SIN EXCUSAS

SIN EXCUSAS

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 Pablo Martini
Programa No. 2016-12-26

alimentemos_el_almaMuchas personas se auto marginan de las cosas de Dios porque piensan que eso no es para ellos, que nunca lograrán salir del estado de vida en el que se encuentran. Pero déjame mencionarte algunos que, tuvieron el discernimiento para mirar más alto que sus propios temores. Jacob era un tramposo. Pedro tenía un temperamento fuerte. David, un romance fuera de su matrimonio. Noé se embriagó. Jonás huyó de Dios. Pablo era un asesino. Gedeón, un inseguro. María una chismosa. Marta se deprimía con frecuencia. Tomás dudaba siempre. Sara era muy impaciente. Elías tenía mal humor y se irritaba fácilmente. Moisés era tartamudo. Zaqueo era imposibilitado físicamente. Abraham, para muchos un viejo acabado. Lázaro ¡estaba muerto! Te pregunto: ¿cuál es, ahora, tu excusa para no seguir y servir a Dios?… Esta lista podría extenderse páginas y páginas, mencionando hombres y mujeres que, aunque devaluados, humanamente hablando, en las manos de Dios llegaron a ser de impacto para su generación. Creo que la clave está en esas simples palabras que acabas de leer: “llegaron a ser”. Desde el momento que decides presentarte ante Dios con el deseo de ser parte de su obra, debes saber que entras en un proceso a largo tiempo. Mientras dure ese proceso Dios tratará con tus temores y traumas del pasado pero debes saber que los resultados no serán inmediatos.

En el Reino de Dios, lo único instantáneo será nuestro traslado de este suelo al cielo “en un abrir y cerrar de ojos”. De ahí, todo lo demás implica tiempo. Mayormente tiempo de lidiar con mis temores, mis complejos, mis traumas y limitaciones, propias o impuestas, pero que se nos meten en nuestro ser y nos hacen creerle al mentiroso del diablo, el mentiroso de siempre, que nos dice: “Tú nunca podrás lograrlo”. No le creas. Todo lo puedes en Cristo si dejas que Él te fortalezca, sane tu quebrantado corazón y haga de ti ¡una nueva criatura!!!

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Dios no llama a los capacitados, capacita a los llamados.

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Visión del trono de Dios

Apocalipsis 4-6

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Visión del trono de Dios

alimentemos_el_alma4 Después de esto miré, y vi[a] una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que yo había oído, como sonido de trompeta que hablaba conmigo, decía: Sube acá y te mostraré las cosas que deben suceder después de éstas. Al instante estaba yo en el Espíritu[b], y vi[c] un trono colocado en el cielo, y a uno sentado en el trono.Y el que estaba sentado era de aspecto semejante a una piedra de jaspe y sardio[d], y alrededor del trono había un arco iris[e], de aspecto semejante a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y sentados en los tronos, veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos, voces[f] y truenos; y delante del trono había siete lámparas de fuego ardiendo, que son los siete Espíritus de Dios. Delante del trono había como un mar transparente semejante al cristal; y en medio del trono y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo ser era semejante a un becerro; el tercer ser tenía el rostro como el de un hombre, y el cuarto ser era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con[g] seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir[h]:

Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios,

el Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir.

Y cada vez que[i] los seres vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postran[j] delante del que está sentado en el trono, y adoran[k] al que vive por los siglos de los siglos, y echan[l] sus coronas delante del trono, diciendo:

11 Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen[m] y fueron creadas.

El Cordero y el libro de los siete sellos

Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro[n] escrito por dentro y por fuera[o], sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso[p] que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos?Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni mirar su contenido[q]. Y yo lloraba mucho, porque nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de mirar su contenido[r]. Entonces uno de los ancianos me dijo*: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos. Miré, y vi entre el trono (con los cuatro seres vivientes) y los ancianos[s], a un Cordero, de pie, como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianosse postraron delante del Cordero; cada uno tenía un arpa y copas[t] de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Y cantaban* un cántico nuevo, diciendo:

Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste[u] para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación.

10 Y los has hecho[v] un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán[w] sobre la tierra.

11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos; y el número de ellos era miríadas de miríadas, y millares de millares, 12 que decían a gran voz:

El Cordero que fue inmolado digno es de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza.

