Autor: Norman Geisler & Ravi Zacharias
LOS TEMAS DE LA BIBLIA SON DOS O UNICAMENTE LOS ESPIRITUALES?
La inspiración garantiza la verdad de todo lo que la Biblia enseña, implica o connota (en su espíritu como en los hechos). Pablo afirmó que toda la Escritura, no solo una parte, es inspirada por Dios (d. 2 Timoteo 3:16). Pedro declaró que ninguna profecía de las Escrituras tiene su origen en el hombre sino que es toda de parte de Dios (cf. 2 Pedro 1:20-21). Jesús les dijo a sus discípulos: «Pero el Consolador, el EspírituSanto, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho» (Juan 14:26). En ese mismo discurso, agregó: «Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad» (Juan 16:13 ).
La iglesia ha sido «(edificada) sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular» (Efesios 2:20, é.a). Y los santos de la Iglesia Primitiva se mantenían «firmes en la enseñanza de los apostoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración» (Hechos 2:42), y dejaron registradas estas enseñanzas para nosotros en las páginas del Nuevo Testamento, que se consideraba parte de las Escrituras sagradas junto con el Antiguo (d. 1 Timoteo 5:18, en que se citan los textos del Antiguo y del Nuevo Testamento; 2 Pedro 3 :15-16),
La inspiración de Dios, entonces, alcanza todas las partes de las Escrituras. Incluye todo lo que Dios afirmó (o negó) acerca de cualquier tema referido en las mismas. Incluye no solo lo que la Biblia enseña explícitamente sino también lo que enseña implícitamente. Cubre no solo los asuntos espirituales sino los hechos. El Dios que todo lo sabe no puede equivocarse bajo ninguna circunstancia en aquello que enseñe o que se pueda inferir. De hecho, Jesús confirmó cuestiones históricas y científicas, como la creación de Adán y Eva (d. Mateo 19:4,5), el Diluvio en el tiempo de Noé (d. Mateo 24:37,39), también que Jonás hubiera sido tragado por un gran pez (d. Mateo 12:40A2). Jesús dijo, además: «Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales?» (Juan 3:12).
