«Que permaneciesen en la fe»

26 de mayo

«Que permaneciesen en la fe».

Hechos 14:22

La perseverancia es la divisa de los verdaderos santos. La vida cristiana no consiste solo en empezar, sino también en permanecer en los caminos del Señor toda la vida. Pasa con el cristiano lo que con el gran Napoleón, quien dijo: «La conquista me ha hecho lo que soy, y la conquista debe sostenerme». Así, querido hermano en el Señor, por obra de Dios, la conquista ha hecho de ti aquello que eres y la conquista deberá sostenerte. Tu lema debe ser: «Excelsior» («Siempre hacia arriba»). Solo quien continúe hasta que termine la guerra será el verdadero vencedor y quien, al final, resultará coronado. La perseverancia es, por tanto, el blanco de todos nuestros enemigos espirituales. El mundo no objeta a que seas cristiano por un tiempo, si con ello puede tentarte para que dejes tu peregrinación y te sientes a vender y comprar con él en la Feria de Vanidad. La carne procurará engañarte y te impedirá avanzar hacia la gloria. Te dirá: «Es aburrido ser peregrino; ven, deja de serlo. ¿Debo estar yo siempre mortificada? ¿No puedo complacerme nunca? Por lo menos, permíteme una licencia en esta constante guerra». Satanás atacará ferozmente tu perseverancia; esta será el blanco de todos sus proyectiles. Él se esforzará por ponerte obstáculos en el servicio cristiano. Te insinuará que no estás haciendo nada bueno, y que necesitas descanso. Se esforzará por hacerte sentir que estás cansado de sufrir, y te susurrará al oído: «Maldice a Dios y muérete». O atacará tu constancia y dirá: «¿Qué ganas con ser tan celoso? Quédate quieto como los demás; duerme como los otros, y deja que tu lámpara se apague como aquellas de las vírgenes insensatas». O asaltará las doctrinas que profesas y dirá: «¿Por qué sostienes esas doctrinas denominacionales? Los hombres sensatos se están haciendo más liberales; están quitando los linderos antiguos; adáptate, pues, a los tiempos». Por tanto, querido cristiano, utiliza tu escudo junto con tu armadura y pídele a Dios insistentemente que, por su Espíritu, te permita perseverar hasta el fin.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 155). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.


Deja un comentario