13 Y a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir:

Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos.

14 Y los cuatro seres vivientes decían: Amén. Y los ancianos se postraron y adoraron[x].

Los primeros cuatro sellos

Vi cuando el Cordero abrió uno de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes que decía, como con voz de trueno: Ven[y]. Miré, y he aquí, un caballo blanco; y el que estaba montado en él tenía un arco; se le dio una corona, y salió conquistando y para conquistar.

Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: Ven.Entonces salió otro caballo, rojo; y al que estaba montado en él se le concedió quitar la paz de la tierra y que los hombres se mataran unos a otros; y se le dio una gran espada.

Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente que decía: Ven. Y miré, y he aquí, un caballo negro; y el que estaba montado en él tenía una balanza en la mano. Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: Un litro[z] de trigo por un denario[aa], y tres litros[ab] de cebada por un denario[ac], y no dañes el aceite y el vino.

Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: Ven. Y miré, y he aquí, un caballo amarillento[ad]; y el que estaba montado en él se llamaba Muerte; y el Hades[ae] lo seguía. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con pestilencia[af] y con las fieras de la tierra.

El quinto sello

Cuando el Cordero abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio que habían mantenido; 10 y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, oh Señor[ag] santoy verdadero, esperarás para juzgar y vengar[ah] nuestra sangre de los que moran en la tierra? 11 Y se les dio a cada uno una vestidura blanca; y se les dijo que descansaran un poco más de tiempo, hasta que se completara también el númerode sus consiervos y de sus hermanos que habrían de ser muertos como ellos lo habían sido.

El sexto sello

12 Vi cuando el Cordero abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como cilicio hecho de cerda, y toda la luna se volvió como sangre, 13 y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como la higuera deja caer sus higos verdes al ser sacudida por un fuerte viento. 14 Y el cielo desapareció[ai] como un pergamino[aj] que se enrolla, y todo monte e isla fueron removidos de su lugar. 15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los comandantes[ak], los ricos, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; 16 y decían* a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros y escondednos de la presencia[al] del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero, 17 porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, ¿y quién podrá[am]sostenerse[an]?

Notas al pie:

  1. Apocalipsis 4:1 Lit., he aquí
  2. Apocalipsis 4:2 O, en espíritu
  3. Apocalipsis 4:2 Lit., he aquí
  4. Apocalipsis 4:3 O, cornalina
  5. Apocalipsis 4:3 O, una aureola
  6. Apocalipsis 4:5 O, ruidos
  7. Apocalipsis 4:8 Lit., teniendo
  8. Apocalipsis 4:8 Lit., no tienen descanso, diciendo:
  9. Apocalipsis 4:9 Lit., Y cuando
  10. Apocalipsis 4:10 Lit., se postrarán
  11. Apocalipsis 4:10 Lit., adorarán
  12. Apocalipsis 4:10 Lit., echarán
  13. Apocalipsis 4:11 O, eran
  14. Apocalipsis 5:1 O, rollo y así en el resto del cap.
  15. Apocalipsis 5:1 O, el anverso y el reverso
  16. Apocalipsis 5:2 O, fuerte
  17. Apocalipsis 5:3 Lit., ni mirarlo
  18. Apocalipsis 5:4 Lit., ni mirarlo
  19. Apocalipsis 5:6 Lit., Y vi en medio del trono, y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos
  20. Apocalipsis 5:8 O, tazones
  21. Apocalipsis 5:9 O, redimiste; algunos mss. dicen: nos ha comprado
  22. Apocalipsis 5:10 Algunos mss. posteriores dicen: nos has hecho
  23. Apocalipsis 5:10 Algunas versiones dicen: reinaremos
  24. Apocalipsis 5:14 Algunas versiones agregan: al que vive por los siglos de los siglos
  25. Apocalipsis 6:1 Algunos mss. agregan: y ve; también en los vers. 3, 5 y 7
  26. Apocalipsis 6:6 Gr., khoinix; i.e., medida de capacidad equivalente aprox. a un litro
  27. Apocalipsis 6:6 Un denario valía aprox. 4 gramos de plata, o el equivalente al salario de un día
  28. Apocalipsis 6:6 Gr., khoinix; i.e., medida de capacidad equivalente aprox. a un litro
  29. Apocalipsis 6:6 Un denario valía aprox. 4 gramos de plata, o el equivalente al salario de un día
  30. Apocalipsis 6:8 O, de color muy pálido
  31. Apocalipsis 6:8 I.e., la región de los muertos
  32. Apocalipsis 6:8 O, muerte
  33. Apocalipsis 6:10 O, Dueño
  34. Apocalipsis 6:10 Lit., no juzgas y vengas
  35. Apocalipsis 6:14 Lit., se separó
  36. Apocalipsis 6:14 Lit., rollo o libro
  37. Apocalipsis 6:15 Gr., quiliarcas; i.e., oficiales militares romanos al mando de mil soldados
  38. Apocalipsis 6:16 Lit., del rostro
  39. Apocalipsis 6:17 Lit., puede
  40. Apocalipsis 6:17 O, mantenerse en pie
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¿POR QUÉ NACIÓ JESÚS?

