La música cristiana

Una excelente exposición de un tema controversial y polémico que marca una pauta de refección en una época donde necesitamos urgentemente saber que oímos, que cantamos y que ensenamos. Dios los fortalezca y bendiga grandemente. AEA

Avatar de DavidPredicando la Verdad al mundo

La música cristiana ha sido, es y será siempre un tema de debate y desacuerdo entre muchos creyentes. El rock cristiano, por ejemplo, imita el estilo del mundo… pero adoptar los métodos del mundo, aún disfrazados «para servir a Dios», es un compromiso descarado y la Biblia dice: «No os conformeís a este mundo».

¿No será que en realidad estamos sirviéndonos a nosotros mismos, agradando a nuestra carne? ¿La música debe agradarme a mí, o a Dios?

Este hermano, con gran claridad, expone dos sermones  que nos ayudarán a dilucidar qué es lo que en realidad necesita la Iglesia para ahondar en el conocimiento de Dios, y crecer en santidad.

Sermón 1

Sermón 2

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¿QUÉ OTRA EVIDENCIA HAY PARA DEMOSTRAR QUE LA BIBLIA ES LA PALABRA DE DIOS?

Autor: Norman Geisler

¿QUÉ OTRA EVIDENCIA HAY PARA DEMOSTRAR QUE LA BIBLIA ES LA PALABRA DE DIOS?

a1Hay muchas vertientes de evidencia que prueban que la Biblia es la Palabra de Dios, pero una de las pruebas más importantes es la naturaleza sobrenatural de la Biblia y su capacidad de realizar predicciones claras y repetidas acerca del futuro lejano. El Antiguo Testamento tiene aproximadamente doscientas predicciones acerca de la venida de Cristo, realizadas cientos de años antes. Basta un reducido muestrario para demostrar cómo predijeron con absoluta precisión que el Mesías:

    • Nacería de una mujer (cf. Génesis 3:15).
    • Sería descendiente de Abraham (cf. Génesis 12:1,3;22:18).
    • Pertenecería a la tribu de Judá (cf. Génesis 49:10).
    • Sería descendiente de David (cf. 2 Samuel 7:12,13).
    • Nacería en la ciudad de Belén (cf. Miqueas 5:2).
    • Nacería de una virgen (cf. Isaías 7:14).
    • Que sufriría y moriría por nuestros pecados (cf. Isaías 53) alrededor del año 33 d.C. (cf. Daniel 9:24,26).3
    • Que resucitaría de entre los muertos (cf. Salmo 16:11 y Salmo 2:7,8).

Es más, los críticos de la Biblia reconocen que estas profecías se pronunciaron entre doscientos o más años antes del tiempo de Cristo, lo que permite descartar cualquier tipo de suposición o interpretación del desenvolvimiento de los tiempos. Además, estas profecías son detalladas y específicas. Anuncian quiénes serían sus antepasados (David), el lugar de nacimiento (Belén) y la época (cf. Daniel 9) del nacimiento de Cristo. Ningún otro libro religioso tiene nada que se pueda equiparar a este tipo de predicciones sobrenaturales.

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Hasta la muerte

Noviembre 27

Hasta la muerte

Lectura bíblica: Filipenses 3:7–11

Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo y ser hallado en él. Filipenses 3:8, 9

a1El árbitro levanta tarjeta roja. El jugador ha cometido una segunda infracción que merece amonestación y tiene que salir del campo de juego. Furioso, el director técnico de su equipo desafía al árbitro, y exige que cambie su decisión. Está bien que el jugador no es ningún Maradona, pero es uno de los mejores del equipo. Al ser suspendido, no sólo lo pierden a él sino que tienen que jugar con un jugador menos. El árbitro es inflexible. El director técnico sigue furioso hasta el final del partido cuando aumenta su furia porque perdieron.

Inmediatamente después del partido se va derecho a la cabina donde tienen el monitor de vídeo. Exige ver la jugada que provocó la tarjeta roja. Se la muestran y… ¡tiene que callarse la boca! Allí está la prueba irrefutable de que el jugador cometió la falta.

