Isha – Salmos

DÍA 138 – Salmo 102
Dosis: Confianza
Temporalidad y Eternidad
“Ellos dejarán de existir, pero tú permaneces para siempre; se desgastarán como ropa vieja. Tú los cambiarás y los desecharás como si fueran ropa. Pero tú siempre eres el mismo; tú vivirás por siempre.” (Salmo 102:26–27) (NTV)
No se sabe quién escribió este salmo ni cuándo, pero los detalles sugieren que lo hizo un israelita enfermo y desanimando, probablemente durante el exilio. En los primeros versos, el salmista está enfermo y desesperado, entre otras cosas tiene fiebre, insomnio y quizá ha estado de luto. El salmista se compara con un pájaro solitario que no puede dormir, mientras el resto de la humanidad descansa. También habla de un búho en el desierto, solitario y sin compañía. ¿Te has sentido así?
De repente, el salmo cambia. En el versículo 12 nos dice: “Pero tú… te sentarás en el trono.” Todo se transforma cuando reconocemos a Dios. El salmista habla de la majestad de Dios y de su misericordia. Le recuerda sus promesas y le pide que les dé libertad nuevamente. ¿Y sabes qué es lo más increíble de esta oración? Que el salmista está seguro de la respuesta de Dios. El salmista no duda que Dios actuará.
¿De dónde proviene la confianza del salmista? De la eternidad de Dios. Este mundo y todo lo que en él hay es finito. El salmista utiliza la figura de una ropa gastada para comparar la temporalidad y la eternidad de Dios: “Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido. Y como ropa los cambiarás, y los dejarás de lado.” El salmista nos dice que los cimientos de la tierra y los cielos se desgastarán como ropa vieja y Dios mismo los botará. Todo en esta vida terminará, aún la creación. Dios ha prometido cielos nuevos y tierra nueva, así que lo que hoy vemos está de paso.
Pero entonces el salmista apela a la eternidad de Dios. Si bien todo se acaba, desde la ropa hasta el planeta, Dios siempre es el mismo. Él vivirá por siempre. Quizá hoy te encuentras como el salmista o conoces a alguien que está enfermo. Tal vez clamas: “Oh mi Dios, el que vive para siempre, ¡no me quites la vida en la flor de mi juventud!” ¡Qué maravilla saber que Dios nos escucha. Podemos venir a él en medio de los problemas y desahogarnos ante el Señor y suplicar que no acorte nuestros días.
Él es eterno, y ha puesto eternidad en nuestros corazones. Lo importante es saber dónde pasaremos la eternidad: ¿en su presencia? ¿Lejos de él? Los hijos de tus siervos se establecerán, y sus descendientes habitarán en tu presencia.» Todo depende de si ponemos en Él nuestra confianza o no.
Oración: Señor, gracias porque tú vives por siempre, por eso puedo vivir segura delante de tu presencia.
De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 154). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.