¿POR QUÉ NACIÓ JESÚS?

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12/25/2016

Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

(Marcos 10:45)

He aquí un aspecto de la historia de la Navidad que casi nunca se cuenta: aquellas suaves manitas, formadas por el Espíritu Santo en el vientre de María, fueron hechas para que los clavos las atra­vesaran. Aquellos pies pequeños color de rosa que no podían andar un día caminarían hasta una colina polvorienta para ser clavados a una cruz. Aquella linda cabecita con ojos chispeantes y una boca impaciente estaba formada para que algún día los hombres pusieran sobre ella una corona de espinas. Aquel tierno niñito, amoroso y apacible, envuelto en pañales, un día sería desgarrado violentamente por una lanza.

Jesucristo nació para morir.

No piense que estoy tratando de apagar su entusiasmo navideño. Lejos de eso, ya que la muerte de Jesús, aunque planificada y llevada a cabo por hombres con malvadas intenciones, no fue de ningún modo una tragedia. En realidad, representa la mayor victoria sobre el mal que alguien haya logrado.

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«Y Vimos su Gloria» (Juan 1:14)

«Y Vimos su Gloria» (Juan 1:14)

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Past. Suguel Michelén

NOCHE DE ¿PAZ?

NOCHE DE ¿PAZ?

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 Pablo Martini
Programa No. 2016-12-25

La disputa que dio lugar a la terrible guerra de Crimea, aunque usted no lo crea, comenzó en la misma ciudad de Belén, en la iglesia de la natividad. Este lugar sagrado, y a la vez turístico, se supone que fue el lugar donde nació Jesús. Para aquel entonces, a mediados del siglo 18, tanto católicos occidentales como ortodoxos rusos se disputaban el derecho de administrar el lugar. Pero esa sección de Jerusalén y Belén estaba en manos de los turcos. Estos se aliaron a los rusos, mientras que ingleses, italianos y franceses, a los católicos. Así se originó la guerra. Las atrocidades que se cometieron en aquel enfrentamiento no tienen descripción. La guerra de Crimea duró desde el año 1853 hasta 1856. Muchos de los sucesos fueron contados por Florencia Nightingale, abnegada socorrista de heridos en aquella tragedia. La Biblia narra aquella mágica noche cuando los ángeles en coro anunciaban la venida del Salvador a este mundo en un humilde pesebre en Belén. Aquel coro decía: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz”… ¿Paz? Desde aquella guerra de Crimea hasta nuestros días, la ciudad de Belén se ha convertido cada vez más en un polvorín y tierra de muerte, violencia y atentados, que en una tierra de paz. Sus paredes están perforadas de arriba abajo por las balas, sus muros derrumbados por misiles…  Es que Satanás se ha encargado de transformar lo que pudiera haber sido un sitio de paz, en un lugar de dolor y llanto.

¿Sucedió lo mismo con tu vida? ¿Es tu vida un lugar de muros derribados y de falta de paz? Sólo Jesús, Aquel que nació en Belén, puede darte la paz que has perdido. Él puede transformar tu noche oscura en una noche de paz y de amor. Déjalo nacer en tu corazón. No le cierres la puerta como aquel mesonero, y darás gloria a Dios en las alturas y tendrás paz en la tormenta. No lo dudes.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

La paz no es ausencia de problemas, sino presencia de cristo.