Las videocintas permiten volver a ver instantáneamente cualquier jugada. Pero no sirven para ver los acontecimientos históricos. No obstante, hay una manera digna de confianza de descubrir los hechos. Uno se compenetra del testimonio de los testigos oculares.

La vida de los primeros cristianos, los que vivían en aquel tiempo, brindan una descripción asombrosa de la resurrección de Cristo.

Tema para comentar: ¿Qué hubieran ganado los primeros cristianos con inventar una mentira acerca de la resurrección de Cristo? ¿Qué hubieran perdido?

Durante décadas después de la muerte de Jesús en la cruz, la vida de los que declaraban ser sus seguidores era más que difícil. Las autoridades se valían de todos los medios imaginables para que dejaran de testificar. Los primeros cristianos eran azotados, apedreados hasta morir, echados a los leones, torturados. Hasta los clavaban en cruces.

Los primeros cristianos no reaccionaban como hubiéramos esperado si todo era un invento. No decían: “Eh, estaba bromeando cuando decía eso de Jesús. Todavía está muerto”. En cambio, daban su vida como prueba de su seguridad total en la verdad de su mensaje.

Algunos dicen que los discípulos han de haber inventado un cuento sobre la resurrección. Pero si la resurrección era un cuento, ¿no te parece que por lo menos uno de los discípulos hubiera admitido la supuesta mentira por la cual algunos de los apóstoles fueron decapitados, apedreados o crucificados? ¿Y qué de las docenas de seguidores de Cristo que se negaban a ceder al ser torturados? ¿O los miles de creyentes del siglo I echados a los leones por negarse a dejar de creer en Cristo? Si la resurrección fuera un mentira, alguien hubiera flaqueado, dicho la verdad, traicionado a la causa y hubiera desenmascarado el complot secreto.

Sólo la verdad de las apariciones reales del Cristo resucitado podría haber causado que estas personas se mantuvieran firmes hasta la muerte en creer que Jesús vive y que es Señor. ¿Estás contento por la fidelidad de ellos que hace posible que conozcas la verdad?

PARA DIALOGAR
¿Crees que los discípulos hubieran muerto por una mentira? ¿Por qué sí o por qué no?

PARA ORAR
Señor Jesús, ayúdanos a conocer por experiencia el poder de la resurrección que mantuvo fieles hasta la muerte a los primeros cristianos.

PARA HACER
En la actualidad, como en el pasado, hay creyentes perseguidos por su fe. Conversen, como familia, sobre cómo se manifiesta en la actualidad esta persecución.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Menú 37. Lo que piensan de los jóvenes ¿Qué hay de cierto?

Menú 37. Lo que piensan de los jóvenes ¿Qué hay de cierto?

a1¿Sabes lo que dicen de nosotros? Que si no hay hamburguesas en la iglesia, no nos comprometemos. Sí, ¿No te da la sensación de que a veces te tratan como si fueras un poco bebé? Nos hablan de sueños que Dios tiene que cumplir en nosotros, como comentaba, nos piden cinco minutos al día para estar con Dios. Creen que si no nos ponen buena música, luces de neón y un ambiente “chill out”, no nos acercaremos a Dios (aunque son buenas ideas para hacer algo creativo, no podemos basar nuestra vida de oración en esas cosas). ¿No sientes que nos tratan así? ¿Será verdad que somos así? Ya no lo sé.

Pero sí te diré que mi Dios es real y que no necesita nada de eso para ser atractivo. Estoy de acuerdo en que usemos todo lo que esté a nuestro alcance para hacer comprensible el evangelio, pero sin olvidar el centro del evangelio y jamás sustituirlo por imitaciones baratas o cosas que “molan más”. Nuestra relación con Dios no puede depender de esas cosas infantiles. ¿Sabes? la Biblia dice que es en los jóvenes donde la Palabra de Dios permanece:

“Os he escrito a vosotros jóvenes porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno”. Juan 2:14.

