Isha – Salmos
DÍA 157 – Salmo 119
Dosis: Pasión Espiritual
Reflejemos Su Gloria
¡Oh, cuánto deseo que mis acciones sean un vivo reflejo de tus decretos! (Salmo 119:5) (NVI)
El otro día me quedé contemplando el lago. Las nubes se movían y una fresca y suave brisa fue parte de la escena. Nunca miré hacia arriba, mis ojos permanecieron hundiéndose en esas quietas aguas. Parecía que aquel gran espejo me ofrecía una vista perfecta, silenciosa pero imponente al mismo tiempo. Recordé el pasaje del salmista: “Los cielos cuentan la gloria de Dios” … y mi lago la refleja. Disfruté al máximo aquella tarde y me pregunté ¿qué será lo que la gente mira cuando hunden sus ojos en mí? ¿Será simplemente agua estancada, o tal vez me muevo tanto yendo de un lado a otro que no es posible divisar nada en mi interior? ¿Qué tengo que hacer para que puedan ver en mí la presencia del Señor? ¿Para que a pesar de mi humanidad, mis acciones sean un vivo reflejo de su Palabra?
Está comprobado que las mujeres particularmente somos movidas por las pasiones, sentimientos de apego a algo o a alguien, que nos llevan a asumir los más grandes esfuerzos, responsabilidades y riesgos. Movidas por aquello que nos da satisfacción o gratificación, física o espiritual, somos capaces de llegar donde jamás pensamos llegar. Podemos hacer lo que jamás pensamos que podríamos hacer.
Igual sucede cuando hay pasión en nosotras por los asuntos de Dios y su Palabra, somos capaces de llegar donde jamás pensamos que llegaríamos, logrando cosas para Dios que nunca imaginamos poder alcanzar. Si de corazón, anhelamos sinceramente agradarle con nuestra vida, estoy segura que se cumplirá en nosotras las palabras del apóstol Pablo: “Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.” Al punto en que logremos reflejarle en cada paso, cada vez.
Es un hecho que Dios trabaja contigo, de lo contrario no estarías en estas líneas justo ahora. De Él viene el deseo que te invita a vivir en su Palabra y también de Él viene el poder para que puedas lograrlo. Sólo hace falta que nos apasionemos lo suficiente como para ir más allá de lo nunca visto, para sentir lo que nunca hemos sentido. Hace falta que nos enamoremos de Dios para desear, de verdad, reflejarle como las nubes sobre el lago. Y hay recompensa para aquellas que enamoradas del Rey deciden reflejar al Señor en sus vidas. Él ha prometido que: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han sido concebidas en la mente humana, son las que Él ha preparado para quienes le aman”, no para simpatizantes, sino para aquellas que le aman de verdad.
Oremos para que todo aquello cuanto Él ha preparado sea nuestro. Oremos para que cada vez que la gente nos mire, se refleje su Palabra en nuestra vida.
Oración: Señor, ayúdame a amarte lo suficiente para reflejarte en mi vida, hasta el punto en que se me note tu presencia. Amén.
De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 174). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.