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La revelación de Jesucristo

Apocalipsis 1-3

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La revelación de Jesucristo

alimentemos_el_alma1 La revelación[a] de Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la dio a conocer[b], enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, el cual dio testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todo lo que vio. Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas que están escritas en ella, porque el tiempo está cerca.

Saludo a las siete iglesias

Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia a vosotros y paz, de aquelque es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libertó[c] de nuestros pecados con[d]su sangre, e hizo de nosotros un reino y sacerdotes para su Dios y Padre[e], a El sea la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén. He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus[f] de la tierra harán lamentación por El; sí. Amén.

Yo soy el Alfa y la Omega[g] —dice el Señor Dios— el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

Visión de Cristo

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús. 10 Estaba yo en el Espíritu[h] en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como sonido de trompeta, 11 que decía[i]: Escribe en un libro[j] lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. 12 Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo. Y al volverme, vi siete candelabros de oro;13 y en medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre[k], vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la blanca lana, como la nieve; sus ojos eran como llama de fuego; 15 sus pies semejantes al bronce bruñidocuando se le ha hecho refulgir en el horno, y su voz como el ruido de muchas aguas. 16 En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos; su rostro era como el sol cuando brilla con toda su fuerza.17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y El puso su mano derecha sobre mí, diciendo: No temas, yo soy el primero y el último, 18 y el que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades[l]. 19 Escribe, pues, las cosas que has visto, y las que son, y las que han de suceder después de éstas. 20 En cuanto al misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles[m] de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.

Mensaje a la iglesia de Efeso

Escribe al ángel de la iglesia en Efeso:

“El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda entre[n] los siete candelabros de oro, dice esto: ‘Yo conozco tus obras, tu fatiga y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, y has sometido a prueba a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos[o].‘Tienes perseverancia, y has sufrido por mi nombre y no has desmayado. ‘Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor. ‘Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio[p]; si no, vendré[q] a ti y quitaré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes. ‘Sin embargo tienes esto: que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor[r] le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.’”

Mensaje a la iglesia de Esmirna

Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna:

“El primero y el último, el que estuvo muerto y ha vuelto a la vida, dice esto: ‘Yo conozco[s] tu tribulación y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que son sinagoga de Satanás. 10 ‘No temas lo que estás por sufrir. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. 11 ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor[t] no sufrirá daño de la muerte segunda.’”

Mensaje a la iglesia de Pérgamo

12 Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo:

“El que tiene la espada aguda de dos filos, dice esto: 13 ‘Yo sé[u] dónde moras: donde está el trono de Satanás. Guardas fielmente mi nombre y no has negado mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo, mi siervo fiel, que fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. 14 ‘Pero tengo unas pocas cosas contra ti, porque tienes ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer actos de inmoralidad. 15 ‘Así tú también tienes algunos que de la misma manera mantienen la doctrina de los nicolaítas. 16 ‘Por tanto, arrepiéntete; si no, vendré[v] a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. 17 ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor[w] le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe.’”

Mensaje a la iglesia de Tiatira

18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira:

“El Hijo de Dios, que tiene ojos[x] como llama de fuego, y cuyos pies son semejantes al bronce bruñido, dice esto: 19 ‘Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio y tu perseverancia, y que tus obras recientes[y] son mayores que las primeras. 20 ‘Pero tengo esto contra ti: que toleras a esa[z] mujer Jezabel, que se dice ser profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a que cometan actos inmorales y coman cosas sacrificadas a los ídolos. 21 ‘Le he dado tiempo para arrepentirse, y no quiere arrepentirse de su inmoralidad. 22 ‘Mira, la postraré[aa] en cama, y a los que cometen adulterio con ella los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de las obras de ella[ab]. 23 ‘Y a sus hijos mataré con pestilencia[ac], y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña las mentes[ad] y los corazones, y os daré a cada uno según vuestras obras. 24 ‘Pero a vosotros, a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esta doctrina, que no han conocido las cosas profundas de Satanás, como ellos las llaman, os digo: No os impongo otra carga. 25 ‘No obstante, lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.26 ‘Y al vencedor[ae], al que guarda mis obras hasta el fin, le dare autoridad sobre las naciones[af]; 27 y las regira[ag] con vara de hierro, como los vasos del alfarero son hechos pedazos, [ah]como yo también he recibido autoridad de mi Padre; 28 y le daré el lucero de la mañana. 29 ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.’”