Sí, la Biblia nos enseña que somos fuertes, no débiles, no somos la parte difícil de pastorear de la Iglesia, no somos los conflictivos, los despreocupados, los que no tienen interés, los problemáticos. Somos los fuertes. Muchos que leen esto estarán riendo para sus adentros teniendo en mente a algunos jóvenes de sus comunidades. Con razón. Pero nuestro llamado, a pesar de todo, es ese. Los jóvenes debemos ser impulsores de la misión, no simples espectadores. Y me atrevo a decir que si los jóvenes tomaran la iniciativa en la misión dentro de sus comunidades de fe, en base a esa fuerza que Dios les ha dado, toda la iglesia saldría beneficiada porque

“la palabra de Dios permanece en vosotros”

Párate en esta frase. Se lo está diciendo a los jóvenes. ¿Por qué Juan les dice a los jóvenes, precisamente a los jóvenes, que la Palabra de Dios permanece en ellos?

Cuando vamos creciendo permitimos que los costumbrismos nos vayan modelando, que la tradición pese sobre la interpretación del texto. Pero los jóvenes somos más abiertos y estamos dispuestos a recibir Palabra fresca y viva, porque no tenemos nada que perder, nos gusta ese riesgo. Y aunque todos en cierta medida estamos condicionados, la verdad es que los jóvenes estamos más dispuestos al cambio, a la Reforma, a volver a los principios bíblicos sin adulterar, a reinterpretar el texto vivo de la Palabra y encarnarlo a la sociedad de la que formamos parte.

Porque quizás algunos “mayores” se bajaron del carro de la cultura hace tiempo, y se encerraron en castillos evangélicos de los cuales es difícil salir.

Y también entrar.

Por eso me entristece ver una generación que no ha aceptado su responsabilidad dentro de la Iglesia, no se ha preparado, no se quiere formar, no se ha tomado en serio a la Palabra de Dios, no hemos tenido temor del Señor. Pero como esa llama de cambio arde en todos los jóvenes, estén preparados o no, estamos haciendo cosas que no debemos, queriendo cambiar lo superficial, pensando que formamos parte de la gran revolución. Por eso los adultos no nos toman en serio. Y a veces tienen razón.

“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo delsol”. Eclesiastés 1:9.

Nuestro papel es volver a las Escrituras y desde allí, reformar y encarnar. No desde nuestros criterios personales, ni por respuesta a los costumbrismos que nos cansan a todos. No como un acto de rebeldía, o para ser diferentes a la generación anterior. Sino por ser fieles a la Palabra, ser fieles a Jesús, el Mesías, ser fieles a la misión.

Como decían antiguamente: “Ecclesia reformata semper reformanda”. La iglesia reformada, siempre reformándose.

“Y habéis vencido al maligno…”

Hay una misión que cumplir y los jóvenes son los llamados a estar en la primera fila en el campo de batalla, no sentados en los últimos bancos de la iglesia. Junto con el resto de la iglesia iremos contra el Hades para derribar sus puertas.

“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Mateo 16:18.

Sí, seremos diferentes, porque volveremos a Dios, y la fuerza que Dios nos dio nos ayudará.

Volveremos a la Palabra, y exprimiremos las verdades que hay en ella y beberemos, volveremos a tener fe sin prejuicios, creyendo como niños a su voz y sabiendo que, por encima de nuestras experiencias está su poder, y entonces venceremos, sabiendo que ya Dios ve que hemos vencido.

Porque somos fuertes, la Palabra de Dios permanece en nosotros y hemos vencido al maligno. Que así sea.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 187–190). Álex Sampedro.

¿QUÉ EVIDENCIA TENEMOS PARA DEMOSTRAR QUE, COMO ALEGA LA BIBLIA, ES INSPIRADA POR DIOS?

Autor: Norman Geisler

Preguntas difíciles acerca de la BIBLIA, los falsos profetas y los libros sagrados de otras religiones.

a1La Biblia afirma ser la Palabra de Dios y lo prueba, es decir, las Escrituras no se limitan a declarar su autoridad como Palabra de Dios sino que, además, aportan inumerables pruebas internas y externas de ser, en efecto, esta misma Palabra. Sin embargo, hay otros libros que también alegan ser revelaciones divinas de Dios. Las preguntas que se nos plantean entonces son: «¿Es la Biblia única en su especie?» y «Las otras revelaciones ¿son también evidentemente divinas?». Procuraré probar que la Biblia es el único libro que dice ser la Palabra de Dios y lo prueba fehacientemente.

