe lastimado e incapacitado como Sandra? ¿Qué cosa la hubiera ayudado a sentirse capaz?

Como familiares y amigos, tenemos la oportunidad de brindarnos unos a otros los ingredientes esenciales para impedir que nos sintamos peor que gusanos. Aquí van tres maneras como nos podemos ayudar mutuamente:

Dar aliento. Cuando alguien es siempre criticado, culpado o rebajado por lo que hace, su confianza en sí mismo y su motivación se debilitan. ¿Por qué intentar nada si siempre van a fracasar? Dar aliento ayuda a los demás a sentirse capaces.

Brindar un apoyo práctico. Todos necesitamos compañeros de carga que caminen con nosotros y compartan el peso de una tarea o prueba difícil. Dios no tiene el propósito de que ninguno de nosotros tengamos que depender exclusivamente de nosotros mismos.

Demostrar aprecio. Ninguno de nosotros es absolutamente perfecto en todo lo que intentamos. Algunos hasta tenemos dificultades con tareas que el resto considera fáciles. Pero cada uno tiene una característica o un talento que merece aprecio: cosas como esforzarse, ayudar, una actitud positiva, estar decidido a superarse o disposición para intentar algo nuevo.

Nuestros familiares y amigos pueden apuntalarnos o tirarnos abajo en nuestros años formativos. Dios nos insta a brindarnos mutuamente el aliento, apoyo y aprecio que necesitamos para sentirnos seguros en cada paso de la vida. ¡Sí, puedes! Así que ¡hazlo!

PARA DIALOGAR
¿De qué maneras nos podemos tratar unos a otros para hacernos sentir capaces? ¿Cuáles son los tres ingredientes importantes?

PARA ORAR
Señor, llénanos de confianza. Tú nos haces capaces.

PARA HACER
Ayuda hoy a alguien a sentirse capaz. Bríndale a algún amigo o familiar tu aliento, tu apoyo y tu aprecio.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.