Mensaje a la iglesia de Sardis

3 Y escribe al ángel de la iglesia en Sardis:

“El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice esto: ‘Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto. ‘Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios. ‘Acuérdate, pues, de lo que[ai] has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. ‘Pero tienes unos pocos[aj] en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos. ‘Así el vencedor[ak] será vestido de[al] vestidurasblancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.’”

Mensaje a la iglesia de Filadelfia

Y escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia:

“El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cierra[am], y cierra y nadie abre, dice esto: ‘Yo conozco tus obras. Mira, he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar, porque tienes un poco de poder, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre. ‘He aquí, yo entregaré[an] a aquellos de la sinagoga de Satanás que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a[ao] tus pies, y sepan que yo te he amado. 10 ‘Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, yo también te guardaré de la hora de la prueba[ap], esa hora que está por venir sobre todo el mundo[aq] para poner a prueba[ar] a los que habitan sobre la tierra. 11 ‘Vengo pronto; retén firme lo que tienes, para que nadie tome tu corona. 12 ‘Al vencedor[as] le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí[at]; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo. 13 ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.’”

Mensaje a la iglesia de Laodicea

14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea:

“El Amén, el Testigo fiel y verdadero, el Principio[au] de la creación de Dios, dice esto: 15 ‘Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16 ‘Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.17 ‘Porque dices: “Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad”; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo, 18 te aconsejo que de mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver. 19 ‘Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete. 20 ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo. 21 ‘Al vencedor[av], le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. 22 ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.’”

Notas al pie:

  1. Apocalipsis 1:1 Gr., Apocalipsis
  2. Apocalipsis 1:1 O, manifestó
  3. Apocalipsis 1:5 Algunos mss. dicen: lavó
  4. Apocalipsis 1:5 O, en
  5. Apocalipsis 1:6 O, Dios y su Padre
  6. Apocalipsis 1:7 I.e., linajes, razas
  7. Apocalipsis 1:8 Algunos mss. agregan: el principio y el fin
  8. Apocalipsis 1:10 O, en espíritu
  9. Apocalipsis 1:11 Algunos mss. agregan: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último.
  10. Apocalipsis 1:11 O, rollo
  11. Apocalipsis 1:13 O, a un hijo de hombre
  12. Apocalipsis 1:18 I.e., la región de los muertos
  13. Apocalipsis 1:20 O, mensajeros
  14. Apocalipsis 2:1 Lit., en medio de
  15. Apocalipsis 2:2 O, falsos
  16. Apocalipsis 2:5 Lit., las primeras obras
  17. Apocalipsis 2:5 Lit., vengo
  18. Apocalipsis 2:7 O, Al que venza
  19. Apocalipsis 2:9 Algunos mss. agregan: tus obras y
  20. Apocalipsis 2:11 O, El que venza
  21. Apocalipsis 2:13 Algunos mss. agregan: tus obras y
  22. Apocalipsis 2:16 Lit., vengo
  23. Apocalipsis 2:17 O, Al que venza
  24. Apocalipsis 2:18 Lit., sus ojos
  25. Apocalipsis 2:19 O, postreras
  26. Apocalipsis 2:20 Lit., la
  27. Apocalipsis 2:22 Lit., arrojo
  28. Apocalipsis 2:22 Algunos mss. dicen: de ellos
  29. Apocalipsis 2:23 Lit., muerte
  30. Apocalipsis 2:23 Lit., los riñones; i.e., el hombre interior
  31. Apocalipsis 2:26 O, al que venza
  32. Apocalipsis 2:26 O, los gentiles
  33. Apocalipsis 2:27 O, pastoreará
  34. Apocalipsis 2:27 En el gr., aquí comienza el vers. 28
  35. Apocalipsis 3:3 Lit., cómo
  36. Apocalipsis 3:4 Lit., unos pocos nombres
  37. Apocalipsis 3:5 O, el que venza
  38. Apocalipsis 3:5 Lit., envuelto en
  39. Apocalipsis 3:7 O, cerrará
  40. Apocalipsis 3:9 Lit., doy
  41. Apocalipsis 3:9 Lit., delante de
  42. Apocalipsis 3:10 O, tentación
  43. Apocalipsis 3:10 Lit., la tierra habitada
  44. Apocalipsis 3:10 O, tentar
  45. Apocalipsis 3:12 O, Al que venza
  46. Apocalipsis 3:12 Lit., fuera
  47. Apocalipsis 3:14 I.e., el origen o la fuente
  48. Apocalipsis 3:21 O, Al que venza
La Biblia de las Américas (LBLA)Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation

La verdadera Navidad

La verdadera Navidad

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Sugel Michelén

 

sugel100x100Sugel Michelén es pastor en la Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo en Santo Domingo, República Dominicana, durante más de 30 años. Tiene la responsabilidad de predicar la Palabra regularmente en el día del Señor. Tiene una Maestría en Estudios Teológicos y es autor de varios libros y publica regularmente artículos en su blog “Todo Pensamiento Cautivo”.

Él es instructor asociado en la Universidad Wesleyana en Indiana (IWU); enseña Filosofía en el Colegio Cristiano Logos; y durante 10 años, ha sido profesor regular de la Asociación Internacional de Escuelas Cristianas (ACSI) para América Latina.

El pastor Michelén, junto a su esposa Gloria tiene tres hijos y cuatro nietos.

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EL TIEMPO OPORTUNO DE CRISTO

EL TIEMPO OPORTUNO DE CRISTO

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12/24/2016

Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo. (Gálatas 4:4)

alimentemos_el_almaLa primera Navidad ocurrió en el momento oportuno. Gálatas 4:4-5 dice: “Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley”. ¿Qué era “el cumplimiento del tiempo”? El tiempo soberano de Dios. Él ordenó los acontecimientos mundiales para que todo estuviera preparado para la venida de Cristo y la subsiguiente evangelización de los apóstoles.

 Al hacer un análisis de la iglesia primitiva, nos asombra la rápida difusión del evangelio en menos de un siglo. La mano soberana de Dios se destaca con toda claridad. La venida de Cristo no pudo haber sido en un tiempo más propicio.

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¿Porqué tuvo que nacer Jesús?

¿Porqué tuvo que nacer Jesús?

logo-lbd-web-stDavid Logacho

alimentemos_el_almaEs un gozo para mí compartir este tiempo con Usted amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio tiene que ver con diferentes personajes que de alguna manera estuvieron relacionados con el nacimiento del niño Jesús, en la serie titulada: Personajes alrededor del Pesebre. En nuestro programa anterior, tuvimos la oportunidad de estudiar sobre la vida de Juan el Bautista, viendo que existen notables paralelos entre su vida y la vida del Señor Jesucristo. En ésta ocasión, llegamos al clímax de nuestra serie, cuando vamos a estudiar sobre la persona de Jesús. Vamos a ver una persona sin igual. Vamos a distinguir aspectos de su vida en los cuales no hay punto de comparación con ningún ser creado. Ante el humilde pesebre de Belén, aquel lugar que se cubrió de gloria con el nacimiento del niño Jesús, han pasado ya grandes personajes. Todos ellos han contemplado maravillados ese acontecimiento sin igual, cuando el Dios del Universo tomó forma humana y se humilló así mismo tomando la forma de un siervo. El relato de su nacimiento lo encontramos en los Evangelios de Mateo y Lucas, ¿Cuántas veces no nos hemos deleitado con ésta historia? ¿Cuántas veces nuestros pechos no se han hinchado de emoción al ver con los ojos de nuestra fe al niño Jesús, en el pesebre, rodeado de José, María y los pastores? Pero en ésta ocasión queremos enfocar de un modo algo diferente su nacimiento, queremos hacernos la pregunta ¿porqué tuvo que nacer Jesús? ¿Cuáles fueron los objetivos para su advenimiento? ¿Qué tal si dejamos que la Palabra del Señor responda a ésta pregunta?