Preguntas acerca de la confirmación de las Escrituras como la Palabra de Dios.

Muchos escépticos, con todo derecho, piden evidencia de que la Biblia es lo que alega ser: la Palabra de Dios.! Al fin de cuentas, hay muchos libros aparte de la Biblia que alegan venir de Dios. Entre éstos cabe mencionar un par: el Qur’an (Corán) del Islam y el Libro del Mormón de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. ¿Cómo podemos saber que la Biblia es la Palabra de Dios y que estos otros libros no lo son? ¿No podrían provenir todos de Dios?

¿QUÉ EVIDENCIA TENEMOS PARA DEMOSTRAR QUE, COMO ALEGA LA BIBLIA, ES INSPIRADA POR DIOS?

A diferencia de otros libros sagrados para otras religiones, solo la Biblia tiene confirmación sobrenatural de ser la Palabra de Dios, porque las Escrituras fueron escritas por profetas que recibieron confirmación sobrenatural a través de signos y milagros. Cuando Moisés preguntó cómo aceptaría el pueblo su mensaje, Dios realizó milagros por medio suyo: «para que crean que yo el Señor, el Dios de sus padres, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me he aparecido a ti» (Éxodo 4:5). Con el tiempo, cuando Coré se sublevó contra Moisés, Dios nuevamente intervino con milagros para reivindicar a su profeta (d. Números 16), y del mismo modo, Elías, fue confirmado como profeta de Dios por medio de una intervención sobrenatural en el monte Carmelo (cf. 1 Reyes 18).

En los Evangelios, el maestro judío, Nicodemo, le dijo a Jesús: «-Rabí- ‘» sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él» (Juan 3:2; cf. Lucas 7:22). Pedro declaró: «Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes con milagros, señales y prodigios, los cuales realizó Dios entre ustedes por medio de él»

(Hechos 2:22). El autor de la carta a los Hebreos afirmó que «Dios ratificó su testimonio acerca de (la salvación) con señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad» (Hebreos 2:4, é.a). Y el apóstol Pablo probó su apostolado, afirmando: «Las marcas distintivas de un apóstol, tales como señales, prodigios y milagros, se dieron constantemente entre ustedes» (2 Corintios 12:12).

Ningún otro libro en el mundo tiene autores que hayan sido confirmados de esta manera milagrosa. De todos los líderes religiosos de la historia, ni Confucio ni Buda ni Mahoma ni Joseph Smith fueron confirmados por medio de milagros verificados por testigos contemporáneos y dignos de confianza. La Biblia es el único libro que prueba ser la Palabra de Dios escrita por profetas y apóstoles de Dios que recibieron una confirmación especial de él por medio de prodigios milagrosos.

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Es imposible negar la tumba vacía

Noviembre 26

Es imposible negar la tumba vacía

Lectura bíblica: Hechos 1:1–5

a1A éstos también se presentó vivo, después de haber padecido, con muchas pruebas convincentes. Durante cuarenta días se hacía visible a ellos y les hablaba acerca del reino de Dios. Hechos 1:3

Durante 40 días después de su crucifixión, Jesús se hizo ver por sus discípulos. Le brindó al mundo una prueba viva de que realmente había resucitado. A pesar de esa evidencia, algunos todavía argumentan que Jesús en realidad no resucitó. Creen que todavía está en una tumba, tan muerto como el día que falleció.

Supón que vivías en los tiempos bíblicos y odiabas todo lo que Jesús representaba. Aborrecías totalmente sus enseñanzas. Tan antipático te resultaba este obrador de milagros de Nazaret que querías probar que sus discípulos habían ido a la tumba equivocada aquel domingo de Pascua. Querías que todos creyeran que en lugar de ir a la tumba donde había sido sepultado Jesús, sus seguidores habían ido a otra tumba.

Para refutar la resurrección, lo único que necesitabas era una evidencia. Si sabías que Jesús estaba muerto y que a los discípulos simplemente les falló el sentido de dirección, lo único que tenías que hacer era abrir el sepulcro correcto y mostrar el cadáver. Eso, por supuesto, no sucedió.

Las otras excusas que la gente presenta para justificar la tumba vacía no son nada mejor.

Algunos insisten en que los discípulos se robaron el cuerpo de Cristo. Pero un puñado de discípulos hubieran sido fácilmente repelidos por las tropas romanas especiales que vigilaban el sepulcro.

Y otros creen que Jesús en realidad no murió en la cruz, que simplemente estaba inconsciente debido a su agotamiento y por haber perdido tanta sangre, y que recobró el conocimiento en la frescura del sepulcro. Pero la idea de que un Cristo azotado, herido y debilitado pudiera salir de una tumba sellada con una piedra de dos toneladas… ¡eso da risa!

Esos son cuentos ridículos.

La realidad es ésta: Tres días después de haber sido crucificado, su tumba estaba vacía. Los seguidores de Jesús lo vieron con vida. Se les apareció durante un lapso de 40 días, dándoles muchas pruebas indudables que nadie podía negar. Pablo reportó que Jesús hasta se les había aparecido a más de 500 seguidores de una vez, mucho de los cuales todavía vivían cuando Pablo escribió y podían haber apoyado o refutado su informe.

Los creyentes creemos que Jesús fue resucitado de los muertos por el poder sobrenatural de Dios, y que Jesús dio pruebas irrefutables de su resurrección corporal. Puede ser difícil creer que un hombre pudiera resucitar, pero los problemas de no creer resultan aún más difíciles.

PARA DIALOGAR
Esa es la evidencia. ¿El veredicto? Jesús realmente resucitó de entre los muertos y hoy vive. ¿Estás dejando que viva hoy en ti?

PARA ORAR
Señor Jesús, queremos que el poder de tu resurrección nos llene hoy. Sé nuestro Señor y hazte cargo de nuestra vida.

PARA HACER
Habla con un amigo no cristiano acerca de por qué es más difícil creer que Jesús no resucitó que creer que sí lo hizo.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Menú 36. Tómate un respiro: Venid a mí todos los que estáis cargados

Menú 36. Tómate un respiro: Venid a mí todos los que estáis cargados

a1“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. Romanos 14:17.

¿Sabes? Dios nos llama a descansar. No nos llama a tener una vida acomodada y burguesa, pero sí a descansar. Muchos creyentes creen que “haciendo muchas cosas” obtendrán el visto bueno de Dios. Quizás no lo dicen, porque sabemos en teoría que todo es por gracia. Pero sí lo pensamos. Si mi vida cristiana es un continuo desasosiego y no tengo paz, ni gozo, y vivo agobiado constantemente, quizás no estoy viviendo correctamente mi vida cristiana.

Esto lo digo para aquellos hiperactivos, como yo, que quieren hacer y hacer, pero no dejan espacio para descansar, literalmente, físicamente, mentalmente, de todos sus quehaceres, y disfrutar de lo que Dios hizo, hace y hará. Si estás trabajando mucho, pero no disfrutas lo que haces, debes trabajar un poco menos o cambiar tu enfoque de trabajo.

Jesús nos dijo:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28–30.

Cuando el Maestro nos invita a arrepentirnos y a cambiar nuestra manera de pensar, no nos llama a una vida continuamente ajetreada, a sentirnos agobiados por lo que Él nos demanda. Todo lo contrario. Él quiere darnos confort en el alma.

Dios nos perdona, nos salva, y entonces podemos sentirnos libres para servirle con humildad y alegría de corazón. Nuestra vida cristiana es en agradecimiento y por amor a nuestro Señor, no una pesada carga que debemos llevar. Actualmente, muchos de nosotros vemos las “costumbres espirituales” como una carga que debemos cumplir más que como una bendición. Nos cuesta orar, leer la Palabra, reunimos, hablar entre nosotros, servir a la comunidad, predicar. Es posible que en nuestro día a día lleguemos a desgastar nuestra mente porque tomamos la vida cristiana como una obligación, por intentar devolver el favor a Jesús a toda costa. Y eso a la larga es insoportable. Si nos sentimos solo siervos de Dios y no disfrutamos de Él, si no sentimos ese gozo y esa paz, no podremos servirle. Si no tenemos ese descanso interno que Él nos ofrece no podremos soportar las pruebas que vienen de afuera.