Ante la pregunta ¿Cuáles fueron los objetivos para la venida de Jesús? Hemos de indicar que podemos distinguir al menos tres razones fundamentales. En primer lugar, Jesús vino para REVELARNOS a Dios. Juan 4:24 declara que Dios es Espíritu. ¿Cómo un ser humano puede conocer a alguien que es Espíritu? Pues para eso vino Jesucristo. En Juan 14:8 Felipe hizo un pedido a Jesús. Le dijo “Señor muéstranos el Padre, y nos basta” La respuesta de Jesús está en el versículo 9 “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿Cómo pues, dices tú: muéstranos al Padre? Cierto es que Dios se dio a conocer, en épocas anteriores a Jesús, a través de los profetas, pero éste conocimiento era imperfecto en comparación con el conocimiento del Padre a través de Cristo.

Hebreos 1:1-2 dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los Profetas, en éstos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el Universo” Lo que dice este texto se hizo posible gracias a Jesús. Note lo que tenemos en Mateo 1:23: “He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo y llamarás su nombre Emmanuel que traducido es Dios con nosotros. Sí amigo oyente. Jesús vino como humano a éste mundo para que en su persona podamos ver y entender al Padre. Es por esto, que si usted desea conocer al Padre, lo único que tiene que hacer es conocer al Hijo. Todo lo que es el Padre es el Hijo y todo lo que es el Padre es el Hijo. El Hijo tomó forma humana para revelarnos a su Padre. ¿Porqué vino el Hijo de Dios en forma humana en la persona de Jesús? Pues para revelarnos al Padre, pero también Jesús vino para morir. Sí, Jesús nació para morir. Por su muerte Jesús logró la salvación del hombre. Simeón vio el propósito, salvador en Jesús cuando nació y dijo según Lucas 2:30 Porque han visto mis ojos tu salvación,
Su mismo nombre, Jesús, significa “Salvador” Mateo 1:21 dice: Y dará a luz un hijo,  y llamarás su nombre JESÚS,  porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Para cumplir con el propósito salvador de Jesús, Él tenía que morir; porque Dios había declarado que la paga del pecado es la muerte, según, Romanos 6:23: y si Cristo iba a salvarnos, la única manera posible para satisfacer la justicia de Dios es que un inocente muera en lugar de un culpable y Jesús es el único ser humano inocente porque es Dios y siendo que voluntariamente tomó sobre sí nuestro pecado, Él tenía que morir como un pecador.
2Coríntios 5:21 dice: ‘Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”. Siendo que Jesucristo es cien por ciento Dios y cien por ciento humano, su sacrificio cruento en la cruz tiene alcances infinitos y es aceptado por el Padre. Sí, Jesús nació para morir y Él murió en su lugar y en mí lugar, el castigo por nuestro pecado fue sobre Él. Dios ha dicho en Su Palabra. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aun pecadores Cristo murió por nosotros. Pero Jesús no quedó en una tumba, él resucitó al tercer día y hoy está vivo.

Si usted desea ser salvo, debe recibir a Jesús como su único y suficiente Salvador, porque El ya pagó por su pecado. Que tal si en ésta navidad usted recibe el mejor regalo que podría recibir, la salvación de su alma. Si usted desea recibir la salvación, solamente reciba por fe a Jesús, ya que Él completó la obra para poder salvarle. ¿Por qué vino Jesús a éste mundo? Ya hemos visto que fue para revelarnos al Padre y para hacer posible nuestra salvación por medio de morir en la cruz en nuestro lugar; pero además, hay un tercer motivo, El vino a este mundo para reinar. Su linaje tanto por el lado de su madre María como por el lado de José, aunque él no fue su verdadero padre, es real, por tanto tiene todo el derecho de sentarse sobre el trono de David para reinar cobre Israel. Lucas 1:33 dice: “Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Por ser un recién nacido rey, recibió la visita de los magos, quienes reconocieron en Jesús al rey de los judíos que había nacido. Mateo 2:1-2 dice: Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes,  vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,
Mat 2:2  diciendo:  ¿Dónde está el rey de los judíos,  que ha nacido?  Porque su estrella hemos visto en el oriente,  y venimos a adorarle.
Claro está que fue rechazado como rey de Israel por los judíos pero, esto de ninguna manera priva a Jesús de su derecho a ser legítimo Rey de Israel. Simplemente su reino fue pospuesto hasta su segunda venida, cuando vendrá a este mundo acompañado de sus redimidos para ocupar el trono de David su padre y para reinar sobre Israel por la eternidad.