Cuando Dios me salvó, lo hizo para Él. Para disfrutar de Él, para conocerle a Él, para profundizar en Él, para ser libre de mí, para liberarme de la carga que supone vivir mi vida atado al Yo. Cuando Dios me salvó, lo hizo para darme el descanso que mi alma necesitaba, Él es mi sábado, mi reposo, porque mi alma no estará tranquila hasta que no le conozca. (Hebreos 4).

Y esa paz es la que me llevará a vivir para Él. Nunca debemos poner el carro antes que los caballos.

Todo empieza conociendo a Dios, y luego, en respuesta, le servimos, porque nuestro corazón está agradecido por lo que hizo, y porque confiamos en Él para nuestro presente y futuro. Lo que digo es muy diferente a lo que la igleburger llama la comodidad. El llamado de Dios no es un llamado a vivir acomodado según los patrones de este mundo, sentado en un sofá, viendo la tele ocho horas al día mientras comes palomitas; pero sí a reposar en Jesús. Y quizás por ese reposo que Él nos ofrece, que sobrepasa a la paz que este mundo nos puede dar, somos capaces de asumir la gran comisión y vivir para Él.

“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos”. Colosenses 3:15.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:6–7.

Su reino sobretodo es Justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Es decir, Jesús muere por nosotros y nos hace justicia delante del Padre, nos convierte en aceptos (aceptados) en el amado. Y eso nos lleva a tener esa paz, ese descanso que todos necesitamos en nuestra alma. Y esa paz con Dios nos trae el gozo, la alegría de vivir, vivir de verdad. Vivir para Dios.

JUSTICIA  –  PAZ  –  GOZO

“Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia”. Juan 10:10.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 183–186). Álex Sampedro.

¿SON DIGNAS DE CONFIANZA LAS COPIAS DE LA BIBLIA?

Autor: Norman Geisler

SON DIGNAS DE CONFIANZA LAS COPIAS DE LA BIBLIA?

a1Los escribas bíblicos copiaron meticulosamente las Escrituras. Su confiabilidad general ha sido determinada de diversas maneras. En primer lugar, con respecto a cualquier doctrina fundamental de la Biblia, no ha habido ninguna pérdida en absoluto. Todas las verdades importantes de las Escrituras contenidas en el texto original se han conservado intactas en los manuscritos hebreos del Antiguo Testamento y los textos griegos del Nuevo.

En segundo lugar, los errores que aparecen en las copias están relacionados con asuntos menores, tales como cantidades que no afectan ninguna doctrina principal o secundaria de la Biblia (cf. «¿Hay errores en los manuscritos de la Biblia y en las traducciones?»). De hecho, en la mayoría de estos casos, sabemos por el sentido común del texto y el contexto y otros pasajes cuáles son correctos.

En tercer lugar, los manuscritos que tenemos (y las basadas en estos) no solo han conservado el cien por ciento de todas las principales verdades y la gran mayoría de las verdades menores de las Escrituras, sino que más del noventa y nueve por ciento del texto original puede ser reconstruido a partir de los manuscritos en nuestro poder. Hay dos razones para esto: (1) existen miles de manuscritos y tenemos manuscritos de muy temprana data. La proximidad al texto original y la diversidad de manuscritos existentes permiten a los críticos textuales reconstruir el texto original con un noventa por ciento de presicioón. El renombrado erudito griego, Sir Frederic Kenyon afirmó que todos estos concuerdan en el noventa y nueve por ciento de los versículos del Nuevo Testamento. Otro notable estudioso griego, A.T. Robertson, dijo que el verdadero problema de la crítica textual está en «una milésima parte de todo el texto» (lo que implica que el Nuevo Testamento es 99,9 por ciento puro).

Conclusión

La Biblia dice ser la Palabra de Dios, y lo confirma con pruebas. Tanto la evidencia interna como externa revelan sin sombra de duda, la exactitud y, como veremos en el capítulo siguiente, la singularidad de las Escrituras. Después de haber examinado su origen, naturaleza y confiabilidad, podemos afirmar fehacientemente que las Escrituras vinieron de Dios a través de hombres de Dios que las registraron en la Palabra de Dios.

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Testigos oculares

Noviembre 25

Testigos oculares

Lectura bíblica: 1 Juan 1:1–4

Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida. 1 Juan 1:1

a1Durante siglos, algunas de las personas más inteligentes han atacado al cristianismo afirmando que es ridículo. El problema es que muchos han ignorado o procurado refutar la prueba más grande sobre la que se basa nuestra fe, la resurrección de Jesús. Pero la evidencia histórica no puede ser ignorada. Los hechos concretos relacionados con la tumba vacía son tan poderosos hoy como lo fueron hace 2.000 años.

1. Jesús de Nazaret —profeta judío que afirmó ser el Salvador que describen las Escrituras judías— fue arrestado, juzgado como un criminal político y ajusticiado en una cruz romana.
2. Tres días después de la muerte y sepultura de Cristo, unas mujeres que fueron a su sepulcro descubrieron que su cuerpo había desaparecido.
3. En los días subsiguientes, los discípulos de Jesús afirmaron que Dios lo había levantado de entre los muertos y que él se les había aparecido en distintas ocasiones antes de ascender al cielo.
4. Empezando con el núcleo de los primeros discípulos, el mensaje de Jesucristo se extendió por todo el Imperio Romano y ha transformado la vida de innumerables personas a través de los siglos.

Entonces, ¿sucedió la resurrección? Existen sólo dos posibles respuestas a esa pregunta. La resurrección de Jesucristo fue la broma más maligna del mundo o la realidad más asombrosa de la historia humana.

Si los relatos de la resurrección de Jesús no fueran ciertos, hubieran sido refutados fácilmente en los primeros tiempos del cristianismo. Las descripciones en el Nuevo Testamento de la resurrección se diseminaron mientras aún vivían los hombres y mujeres que habían sido testigos de los hechos. Si los relatos no eran ciertos, esas personas podrían haberlo dicho. Y si los autores de los libros bíblicos —Mateo, Marcos, Lucas y Juan— inventaron la historia de la resurrección, ésta no hubiera durado más allá del siglo I. Estos libros se basaron en hechos que todos conocían. Y aún los que odiaban a Jesús y querían refutar la resurrección no podían negar lo que todos los demás sabían: la tumba estaba vacía y Cristo estaba vivo.

Ninguno de nosotros ha visto la tumba vacía ni al Cristo resucitado, pero contamos con el testimonio digno de confianza y de larga tradición de los escritores del Nuevo Testamento. ¡Cristo ha resucitado!

PARA DIALOGAR
¿De qué manera le contestarías a un amigo no creyente que dice que Jesús en realidad no resucitó de entre los muertos?

PARA ORAR
Ora por un amigo que no cree en la verdad de la resurrección de Jesús.

PARA HACER
¿A quién le puedes explicar esta verdad? Cuenta la evidencia poderosa: ¡Jesús vive!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Menú 35. no vayas a la iglesia, sé la iglesia

Menú 35. no vayas a la iglesia, sé la iglesia

a1Un día Jesús fue al templo y echó a algunos que querían comerciar con Dios, que habían convertido su Casa en un mercado. Y empezaron a preguntarle.

“Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo”. Juan 2:19–21.

A pesar de lo que Jesús dijo, hoy aún creemos que los lugares sagrados existen. Lugares donde hay que portarse bien, o mejor de lo normal. Fuera de esos lugares puedes ser normal:), pero dentro de ese lugar hay que ser más santo, por que ese lugar es sagrado.

No solo eso, dentro de ese lugar, hay espacios más sagrados que otros. Como en el Antiguo Testamento, que estaba el lugar Santo y el lugar Santísimo.