Sí, amigo oyente, Jesús nació para hacernos conocer a Dios Padre; si queremos conocer a Dios, tenemos que conocer a Jesús. Jesús nació para salvarnos; si queremos ser salvos, debemos recibirle como nuestro Salvador y finalmente Jesús vino como Rey, su reino fue pospuesto, pero un día futuro volverá por segunda vez, no para ser humillado como la primera vez, sino para regir a las naciones con vara de hierro.

Sí, esta temporada de navidad la gente da regalos y recibe regalos, pero que tal si pensamos en ese regalo sin igual que es Jesús quien vino a éste mundo para que conozcamos al Padre, para que podamos ser salvos y para reinar sobre Israel. ¿Le ha recibido ya como su Salvador? Si lo ha hecho, le felicito. Sus pecados pasados, presentes y futuros han sido perdonados y en consecuencia Usted ya tiene vida eterna. Pero si todavía no lo ha hecho, no deje pasar más tiempo. Puede ser fatal para Usted. Mas bien permita que esta navidad sea la mejor de su vida porque en esta navidad Usted nació de nuevo al recibir por la fe al Señor Jesús como su único y suficiente Salvador. Que Dios en su gracia le quite la venda espiritual que no le permite ver su necesidad espiritual de recibir a Cristo como su Salvador. Es lo mejor que le podría pasar en esta navidad.

david-logacho-80x80David Logacho es Ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones, trabajó por años para la NASA, decidió abandonar su carrera profesional para prepararse para servir al Señor en un Instituto Bíblico en Argentina. Dirigió el Ministerio La Biblia Dice… durante más de 2 décadas hasta su retiro en 2015.

Disponible en Internet en: http://www.labibliadice.org

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La Biblia Dice
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Quito-Ecuador

El Señor descenderá repentinamente

24 Diciembre 2016

El Señor descenderá repentinamente
por Charles R. Swindoll

Hechos 1:9-11

Jesús vino. Y Jesús regresará de nuevo.

alimentemos_el_almaAntes de la Natividad, antes de que Jesús se encarnara como el santo niño, el pueblo de Dios esperaba que Él viniera un día y los liberara. Los israelitas estudiaron las promesas de la Palabra de Dios, creyeron en ellas y las entregaron como legado a las generaciones futuras. Esas promesas se remontan a los primeros momentos después de que Adán y Eva cayeran en pecado (Génesis 3:14 -15), y se extienden a través de toda la revelación del Antiguo Testamento (Malaquías 3:1; 4:5-6).

Amparados con la promesa de la salvación eterna y con la fe de que Dios les había librado en el pasado, los fieles esperaban el Mesías prometido. No se les había dado señales especiales que les alertara de Su venida. Tampoco se había diseñado un calendario específico para descubrir la fecha de Su llegada. Lo único que tenían era la Palabra de Dios, una convicción sencilla y ferviente de que Dios les daría el Mesías.

Y finalmente, Él estaba con ellos. Dios había enviado al libertador, una respuesta a sus peticiones, un cumplimiento de Sus promesas. Jesús se había formado en el vientre de una virgen; había nacido en Belén y había sido traído de Egipto. Dios había orquestado todos los detalles, llevando a cabo Sus planes perfectos. Aquellos pocos fieles recibieron la recompensa de su confianza. Se gozaron en la llegada de Jesús, se maravillaron al ver Sus milagros y confiaron en Su muerte y resurrección.

Pero un día se fue. Estuvo solo unas pocas décadas y luego los dejó con la promesa de Su regreso. Los ángeles que estaban con Él durante la ascensión dieron la promesa a los pocos seguidores que estaban presentes: «Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo».

Por casi dos mil años desde ese entonces, los cristianos se han encontrado en la misma posición que aquellos santos del Antiguo Testamento. Hemos esperado y nos hemos preguntado: ¿Cuándo volverá? Ningún calendario revelará la fecha; ninguna señal nos alertará de Su venida. Cuando regrese, lo hará sin anunciarse. Pero ciertamente volverá. Esa es nuestra esperanza. Y sabemos que la cumplirá tal como cuando vino la primera vez.

Jesús vino. Y Jesús regresará de nuevo. ¡Ven pronto, Señor Jesús!

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