Algunos los llamamos iglesia o templo. Y dentro de la iglesia está el altar, o la plataforma. Y no todos pueden estar ahí, solo los “levitas”. Los que no están acostumbrados a nuestra jerga y escuchan esa palabra, empiezan a imaginarse personas que vuelan… Y no están lejos de la realidad.

Y por ejemplo, si un músico quiere estar en la plataforma, le exigimos más que a un cristiano de a pie. Y empezamos a estratificar la iglesia otra vez, empezamos a etiquetar a las personas según rangos. Fomentamos una doble vida: Lo que hacemos en el lugar sagrado y lo que hacemos fuera de ese lugar. Nos ponemos de los nervios si alguien hace algo extraño en un templo, como ir vestido como una persona normal, o hablar como una persona normal, sin decir: “Hermano, Dios te bendiga”. O si un predicador no pone esa voz rara que se supone que tienen que poner los buenos predicadores como si fueran del siglo XIX. Pero, en cambio, no pasa nada si la gente vive fuera de la iglesia como le da la gana, sin contar con Dios en sus trabajos, sus estudios, su familia, etc. Mientras vayan religiosamente al templo, y allí se comporten como los demás, el sistema estará bien y perdurará.

Así, la igleburger puede seguir con su trabajo de ofrecer servicio a las personas que quieren incluir en su plan un poco de espiritualidad cristiana. Eso sí, hay que tenerla controlada dentro del templo, no vaya a ser que se vaya a escapar.

Quede claro que no estoy en contra de tener lugares de reunión donde la comunidad exprese su fe, donde se reúna de forma periódica para celebrar a Dios, para partir el pan, orar, adorar, celebrar, hablar, comer, y todas esas buenas costumbres que hacen de nosotros cristianos que forman parte de un cuerpo. También el autor de Hebreos nos lo recuerda:

“Y consider émonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Hebreos 10:24–25.

Pero al final, el local debe ser en nuestra mente un recurso, importante sí, pero un recurso al fin y al cabo.

Y su valor está en las personas que lo usan, y no al revés.

Y

¿Cuál es la alternativa que ofrece Jesús? ¿Qué templo quiere construir? ¿Qué es sagrado para Él?

“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”. 1 Corintios 3:16–17.

Cuando decimos que el local (el templo) no es algo TAN importante como otras cosas, a algunos les salen las uñas. Tienen temor de que se desacralice la iglesia: “Los jóvenes tienen ganas de meter el mundo y sus maneras en la iglesia porque no están conformes” (…) tristemente eso es verdad en parte. Algunas personas quieren poner “la iglesia” a su gusto, porque prefieren hacer lo que siempre hacen, incluso en “la iglesia”, y no practicar en ningún caso las costumbres espirituales que nos definen. Y además, sin tener en cuenta a las otras generaciones. Esto también es fruto de la igleburger.

Pero hay otras personas que tienen una motivación diferente. Yo no quiero que “la iglesia” (el local, el templo) se desacralice. Todo lo contrario:

¡Quiero que toda nuestra vida sea sagrada! Jesús nos lo enseñó así. Tan importante es lo que hago dentro del local como fuera. Tan santo es el momento de reunión del domingo por la mañana como la tarde del martes que estoy en mi casa, solo.

Eso no le resta importancia al domingo por la mañana cuando estoy con mis hermanos de todas las edades. Solo los corazones que NO tienen un compromiso real con su iglesia local pueden usar eso como excusa.

Hago real mi vida espiritual. Ya no está enclaustrada en un lugar, sino que es libre para adorar en cualquier sitio.

“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas”. Hechos 17:24.

El camino fácil es el de querer tener control sobre el Dios que vive en ese templo, al que podemos ir o no. Encerrado en su jaula de oro, no queremos que se inmiscuya en nuestra vida más allá de ese local al que “vamos”, y que tampoco nos afecte más allá de ese día a la semana, donde nos ponemos la corbata evangélica y la sonrisa forzada que desaparece el “bendito lunes”.

Frente a eso te digo:

Sé la iglesia,

quitémonos de una vez esa mentalidad consumista, y vivamos en comunidad el llamado de Jesús, en el mundo real.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 179–182). Álex Sampedro.